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Myriam Silvera.

3ºA Literatura IPA.

M’hijo el dotor
o la oposición ciudad-campo en el ámbito intra-familiar.

Florencio Sánchez estrena M’hijo el dotor en la ciudad de Buenos Aires en el año


1903, año en que José Batlle y Ordóñez asume la presidencia en nuestro país.
Es el motivo de esta monografía intentar demostrar cómo este particular contexto
histórico de modernización se trasuntó en la instalación de un “modelo” urbano con el
subsecuente avasallamiento del medio rural, oponiéndose dos formas distintas de ver y
pensar el mundo, todo lo cual se refleja, en nuestra opinión, en la obra de Sánchez.
Para ello comenzaremos por dar una definición general de modernidad ,para pasar luego
a describir en forma más detallada qué características asumió el proceso de
modernización en Uruguay, teniendo en cuenta los aspectos político-económicos-
culturales del mismo. A continuación nos detendremos en la Generación del
Novecientos, a la que perteneció el autor, para después centrarnos en lo que es el tema,
propiamente dicho, de esta monografía.

Modernidad-modernización

“La modernidad es ante todo un proceso de secularización: el lento paso de un orden


recibido a un orden producido .El acento es doble .Por un lado, producción social del
orden .El mundo deja de ser un orden predeterminado (…)y deviene objeto de la
voluntad humana.(…)Por otro lado ,el orden mismo. Ya no existen una ley absoluta ni
una voluntad sagrada que encaucen la voluntad humana y son los hombres mismos
quienes han de autolimitarse.¿Sobre qué principios generales puede fundarse el orden
social cuando todo está sometido a la crítica?”1
Por supuesto, Europa tuvo siglos para resolver estas cuestiones. Su organización
política, ya sea bajo la forma de repúblicas o de monarquías parlamentarias, fue

1
Lechner,N.Los patios interiores de la democracia. Subjetividad y política .Cap VII,pág156-
157.Ed.F.C.E Mdeo,1990.
producto de cambios que se produjeron en el interior de sus sociedades. Aquí ocurrió a
la inversa.
Uruguay nació como república independiente, con una Constitución muy moderna,
cuando nuestro país estaba muy lejos de reunir las condiciones que llevaron en Europa
a la consolidación de los estados nacionales y de la burguesía como clase hegemónica.
No poseíamos una industria nacional, nuestra economía se basaba en la ganadería
extensiva, y tampoco existía una verdadera unidad política, ya que el país estaba
continuamente desgarrado por luchas intestinas entre los caudillos blancos y colorados,
sin que el Estado fuera lo suficientemente fuerte como para lograr la pacificación.
Con el gobierno de Latorre (1876-1879) el proceso de modernización recibirá un fuerte
impulso: “Latorre fue el ordenador del Uruguay. Construyó caminos, puentes y vías
férreas, saneó las finanzas y el comercio, aumentó la producción y las exportaciones , se
multiplicaron las estancias alambradas posibilitando la mestización del ganado , hizo
habitable la campaña poniendo orden en ella ,estableció el principio de autoridad
haciendo eficaz en todo el país el brazo del Estado , acercó la ciudad –puerto al campo
productor.
En definitiva realizó la unidad del país, a la vez que lo modernizó y al modernizarlo lo
preparó también para una mayor incorporación de su economía a las necesidades del
mercado internacional”2
También apoyó la reforma educativa designando a José Pedro Varela Director de la
Instrucción Pública, habiendo sido creadas 298 escuelas para el año 1879, si bien la
laicidad tuvo que esperar hasta el año 1909(segunda presidencia de José Batlle y
Ordóñez) para ser aprobada. Recordemos que la escuela pública surge como una
herramienta eficaz de los estados modernos para la imposición de su lema “Orden y
Progreso”, herramienta que aseguraba el respeto a la autoridad del Estado y la disciplina
requerida para el trabajo que necesitaba la clase burguesa de su mano de obra. Como tal
la entendía Varela, quien sostenía además que una república ilustrada requiere de
ciudadanos ilustrados.
La alfabetización, concretada más eficazmente en Montevideo que en el interior debido
a la proximidad con los centros educativos, marcará una diferencia en ambas
mentalidades y contribuirá a aumentar la brecha generacional entre Don Olegario y su
hijo Julio en la obra que nos ocupa.

