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Por su saber de psicoanalista, cuyo genio consistió en extender la intervención


psicoanalítica hasta el primer día de vida del niño, por sus intuiciones terapéuticas, por su
trabajo pedagógico dirigido tanto a padres como a profesionales, por su lucha a favor de la
"causa de los niños", Françoise Dolto (1908-1988) es una referencia imprescindible al
tratar de la primera infancia.

Una de las principales aportaciones de Françoise Dolto fue reconocer al niño, desde su más
tierna infancia, como sujeto de sí mismo, en la línea del psicoanálisis, que considera al
paciente como el sujeto de sus deseos inconscientes. Decía que "el papel del psicoanalista
no es desear algo para alguien sino lograr que pueda alcanzar su deseo". Era médico, había
llevado a cabo una cura psicoanalítica y escuchaba a verdaderos sujetos, ya que
consideraba que los niños de un año entienden, a su manera, perfectamente las cosas. Así,
les sacaba de su estatuto social de infans, etimológicamente el que no tiene derecho a la
palabra. También decía que "para el adulto, es un escándalo que el ser humano durante la
infancia sea su igual".

Para Freud, el sueño, pero también cualquier síntoma patológico, es un lenguaje difícil de
descifrar. Para Françoise Dolto, el ser humano es un ser de lenguaje, incluso antes de saber
hablar. En el vientre de su madre, el feto desarrolla ya la función simbólica. Esa certeza le
permitió escuchar y comprender, a través del cuerpo del bebé, lo que tiene sentido para él.
Descubrió con gran sorpresa que una palabra dirigida a un bebé que aún no hablaba podía
tener efectos terapéuticos. Por ello, siempre propuso a los padres que dijeran al niño todo
lo que le concernía, que "dijeran la verdad", desde el nacimiento. Ya que lo peor para un
ser humano es lo que permanece sin sentido: lo que no pasa al lenguaje.

Para Françoise Dolto, la concepción es un encuentro de tres y no sólo de dos: "un niño
únicamente se da la vida por su deseo de vivir". El hecho de que el embrión viva y de que
la madre no aborte de forma natural corrobora la existencia de un deseo compartido de
vida. Por lo tanto, ya desde la concepción, el feto es un ser humano en potencia. Se
comunica inconscientemente con la madre. Los estados emocionales de esta última, así
como todo lo que le sucede, marcan su vida psíquica. Una madre que "olvida" que está
embarazada puede dar a luz a un niño que será psicótico.

  
  

Françoise Dolto describía el desarrollo del niño como una serie de "castraciones":
umbilical al nacer, oral al destetarlo, anal al aprender a andar y a no usar pañales. Cada
vez, el niño debe abandonar un mundo para abrirse a uno nuevo. Cada una de estas
castraciones es una especie de prueba tras la cual el niño crece y se humaniza. La
responsabilidad de los padres es ayudarlos a atravesarlas con éxito.

Al romperse el cordón umbilical, el bebé renuncia al estado de fusión con la madre y


penetra en el mundo aéreo. La lactancia o el biberón no representan tan sólo la
satisfacción de una necesidad alimenticia ya que se trata de un momento de contacto
corporal y de comunicación, y el bebé es también un ser de deseos. Por ello, "hay que
castrar la lengua del pezón para que el niño pueda hablar", declaraba Françoise Dolto.
Renunciando al pecho y a la leche, el bebé vuelve a renunciar a un estado de fusión con su
madre. Al distanciarse y liberar la boca, adquiere la posibilidad de hablar. En esta época,
más que en cualquier otra, la madre debe aportar al niño una inmersión en el lenguaje.

Al andar, el niño se aleja de su madre para descubrir el espacio. Es necesario no refrenarlo


en esta primera autonomía. Se deben quitar los pañales cuando el niño ha adquirido el
control muscular necesario y no a una edad preestablecida ni a la fuerza. En esta época, los
padres empiezan a establecer prohibiciones para proteger al niño y la primera ley: la de no
hacer daño a nadie ni matar. Si lo hacen de forma sádica, es decir, sólo opresiva, no
enseñan al niño a transformar sus impulsos agresivos en deseos socializados. A lo largo de
su vida, esos impulsos, tan sólo inhibidos, surgirán a la menor ocasión, con una crueldad
que seguirá siendo infantil.

