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María Roquebert

Ministra de Desarrollo Social de Panamá


La desnutrición es una problemática multidimensional padecida por
millones de seres humanos en el mundo. Esto ocurre a pesar de que la
humanidad produce desde hace más de 150 años alimentos en
cantidades industriales, situación que pone en evidencia que el
problema no puede reducirse a lo tecnológico. Es necesaria una gestión
social y política.

Las causas y características de la desnutrición pueden variar de región a


región. Por ejemplo, en las áreas urbanas la problemática gira en torno a
patrones de consumo de alimentos o falta de ingresos para comprarlos,
mientras que en las áreas rurales hay una combinación de escasez de
alimentos generada por el déficit en la producción agrícola, falta de
ingresos y patrones culturales de consumo.
La problemática es tan delicada que diversos organismos e instituciones
internacionales han dedicado ingentes esfuerzos para combatirla y
erradicarla. Uno de los más evidentes es la erradicación del hambre
como primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM), que fue acordado
en 2000 por más de 150 países en el marco de la Organización de las
Naciones Unidas.
Pese a esto, es importante mencionar que la dimensión más grave y
preocupante de la desnutrición es la que afecta a la población infantil,
principalmente la que se encuentra entre 0 a cinco años de edad. En
Panamá, la desnutrición infantil se presenta, en formas moderadas y
severas, en un 20 por ciento de la población en los rangos de edad
mencionados.
La desnutrición en la niñez es preocupante en la medida que
compromete el futuro de los que la padecen y la posibilidad de un
desarrollo personal. Varios especialistas plantean que existe una
asociación importante entre esta condición y la pobreza, lo cual hay que
tomar en cuenta para el diseño de programas y proyectos encaminados
a incidir y transformar la situación.
Por ejemplo, en el caso panameño las cifras oficiales indican que el 39.5
por ciento de los menores de cinco años en pobreza extrema sufre de
desnutrición crónica, situación que es alarmante en la medida que no
existan los recursos y los medios para hacerle frente. De no resolverse,
en los años estas niñas y niños se transformarán en adultos con
capacidades humanas limitadas para integrarse al desarrollo nacional.
Al igual que la pobreza, la desnutrición es un fenómeno con múltiples
aristas que está asociado a falta de ingresos, patrones culturales de
alimentación, producción agrícola, falta de acceso, debilidad o
inexistencia de los servicios del Estado, etc., lo que al final demanda
acciones políticas diseñadas de manera multidisciplinaria.
Para la población infantil en pobreza extrema los problemas de nutrición
tienen consecuencias relevantes.
La nutrición es una condición básica para la buena salud, el progreso
educativo y el acceso a la salud, agua potable y educación, que
contribuyen a una mejor nutrición infantil, al igual que los programas de
alimentación complementaria existentes.

La inexistencia de servicios del Estado y la inaccesibilidad dificultan la


atención nutricional y la distribución de alimentos a la población de
estas áreas. A esto se agrega la baja capacidad agrológica de gran parte
de los suelos, así como, la falta de ingresos para la compra de insumos
agrícolas para la producción y de alimentos para el consumo.
Para el conjunto de la sociedad los impactos resultan considerables en la
medida que la desnutrición en la niñez condena al país a no poder
aprovechar estos recursos humanos a plenitud. Esto, a escala local
incide negativamente en los esfuerzos que hacen los habitantes de
regiones y comunidades en conjunto con el Estado por generar un
desarrollo que se exprese en el bienestar colectivo de la población.
Indudablemente, el Estado tiene que establecer una política nutricional
a corto, mediano y largo plazo que garantice la nutrición y la
alimentación de la población, especialmente de la que se encuentra
entre 0 y cinco años de edad, que es la de mayor vulnerabilidad. Lo
anterior es posible sólo mediante la priorización de acciones concretas y
la ejecución de programas y proyectos diseñados integralmente en
función de las necesidades de la población.
No obstante, una política nutricional, con todo lo que conlleva, requiere
de una institucionalidad integrada, firme y robusta, capaz de ejecutarla
y sustentarla. Esto es posible en la medida en que exista una decisión
política de Estado que institucionalice la articulación de acciones
focalizadas sobre la base de una sostenibilidad administrativa, financiera
y operativa.

