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Algunos investigadores, como Judith Herman, creen que el BPD es un nombre dado a
una manifestación particular del trastorno de tensión postraumática: en Trauma and
Recovery (“Trauma y Recuperación”) desarrolla la teoría de que cuando el PTSD
(Trastorno de estrés postraumática) toma una forma que enfatiza fuertemente sus
elementos de identidad y perturbación de relación, se le llama Trastorno de
personalidad limítrofe; cuando los elementos somáticos (del cuerpo) se enfatizan, se le
llama histeria, y cuando la disociación/deformación de los elementos de la consciencia
son el objetivo, se les llama DID/MPD (Trastorno disociativo de la identidad/Trastorno
de personalidad múltiple). Otros creen que el término "personalidad limítrofe" ha sido
tan mal entendido y mal empleado que tratar de refinarlo sería inútil y más bien
aconsejan desechar el término simplemente.
Linehan desarrolla la teoría de que los pacientes límite nacen con una tendencia innata
biológica de reaccionar más intensamente que otros a los niveles inferiores de tensión
y que les toma más tiempo recuperarse. A la menor provocación alcanzan
emocionalmente su punto máximo "más alto" y les toma más tiempo descender.
Además, fueron criados en ambientes en los que su opinión acerca de ellos mismos y
su entorno fueron continuamente devaluados e invalidados. Estos factores se combinan
para crear adultos que dudan de la verdad de sus propios sentimientos y que son
confrontados por tres dialécticas básicas que no han podido dominar (y así se
precipitan frenéticamente de polo a polo):
vulnerabilidad vs invalidación
pasividad activa (tendencia a ser pasivo cuando se encara con un problema y
busca activamente un rescatador) vs competencia aparente (parece ser capaz
cuando en realidad internamente las cosas se están desintegrando)
crisis constantes vs pena inhibida.
La Terapia dialéctica conductual trata de enseñar a los pacientes a equilibrar éstos
dándoles entrenamiento en habilidades de eficacia consciente (concienciacion),
efectividad interpersonal, tolerancia a la tensión, y regulación emocional.
Para la tercera, Kernberg cree que los limítrofes se distinguen de los neuróticos por la
presencia de "defensas primitivas".
La principal de éstas implica que una persona o cosa es vista como totalmente buena o
totalmente mala; algo que un día está del todo bien al siguiente puede estar del todo
mal, lo cual se relaciona con otro síntoma: los limítrofes tienen problemas con la
constancia del objeto en la gente - leen cada acción de las personas que los rodean
como si no hubiera ningún contexto previo.
No tienen un sentido de continuidad ni consistencia en cuanto a las personas y cosas
que los rodean. Para ellos es difícil retener en la mente la imagen de un ser querido
ausente como una presencia amada. También tienen dificultad para ver el conjunto de
acciones de una persona durante un período de tiempo como parte de un todo
integrado, y tienden en cambio a analizar las acciones individuales en un intento por
adivinar el significado de cada acción. Las personas son definidas por lo que duraron
interactuando con el limítrofe.
Otras defensas primitivas citadas incluyen el pensamiento mágico (creencia de que los
pensamientos pueden causar acontecimientos), omnipotencia, proyección de
características desagradables del yo hacia otros e identificación descriptiva, un proceso
en el que el limítrofe trata de suscitar en otros los sentimientos que él/ella tiene.
Kernberg también incluye como signos de BPO las relaciones caóticas o extremas con
otros; la inhabilidad de retener el recuerdo tranquilizador de un ser querido; los
episodios psicóticos transitorios; el desdecimiento; y la amnesia emocional. Acerca de
la última, Linehan dice, "los individuos limítrofes están tan completamente inmersos en
cada estado de ánimo, que tienen gran dificultad para conceptuar o recordar lo que se
siente estar de otro humor".
1. Afecto
o depresión crónica/considerable
o desamparo
o desesperanza
o inutilidad
o culpabilidad
o ira (que incluye expresiones frecuentes de enojo)
o ansiedad
o soledad
o aburrimiento
o vaciedad
2. Cognición
o pensamientos fuera de lo común
o percepciones inusuales
o paranoia no ilusoria
o cuasi-psicosis
4. Relaciones interpersonales
o intolerancia a estar solo
o temores de abandono, agobio, aniquilación
o contradependencia
o relaciones tormentosas
o manipulador
o dependencia
o devaluación
o masoquismo/sadismo
o exigencia
o titularidad
Con bastante frecuencia, las personas con BPD pasan momentos muy duros
controlando sus emociones. Pueden sentirse gobernados por ellas. Linehan dijo, "las
personas con BPD son como aquellos que han sufrido quemaduras de tercer grado en
más del 90% de sus cuerpos. Al carecer de piel emocional, sienten una agonía al toque
o movimiento más leve".
