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PERSONAJES
CAPITULO 1
CAPITULO 2
Carla es una chica de 17 años, madrileña, que por motivos laborales de su padre
se ha tenido que trasladar a París.
Miguel tiene 9 años y es hermano de Carla.
Gerardo el padre de Carla y Miguel era restaurador en el Museo del Prado y
recibió una oferta para trabajar un año en el Museo del Louvre.
La madre de Carla murió cuando era una niña y su padre se había hecho cargo
de los niños el solo.
A Carla no le gustaba estar en París, apenas conocía a nadie, tenía problemas
con el idioma y tampoco le gustaba la comida francesa.
Carla se quedaba fascinada viendo el obelisco en la plaza de La Concordia,
había sido traído desde el templo de Luxor, en Egipto, donde había otro igual.
Carla había quedado a las seis en el museo con su padre para recoger a Miguel.
Entró en el museo y un encargado le dio una carta para su padre.
Se dirigió al sótano donde estaba su padre siempre trabajando, a pesar de tener
despacho, pero alli donde se encontraban las piezas para restaurar.
Cuando llegó donde estaba su padre este le dijo que tenía que quedarse con su
hermano, porque el tenía que trabajar.
Carla se enfadó, esa tarde había quedado con una compañera de clase.
Carla protestó pero su padre no cedió. Se fue enfadada cogiendo a su hermano
de la mano y se dio cuenta que se le había olvidado darle la carta a su padre.
Le dijo a Miguel que se esperara y volvió a darle la carta a su padre.
Cuando volvió adonde había dejado a Miguel, este no estaba allí.
Vió una puerta abierta y entró, era una especie de almacén.
La puerta se cerró y cuando intentó abrirlo no pudo.
Alguien la llamó desde el final de la sala, era su hermano.
Estuvieron esperando mas de una hora y nadie fue a rescatarlos.
Mientras Carla intentaba abrir la cerradura con un gancho del pelo, Miguel vio
un objeto que parecía brillar en la oscuridad de la sala.
Era un escarabajo de color verde con un ojo tatuado en el caparazón, encerrado
en una especie de triangulo sagrado, que estaba encima de un sarcófago.
Miguel lo cogió y cuando Carla lo vio le dijo que lo dejara en su sitio.
Al ir a dejarlo pareció que recobrara vida y a Miguel se le cayó de las manos.
Carla se enfadó tanto con Miguel que le dijo que desearía no tener ningún
hermano.
De pronto los trozos de cristal se convirtieron en puntos dorados y empezaron a
girar sobre ellos como un gran remolino.
Miguel y Carla se soltaron de la mano y fueron arrastrados por el remolino.
CAPÍTULO 3
Miguel despertó en una sala oscura y vacía, tenía las paredes pintadas.
Notó la presencia de alguien y vio unos ojos brillantes, intentó escapar pero la
sala no tenía ninguna salida.
Miguel no pudo evitar sucumbir al influjo de sus ojos, que le robaron los
recuerdos y lo peor de todo, su alma.
Miguel formaba ya parte de la maldición.
Se había convertido en la pieza principal del ritual que permitiría recuperar sus
poderes y llevar a cabo la venganza que había planeado desde hacía siglos.
Cuando Carla despertó, llamó a Miguel, pero este no estaba, al intentar
levantarse de dio cuenta que estaba rodeada de arena.
No podía creerlo, pensaba que estaba soñando, estaba delante de una de las
pirámides de Egipto.
No se explicaba como podía haber llegado, y al contemplar la esfinge de Gizeh,
una figura de piedra con un cuerpo de león y cabeza de rey, que era mundialmente
conocida por su nariz, porque no la tenía, se dio cuenta que esa esfinge si tenía la nariz.
Carla empezó a caminar por el desierto buscando a Miguel.
Se hacia de noche y empezó a notar el frió en su cuerpo.
Carla apenas tenia fuerzas para continuar y además tenía mucha sed, cayó
agotada.
Cuando empezó a amanecer intentó caminar, pero estaba agotada y cerro los
ojos pensando que todo era un sueño.
Al despertar estaba acostada en un lecho, pensó que había sido un sueño, pero al
levantarse se dio cuenta que no estaba en su habitación, iba vestida con una túnica
blanca de seda.
Se asomó a la ventana y vio un faro enorme, estaba en Alejandria.
De pronto entró un hombre en la habitación, le dijo que se llamaba Tolomeo.
Tolomeo le explicó que la habían encontrado en la arena.
Era un hombre pudiente, su familia se dedicaba al comercia y llevaba una vida
acomodada.
Tolomeo la llevó a ver la ciudad.
Se quedó sorprendida cuando vio la biblioteca.
Allí vio como trabajaban y ayudó a uno de ellos hacer un papiro.
Tenía que volver a casa de Tolomeo, pero se perdió por las calles.
Al llegar al mercado vio a una mujer con joyas, amuletos y le compró uno con
un escarabajo de color azul, ya que Tolomeo le había dado dinero.
Cuando seguía su camino vio a un muchacho de su edad retenido por dos
hombres.
Un oficial decía que el muchacho había robado dos manzanas.
Carla se dio cuenta que iba a sufrir un duro castigo y dijo que el muchacho era
un criado, que ella era prima de Tolomeo.
Tolomeo era un hombre conocido y muy influyente, soltaron al muchacho
enseguida.
Este salió corriendo y desapareció.
A Carla le siguió un gato y pensó que a Tolomeo no le importaría que se lo
llevara a su casa.
Antes de llegar a casa de Tolomeo oyó una melodía muy suave, venía de un
templo, donde habían seis bailarinas que danzaban al compás de la música.
Eran sacerdotisas de Isis. Carla empezó a mover los pies imitando los gestos de
las bailarinas.
Cuando Carla llegó a casa de Tolomeo y este la estaba esperando en la puerta, el
gato que iba con Carla era de Tolomeo, se llamaba Amenophis.
Cenaron, dieron un paseo y se marcharon a dormir.
Cuando Carla despertó tenía la esperanza de que estaría en París, pero no era así.
Tolomeo se había ido de negocios y Carla volvió a visitar el museo.
Entro en una sala y aprovechó que un hombre se levantó para ver de cerca lo que
estaba copiando, pero con tan mala suerte que dejó caer un bote de tinta sobre el papel,
y al intentar limpiarlo dejó una mancha en el escrito.
Cuando salía corriendo chocó con un joven, Carla le dijo que estaba mareada y
el joven le preparó un brebaje.
Los egipcios tenían muchas plantas medicinales.
El joven le dijo que se llamaba Imhotep, entonces Carla recordó que era el
médico egipcio más famoso de toda la Antigüedad, al que el faraón le otorgaría toda
clase de privilegios.
Carla empezaba a sentirse culpable por no pensar en hermano Miguel, no sabía
si él estaría allí, o en París, pero tampoco sabía como podría volver a su casa y a su
época.
De pronto oyo un gran alboroto, eran los soldados del faraón.
Todo el mundo huía.
Alejandría iba a ser destruida. Al pasar por la casa de Tolomeo la vio que estaba
ardiendo.
Carla estaba asustada, empezó a llorar.
Un muchacho le dijo que ya no podía hacer nada, la cogió de la mano y la obligó
a irse de allí.
Se separo del muchacho con la confusión y ella salió corriendo de la ciudad.
Otra vez estaba en el desierto.
De pronto alguien la tiró al suelo, era un hombre bajito, regordete, con poco pelo
y con un olor desagradable, era Said, un traficante de esclavos.
Intentó escapar pero Kaifas, un soldado, la enrolló con el látigo por la cintura.
Ella se resistía y volvió a correr de nuevo, pero Kaifas la volvió a alcanzar.