El diagnóstico: la desnutrición en
Panamá
Los estudios y cifras oficiales indican que la desnutrición se muestra en
distintas intensidades y formas, dependiendo del grupo social que se
trate. Por ejemplo, el fenómeno se muestra con mayor severidad en
personas en situación de pobreza extrema y es más agudo en niños
pobres extremos de 0 a cinco años. Los siguientes datos y cifras reflejan
cuantitativamente el aspecto social de la desnutrición en Panamá.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta de Niveles de Vida (ENV)
2003, se estimó que en Panamá 20,6 por ciento de la población menor
de cinco años de edad presenta desnutrición crónica, es decir, que tiene
una baja estatura para su edad. El 6,8 por ciento de la población menor
de cinco años de edad presenta bajo peso para su edad, situación
conocida como desnutrición global o insuficiencia ponderal. El 1,3 por
ciento de la población menor de cinco años de edad padece de
desnutrición aguda, medida por la relación peso/ talla.
A nivel nacional, el 39,6 por ciento de los niños menores de cinco años,
en pobreza extrema, sufre de desnutrición crónica, proporción que
disminuye a 19,1 por ciento en el caso de los pobres no extremos y a
10,2 por ciento entre los niños no pobres. Los niños indígenas menores
de cinco años son los más afectados por la desnutrición crónica (56,6
por ciento), especialmente los que viven en pobreza extrema (57,9 por
ciento), proporción algo mayor que los niños en pobreza no extrema
(41,0 por ciento).
Si se estudia la prevalencia de desnutrición crónica por área geográfica,
se observa que los niños de las áreas urbanas presentan un porcentaje
menor (13,8 por ciento) que los del área rural no indígena
(18,5 por ciento). Las provincias con mayor prevalencia de desnutrición
crónica son Bocas del Toro (32,1 por ciento), Darién (30,0 por ciento),
Veraguas (29,6 por ciento) y Coclé (23,4 por ciento), que se encuentran
por encima del promedio nacional. La prevalencia de retardo en talla en
el grupo de seis a nueve años es también más crítica en el área indígena
(61,8 por ciento).
Según el indicador de peso para la edad, la prevalencia de desnutrición
global a nivel nacional es de 6,8 por ciento, aunque es más alta en los
niños en extrema pobreza, con un 16,3 por ciento y sólo
2,1 por ciento entre los no pobres. A nivel provincial, la desnutrición
global se concentra en las áreas indígenas, donde el 21,5 por ciento de
los niños menores de cinco años registran peso por debajo del esperado
para su edad. En cambio, la desnutrición aguda (peso para la talla) es
relativamente baja en Panamá (1,3 por ciento) aunque tiende a ser más
alta en los niños en pobreza extrema que presentan prevalencia de
hasta 6,9 por ciento entre los 12 a 17 meses de edad.
La presencia de población indígena en un área determinada influye en el
alto nivel de prevalencia de desnutrición. Por ejemplo, cuando en Darién
no se considera la población indígena, la desnutrición disminuye de 30 a
12,5 por ciento.
Entre las estrategias del Gobierno para prevención y tratamiento de la
desnutrición puede mencionarse el Programa de Alimentación
Complementaria (PAC). Según la Encuesta de Niveles de Vida (ENV)
2003, el PAC favorece mayormente a los niños pobres. El 79 por ciento
de los niños que recibieron crema nutritiva estaban en situación de
pobreza.
1La fuente para los datos que se presentan a continuación es Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá
(MEF), Pobreza y Desigualdad en Panamá: La equidad, un reto impostergable (Panamá: Ministerio de
Economía y Finanzas,
2006), accesible en https://www.mef.gob.pa/Portal/Dir-Politicas-Informes02.html, descargado el 20 de junio
de 2008.
Alto índice de desnutrición crónica se registra
en el país

Aquilino Ortega Luna


El Panamá América

Destaca el informe que hasta la fecha se han desarrollado cuatro estudios sobre la
situación de la desnutrición en Panamá, de los cuales el último resultado reveló que a
nivel nacional el 23.9% de los niños de 6 a 9 años sufren de desnutrición crónica.

En este sentido precisa el documento que particularmente en los distritos de San Blas y
Tolé, 7 de cada 10 niños en edades de 6 a 9 años están desnutridos.

En tanto que en los distritos de Remedios, Chiriquí Grande, Cémaco, Bocas del Toro,
Cañazas, San Félix y San Lorenzo, 6 de cada 10 niños con edades comprendidas entre los
6 y 9 años están desnutridos.

Agrega que en lo que respecta a la población infantil de 1 a 4 años de edad (pre


escolares), el 28.9% de estos menores sufre de desnutrición crónica, es decir que a nivel
nacional 3 de cada 10 niños están desnutridos.

Por otra parte, subraya el informe que el 37.1% de la población nacional vive en pobreza
total y 2 de cada 10 panameños experimenta pobreza extrema.

Señala además que el 63% de la población rural sufre de pobreza total mientras que el
42.7% de pobreza extrema, es decir que en el área rural 6 de cada 10 panameños sufre
de pobreza extrema.

En lo referente a la población indígena el 94.5% es pobre y de este porcentaje, al menos


87.7% sufre de pobreza extrema, a razón de 9 de cada 10 indígenas.

Destaca el estudio que la pobreza es la causa original de la desnutrición, la desnutrición


aguda y crónica, y que la mayoría de las carencias de micronutrientes afectan
principalmente a la población pobre y desfavorecida, que no cuenta con suficientes
alimentos, vive en ambientes poco sano, sin acceso a agua potable, a servicios básicos y
a una buena calidad de enseñanza.

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