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En este capitulo nos empieza a decir que se puede vivir sin saber muchas
cosas pero que por no saber esas cosas no nos va afectar que debemos saber
que nadie sabe todo, pero sin embargo no hay nadie que trate de tomar una
ventaja sobre los demás sabiendo mas. También nos habla acerca de las
decisiones las cuales nos convienen o no. Las que nos convienen el autor nos
dice que es lo que solemos decir “bueno” y a las que no es a lo que llamamos
“malo” y que todo mundo trata de adquirir el conocimiento sobre lo que le
conviene y no. El autor habla de que las personas tienen libertad de escoger
sus propias decisiones no como los animales que actúan por instinto y por que
lo tienen que hacer no tienen mas remedio así fueron programados, sin
embargo nosotros también fuimos programados comemos, bebemos agua
pero a diferencia de los animales nosotros tomamos decisiones siguiendo un
patrón se nos presenta el problema, pensamos las soluciones y elegimos la que
mas nos convenga, eso es lo que nos hace diferentes tomamos decisiones
libremente estén mal o bien. Nos pone el ejemplo de Héctor a la hora de
enfrentarse a Aquiles el toma la decisión de enfrentarlo sabiendo que tenia
pocas probabilidades de ganar, pero el fue libre a la hora de tomar su decisión.
En este capitulo el autor nos empieza a decir que hay cosas que nos conviene
para vivir y otras no. No podemos elegir lo que nos pasa pero si podemos elegir
lo que debemos hacer para enfrentar las cosas. Cuando queremos hacer algo
lo hacemos por que queremos hacer a no hacerlo. El autor también nos habla
de que por lo general uno no se pasa pensando que nos conviene hacer y que
no nos conviene hacer por lo general la mayoría de nuestros actos los hacemos
casi automáticamente por ejemplo ya no pensamos ¿me pongo primero el
zapato? ¿O me pongo primero el calcetín? Ya lo hacemos automática ya
sabemos que se pone primero el calcetín luego el zapato. Todas las decisiones
que se toman se toman por algún motivo el cual es la razón que tienes para
realizar una acción. Hay diferentes tipos de motivos:
Orden: es cuando alguien arriba de ti (tu papa, maestro, director, etc.) te dice
que hagas algo.las ordenes sacan su fuerza, en parte al miedo que se puede
tener a algún tipo de castigo o regaño.
Costumbre: es lo que se suele hacer por rutina o por ver que todo mundo a tu
alrededor lo hace.
Capricho: es cuando lo haces por que quieres por gusto por que se te da la
gana. El capricho normalmente por seguir la contra a una orden que no te
gusta.
En este capitulo el autor nos empieza a decir de que la mayoría de las cosas
las hacemos porque nos la mandan, por que se acostumbran a hacerlas así,
por que son un medio para conseguir lo que queremos o sencillamente por que
de capricho las queremos hacer así.
La palabra moral tiene que ver con las costumbres y también con las ordenes,
pues la mayoría de los preceptos morales suenan así “debes hacer tal cosa” o
“ni se te ocurra hacer tal otra”.
La ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios
repartidos por la autoridad que sea, autoridad humana o divina, pero el caso es
igual. Moral es el conjunto d comportamientos y normas que tú, yo y algunos
de quienes nos rodean solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión
sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales
que tienen personas diferentes.
En el capitulo también nos aclara que es muy difícil definir como debe de ser
una persona buena y no pone un claro ejemplo sobre la escuela: hay una
muchacha que en su casa es muy ordenada y muy modosita para s mama es
buena pro en a escuela ella es chismosa y cizañera es claro que para sus
compañeros es mala.
Lo que cada uno debe hacer debe de preguntárselo a si mismo, dado que la
libertad es algo innato y de lo que no podemos prescindir. Cualquier decisión
que tomemos, ya sea entregar nuestra vida como esclavos, o no depender de
nadie, lo haremos mediante nuestra libertad.
