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Sergio Pinilla
19 de Agosto de 2009
En este texto de 1915, Freud comienza describiendo a la pulsión (en Alemán «Trieb», que
también es traducido como “instinto”) como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático,
como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el
alma, es decir, la pulsión tiene un origen orgánico y un destino psíquico.
A su vez, diferencia el estímulo pulsional de los estímulos exteriores, siendo el primero,
aquel que proviene desde el interior del propio organismo (excitación endógena), y a su vez, actúa
como una fuerza constante; a diferencia de los estímulos fisiológicos (excitación exógena) que
provienen desde el exterior y que tienen como única tarea, la de sustraerse de ellos, en palabras de
Freud, “el sistema nervioso es un aparato al que le está deparada la función de librarse de los
estímulos que le llegan, de rebajarlos al nivel más mínimo posible”. En la sentencia anteriormente
expuesta se encuentran íntimamente relacionados el “principio de constancia” y el “principio del
placer”, el primero tiene como hipótesis que el aparato psíquico se esfuerza por mantener lo más
baja posible, o constante, la cantidad de excitación presente en él; y el segundo evita el displacer
para poder asegurar el placer; es decir, ambos principios intentan conservar la energía a niveles lo
más bajos posibles (o constantes) para evitar el displacer, procurando el placer.
En este punto resulta necesario mencionar algunos términos que se encuentran en directa
relación con el concepto de pulsión. El primero es el término esfuerzo, el cual se entiende como el
“factor motor, la suma de fuerza o la medida de la exigencia de trabajo que ella representa. Este
carácter esforzante es una propiedad universal de las pulsiones, y aun su esencia misma”. Con esto,
Freud deja en claro que toda pulsión tiene un carácter de actividad, aun cuando su meta sea pasiva.
La meta consistiría en la satisfacción, la cual se alcanza solamente cancelando el estado de
estimulación en la fuente de la pulsión.
El objeto de la pulsión es “aquello en o por lo cual puede alcanzar su meta”, siento éste lo
más variable en una pulsión y un mismo objeto puede servir simultáneamente a la satisfacción de
varias pulsiones.
La fuente de la pulsión consiste en un proceso somático, interior a un órgano o parte del
cuerpo, cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión.