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Ciencia, tecnología y algo mas…

Hugo R. Martin1

Hace un par de semanas se llevó a cabo en Santa María de Punilla, la 42* Feria Provincial
de Ciencia y Tecnología. Durante tres días se reunieron allí mas mil chicos de toda la geografía
cordobesa, para mostrar sus trabajos de iniciación en las prácticas escolares de la investigación
científica y el desarrollo tecnológico. Si bien el evento tuvo su culminación durante la entrega de los
premios a los ganadores de las categorías previstas en el reglamento, otras cuestiones surgen del
balance de las actividades que permitieron llegar a ese momento.

La Feria puso en evidencia el largo tiempo en que padres y docentes habían trabajado junto
a sus hijos y alumnos, ayudándoles en su incursión en las actividades de ciencia y tecnología de
sus escuelas. Pero había algo más… que trascendía el ámbito educativo.

En una mirada amplia de lo que allí ocurrió, en esos días fue posible observar en los niños
y jóvenes involucrados, un comportamiento acorde a las circunstancias que ellos entendían les
tocaba vivir. Muchos levaban sus guardapolvos impecables y el cabello evidentemente cortado
unos pocos días antes exhibiendo orgullosos los escudos de sus escuelas o las banderas de sus
pueblos. Algunos hasta llevaban incómodos cuellos y corbatas y su conducta dejaba traslucir las
pocas veces que lo hacen; ¡ solo en ocasiones importantes ! y la ciencia parece que lo es.

. También se percibía el orgullo paterno difícil de disimular por lo genuino y transparente,


de que sus hijos estuvieran allí frente a los docentes e investigadores que los evaluaban. Pero en
esta ocasión eran ellos los protagonistas en ocasiones importantes, y parece que el trabajo serio
en ciencia lo es !. Los abanderados y sus escoltas, aunque alegres, entraron con temor. Ese que
se percibe cuando hay un genuino respeto por el paño celeste y blanco que deben llevar delante
de tanta gente en representación de su escuela, su pueblo, sus ciudades. La esencia de padres e
hijos respetuosos de la educación y de la escuela.

Aunque algunos llegaron muy temprano y otros un poco tarde, todos tenían la misma
convicción sobre la importancia de tener todo listo y a tiempo. Chicos llevando tableros mas altos
que ellos mismos o empujando carretillas cargadas casi en el límite de sus posibilidades, en un
esfuerzo por ser protagonistas de una historia científica. También el ingenio se ponía de manifiesto
en los extraños dispositivos que construían para el traslado de las cosas, para el armado de sus
“stands” o para resolver algún defecto que encontraban a último momento.

Grupos escuchando atentamente, en un silencio poco habitual entre niños y adolescentes, las
instrucciones que daban sus maestros y profesores para las exposiciones ante los evaluadores que
pronto recorrerían los “stands”. Respetuosos de las normas y procedimientos que les permitirían
defender sus trabajos, era evidente que estaban allí entre esas personas con cualidades
especiales que solo algunos elegidos tienen: vocaciones docentes que les dicen, ni mas, ni menos.
Mientras tanto, hasta que comenzara formalmente la exposición, miraban “de paso” otros trabajos.
Aparecían entonces rostros y comentarios asombrados, discusiones sobre nuevas ideas para
mejorar sus presentaciones que habían descubierto en trabajos de otras escuelas. El espíritu
crítico de la ciencia, a nivel escolar, estaba presente.

Dispersos en el predio, grupos de familiares y amigos, venidos desde muy lejos en algunos
casos, cuidaban los equipajes, preparaban las meriendas o se comunicaban con sus familias para
mantenerlas al tanto de las últimas noticias. Parecía que aprovechaban esos momentos para
descansar, pero en realidad, si se piensa bien, también estaban trabajando. Construían el futuro de
sus hijos.

1
Gerencia Relaciones Institucionales - CNEA - Córdoba
También nuestra cultura estaba presente en cada mate tomado mientras se escuchaba
música folklórica o rock nacional o algunas de esas extrañas mezclas de sonido electrónico que se
escuchan hoy en día. Demás está decir, que se notaba que algunos adultos estaban mas
nerviosos que los propios chicos, porque en el fondo, estaban siendo evaluados en su función de
padres o docentes.

.
La modernidad también puso su cuota, ya que en una extraña mezcla coexistían las
notebooks con las fibras y folios de papel, los celulares con los gritos desaforados, las radios
portátiles y los MP3´s, el mate y las gaseosas y los afiches competían con los dispositivos
multimedia. Algunos corrían, gritaban, pateaban una pelota, repasaban sus trabajos o permanecían
sentados satisfechos por el esfuerzo realizado. También había algunas parejitas que caminaban al
sol. Por su parte, los anfitriones de la Colonia Santa María, los organizadores, el equipo técnico y
los evaluadores se dedicaron responsablemente a sus tareas mostrando el respeto por el trabajo
de los chicos.

Estas reflexiones muestran que aún es posible pensar horizontes promisorios para nuestra
provincia, y para el país que estará en manos de estos jóvenes en un futuro no muy lejano.

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