Said la arrastró por el pelo y cuando iba a darle con el látigo alguien dijo que si
la lastimaba no le valdría de nada y no podría hacer el viaje hasta Tebas.
Said ordenó a Kaifas que la atara, y no le diera de beber a ella y al muchacho
que se había atrevido a decirle lo que tenía que hacer
Carla se disculpó con el muchacho y éste le dijo que no se preocupara por él, y
que algun día el faraón pagaría por lo que había hecho.
El muchacho odiaba al faraón.
Carla no se imaginaba que el faraón estuviese detrás de todo eso, tenía que se un
hombre justo y bondadoso, era la representación del dios Horus en la tierra.
Entonces Carla reconoció que el muchacho que la ayudaba era el que le había
hecho abandonar Alejandría cuando se estaba quemando y al que ella ayudó en el
mercado.
Estaba agotada, llegaron a un oasis pero Said y Kaifas no les permitieron ni
beber ni comer.
Pero un niño les dio un cuenco con agua.
Carla le preguntó el nombre al joven, Josué, le dijo.
Le contó que vivía en Heliopolis y que su ciudad había sido atacada por las
tropas del faraón.
El intentó avisar a los habitantes de Alejandría, pero no le creyeron.
El Faraón había sido siempre un hombre justo y los habitantes pensaban que el
ataque debía ser un castigo por alguna falta que habían cometido.
Volvieron a caminar y al hacerse de noche Said se dio cuenta que tenía que dejar
descansar a aquél grupo de personas.
Said siguió sin darles comida, pero los compañeros de viaje les dieron a Carla y
a Josué parte de su ración.
Carla estaba sorprendida por como aquellas personas se mostraban tan sumisas.
Todos excepto Josué, que estaba tremendamente enfadado con el faraón.
Al día siguiente llegaron a Heliopolis.
Carla vio un templo con una estatua de una cabeza de gato en su parte superior.
Josué le dijo que su padre y él habían construido ese templo y que las pupilas del
animal están diseñadas de tal forma que se dilataban con la posición del sol.
Josué le señaló cual era su casa.
A Carla no le extraño el odio que tenía hacía el faraón.
De pronto Carla empezó a sentirse mal y cayó al suelo temblando.
Josué encontró una picadura de escorpión en el tobillo de Carla y succionó el
veneno, esperando que no fuera tarde.
Said se dio cuenta de lo que sucedía y decidió abandonar a Carla en aquél
mismo lugar, pero Josué la cargo a sus espaldas.
Después de tres días llegaron a Tebas, era la capital del reino.
Al llegar vieron como cientos de mujeres, niños y hombres trabajaban sin
descanso en la construcción de una gigantesca pirámide.
Said les mando empezar a trabajar.
Todos cargaban las piedras tirando de cuerdas sin descanso alguno.
Al anochecer Said les dijo que podían descansar.
Al día siguiente volvieron otra vez al trabajo, Carla le preguntó a Josué que para
que querría el faraón una pirámide como esa.
Josué no lo sabía, pero pensaba que había algo siniestro en todo aquello.
Por la tarde llegaron nuevos prisioneros, Carla vio a Tolomeo entre ellos.
Cuando Carla vio a Kaifas golpear con el látigo a Tolomeo, salió corriendo y
puso su cuerpo encima del anciano y Kaifas la golpeó a ella sin parar.
De pronto alguien preguntó que estaba ocurriendo, vestía una falda blanca y un
cinturón dorado, un enorme collar de oro y piedras preciosas y en su cabeza llevaba un
gorro decorado con dos animales, el buitre y la cobra, símbolo de las diosas protectoras
de la realeza.
Era el Faraón.
El faraón le pregunto a Said si para la fiesta de Amón podrían honrar al Dios con
un sacrificio.
Said se volvió hacia Carla y se echo a reír, mandando a sus hombres que la
apresaran y la llevaran al templo de Karnak.