Discusión
Los pacientes con trastorno límite de personalidad presentaron una respuesta diferencial
al tratamiento con fluoxetina, de acuerdo a los niveles iniciales de impulsividad. Mientras
los sujetos más impulsivos redujeron significativamente su impulsividad en las dos
primeras semanas de tratamiento, los sujetos menos impulsivos mejoraron más los
síntomas depresivos, lo que ocurrió a partir de la tercera semana de tratamiento.
Esta diferente respuesta apoya la idea de que se trata de dimensiones sintomáticas que
pueden diferir en su fisiopatología y en el mecanismo de respuesta a la fluoxetina.
Desde el punto de vista clínico, también tenemos la impresión de que la reducción de la
impulsividad y agresividad se presenta precozmente en los pacientes con trastorno límite
tratados con ISRS, en cambio la estabilización del ánimo se observa más tardíamente, tal
como ocurre en los enfermos con depresión mayor.
Otros autores también han planteado que el efecto anti-impulsivo de los ISRS no estaría
relacionado con su efecto antidepresivo. Coccaro y Kavoussi estudiaron el efecto de
fluoxetina, comparada con placebo, en pacientes con diversos trastornos de personalidad
(26). Estos autores discuten si la respuesta antiagresiva que observaron en sus pacientes
podía ser explicada por el efecto antidepresivo de la fluoxetina. De manera similar a
nuestros pacientes, los que participaron en su estudio no cumplían los criterios para
trastorno depresivo mayor y no presentaban puntajes elevados en la escala de Hamilton
para depresión. La reducción de la agresividad no se asoció con ningún cambio
sistemático en la sintomatología depresiva. Tampoco la presencia de historia de episodios
depresivos o de distimia tuvo impacto en la respuesta de la agresividad a la fluoxetina.
Coccaro y Kavoussi concluyen que el efecto de la fluoxetina sobre las conductas agresivas
e impulsivas de sus pacientes fue independiente del estado de ánimo o del antecedente
de episodios depresivos en el pasado (26).
Por su parte Salzman et al, llevaron a cabo un estudio comparativo de fluoxetina y
placebo, de 12 semanas de duración, en 27 pacientes con trastorno límite de
personalidad o con rasgos de trastorno límite (27). Estos autores encontraron que la
fluoxetina produjo una significativa reducción de la rabia y de la depresión y una mejoría
del funcionamiento global. Estos autores también señalan que la mejoría observada en la
agresividad fue independiente de la mejoría del ánimo depresivo o de la ansiedad (27).
Verkes et al, estudiaron el efecto de la administración de paroxetina en pacientes con
conductas suicidas a repetición, muchos de los cuáles presentaban trastorno de
personalidad (28). La paroxetina no demostró un efecto significativo sobre el ánimo
depresivo o la desesperanza, no obstante tuvo un efecto temporal de reducción de la
rabia e impulsividad. Este efecto apareció en las dos primeras semanas de tratamiento, lo
que concuerda con lo encontrado en el presente trabajo y apoya la idea de que se trata
de un efecto precoz.
En conclusión, los resultados de este trabajo concuerdan con lo señalado por otros
autores en el sentido de que los ISRS tienen un efecto diferencial sobre la impulsividad o
agresividad y los síntomas depresivos en los trastornos de personalidad. En general, los
estudios en esta área se han visto limitados por la escasez de trabajos de doble ciego,
prolongados y con un número elevado de pacientes. La carencia de trabajos de este tipo
puede deberse a las conocidas dificultades que presenta el incorporar y mantener
pacientes con trastornos de personalidad en protocolos de investigación por períodos
prolongados. Se trata de sujetos inestables y que presentan elevadas tasas de abandono
de los tratamientos.