Sin embargo, ese “haz lo que quieras”, esa libertad, no es dejarse guiar por los
caprichos de cada uno. A veces queremos cosas contradictorias y hay que
establecer prioridades, hay que esclarecer lo que realmente uno quiere, lo que
no es otra cosa que “darse la buena vida”, una buena vida humana, lo que
implica relaciones con el prójimo. Sin relacionarnos con los demás es imposible
esa buena vida, no tendríamos ningún aprendizaje cultural, ni llegaríamos a
desarrollar el lenguaje. Debemos desarrollar la relación con los demás para
desarrollarnos nosotros mismos, por eso darse la buena vida es también dar la
buena vida… porque en definitiva, cualquier riqueza, cualquier don, cualquier
cualidad, en la más extrema soledad, sin nadie más que la envidie, reconozca o
alabe, no nos sirve.
No basta con querer la buena vida, hay que saber lo que es ella. No es algo
simple, pues la vida está llena de complicaciones: no parece bueno desechar el
dinero, no parece bueno tampoco buscarlo por encima de todo. Esto último
puede llevar a ver a las personas como cosas, eso sería una simplificación, huir
de la complejidad de la vida, y ni siquiera sería darse la buena vida, sino que al
fastidiar a los demás, al intentar dominarlos, no disfrutaremos de la relación
con ellos, y nos fastidiaremos a nosotros mismos. Eso es precisamente porque
los hombres no somos cosas, necesitamos “cosas” que las cosas no tienen,
“cosas” que sólo las personas pueden aportarnos (amistad, respeto, amor)
cuando las tratamos como iguales. Sólo el tratar a los demás como personas
nos aportara esto, o cuando menos, nos respetaremos a nosotros mismos al
defender el derecho a no ser cosas para los otros.
El obtener bienes materiales, aquello que los demás envidian, no sirve, hay
que descubrir lo que nosotros queremos, en que consiste el fondo de la buena
vida. Para descubrir ese fondo hace falta atención, reflexionar sobre lo que se
hace y precisar el sentido que nos mueve, hasta llegar a comprender por qué
algo nos conviene y otra cosa no.
No se puede contentar uno con ser tenido por bueno, hay que hablar con los
demás, dar razones, escucharlas, aunque irremediablemente el esfuerzo de
tomar las decisiones es propio.
Sin embargo, quedan cuestiones por concretar: ¿Por qué está mal lo que está
mal?, ¿En qué consiste tratar a las personas como personas?
El ser humano tiene que ser libre por si mismo, no por nadie ni en lugar de
nadie mas.
El autor en este capitulo nos dice que la única obligación que tenemos en esta
vida, es no ser imbéciles, palabra que nos describe como: el imbécil según el
latín baculus, significa una persona que necesita bastón para caminar.
1) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, que vive en
un perpetuo bostezo y en siesta permanente.
Para evitar caer en cualquiera de estos u otros ejemplos, lo que tenemos que
hacer es esforzarlos por aprender.
Hay que ser egoístas, querer lo mejor para uno mismo: esa “buena vida”
basada en conseguir de los demás lo que no se puede comprar, lo que no se
puede robar, porque cuando se roba pierde su sentido y se convierte en
veneno. El egoísta es aquel que sabe de verdad lo que quiere y se esfuerza por
conseguirlo, el que no lo sabe, sólo se hace daño a si mismo y no puede
considerársele realmente egoísta. Es en este caso, donde afloran los
remordimientos al haberse estropeado uno mismo voluntariamente. Este
remordimiento viene de nuestra libertad, de haber elegido y hacerlo mal, al
igual que de ella viene ser realmente libre. Ser responsable implica no
defenderse en lo irresistible, en lo que no podemos evitar, en una condición
ineludible que aprisiona nuestra libertad. Esto no es más que una superstición,
algo creado por los que tienen miedo a la libertad. Las condiciones nunca son
favorables para la buena vida, por eso hay que luchar por ella. El responsable
es aquel que toma decisiones sin que nadie ni nada por encima de él le dé
órdenes, así se va haciendo la persona, se va transformando y cada vez le será
más difícil obrar mal.