2
Coligan Mª Luisa-Arteaga Juan José.Breve historia del Uruguay.La Mañana ,Fascículo 16,Pág .Ed
Sociedad Editora Uruguaya SA.Mdeo,1989.
Consecuencia del alambramiento de los campos fueron una mejor alimentación del
ganado y el cruzamiento del mismo, un mejor mantenimiento de las pasturas, y otras no
tan deseables: se consolida la propiedad latifundista, el minifundista no puede hacer
frente a los gastos del alambrado a que lo obliga la ley de medianería y en el caso de
tener mucho ganado ya no puede llevarlo a pastar a tierras vecinas. Se ve obligado a
vender su ganado primero, y sus tierras después ya que no obtiene de ellas lo suficiente
para sobrevivir. Por otro lado, el latifundista precisa ahora menos mano de obra, lo que
genera la primera desocupación tecnológica que conoció el país. Se forman los
rancheríos o “pueblos de ratas” en los suburbios o zonas periféricas del interior del país.
La campaña expulsaba a sus criollos, y paralelamente crecía la población de
inmigrantes, principalmente en la capital, contribuyendo al crecimiento de la misma y a
su desarrollo urbano. Para 1884 de un total de 164028 pobladores de Montevideo 72781
eran inmigrantes. Todos los fenómenos descriptos van a continuar ejerciendo su
influencia hasta bien entrado el siglo XX, perfilando lo que denominamos oposición
ciudad-campo.
Para 1903, año en que asume la presidencia José Batlle y Ordónez y año en que se
estrena también la obra M’hijo el dotor, el Estado uruguayo estaba absolutamente
consolidado. Ya Herrera había conseguido imponerse al militarismo, de la misma forma
que en su momento lo había hecho Latorre con el caudillismo, y había legado un
“presidencialismo “ legalista, observante de la Constitución, fuertemente centralizado
en el poder ,el cual se ejercía a favor de la ciudad y en detrimento de la campaña.
El partido colorado se mantenía en el poder desde 1865, lo que permitió la
profesionalización de sus políticos, la mayoría de extracción universitaria, y admitiendo
entre sus huestes gente joven que promediaba los 34 años para la época de Batlle. El
interior en cambio, seguía sin representación, logrando un escaso 26%, lo que
demuestra una vez más el peso que tenía la capital. En cuanto a la representación en el
gobierno del partido nacional, al cual pertenecía la mayoría de la población rural, el
mismo consiguió 6 jefaturas, pero dos de éstas fueron dadas al grupo escindido del
partido nacional al que pertenecía Acevedo Díaz, que había apoyado la candidatura de
Batlle, contrariamente a la mayoría de su partido. La muerte de Aparicio Saravia , el
último gran caudillo blanco ,en la batalla de Masoller (1904) y la firma de la Paz de
Aceguá (24 de setiembre de 1904) terminó con la política de coparticipación, dejando
nuevamente al partido colorado dueño del poder: “La derrota blanca de 1904 significó
el fin del viejo país criollo y un cambio trascendente en la ecuación del poder. La
pradera, la “campaña”, perdió definitivamente su peso político que pasó a la creciente
ciudad-puerto, respaldada por el precedente proceso de urbanización y afirmación del
Estado”3
A grandes rasgos, tales fueron los hechos que marcaron el contexto histórico de
producción de la obra de Florencio Sánchez.

Generación del novecientos.

Emir Rodríguez Monegal hace un rastreo del concepto de generación literaria de


Ortega y Gasset a lo largo de distintas obras del mismo: «Las variaciones de la
sensibilidad vital que son decisivas en la historia se presentan bajo la forma de
generación. Una generación no es un puñado de hombres egregios, ni simplemente una
masa: es como un nuevo cuerpo social íntegro, con su minoría selecta y su
muchedumbre, que ha sido lanzado sobre el ámbito de la existencia con una trayectoria
vital determinada. Toda actualidad histórica, todo "hoy", envuelve en rigor tres tiempos
distintos, tres "hoy" diferentes, o dicho de otra manera, que el presente es rico de tres
grandes dimensiones vitales, las cuales conviven alojadas en él, quieran o no, trabadas
unas con otras, y por fuerza, al ser diferentes, en esencial hostilidad. "Hoy" es para unos
veinte años, para otros cuarenta, para otros sesenta; y eso, que siendo tres modos de
vida tan distintos tengan que ser el mismo "hoy", declara sobradamente el dinámico
dramatismo, el conflicto y colisión que constituyen el fondo de la materia histórica, de
toda convivencia actual. Y a la luz de esta advertencia se ve el equívoco oculto en la
aparente claridad de una fecha. 1933 parece un tiempo único, pero en 1933 viven un
muchacho, un hombre maduro y un anciano, y esa cifra se triplica en tres significados
diferentes, y a la vez abarca los tres: es la unidad en un tiempo histórico de tres edades
distintas. Todos somos contemporáneos, vivimos en el mismo tiempo y atmósfera -en el
mismo mundo-, pero contribuimos a formarlo de modo diferente. Sólo se coincide con
los coetáneos. Los contemporáneos no son coetáneos: urge distinguir en la historia entre
coetaneidad y contemporaneidad. Alojados en un mismo tiempo externo y cronológico,
conviven tres tiempos vitales distintos» .