Carla intentó resistirse pero no pudo escapar y Josué intentó ayudarla pero los
los hombres de Said lo golpearon con el látigo.
Josué se había dado cuenta que Carla se iba a convertir en el sacrificio que el
faraón había pedido.
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
Ramses repetía una y otra vez las palabras que tenía que pronunciar para liberar
a su padre Seth.
Tenían que encontrar la manera de salir el templo.
Ramses pensó que la manera de salir de allí era a través del sarcófago.
Movieron el sarcófago y encontraron debajo de este un agujero.
Entraron en un pasadizo que les llevo a un laberinto.
De pronto Josué reconoció el olor de Carla, le dijo a Ramses que olía a jazmín,
que era el perfume que Carla llevaba.
Josué salió corriendo y Ramses le siguió, pero el camino se dividió en dos
direcciones y Ramses eligió el de la derecha y no había rastro de Josué.
Decidió volver atrás pero se dio cuenta que estaba perdido.
Por otro lado Josué seguía corriendo por los pasillos cuando se dio cuenta que se
había perdido y también separado de Ramses.
De pronto oyó a Ramses gritar llamándole.
Corrió por los pasillos y cuando encontró a Ramses vio que estaba a punto de
morir, pero Josué cogió su puñal y se abalanzó sobre la criatura que estaba atacando a
su compañero.
Era una serpiente.
La serpiente soltó a Ramses y se abalanzó sobre Josué.
Josué se vio que detrás de la enorme serpiente estaba la salida del laberinto,
tenía que encontrar la forma de acabar con ese animal y salir de allí.
CAPITULO 11
CAPITULO 12
Ramses recobró el conocimiento y se dio cuenta que estaba fuera del templo.
Intentó entrar pero una puerta le cerraba el paso, trato de abrirla pero era
imposible.
Comprendió que Josué se había quedado dentro para luchar con la serpiente y
que lo había salvado a él porque solo los descendientes del faraón podían pronunciar el
conjuro que acabara con Seth.
Ramses comenzó a caminar, llegó al oasis y de pronto oyó a alguien pedir
ayuda.
Vio a dos hombres atados, uno estaba muerto y el otro era Said, al que los
nubios habían dejado allí, cuando rescataron a Carla.
Ramses desato a Said, pero este espero que el muchacho se quedara durmiendo
para quitarle el cuchillo y matarlo.
Said se dio cuenta del símbolo que llevaba Ramses colgado al cuello, no había
duda, era el hijo del faraón.
Ramses despertó y cuando Said le dijo que lo iba a entregar al faraón, Ramses se
abalanzó sobre él, fue una pelea dura pero al final venció Ramses, Said se había clavado
el puñal durante la pelea y había muerto.
Ramses comenzó a andar con la única misión de llegar a Tebas y acabar con
Seth.
CAPITULO 13
La pirámide estaba casi acabada, faltaban dos días para el solsticio de verano y
por fin el santuario de Ra estaría listo para llevar a cabo sus planes, ser el mas poderoso
del mundo.
CAPITULO 14
Carla vio como la pirámide estaba terminada y le dejo a Yali que Seth
recuperaría su cuerpo y sus poderes, por lo que tenían que actuar rápidamente.
El faraón se encontraba en el interior de la pirámide haciendo los últimos
preparativos.
Solo faltaba una hora para que los rayos del sol atravesaran la única abertura
para penetrar en el interior e iluminar el altar donde se realizaría el sacrificio.
En ese momento Ra, dios del Sol, le transmitiría a través de un rayo de luz la
energía para recuperar su cuerpo y sus poderes.
De pronto el jefe de la guardia interrumpió al faraón, para decirle que les estaban
atacando.
El faraón salió al exterior y le dijo al jefe de la guardia que se encargara de ellos,
eran muy pocos y no tendrían problemas para acabar con ellos.
Pero los nubios eran guerreros que no temían a la muerte y luchaban con una
furia sobrenatural.