La ética se interesa en como vivir bien la vida que transcurre entre humanos,
pero por muy semejantes que sean los hombres no está claro de antemano
cuál es la mejor manera de comportarse respecto a ellos, aunque está claro
que nos convienen. Sin embargo, lo que si es evidente es que son relaciones
frágiles que hay que cuidar y hasta mimar. Se nos tratará como tratamos, esto
hace importante el ejemplo que damos. Una persona que se sienta desgraciada
por el trato que recibe, probablemente llegue a ser una persona “mala”.
No se trata de sacrificar siempre nuestros intereses por los del prójimo, pero si
de “relativizarlos”, es decir, de tener en cuenta que nuestros intereses son
relativos, salvo uno, el interés de ser humano entre los humanos, el interés en
sentir simpatía por el otro, el de ser justos con ellos, amarlos aunque sólo sea
porque también son humanos.
CAPITULO 8 TANTO GUSTO
La inmoralidad suele ir unida al sexo, cuando esto no es más que una enorme
muestra de ignorancia, todo lo que no dañe a ninguno y nos produzca gozo no
puede ser malo. El hombre ha sabido llevar el sexo desde la simple procreación
hasta el disfrute, alejándose de los animales. Se agazapa tras esa ignorancia el
miedo al placer, miedo porque nos gusta demasiado. Los hay que tienen tanto
miedo a que el placer les sea irresistible que se convierten en calumniadores
profesionales del placer, olvidando que nada es malo por el simple hecho de
que te guste hacerlo. De hecho se deben de buscar todos los placeres de hoy,
encontrar el guiño placentero a todo lo que hay, teniendo siempre bajo control,
sabiendo lo que buscamos el mayor tesoro que redunda del dinero, prestigio,
amor... la alegría.
El autor nos habla de que debemos tratar a las cosas como cosas no es
debemos tente ningún afecto a las cosas materiales debemos saber distinguir
entre las personas y las cosas. El autor también habla acerca de la empatía o
sea que nos pongamos en el lugar del otro. También nos habla el autor de que
no debemos tratar de dominar a las personas...
El autor nos dice que la ética y la política se parecen en el sentido de que las
dos tratan de conducir a vivir bien, pero la ética se ocupa de lo que uno mismo
hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar
provechosamente el conjunto de lo que muchos hacen con sus libertades. Para
una cuenta querer bien y para la otra los resultados de las acciones.
ANÁLISIS
El libro del cual me corresponde hablar es ´”Ética para Amador” escrito por el
filósofo español Fernando Savater en el año 1991 bajo la excusa de educar a
su hijo (el referido Amador) en el arte de vivir bien: la ética. Vale hacer la
aclaración del por qué es una excusa: el autor busca en verdad invitar a todos
los lectores (principalmente a los inexpertos adolescentes) a reflexionar sobre
los valores bajo los cuales rige su existencia, e intenta lograr su objetivo
escribiendo de manera dinámica su obra y apoyándose en numerosos ejemplos
y enunciados filosóficos de grandes escritores de la talla de Moro, Russell,
Fromm, Rousseau por mencionar a los más destacados.
Como mencioné en el primer párrafo, Savater expone sus ideas sobre la ética
intentando demostrar la necesidad de ésta en la vida de todos los humanos,
esto lo hace con la excusa de alumbrarle el camino correcto a seguir en la vida
a su hijo pero más adelante revela que el libro en verdad está dirigido a todo
aquél que quiera orientarse un poco en el camino de la ética lo cual me lleva a
pensar que es muy probable que la intención del autor al escribir el libro, es
facilitar o apoyar a los adolescentes quienes se encuentran decidiendo su
futuro a no optar por una mala opción y terminen malgastando sus vidas y
como estas personas estarían en la sociedad de hoy, influenciarían a otras y así
se propagaría una inservible forma de vida la cual imposibilitaría la felicidad de
muchos individuos. Por esta razón pienso que Savater quiere (y él a diferencia
de otros padres lo admite abiertamente) la mayor felicidad para su hijo y para
el mundo en general lo cual es un pensamiento bastante altruista y utilitarista.