3
Cooligan Mª Luisa-Arteaga J.J.Breve historia del UruguayLa Mañana.Fasc 18,pág 8.Ed Sociedad
Editora Uruguaya S:A.Mdeo,1989.
Más adelante, precisará Ortega este concepto al señalar que «la más plena realidad
histórica es llevada por hombres que están en dos etapas distintas de la vida, cada una
de quince años: de treinta a cuarenta y cinco, etapa de gestación o creación y polémica,
de cuarenta y cinco a sesenta, etapa de predominio y mando. Estos últimos viven
instalados en el mundo que han hecho: aquéllos están haciendo su mundo. No caben dos
tareas vitales, dos estructuras de la vida más diferentes. Son pues, dos generaciones y -
¡cosa paradójica para las antiguas ideas sobre nuestro asunto!- lo esencial en esas dos
generaciones es que ambas tienen puestas sus manos en la realidad histórica al mismo
tiempo -tanto que tienen puestas las manos unas sobre otras, en pelea- formal o larvada.
Por tanto, lo esencial no es que se suceden, sino, al revés, que conviven y son
contemporáneas, bien que no coetáneas. Permítaseme hacer, pues, esta corrección, a
todo el pasado de meditaciones sobre este asunto: lo decisivo en la idea de las
generaciones no es que se suceden, sino que se solapan o empalman. Siempre hay dos
generaciones actuando al mismo tiempo, con plenitud de actuación, sobre los mismos
temas, y en torno a las mismas cosas, pero con distinto índice de edad y, por ello, con
distinto sentido» .

De toda esta especulación analítica ha podido extraer Ortega, una concisa


definición: «El conjunto de los que son coetáneos en un circulo de actual convivencia,
es una generación. El concepto de generación no implica, pues, primariamente más que
estas dos notas: tener la misma edad y tener algún contacto vital»

En cuanto a la naturaleza de los cambios históricos, éstos pueden ocurrir en nuestro


mundo o en el mundo. Cada generación postula un cambio en el mundo, que, salvo en
caso de crisis históricas, no suele ser excesivamente pronunciado. Lo que cambia es la
estructura de vigencias. Cada generación nace bajo la impronta de una sociedad con un
determinado sistema de creencias e ideologías, y tienen que habérselas con él, para
aceptarlo o rechazarlo, y eso es la vigencia.

Con relación a la duración de las generaciones dice Ortega : «El sistema de vigencias en
que la forma de la vida humana consiste, dura un período que casi coincide con los
quince años. Una generación es una zona de quince años durante la cual una cierta
forma de vida fue vigente. La generación sería, pues, la unidad concreta de la auténtica
cronología histórica, o, dicho en otra forma, que la historia camina y procede por
generaciones. Ahora se comprende en qué consiste la afinidad verdadera entre los
hombres de una generación. La afinidad no procede tanto de ellos como de verse
obligados a vivir en un mundo que tiene una forma determinada y única»

En el caso específico de la Generación del Novecientos (que sería del mil novecientos
dos si nos atenemos al esbozo generacional planteado por Gasset), sus principales
autores serían: Viana, Reyles, Rodó, Vaz Ferreira, Herrera y Reissig, María Eugenia
Vaz Ferreira, Sánchez, Quiroga y Delmira Agustini .Todos ellos comparten los ocho
factores que según Petersen son necesarios para pertenecer a una misma generación:

Herencia: en el caso de Carlos y María Vaz Ferreira, comparten además la misma


genealogía.

Fecha de nacimiento: si bien entre la fecha de nacimiento de los mayores integrantes


del grupo(Viana y Reyles ) y la menor (Delmira Agustini) transcurren dieciocho años
(tres más que los que indica la teoría de Petersen) esto lo explica Gasset diciendo que
las mujeres se incorporan más tempranamente al ámbito literario.

Elementos educativos: a excepción de Vaz Ferreira ninguno de sus integrantes


culminó estudios universitarios, si bien Rodó y Reyles estuvieron vinculados a ella, el
primero como catedrático y el segundo como conferencista.

Podemos decir que los escritores de esta generación fueron autodidactas, y su formación
la extrajeron de sus lecturas personales y del intercambio cultural que realizaban en el
café o en el cenáculo.

Existía una comunidad en las lecturas, lo que llevó a la participación en filas anarquistas
a Roberto de las Carreras, Herrera y Reissig, Sánchez y Vasseur. Baudelaire y Nietzche
influenciaron en Herrera, Rodó y Reyles.

Otro elemento que contribuyó a formar una concepción colectiva del mundo fue la
participación en el ámbito periodístico. En él se formó Sánchez, y a él aportaron Viana,
Rodó, Herrera y Reissig y Quiroga.

Comunidad personal: los principales autores de esta generación son nacidos en


Montevideo, y los que no, estudiaban allí (Viana y Quiroga).
Sánchez, Quiroga y Viana vivieron parte de su vida en Argentina, y Reyles también
residió allí, a la vez que pasaba largas estadías en Europa.