En la medida en que progresa el conocimiento acerca de los sistemas cerebrales de
neurotransmisión, se ha hecho evidente de que se trata de estructuras complejas y
altamente relacionadas entre sí. La existencia de diversos receptores de serotonina, que
parecen estar asociados a diferentes funciones y la existencia de variadas conexiones
funcionales de las vías serotoninérgicas, contribuye a esta complejidad (29). En la medida
en que progrese el conocimiento en esta área, se estará en condiciones de comprender
mejor el mecanismo de acción de los fármacos y su efecto sobre las diversas dimensiones
sintomáticas de los trastornos de personalidad.
Introducción. Tanto la depresión como la impulsividad han sido asociadas a disfunciones
del sistema serotoninérgico y ambas responden al tratamiento con inhibidores selectivos
de la recaptura de serotonina. En este trabajo se estudia el efecto diferencial de
fluoxetina sobre la impulsividad y los síntomas depresivos en pacientes con trastorno
límite de personalidad. Sujetos y método. A 38 pacientes con trastorno límite de
personalidad y sin patología del Eje I, se les administró fluoxetina en dosis flexibles por
siete semanas. Fueron evaluados semanalmente mediante BPRS, GAF, escala de
depresión de Hamilton y una escala de impulsividad. Se estudió la variación temporal del
puntaje de estas escalas en dos grupos de pacientes: uno con elevada impulsividad y otro
con baja impulsividad. Resultados. Hubo una mejoría de la sintomatología global y de
los síntomas depresivos y la impulsividad en el grupo total de pacientes. En el grupo de
sujetos más impulsivo hubo una mayor reducción de la impulsividad en las dos primeras
semanas de tratamiento. En cambio, en los pacientes menos impulsivos hubo una mayor
reducción de los síntomas depresivos a partir de la tercera semana de tratamiento.
Ambas diferencias fueron estadísticamente significativas. Conclusiones. La fluoxetina
tuvo un efecto diferencial sobre los síntomas depresivos y la impulsividad en los pacientes
con trastorno límite de personalidad estudiados. Estos resultados concuerdan con los de
otros autores y sugieren que los ISRS actúan por diferentes mecanismos neurobiológicos
en ambos tipos de síntomas.
Palabras clave: trastorno límite, personalidad, impulsividad, depresión, fluoxetina
La última versión del DSM-IV, un manual ampliamente utilizado como guía para diagnosticar
enfermedades mentales, define el TLP como "...un patrón general de inestabilidad en las
* Síntomas afectivos
1.- Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej.,
episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez
unos días).
2.- Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlarla (p. ej., muestras frecuentes de mal
genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
* Síntomas impulsivos
6.- Impulsividad en al menos dos áreas que es potencialmente dañina para sí mismo (p.
ej.,gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida). Nota: no
incluir los comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 4.
* Síntomas interpersonales
7.- Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado. Nota: no incluir los
comportamientos suicidas o de automutilación que se recogen en el Criterio 4.
9.- Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.
Aversión: los estudios sugieren que los individuos con BPD tiende a experimentar frecuentes y
severos estados de tensión aversiva, de larga duración y a menudo desencadenados por
rechazo perceptivo solamente o bien por fallos en la percepción.
Labilidad: los individuos que padecen TLP pueden mostrar labilidad emocional entre la ira y la
ansiedad o depresión y ansiedad. También sensibilidad temperamental a los estímulos
emocionales.
Los estados emocionales negativos que están particularmente asociados con el TLC han sido
agrupados en tres categorías: sentimientos de destructividad o auto-destructividad,
sentimientos de victimización.
Extrema sensibilidad hacia la forma de trato de los demás hacia ellos, reaccionando
enérgicamente cuando perciben críticas o comentarios hirientes u ofensivos.
Tienden a ver el mundo generalmente como peligroso y malvado y a verse a sí mismos como
Manipulación: los afectados de TLP son descritos a menudo, incluso por algunos profesionales
de la salud mental y el DSM-IV, como deliberadamente manipuladores o personas difíciles, pero
Relaciones de pareja: el TLP ha sido relacionado con una especie de niveles exacerbados de
estrés crónico y conflicto en relaciones románticas, insatisfacción con sus compañeros
románticos, abusos y embarazos no deseados. Estas vinculaciones pueden ser en gran medida
generales para todos los trastornos de la personalidad y, en realidad, problemas
subsindrómicos pero estos temas son comúnmente tratados en grupos de apoyo y la literatura
publicada para compañeros sentimentales de sujetos que padecen TLP.
* ¿Sientes que algo que has dicho o hecho será manipulado contra ti?.
Si respondiste "sí" a cada una de estas preguntas, alguien que te importa puede tener TLP.