COMO SUPERAR LOS TRAUMAS DE LA NIÑEZ

Desde el punto de vista psicológico, todos hemos tenido una situación estresante que marco nuestra
vida, ya sea de manera positiva como negativa.

Recordando un trozo de un dicho popular que dice: "nunca te rías de las lágrimas de un niño", los
problemas de un niño pueden parecer tontos para un adulto, pero desde la perspectiva del niño su
problema es tan grave como puede ser el problema de un adulto.

Muchas veces menospreciamos los problemas de los niños y poco a poco se van formando
resentimientos y miedos que se vuelven presentes en la vida adulta. Eso dejando de lado los traumas
grandes que pueda tener un niño, como por ejemplo un accidente, la pérdida de un padre, un abuso,
entre muchas otras cosas. Por más que los mecanismos de defensa repriman estos traumas, siempre
encuentran una forma de salir y hacerse presentes, por lo que hay que intentar hacer esos traumas
consientes para poder atacarlos o por lo menos sobrellevarlos de la mejor forma.

Cuando los traumas son muy grandes, la ayuda sicológica se hace muy necesaria y en muchos casos
efectiva. Sin embargo, cuando los traumas son pequeños y manejables uno mismo puede ayudarse
mediante el pensamiento lógico, programas para elevar la autoestima, libros de autoayuda, un amigo
que quiera ayudarte, entre muchas cosas más. Lo importante es darse cuenta de cuál es el trauma y las
consecuencias que el mismo está teniendo sobre la vida actual de la persona. Ayuda mucho
concientizarlo para poder entender la raíz del problema y poder en última instancia, manejarlo
correctamente.

Los traumas pueden ocasionar mucho estrés y hasta ser un patrón intrínseco en nuestro
comportamiento en varias áreas de nuestra vida, por lo que se hace sumamente necesario encontrar el
problema y tratar de resolverlo. Muchas veces estos problemas no se pueden eliminar completamente
pero si pueden hacerse manejables para la persona y romper patrones de comportamientos nocivos o
negativos. En realidad es solo una forma de vivir mejor y dejar atrás el bulto negativo de nuestras
experiencias traumáticas.