Pero el intercambio entre los miembros de esta generación se dio fundamentalmente a


través de las publicaciones literarias, en los cenáculos, en el trabajo compartido del aula
y en los periódicos. Este grupo del 900 conoció las revistas bajo sus más diversos
aspectos, desde la audaz y aislada empresa juvenil que fue la Revista del Salto (1899-
1900), hasta la más conservadora (por eso mismo más duradera) Vida Moderna (1900-
1903) . Tampoco faltaron los cenáculos, de signo poético (como el Consistorio del Gay
Saber o la Torre de los Panoramas) o de actitud anárquica (como el Polo Bamba y el
Centro Internacional de Estudios Sociales).Lo que daba unidad al grupo era estar frente
al mismo sistema de vigencias, más allá de las ocasionales discrepancias que pudieran
existir. También la política constituyó un elemento de vinculación y a veces de
antagonismo de sus integrantes.

Experiencias de la generación: la experiencia fundamental de esta generación fue el


Modernismo, que implicó el cambio en la sensibilidad vital de que hablaba Ortega y
Gasset. Hablamos de modernismo en el sentido amplio de Federico de Onís: «El
modernismo es la forma hispánica de la crisis universal de las letras y del espíritu que
inicia hacia 1885 la disolución del siglo XIX y que se había de manifestar en el arte, la
ciencia, la religión, la política y gradualmente en los demás aspectos de la vida entera,
con todos los caracteres, por lo tanto, de un hondo cambio histórico cuyo proceso
continúa hoy»

Junto al Modernismo aparecen vinculadas a la literatura nacional corrientes europeas


como Parnasianismo y Simbolismo, en poesía; naturalismo y psicologismo en novela y
teatro; positivismo e idealismo en filosofía; socialismo y anarquismo en sociología, lo
que explica la diversidad de actitudes de los miembros de esta generación (naturalismo
en Sánchez, análisis psicológico en Viana, sutileza en Rodó, etc)

Caudillaje: si bien los escritores de esta generación rindieron culto a la propia


personalidad, la influencia de Darío se hizo sentir, ya sea por la total aceptación o por
el desvío consciente de su estilo.
Rodó y Herrera y Reissig intentaron imponer sus jefaturas, y lo consiguieron en gran
medida con las figuras no tan relevantes de su generación.

Lenguaje generacional: es el Modernismo, entendido como renovación de los medios


expresivos y transformación idiomática, lo que no implica uniformidad. Cada miembro
le dio la impronta de su propia personalidad.

Anquilosamiento de la generación anterior.: en una primera etapa no hay un


rompimiento violento con ésta, por ser una etapa de gestación (1895-1897). El
rompimiento se efectuará con la publicación de El extraño de Reyles (1897), del Rubén
Darío de Rodó (1899), de Los arrecifes de coral de Quiroga (1901) y la fundación de la
Torre de los Panoramas (hacia 1901), confirmándose la voluntad del mismo en el
programa de presentación de distintas revistas juveniles como La Revista Nacional de
Literatura y Ciencias Sociales, que habla de “sacudir el marasmo en que yacen por el
momento las fuerzas vivas de la intelectualidad uruguaya».En su primer número
Herrera y Reissig se expresaba de la siguiente manera: «... la Literatura [...] es entre
nosotros o bien un feto que está por nacer, o un pantano que se pudre en la más
vergonzosa estagnación, sin que una sola corriente trate de darle vida y sin que sea
posible asegurar que, en tiempo no lejano, llegue a ser considerada como el más ridículo
de los mitos. [...] Pero, de todos modos y en cualquier época los literatos han sido
considerados y estimulados honrosamente y, aquellos tiempos, no lejanos, en que los
triunfos del orador y del poeta llenaban de aplausos las salas en que se verificaban los
certámenes, forman raro contraste con estos días de enervamiento y frivolidad, en que
no existen centros literarios, y en que se fundan footballs, presenciándose, al revés del
triunfo de la cabeza, el triunfo de los pies, y, mientras el Ateneo, no es, en realidad, sino
un bello cadáver de arquitectura que luce su robusta mole frente a la estatua de la
Libertad».

Además de todos los elementos comunes que ya mencionamos-zona de fechas,


vigencias compartidas, actitud polémica frente a la generación anterior- podemos añadir
el ver la creación literaria como algo de alcance universal, intentando incorporar su obra
a la gran tradición occidental y trascender las limitaciones de lo regional .Aún aquellos
que practicaron un regionalismo consciente como Sánchez y Quiroga intentaron
conseguirlo, con no mucha fortuna.
M’hijo el dotor.
La obra es una tragicomedia de tres actos, el primero compuesto por trece escenas, el
segundo por siete, y el tercero por doce.

Transcurren en la estancia el primero y el tercer acto, y en la capital el segundo.

La escena final del primero y el segundo acto marcan el clímax de la tensión dramática
del conflicto, y en la del tercer acto se da el desenlace, que es feliz.

