Sunteți pe pagina 1din 2

La voz del caballero Agilulfo llegaba metálica desde dentro del yelmo cerrado, como si no

fuera una garganta sino la propia chapa de la armadura la que vibrase. Y es que, en efecto,
la armadura estaba hueca,Agilulfo no existía. Sólo a costa de fuerza de voluntad, de
convicción, había logrado forjarse una identidad para combatir contra los infieles en el
ejército de Carlomagno. Agilulfo puso todas sus fuerzas en un orden deseado y lo hizo con tal
sentido de la exactitud que consiguió robar el corazón a la altiva amazona Bradamante. En
esta hermosa fábula sobre la identidad, sobre la diferencia entre ser y creer que se es,
Calvino se pregunta la razón por la que un hombre es amado, por la que otro desea
vengarse, por la que un tercero se considera hijo, amante, amigo o caballero. La respuesta
se encuentra tal vez en la pregunta misma, en su melancolía y su extrañeza.

"El caballero inexistente"


Es una novela mordaz y, en ciertos momentos, utópica; en otros, utiliza el absurdo con una
gran ironía. En realidad, es una sátira; arremete contra las normas, instituciones, burocracia
y todo el mundo que rodea a los tiempos de guerra. Habla de batallas, de caballeros, de
damas guerreras, de honor, de mentiras (hay una frase que el autor pone en boca del rey
Carlomagno: “¡Bah! ¿Quién sabe? ¡Tiempo de guerra, más mentiras que tierra!”), todo
ello salpicado de buen humor y buen hacer.

Personajes de la novela de Italo Calvino


El protagonista es Agilulfo Emo Bertrandino de los Guildivernos y de los Otros de
Corbentranz y Sura, guerrero cristiano de armadura totalmente blanca. Es un caballero que
no existe, pero que presta servicio a su rey con una gran fuerza de voluntad y fe en la santa
causa de la guerra. “Es uno que es sin ser”, dice el autor en boca de uno de los personajes
de la novela. A todos les caía antipático, ya que hacía cumplir las normas de una forma
estricta.
No menos importantes son sus compañeros de infortunios, batallas y sinsabores: Rambaldo
de Rosellón, joven que ingresa en el ejército para vengar la muerte de su progenitor;
Gurdulú, extraño personaje que se mimetiza en cada momento con lo que le interesa de su
entorno; Turrismundo, caballero cristiano; Bradamante, guerrera que vestía una túnica color
índigo sobre la coraza; Sofronia, Priscila, los Caballeros del Santo Grial y, por último, sor
Hortensia, narradora de esta historia. Tiene apariciones a lo largo de la novela
intercalándose con los otros personajes.
Primera parte de la novela
Si se divide el contenido en dos partes, la primera es la presentación de los personajes y de
la guerra de turno. Hay párrafos que hablan de la batalla, de cómo atacan enemigos y
compañeros, en un tono mordaz y cargado de desesperanza: “Cada palabra, cada gesto
eran ya previsibles, lo mismo que todo aquello en aquella guerra que duraba tantos años,
cada choque, cada duelo [...] de modo que se sabía ya hoy quién vencerá mañana, quién
perdería, quién sería un héroe, quién cobarde, a quién le tocaba quedar destripado […]".
En otro momento describe el inicio de la batalla y cómo luchaban: “La habilidad del
primer choque no consistía tanto en ensartar (...) como en desazonar al adversario
metiéndole la lanza entre el trasero y silla [...]. Comenzaban los duelos, pero como el
suelo estaba abarrotado de cuerpos y cadáveres, […] cuando no podían alcanzarse, se
desfogaban con insultos. Y entonces era decisivo el grado y la intensidad del insulto […].
[…] lo importante era entenderse […] entre moros y cristianos […]. […] De modo que en
esta fase del combate participaban los intérpretes [...], que […] cogían al vuelo los
insultos y los traducían […] a la lengua del destinatario […].”
Segunda parte de la novela
La segunda parte del libro es el viaje que inician los personajes, cada uno por una causa,
hasta que acaban encontrándose al fin del camino. Está llena de sorpresas y de giros
inesperados.

S-ar putea să vă placă și