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La dirección de la cura y los principios de su poder

I. ¿Quién analiza hoy?

1. Lugar de la contratransferencia: Critica a la idea de la pertinencia de pensar los efectos


que produce en el análisis los rasgos del analizado, versus lo inapropiado de interesarse a
los efectos que produce la persona del analista.
Pensar a qué altura se pondría el analista si se muestra de la misma materia que el
analizado. Denuncia de la no consideración de la contratransferencia aun cuando puede
no ser vana. Muestra lo que el psicoanálisis de hoy tiene de anti freudiano. “Pretendemos
mostrar en que la impotencia para sostener auténticamente una praxis se reduce al
ejercicio de un poder”

2. El psicoanalista sin duda dirige la cura, cuyo primer principio es no dirigir al paciente en
el sentido de una guía moral. La dirección de la cura consiste en hacer aplicar por el
sujeto la regla analítica, es decir, las directivas cuya presencia no podría desconocerse en
la situación analítica bajo el pretexto de que el sujeto las aplicaría en el mejor de los
casos, sin pensar en ellas. Estas directivas están en una comunicación inicial bajo forma
de consignas que incluso en sus inflexiones, servirán de vehículo a la doctrina que el
analista se ha hecho sobre ellas. Esto no lo hace menos solidario de (común a) la gran
cantidad de prejuicios que tiene el paciente en ese mismo lugar según la idea que se ha
formado del proceso y la finalidad de la empresa. Esto nos muestra que el problema de la
dirección de la cura es, desde el principio, no poder formularse en una línea de
comunicación univoca, lo que obliga a quedarse ahí, para aclararlo después. Este tiempo
consiste en hacer al paciente olvidar que se trata solamente de palabras, lo que no
justifica que el analista lo olvide también.

3. En esta empresa común, no es solo el paciente quien pone toda la cuota, sino también el
analista quien debe pagar:
- Con palabras sin duda, si la situación analítica las eleva a efecto de interpretación.
- Con su persona en tanto es prestada como soporte a los fenómenos singulares que el
análisis ha descubierto en la trasferencia.
- ¿olvidaremos que debe pagar con su juicio mas intimo para mezclarse con una acción
que va al corazón del ser?... Porque es en el seno de su pretensión de contentarse con
la eficacia donde se sostiene que: el analista cura menos por lo que dice y hace que
por lo que es. “Por tanto el ser es el ser, quien sea que lo invoque nosotros tenemos el
derecho de preguntar que viene a hacer aquí”

4. El analista está menos seguro en su acción cuanto más interesado esta en ella. “Lejos de
poder medir todo el efecto de mis palabras… me parece que la regla fue ordenada para
no estorbar en nada mi quehacer como ejecutante, a lo que es correlativo el aspecto
material bajo el cual mi acción toma aquello que produce”.

5. “En cuanto al manejo de la transferencia, mi libertad se encuentra alienada por el


desdoblamiento que sufre mi persona y nadie ignora que sea ahí donde hace falta buscar
el secreto del análisis”. El psicoanálisis debe ser estudiado como una situación a dos.
Esta relación se presta para articular una relación entre un yo fuerte que busca domesticar
un yo débil, pero finalmente todo analista siente siempre la transferencia en el asombro
del efecto menos esperado de una relación entre dos que será como las otras.

Juego del muerto: Los sentimientos del analista tienen solo un lugar posible en este
juego, el del muerto, a quien de ser reanimado, el juego continúa sin saber quien lo
conduce. Por esto el analista es menos libre en su estrategia que en su táctica.

6. El analista es incluso menos libre en lo que domina estrategia y táctica: su política. Hará
mejor en ubicarse en su carencia de ser que en su ser. Dicho de otra forma, su acción
sobre el paciente le escapa con la idea que él se hace de ella, si no vuelve al punto de
partida en aquello por lo cual ésta es posible, si no retiene la paradoja en lo que tiene de
desmembrado para revisar en el principio la estructura, por donde toda acción interviene
en la realidad.

7. En resumen. Si el analista solo tuviese que vérselas con resistencias ( si el analista no


tuviera que tratar solo con resistencias) lo pensaría dos veces antes de hacer una
interpretación, como es el caso, pero estaría a mano con esa prudencia. Solo que esa
interpretación va ser recibida como proveniente de la persona que la transferencia supone
que es. ¿Aceptará aprovecharse de ese error de la persona? La moral del análisis no lo
contradice a condición que se interprete ese efecto, a falta de lo cual el análisis quedaría
en una sugestión. Posición innegable, sólo que es como proveniente del Otro de la
trasferencia como la palabra del analista será escuchada y que la salida del sujeto fuera de
la trasferencia es así pospuesta ad infinitum.

Es pues gracias a lo que el sujeto atribuye de ser al analista cómo es posible que una
interpretación regrese al lugar desde donde puede tener alcance sobre la distribución de
las respuestas.

¿Quién dirá lo que es el analista y lo que queda al pie del muro de la tarea de interpretar?
¿Quién es el analista? ¿El que interpreta aprovechando la trasferencia? , ¿El que analiza
como resistencia?, ¿o el que impone su idea de la realidad?
Los nudos críticos para pensar la clínica

Lugar de la transferencia- contratransferencia.

La posición del analista. Aplicación de la regla analítica v/s “educación de emociones”

El ejercicio del poder- el Otro

El deseo del analista en relación a la estrategia y la táctica.

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