Los personajes principales son:

Don Olegario- estanciero, representante de la tradición, del pasado patriarcal y


austero. Sujeto a una férrea ley del deber. Padre de Julio

Mariquita- madre de Julio, esposa de Don Olegario. Siempre atenta a las necesidades
de su hijo, lo disculpa y defiende frente al padre , pero reconoce frente a Jesusa que
tiene algo de razón.

Julio - Hijo del matrimonio. Estudia abogacía en Montevideo y se halla imbuído de la


ideología liberal de la capital , lo que implica decir que era anticlerical o librepensador.
Defiende el concepto moderno que proclama el derecho a la felicidad.

Jesusa- Ahijada de Don Olegario, enamorada incondicionalmente de Julio .Mantiene un


romance con él y queda embarazada.

Presumimos que Don Olegario y su esposa son además analfabetos, ya que en la escena
XII del primer acto es Jesusa quien debe leerles la carta que a Olegario le dirige su
compadre. Esto explica también ese aferrarse a la tradición de Don Olegario, ya que si
nos atenemos a lo que Walter Ong refiere acerca de las culturas orales el aprendizaje se
da por repetición, lográndose una identificación con el educador (el padre del propio
Olegario) siendo éste el modelo a imitar. No hay, pues lugar para la crítica., la cual es
tomada, como veremos más adelante, como falta de respeto. Recordemos que la
alfabetización masiva es una de las aspiraciones de la modernidad y que en el contexto
de la obra ya se habian creado numerosas escuelas públicas que representan de algún
modo ,la modernidad en su avance por todo el territorio nacional.

Otros personajes son:


Misia Adelaida-madre de Sara y esposa del compadre de Don Olegario, a quien se
menciona pero nunca aparece en escena. Madre e hija están tan asimiladas por la capital
que incluso dejan de lado la costumbre criolla de tomar mate, pretextando que no les
asienta (escena II del II acto).Muy interesadas en la moda y usos de la capital.

Sara- hija de Adelaida y novia de Julio.


Mamá Rita- curandera.
Don Eloy-comerciante de origen español pretendiente de Jesusa.
Un gurí.

La obra gira en torno al conflicto entre padre e hijo planteado en dos instancias: la
primera en la escena final del primer acto, cuando ambos se enfrentan con motivo de
una deuda que el hijo contrajo y de la cual el padre se acaba de enterar por la carta de su
compadre, y la segunda en la última escena del segundo acto cuando se entera del
embarazo de Jesusa y su hijo se niega a casarse con ella. Ambas escenas sirven para
contraponer la moral y costumbres del campo con la moral e ideología moderna de la
ciudad, o dicho de otra manera, el conflicto civilización –barbarie vigente en la época,
teniendo por civilización a lo proveniente del cono urbano y representando la barbarie
lo relacionado al ámbito rural.

A lo largo del acto I se va mostrando el malestar de Don Olegario con su hijo Julio,
quien no aparece hasta la escena VIII.
Las causas de este malestar son :1)las excesivas atenciones que Mariquita tiene para
con su hijo :”¡Qué lástima ¡..¡El príncipe no podrá pasarse sin el chocolate!”…..”¡Venir
a darse corte al campo, a desayunarse con chocolate aquí, es una botaratada!”
2)el hecho de que su hijo haya dejado de usar el nombre de Robustiano , para usar su
otro nombre ,que es Julio.”…Un mozo que se ha mudao hasta el nombre para que no le
tomen olor a campesino…”
3) el que haya mandado ensillar un caballo a mediodía.
4) no aparece claramente explicitado, pero deducimos que el hecho de que sean las once
y aún no se haya levantado lo molesta.
Podemos resumir que lo que molesta a Olegario es que su hijo haya abandonado las
costumbres del campo para adoptar las de la ciudad . Jesusa intenta disculpar a Julio
“Julio tiene otras costumbres..en la ciudad se vive de otra manera..pero por eso no ha
dejado de querernos ”Pero lo que más lo enoja es el trato que su hijo le da , tan distinto
al que él tuvo con su padre, y que toma por irrespetuoso: “Viene a mirarnos por encima
del hombro ,a tratarnos como si fuera más que uno ,a reírse en mis barbas ,de lo que
digo y de lo que hago ,como si fuera yo quien debe respetarlo ,y no él quien….El niño
no quieren que lo reten y botaratea que es muy dueño de sus acciones…¡Había de ser yo
el que le contestara así a mi padre!..¡El ruido de mis muelas por el suelo!” Y más
adelante va a agregar: ¡Hijo ‘el páis”

Como vemos ya aparece aún antes de que Julio aparezca en escena, configurada la
oposición campo –ciudad. Los modos citadinos de su hijo enfurecen a don Olegario, la
liberalidad con que lo trata es para él una grave falta de respeto. él aprendió de su padre
que la autoridad paterna no se discute, no importa la edad que e hijo tenga nunca es su
igual y le debe obediencia. Don Olegario es consciente también de que este orden de
cosas está cambiando, de ahí la expresión “¡Hijo ‘el páis!”
Mariquita, a solas con Jesusa ,le va a dar algo de razón a su marido “..¡A los padres nos
da rabia que los hijos nos traten como a iguales!”.
La tensión irá en aumento a medida que Olegario se entera de las múltiples deudas
contraídas por su hijo y lo enfrenta en escena XIII.