  
 
     

El descubrimiento de la diferencia entre los sexos representa una pérdida para todos los
niños: el niño comprende que no llevará a un niño en su seno como su madre, y la niña que
no dispone de ese apéndice que al principio ansía. Es la edad (hacia los tres años) a la que
el niño quiere saber "cómo se hacen los bebés". Una vez más, la palabra de los padres es
esencial para que asuman la sexualidad, incluyendo el placer. El niño aprende que sus
padres también fueron engendrados según el orden de las generaciones al que están
sometidos todos los humanos, y que él pertenece a una genealogía.

Es entonces cuando el padre adquiere toda su importancia, al descubrir su papel


procreador. ¿Significa eso que hasta entonces el niño vive en el matriarcado? Para
Françoise Dolto, el padre existe desde la procreación. Existe primero a través de la madre:
es aquél que la requiere y la aparta del niño, que dolorosa y necesariamente experimenta
que él no lo es todo para ella. A los tres años, la evolución del niño le lleva a abordar, bien o
mal, el famoso complejo de Edipo, que permitirá al niño y a la niña salir del círculo familiar
y entrar en la sociedad.

¿Cuál es el legado de Françoise Dolto? Lo que anunciaba hace cincuenta años, y que
entonces parecía escandaloso o absurdo, ha pasado a ser algo habitual. Aunque no deseó
crear escuela, todos los sanitarios y educadores infantiles reciben su enseñanza, sobre
todo gracias al trabajo de pedagogía al que se dedicó personalmente al final de su vida.
Asimismo, siempre quiso llegar hasta el público, a través de una producción editorial
abundante e intervenciones radiofónicas en directo en los años 70. Por último, creó una
versión viva y accesible del psicoanálisis, intentando proporcionar a los padres la
posibilidad de elaborar su propio procedimiento a través del respeto, la escucha y la
confianza concedidos al niño.

El autor considera que el sistema invisible de nuestra sociedad ha socavado el poder


legítimo y la autoridad recibida de la familia y de la escuela. Son instituciones
esencialmente jerárquicas, que los críticos consideran contrarias a la igualdad y a la
libertad. Muchos intelectuales del siglo XX han querido liberarse de la escuela, al
considerarla un Dzórgano de adoctrinamiento ideológicodz. El marxismo consideraba la
escuela la encargada de inculcar el sistema de valores del grupo dominante y seleccionar
los valores dominantes. Libro del Dr. Spock, DzCommon sense book of Baby and Child caredz
(1946), defensor de la educación permisiva. Otros manuales para padres consideraban
que se resolverían los problemas de la educación familiar si se hacía todo como un juego,
algo divertido y poco serio. La austeridad, la disciplina, la preocupación por la salud de los
niños, dejaron de ser temas importantes en la educación familiar desde después de la
segunda Guerra Mundial. La educación indulgente es predominante durante los años 50 y
60. Cole, en su libro DzLa educación moral del niñodz, afirmaba que las habilidades
psicológicas no pueden resolver problemas de comportamiento, sino que es necesaria una
educación moral. La escuela que tiene como máxima no dirigir al niño da lugar a
procedimientos muy lentos, porque el profesor tiene que renunciar a toda su actividad. La
sociedad permisiva emerge de propuestas justas (en general), que tratan de resolver
problemas, pero que han producido algunos efectos poco deseables.

1. El desmantelamiento de la potestad parental. Las figura patriarcal se ha visto afectada


negativamente, porque se sostenía sobre la discriminación. Esto es justo, pero ha tenido
como efecto indeseable que las figuras parentales se hayan desdibujado casi por completo.

2. La evolución de los derechos del niño. Era necesario reconocer los derechos del niño.
Convención de los Derechos del Niño, incluye una lista de libertades que es necesario
concederle al niño: libertad de opinión, libertad de expresión, de pensamiento, de
conciencia, de religión, de asociación, de reunión pacífica, de disfrutar de una vida privada
que los adultos deben respetar.

3. La bondad del niño. La educación debe permitir que la naturaleza del niño se despliegue
libremente; esta es la opinión de algunos pensadores contemporáneos. Otros autores
piensan todo lo contrario, los niños son esencialmente perversos y la educación debe ser
autoritaria y rigurosa. Los que creen en la bondad del niño defienden la educación
permisiva. El autor se pregunta cual es la postura acertada.