La lucha fue sangrienta y terrible.
Carla lucho como uno de ellos.
De pronto Carla vio como una flecha iba directa hacia ella, pero Yali puso su
cuerpo delante de ella y la flecha se clavo en él.
Yali le pidió que siguiera con su misión.
Como los guardias estaban pendientes de la batalla contra los nubios no se
dieron cuenta de que Carla iba hacia la pirámide.
Solo tenía que derribar a los dos guardianes de la puerta, cuando de pronto dos
flechas impactaron en el cuerpo de los guardias, facilitándole las cosas.
Era Ramses, estaba allí luchando con los nubios.
Carla quería ir junto a él pero tenía que entrar en la pirámide, miro por todos
lados buscando a Josué pero se dio cuenta que no estaba.
Carla salió corriendo para acabar con Seth y no pudo escuchar los gritos de
Ramses pidiéndole que no lo hiciera.
Después de algunas trampas que tuvo que sortear llegó hasta la sala donde
estaba el altar de piedra y vio el cuerpo de su hermano Miguel encima del altar.
Intentó despertar a su hermano pero no lo consiguió.
En la oscuridad Carla distinguió la figura del faraón.
El faraón no se había dado cuenta de la presencia de Carla y empezó a
pronunciar palabras en un extraño idioma.
De pronto un rayo de sol penetró por la abertura de la pirámide hasta el altar
donde estaba el hermano de Carla, el faraón levantó los brazos y cuando Carla vio la
daga que sostenía grito.
Carla se puso delante del faraón y le lanzó el disco de Horus, pero el faraón
reaccionó a tiempo y lo evitó.
El faraón cogio el disco y lo rompió.
Carla atacó al faraón con un cuchillo pero parecía sentir dolor.
De pronto se escucharon unas palabras dentro de la pirámide, era Ramses
pronunciando el conjuro.
Las palabras parecían hacer efecto en el faraón.
Cuando solo faltaba que Ramses dijera las últimas palabras, el faraón se
arrodilló delante de Ramses y dijo “hijo mio”.
Ramses empezó a dudar si el conjuro destruiría a su padre y fue entones cuando
Seth aprovechó para coger al muchacho del cuello.
Ramses perdió la esperanza de salvar a su padre.
Carla pidió ayuda a Isis y de pronto vio como el disco de Horus recuperaba su
forma inicial.
Se arrastró por el suelo y aprovechó que el faraón estaba en el altar con el
cuerpo de su hermano porque el sol estaba desapareciendo y tenía que realizar el
sacrificio, para coger el disco de Horus.
Lanzó el disco al faraón pero este siguió con el ritual.
De pronto resonaron otras palabras en el interior de la pirámide que pillaron al
faraón por sorpresa y a Carla.
Ramses estaba incosciente ¿quién las había pronunciado?
El faraón cayó al suelo y una luz potente salió del cuerpo del hombre y se
introdujo en el escarabajo que permaneció suspendido en el aire durante unos segundos.
Luego recuperó su forma inicial para regresar de nuevo al colgante de Carla.
Carla vio a Josué, el había pronunciado las palabras, tenía la túnica rasgada de
su enfrentamiento con la serpiente.
Carla se acercó a su hermano, Miguel despertó y Carla le prometió que luego se
lo explicaría todo.
Ramses también se había despertado y todos fueron a ver como estaba el faraón.
Ramses preguntó como se había completado el conjuro, porque solo los
descendientes del faraón podían hacerlo.
Antes de que Josué dijera nada, Ramses vio en la espalda de este un tatuaje de
Horus.
Solo el faraón y sus descendientes podían llevarlo.
Josué no podía contestar porque no sabía la respuesta.
Solo recordaba que estando en el templo notó la presencia de alguien al que la
serpiente obedecía porque el animal dejó de apretar el cuerpo de Josué.