Escena XIII.

En escena aparecen Olegario y Julio, irrumpiendo Jesusa y Mariquita al final de la


misma.

Olegario muy solemnemente invita a su hijo a sentarse. Éste nota su solemnidad y la


toma a la ligera. Incluso podemos decir que casi se mofa de ella.
Olegario lo increpa duramente:” …¿Se creía usted, caballerito ,que se puede pasar así
nomás la vida ,haciendo canalladas?”
A lo que Julio responde tratándolo de algún modo como a un ser irracional (recordar
nuevamente la oposición civilización –barbarie: él como representante de la ciudad se
cree racional ,por lo tanto civilizado) o como a un chico:”¡No me acordaba que me toca
a mí ser razonable!”
Olegario continúa increpándolo:” ¿Y la conciencia no te acusaba de nada?..¿Te parecía
muy bien hecho después de todas las trapisondas, seguir teniendo de estropajo al
pobre viejo que te ha dao el ser, faltándole a todos los respetos, sobándolo y
manoseándolo como a un retobo de boleadoras?..(hace referencia a lo que para Julio
es un trato cariñoso y que para él es falta de respeto).
En su respuesta, Julio descalifica a su padre, todo lo que le dice le parecen simplezas.,
cosas sin sentido para él. A él, aparentemente, la conciencia no le dice nada, y no
entiende bien de qué le habla, tomando todo el discurso como” una exageración del
viejo” podríamos decir:”¡Adelante viejo! ¡Siga diciendo simplezas!”.
Finalmente Olegario le da a leer la carta que le envió su compadre y Julio la lee
sonriente, lo que lleva a Olegario a decir: “Te parece la cosa más natural,¿ no? ..Hechos
de hombre honrao, ¿no?..Muy digno del apellido que llevás, ¿no?”, toda una serie de
preguntas retóricas en las cual, como vemos trata a su hijo de deshonesto, y de haber
mancillado el honor de la familia. Para él el pago de las deudas en tiempo y forma es
una cuestión de honor. Su hijo no sólo se endeudó a sus espaldas, sino que dejó
protestar el documento, con lo cual deshonró a la familia, a sus antepasados
representados en el apellido.Y es que para la cultura tradicional y austera que
representa Don Olegario el cumplimiento del deber está ante todo. No eran
necesarios los documentos .La palabra dada era suficiente garantía y se cumplía a
rajatabla, ya que proviene de una cultura oral que se está agotando en el proceso
de modernización, de una sociedad que se alfabetiza y se orienta al consumo.
Pero Julio, representante de la nueva moral citadina, no entiende el alcance que para su
padre tienen los hechos por el cual su padre le reclama. Para él, pagando, aunque sea a
destiempo, se soluciona todo, tal como su madre le había dicho a su padre en la escena
XI:”Desde que se paga no hay mancha”. Y se enoja a su vez por lo que considera una
intromisión a su vida privada, a la que considera que su padre no tiene derecho
(contrariamente a lo que considera Olegario ,que los padres tienen siempre derecho a
dirigir y corregir a sus hijos no importa su edad):”Soy hombre ,soy mayor de edad , y
aunque no lo fuera , hace mucho que entrado en el uso de la razón …”Vemos acá un
elemento de neto corte positivista : la razón, sobre la cual se edifican las corrientes
filosóficas de la modernidad y la modernidad misma como proceso de secularización.
Estamos, pues frente a dos posturas racionalmente irreconciliables. La reconciliación
de padre e hijo del final de la obra se va a dar, no porque el hijo adopte la manera de
pensar y sentir del padre, es decir, que piense que éste tiene razón, sino por el afecto.
Esto plantea la existencia de dos mundos opuestos (de nuevo el concepto de civilización
–barbarie) ratificado por las propias palabras de Julio: “Usted y yo vivimos dos vidas
vinculadas por lazos afectivos, pero completamente distintas” Y proclama el derecho
a su independencia, a vivir su vida como quiere “…Usted no tiene sobre mí más
autoridad que la que mi cariño quiera concederle “Es éste cariño ( “¡Conste que lo
quiero mucho!” ) lo que posibilitará la reconciliación.
A continuación le plantea que el mundo en el cual Olegario se educó, ese mundo del
deber y de valores morales fuertemente arraigados caducó:”¡Todo evoluciona , viejo: y
estos tiempos han mandado archivar la moral , los hábitos ,los estilos de la época en
que usted se educó!” .Y le aclara que ese no plegarse a los tiempos modernos es la
fuente de los malentendidos que ambos tienen : “ Usted llama manoseos a mis
familiaridades más afectuosas. Pretende como los rígidos padres de antaño ,que
todas las mañanas le bese la mano y le pida la bendición…..que no hable, ni ría ,ni llore
sin su licencia; que oiga sus palabras como un oráculo,…y me libre Dios de decirle
que macanea..”Considera que está haciendo lo que se espera de él , y que más no puede
exigírsele:”..me voy formando una reputación , estudio , sé; ¿qué más quiere?”.
Considera que el “haber hecho algunas deudas” no justifica la intromisión a su vida
privada ni el duro reclamo del que es objeto. Estas se deben a lo escaso de la
mensualidad que le envía su padre, insuficientes para él que ya es “todo un hombre
con otras exigencias y otros compromisos”, devenidos por su puesto, de la vida en la
capital, que prioriza el consumo.
Para Don Olegario , ese reclamo de su independencia (“Soy libre , pues”), es un insulto
más , un menoscabo a la autoridad que como padre cree tener sobre la vida de su hijo ,
siguiendo la tradición en la que él mismo ha sido criado. La obediencia de los hijos a los
padres es para él una cuestión de gratitud. Se siente usado:”¿Es decir que sólo soy tu
padre para mantenerte los vicios?”( hasta ahora el único vicio que sabemos que tiene
Julio es fumar, lo cual hace delante de su padre y éste lo toma como una falta de
respeto).Considera que ya ha trabajado suficiente en su vida para labrarse un porvenir, y
que su hijo no tiene derecho a asumir deudas que por sí mismo no puede afrontar ,
teniendo que ser él, como padre , interesado en mantener lo que considera el honor de
su familia, quien pague.
Don Olegario está muy exaltado. Su hijo no comprende cabalmente el motivo de tanto
enojo por lo que para él se reduce sólo a distintos modos de pensar. Lo que para
Olegario constituye una ofensa moral , para él que se maneja con un criterio racional
propio de la modernidad citadina , son sólo distintos puntos de vista, marcando una vez
más la diferencia entre la moral y costumbres del campo, y el racionalismo urbano. Para
Don Olegario la vida consiste en cumplir con el deber y el mantenimiento del honor,
por encima de la conveniencia propia; para Julio es el derecho a decidir su propio
destino, el que le parezca más conveniente, y a su felicidad.
Don Olegario es sordo a las manifestaciones de cariño de su hijo, que considera son
hipócritas. Para él la forma de manifestar amor a los padres es siendo obediente y
respetuoso, preceptos bíblicos, podríamos decir, a los que su hijo ha faltado.
Lo echa de la casa, cosa a la que en un principio Julio se resiste. Cuando acepta irse
lanza una acusación genérica dirigida a su padre y a todos los que se mantienen
arraigados a la vieja tradición: “¡Gauchos soberbios!”.
El conflicto llega a su clímax, las posiciones se polarizan.”En M’hijo el dotor dos
morales se ponen frente a frente .El concepto antiguo que somete las acciones humanas
a una férrea ley del deber entra en pugna con el concepto moderno que proclama el
derecho a la felicidad .Por una parte , el viejo criollo apegado a todos los prejuicios
tradicionales , de otra el joven emancipado..”4
Antes de que se retire, el padre, amparado en lo que considera su derecho, intenta
aplicar un correctivo a su hijo a la vieja usanza, es decir, mediante el castigo físico. Se
traban en lucha, Julio consigue despedirlo de sí. Don Olegario toma un rebenque que
estaba en el suelo, quiere que su hijo se arrodille ante él, es decir, que se someta, a lo
cual Julio se niega vehementemente (recordar sus palabras: él es un hombre libre. La
sumisión es para él signo de esclavitud, no de amor ni de respeto como para su padre.
Para ambos la palabra libertad tiene connotaciones distintas dentro del vínculo padre –
hijo .Recordemos además que la libertad es uno de los más caros preceptos modernos,
presente ya en la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano).
Consigue, no obstante, asestarle un golpe en la cabeza, logrando que Julio caiga al piso.

