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Perfil del Docente

Latinoamericano ¿Mito o
Realidad?
RESUMEN
En esta ocasión quiero compartir una preocupación que tengo en
relación a los bellos ideales y su diferencia con la realidad. Es
precisamente en el caso de la Formación de docentes, donde me
desenvuelvo y donde oriente una investigación para ver que tan cierta
era mi hipótesis inicial, en relación al poco avance en la mentalidad del
docente debido a la gran influencia de los mas de 500 años de historia,
conquista y penetración ideológica, tanto en docentes como en
formadores.
Es así como usando la vía directa entre mis alumnos y alumnas y de
otros colegas del país y de 6 países hermanos de América Latina,
decidimos saber cuál era la verdad de la historia entre los mismos
docentes tanto en formación como maestros activos, pero que acuden a
ser formados en la actualidad. Esto porque suponemos que están
recibiendo una formación con las ideas de la actualidad, donde se habla
mucho del uso de la ciencia y la tecnología para resolver los problemas
sociales.
Sabiendo que la educación no se escapa a esas innovaciones,
procedimos a ver que tanto llegaba a los docentes esos nuevos
paradigmas y pudimos observar que con tres preguntas, acerca de sus
creencias tanto en su rol docente como lo que debe saber y lo que debe
enseñar, se notó lo lejos que están de la formación que se pretende
curricularmente enseñarles, así como el divorcio de su perfil
profesional, según sus autoridades.
Se entrevistó a una muestra de 497 estudiantes (docentes en
formación) en 7 países de la región, incluyendo una ciudad española.
Los resultados siguieron las mismas tendencias en cada uno de ellos,
significando eso que las raíces culturales subyacentes son fuertes en
relación a la visión sobre la docencia, el docente y su rol social, son
muchas las influencias que se pernean dentro de la formación que se
oferta.
Hacemos una reflexión final donde proponemos la necesidad de
salvar la figura del docente involucrándolo mas hacia la búsquela y
comprensión del conocimiento y de su concientización real de su rol
ante los avances en ciencia y tecnología para aplicarlos en bienestar de
la sociedad de forma critica y contundente ante los abusadores, siempre
a favor de la verdad. Ese es el reto de todos y todas los que estamos
inmersos en este mar de confusiones y que de hecho hemos confundido
nuestro papel de formadores en muchas instituciones que no reflexionan
sobre los cambios y las necesidades sociales y se quedan obsoletas sin
aportar, pero si con palabritas de moda.
Haremos una presentación de los diferentes perfiles docentes a
disposición en la OEI, luego analizaremos el papel de la formación del
docente y los paradigmas mas comunes, presentaremos el estudio
empírico y luego haremos una propuesta a partir de las respuestas de
nuestros docentes planteando una conclusiones necesarias a la luz del
divorcio entre lo que se publica y la verdadera historia vivida por los
dolientes, los docentes de aula en formación, que serán los docentes de
las aulas en la “sociedad del conocimiento”.
A modo de introducción
Los docentes son muy importantes a la hora de hacer los cambios
por ello vale destacar la cita de Tegiri y Diker, cuando se hace varias
preguntas entre ellas: ¿Cómo transformar la escuela moderna
concebida hace trescientos años, en una institución que
responda a las necesidades de un mundo globalizado, de una
cultura mass-mediática, de unos niños que sobre muchas cosas
saben más que nosotros, de un mercado de trabajo flexibilizado
cuyas demandas formativas mutan constantemente? , ¿Cómo
confiar en el sentido de lo que enseñamos si las certezas
científicas y la confianza ilustrada en el progreso indefinido del
conocimiento están profundamente cuestionadas?
Son muchas las inquietudes en torno al quehacer social y
especialmente educativo, por ello el docente y su formación cobra
muchísima importancia en este mundo tan convulso pero que aun se
vale de una persona moral y científicamente preparada para orientar en
torno al conocimiento y la cultura.
El quehacer educativo, como todo trabajo, se inscribe en un marco
legitimador que le confiere una determinada legalidad. Por ello, todo
paradigma pedagógico define su sujeto y es a partir de la misma en
cómo se concibe el rol del educador. (Puigros, 1990). O sea que la
sociedad legitima su rol a partir de la ideología imperante y acorde con
las necesidades de la misma, no necesariamente a favor de las
necesidades reales de la humanidad.