Josué sintió que un manto cálido lo rodeaba y curo sus heridas, cuando recobró
el sentido estaba tumbado en el arena y fuera de peligro.
El faraón recuperó el sentido y cuando vio el tatuaje de Josué grito ¡Gemelos!
Josué y Ramses eran hermanos gemelos.
El suelo de la pirámide empezó a moverse, cayeron piedras, tenían que salir de
allí.
El faraón los condujo por el laberinto pero quedó atrapado y murio.
Los jóvenes lograron salir de allí.
La pirámide había sido destruida, igual que Seth.
Dos meses después según los rituales egipcios el faraón fue enterrrado.
En la tumba del faraón, Josué encontró las respuestas a sus dudas.
La esposa del faraón había muerto al dar a luz dos hijos varones y el faraón se
encargo de criarlos hasta los cuatro años.
Pero un día cuando vio a sus hijos peleando por quien era el mas fuerte decidió
elegir a uno para ser príncipe de Egipto y al otro lo entrego a uno de sus sirvientes para
que le buscara una familia.
Por fin Josué sabía cual era su origen y su familia.
Salieron de la tumba del faraón y Carla cuando se disponía a montar a
Relámpago alguien la llamo, era Yali.
Todos juntos marcharon hacia el oasis.
Yali se despidió de Carla y siguieron el camino hasta el templo de Anubis.
Llegaron al templo y encontraron la puerta abierta, el fuego seguía ardiendo en
el altar.
Carla se desató el colgante de su cuello y el fuego se apagó.
El altar comenzó a descender y en su lugar apareció el sarcófago de Osiris.
Carla depositó el escarabajo de Horus en la parta superior en el lugar donde
había sido extraído por Miguel.
Notaron un breve temblor y Carla dijo “regresamos a casa”. Se despidió de sus
amigos.
Josué volvería a Heliopolis para ayudar a los ciudadanos de allí con la
colaboración de su hermano Ramses.
Carla y su hermano despertaron en la misma sala donde se habían quedado
encerrados.
Carla y Miguel dijeron que habían tenido un sueño muy extraño.
De pronto oyó ruidos y Carla pidió ayuda, los sacaron de allí, habían pasado
toda la tarde encerrados.
Cuando salían Carla pasó por una sala donde se exponían libros de la biblioteca
de Alenjandría y vio algo que le llamó la atención, un libro, tenía un borrón de tinta
sobre una de las páginas, ella habia sido la causante del borrón al dejar caer la tinta
sobre una de las hojas.
Carla le pidió a su padre que la dejara volver sola paseando y cuando llego a la
plaza de la Concordia observo en el obelisco el nombre de Ramses grabado en su base.
RESUMEN
Carla y Miguel son dos hermanos que se trasladan a Paris porque su padre está
trabajando en el Museo del Louvre.
Cuando por accidente Miguel rompe un escarabajo de cristal egipcio, los dos
aparecen sin saber por qué en el Egipto de los Faraones.
Carla tendrá que sobrevivir en condiciones adversas, para librar a la humanidad
de la amenaza de un siniestro faraón, el cual ha sido poseído por el dios Seth, igual que
su hermano Miguel.
Carla es hecha prisionera y junto a Josué, participa en la construcción de una
pirámide, conocerán al hijo del faraón Ramsés y los tres viven numerosas aventuras en
el desierto.
Los tres tienen un objetivo común, liberar al faraón de Seth y ayudar al pueblo,
marchan al templo de Anubis donde encontraran la solución al problema, en el Libro de
los Muertos.
Carla se separa de sus amigos cuando encuentra el Disco de Horus, yendo con el
pueblo nubio donde aprenderá a luchar y le ayudarán a derrotar al faraón poseído por
Seth.
Ramses y Josué lograran derrotar a Seth junto con Carla.
Josué y Ramsés descubren que son hermanos gemelos.
Carla consigue volver a Paris con su hermano.
OPINION PERSONAL