4
Frugoni,Emilio :La sensibilidad Americana,pp 149-150. Tomado de nota al pie de página de el libro
M’hijo el dotor cuya bibliografía está al final.
La escena es interrumpida por la aparición de Mariquita y Jesusa, quienes abrazan a
Olegario, impidiendo que prosiga el castigo.
Con esta escena, plena de tensión dramática, culmina el primer acto.

El segundo acto transcurre en la capital .Nos enteramos por boca de Mariquita en


diálogo con su comadre Adelaida, de que Olegario está muy enfermo , que está siendo
tratado por un médico , y de su estado anímico : está muy triste debido al
enfrentamiento con Julio. Éste está muy ofendido con su padre, y si bien visita a su
madre en la capital, continúa sin dirigirle la palabra a su progenitor. Olegario, dadas sus
convicciones, nunca tomaría la iniciativa en un acercamiento.
Sara cuenta acerca de su compromiso formal con Julio, y que éste piensa hablar a su
padre para que sea él quien haga el pedido de mano.
Pero cuando todo parece encaminarse hacia una reconciliación surge un nuevo
conflicto: Jesusa está embarazada y se ve obligada a confesárselo a su padrino ante la
insistencia del mismo en su casamiento con Eloy (escena VI).Este hecho y la
resistencia de su hijo a casarse con Jesusa provocará que padre e hijo se enfrenten
nuevamente.