1. Perfiles ideales de Docentes


Para elaborar un perfil de educador/a acorde con la realidad y su
profesionalidad, se deben contar al menos con tres herramientas
fundamentales: sensibilidad, flexibilidad y conocimiento. Sólo el docente
que conoce los límites de la disciplina y el lenguaje en el cual ella se
expresa puede explicar por qué una determinada pregunta no es
legítima en un determinado contexto.
Existen saberes sistemáticos de la naturaleza y de la sociedad que
son fundamentales para resolver problemas de tipo técnico y problemas
de identidad y pertenencia. Las humanidades permiten desarrollar la
sensibilidad, comprender y nombrar situaciones y emociones nuevas y
gozar de extraordinarios bienes culturales.
De aquí puede derivarse que el docente debe conocer muy de cerca
los avances tecnológicos y científicos que deberá manejar pero que
debiera manejar desde su formación misma. Son muy ambiciosos los
perfiles que han elaborado nuestros países, para poder estar a tono con
los tiempos y con la competitividad, sin embargo no pueden apoyar la
docencia como lo hacen los que si pueden competir.
De ahí que en la OEI, los diferentes países de América latina, han
enviado sus lineamientos de formación docente y con ello su perfil de
docente. En esta ocasión facilitaré los elementos más importantes de los
mismos, entre ellos destacando algunos de los países en los cuales hice
un sondeo cuantitativo con el objeto de que podamos comparar los
perfiles con las creencias reales de los docentes en formación en los
mismos.4
En Argentina, su docente al concluir su formación: deberá
dominar los contenidos básicos comunes y ser capaz de
contextualizarlos en su tarea docente.
· Estar en condiciones de fundamentar teóricamente sus prácticas de
enseñanza enmarcadas en concepciones éticas y sociales del
conocimiento, en función de la escuela y de la educación.
· Tener condiciones personales y la formación ética y técnica
requerida para establecer relaciones institucionales y personales
positivas.
· Ser capaz de participar, juntamente con otros docentes, en la
elaboración y la implementación del Proyecto Educativo Institucional, de
acuerdo con el contexto social particular de la escuela.
· Ser capaz de analizar y de interpretar los resultados de su trabajo,
de evaluarlos y de modificarlos para mejorar la calidad de los
aprendizajes.
· Estar en condiciones de efectuar actividades de búsqueda,
sistematización y análisis de información de fuentes primarias, de
resultados de innovaciones y de investigaciones, así como de
bibliografía actualizada sobre temas
En Colombia los docentes serán capaces de:
resolver los problemas de la educación y de la enseñanza que van a
ser objeto de su intervención, las teorías que los explican y ayudan a
comprender críticamente, lo mismo que de aquellas que le permitan
entenderse a sí mismo y a sus alumnos, los saberes con los cuales va a
formar a otros y de las competencias didácticas propias del ejercicio de
su actividad formativa, las fuentes de la realidad y del criterio que
contextualizan la profesión en los ámbitos local, nacional e internacional,
y un dominio de la historia y de la lógica vinculado con la comprensión y
la construcción de teorías pedagógicas, en tanto conocimientos que
fundamentan su profesión y le otorgan identidad intelectual, los
criterios y las normas que regulan la profesión y su ejercicio ético y
responsable.
En Panamá: La formación del docente panameño establece el
siguiente perfil: un educador capaz de preservar y enriquecer su salud
física, mental y social comprometido con los valores cívicos, éticos,
morales, sociales, políticos, económicos, religiosos y culturales, dentro
de un espíritu nacionalista, con amplia visión del universo, con
sentimientos de justicia social, solidaridad humana, vocación docente y
actitud crítica, creativa y científica en el ejercicio de la profesión.
En México deben tener:
· Un dominio cabal de su materia de su trabajo, por haber logrado
una autonomía profesional que le permita tomar decisiones informadas,
por comprometerse con los resultados de su acción docente, por
evaluarla críticamente, por trabajar en conjunto con sus colegas, y por
manejar su propia formación permanente. El maestro de educación
básica dispondrá de las capacidades que le permitan organizar el trabajo
educativo, de diseñar y poner en práctica estrategias y actividades
didácticas con el fin de que todos sus educandos alcancen los propósitos
de la educación; de reconocer la diversidad de los niños que forman el
grupo a su cargo. Atender a su enseñanza por medio de una variedad de
estrategias didácticas que desarrollará de manera creativa. Reconocerá
la importancia de tratar con dignidad y afecto a sus alumnos;
Aprovechará los contenidos curriculares y las experiencias y conductas
cotidianas en el aula y en la escuela para promover la reflexión y el
diálogo sobre asuntos éticos y sobre problemas ambientales que
disminuyen la calidad de vida de la población; Propiciará el desarrollo
moral autónomo de sus alumnos, y favorecerá la reflexión y el análisis
del grupo.
En República Dominicana:
· Que sea graduado universitario con el nivel de formación inicial
requerido por el sistema, y con la capacidad de desempeñarse en el
trabajo con dominio de sus funciones, tanto pedagógicas como
administrativas.
· Que tenga capacidad de aprendizaje y un espíritu crítico e
innovador que le permita valorar las nuevas corrientes e incorporarlas a
su práctica, con el objetivo de hacer el mejor aporte posible a la
comunidad educativa a la que pertenece.
· Que sea íntegro, capaz de servir de modelo y de ejemplo a sus
alumnos y a los que trabajan en su entorno. Que tenga capacidad de
actuar con ecuanimidad y equilibrio, que exprese su identidad con la
cultura nacional, y sensibilidad social en sus prácticas y actividades y
con los seres que le rodean.
· Que sea respetuoso de su entorno y siempre comprometido con la
excelencia. Que sea un individuo capaz de integrarse a una comunidad
y de comprometerse con una visión de excelencia.
· Con capacidad para examinar críticamente y para transformar su
práctica docente.
Como vemos son muchas las acciones tanto morales, científicas, de
gestión y competencias personales que debe exhibir un docente cuando
se gradúa y es colocado en su aula, pero ¿que pasa luego con ese
docente?, ¿quien lo apoya?, ¿quien le ayuda?, ¿quien lo supervisa o
acompaña?, ¿que investigaciones se hacen para verificar dicho perfil?