4. La educación centrada en el niño. Es una buena idea, pero que de nuevo provoca efectos
no deseados. Porque disuaden a los padres de hacer cumplir una disciplina coherente en la
familia (William Damon). El desafío intelectual, el rigor en la escuela, se han perdido por la
mala aplicación de esta idea. Lo que se ha logrado es que los niños y los adolescentes estén
centrados en sí mismos. La educación está preservando, por encima de cualquier otra cosa,
el deseo de los niños, eliminando cualquier límit e o exigencia, es una invitación constante
a la comodidad, en lugar de tener obligaciones, debemos seducirnos, lograr el bienestar
que predica la publicidad. DzEn adelante las relaciones entre los hombres están menos
sistemáticamente representadas y valoradas que las relaciones de los hombres con las
cosasdz (p. 60).

5. El mito de la autoestima. Problemas que ha generado el concepto de autoestima. A)


Separada de la actuación real es un espejismo peligroso. Por este error, los padres y los
profesores están logrando que los niños de esta generación sean más vulnerables a la
depresión. Damon sostiene que la autoestima debe ser el resultado del logro, y no su
condición. B) Ulrich Beck describe la tendencia a la individuación en nuestra cultura, que
rompe los lazos sociales. La moral surge del vínculo social, de mi responsabilidad hacia la
vida de otras personas. La psicología de Dolto se está sometiendo a crítica, porque insiste
tanto en la afirmación de la personalidad del niño que se olvida de vincularle a los otros y
a la sociedad. DzLa eliminación de toda responsabilidad en la casa debilita el espíritu de
trabajo del niñodz (p. 64).
DzLa autoridad, cuando se utiliza, se convierte en una fuente de dudas y de culpabilidad. No
se sabe ya aplicar ciertas reglas inevitables. Se educa de puntillas. No se osa ser padresdz,
escribe Didier Pleux. Según Dolto el niño tiene un espacio de libertad muy reducido y todo
se juega en los primeros meses. Los psicoanalistas se han centrado tanto en la
construcción psíquica insconsciente del niño, que la realidad educativa importa muy poco.
Cualquier intervención educativa es castradora del niño, anula su autonomía. La autoridad
es también el enemigo, es destructiva y los padres sólo pueden intervenir a petición del
niño Ȃ esta es la educación familiar que propuso Dolto, dentro del movimiento del
psicoanálisis-.

La madre es la gran culpable, según estos teóricos, ya que todo se juega en la primera
infancia, hay que responsabilizar a la madre. Es la causa de todos los males del niño:
madres ausentes (Spitz), madres insuficientemente buenas (Winnicot), madres frías
(Bettelheim). Han llegado a afirmar que los niños autistas lo son por un rechazo de sus
madres. Dolto tenía como objetivo inicial afirmar que el niño es una persona completa, y
que se tuviesen en cuenta sus deseos. Montessori defiende que ningún ser humano puede
ser educado por otro, el niño se educa a sí mismo. Freinet considera que el niño no
necesita autoridad ni disciplina para aprender. Para estos autores la autoridad es un
símbolo de la neurosis de los adultos, la verdadera personalidad se alcanza con menos
influencia de los padres y más permisividad. Dolto llega a elogiar el fracaso escolar, porque
la escuela no debería imponer al niño aprendizaje alguno, sino dejarle que siga sus
intereses.

El error que está en la base de la pedagogía propuesta por Dolto es que rechaza que el
hombre sea un animal social. El hombre debe pertenecer a su Dzburbuja psidz, estar
desvinculado de los demás y cerrado a toda educación moral. La psicología destruye la
moral. Pierden de vista el hecho de que cualquier aprendizaje reclama esfuerzo. Hay que
convertir en hábito la aceptación de las frustraciones que preceden al resultado deseable.
El recurso esencial para la vida que es la resistencia al esfuerzo, se anula. A los niños
educados de esta manera cualquier adversidad se les hace insoportable. Como sucedió con
los libros de Spock, en su vejez Dolto afirmó que era necesario desalojar al niño del centro,
que se le estaba convirtiendo en un niño consumidor, que busca sólo el placer inmediato.
Pleux: la psicología se ha ido apartando del sentido común pedagógico. Los pedagogos y
los educadores ya no hablan de educación, hablan los psicólogos.

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