II Acto. Escena VII.

En esta escena se haya presentes Jesusa, Olegario, Julio, Mariquita, Adelaida y Sara.

La escena comienza con Olegario descompuesto, afectado por la noticia del embarazo
de Jesusa, aunque aún no sabe que su hijo es el padre.Mariquita , Julio y Jesusa intentan
hacerlo reaccionar. Cuando lo logra pide hablar a solas con Jesusa para que termine de
explicar lo de su embarazo. Es interrumpido por Julio: “¡No, tata!..Lo que Jesusa tiene
que contarte , te lo diré yo!”.Jesusa intenta detener la confesión de Julio de su
paternidad delante de todos, incluyendo a su prometida y no lo consigue. Al contrario,
él considera que ella lo tiene que saber: “¡No debe ser un secreto ¡..¡Sara, quiero mque
tú lo oigas también!”.
Esta insistencia de Julio en que todos sepan la verdad marca su postura frente a los
convencionalismos sociales y a la vieja moral: para él el embarazo de Jesusa es sólo un
accidente, algo de lo que ninguno de los dos es responsable (escena V de este mismo
acto).Tampoco tiene el concepto de que la honra de una mujer radica en su virginidad.
Jesusa no desmerece en su concepto por haberse entregado a él, al contrario en la escena
final vemos cómo esto la enaltece a sus ojos, ya que ha estado dispuesta por amor a él a
todos los renunciamientos:”¡Tú que no injuriaste la vida subordinando el amor ,que es
su esencia , a los convencionalismos corrientes…”.
Pero en esta escena cuando don Olegario le reclama :::”¿La moral de tus padres te
enseñaba esto?”, Julio le replica : “¡ La moral de ustedes no evitaba estas situaciones,
padre. Mi moral más humana me dice que estos hechos son acidentes y que no existen
responsabilidades..”.Es decir, para Julio, las férreas costumbres de su padre son
inhumanas, ya que condenan a un hombre y a una mujer a la infelicidad al obligarlos a
unirse en matrimonio sin que exista amor por ambas partes. La felicidad para Julio es el
bien supremo, y no debe estar sujeta a convencionalismos sociales.
Para Olegario, en cambio, su ahijada ha sido deshonrada y Julio debe reparar el daño.
Si ambos son felices juntos o no juntos es algo secundario.
Nuevamente queda marcada la oposición entre el concepto moderno de búsqueda de la
felicidad , y los viejos valores morales arraigados de la sociedad rural ,austera y
patriarcal que representa don Olegario.
La escena culmina con Olegario intentando obligar a su hijo a que se case, Jesusa
diciendo que es ella la que no quiere ( en realidad sí quiere ,lo que no quiere es que ésto
represente un sacrificio para Julio), y pidiéndole perdón a su padrino por ello , a lo cual
responde Olegario airadamente e intenta golpearla .Julio lo detiene.

Con La caída de un telón rápido termina esta escena y con ella el segundo acto.

Conclusión.

Creemos ,con el análisis de estas dos escenas , de fuerte tensión dramática ambas, haber
logrado demostrar nuestro punto , expuesto en el comienzo del trabajo.
Florencio Sánchez fue un gran dramaturgo que supo captar y trasladar al teatro los
conflictos gestados en el interior de la sociedad tan cambiante en la que le tocó vivir.
La dicotomía campo- ciudad de comienzps del siglo XX ya no existe, si bien se
mantienen algunos prejuicios sociales a nivel de la sociedad toda, principalmente en los
estratos sociales medio y alto como ser el prejuicio hacia las madres solteras, que si bien
no toma ribetes tan terribles como en la sociedad del siglo pasado , aún se hacen sentir.
Para los que hacemos literatura ,el drama que Sánchez plantea en esta obra , la agilidad
de los diálogos , sus acotaciones de escena , contribuyen a una lectura muy vívida , en la
que se siente claramente la intensidad del conflicto que plantea aristas que ,como dije
anteriormente ,aún no han perdido del todo su vigencia. El conflicto generacional , si
bien no se plantee en los términos civilización-barbarie o ciudad-campo, sigue
existiendo, asumiendo quizás ahora la característica modernidad-posmodernidad, y
seguramente en el futuro surgirán nuevas variantes , porque el enfrentarse a nuestros
mayores constituye y constituirá siempre un paso en el camino hacia la autonomía , y
probablemente sea en él en el que la humanidad toda encuentra la vía hacia la
superación.

Bibliografía.
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Coligan Mª luisa-Arteaga,J.J.Breve historia del Uruguay. Fascículos


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