2. La Formación de Docentes y su Influencia


2.1. ¿Pero cuál es el Papel de la Formación?
Por su parte Tatto (1998) sostiene que los propósitos de la
formación de maestros pueden moldear tanto las creencias de los
docentes acerca de lo que resulta apropiado en la enseñanza, como las
concepciones acerca de su rol profesional. Y Retomando a
Buchman (1986), dice que las concepciones acerca del propio papel
como docente, a su vez moldean la práctica educativa. Por ello creo de
lugar que tiremos un ojo crítico a las diversas posiciones o modelos de
formación que nos han circundado en la historia.

MODELO NORMALIZADOR
El papel del profesor consiste en explicar los temas y mantener el
orden en la clase.
Relación Alumno-docente: la autoridad absoluta del docente en
relación al alumno. No se tienen en cuenta ni los intereses ni las ideas
de los alumnos: “la tabula rasa”
Evaluación: Centrada en “recordar” los contenidos transmitidos.
Atiende, sobre todo al producto. Realizada mediante exámenes.

EL PARADIGMA TECNOLOGICO
El papel del profesor consiste en la exposición y en la dirección de
las actividades de clase, además del mantenimiento del orden. No se
tienen en cuenta los intereses de los alumnos. Sus ideas previas, son
consideradas como “errores” que hay que sustituir por los
conocimientos adecuados.
Evaluación: Centrada en la medición detallada de los aprendizajes.

EL PARADIGMA ACADEMICISTA
Relación Alumno-docente: El papel del alumno consiste en la
realización sistemática de las actividades rigurosamente planificadas. El
papel del profesor consiste en la exposición y en la dirección de las 25
actividades de clase, además del mantenimiento del orden. No se tienen
en cuenta los intereses de los alumnos. El papel del alumno es
eminentemente pasivo.
Evaluación: Centrada en la medición detallada de los aprendizajes:
imp. Producto. En este paradigma es donde cobra significación el
concepto “rendimiento académico”

PARADIGMA ALTERNATIVO
Relación Alumno-docente: El papel del profesor es no directivo;
coordina la dinámica general de la clase como líder social y afectivo.
Evaluación: Centrada en las destrezas y, en parte, en las
actitudes. Atiende al proceso, aunque no de forma sistemática.
Realizada mediante la observación directa y el análisis de trabajos de
alumnos (sobre todo de grupos).
En la formación de docentes, así como en la educación
sistematizada o no, desde tiempos remotos ha influenciado siempre la
ley del que domine ideológicamente la cuestión social, política y
económica y se ha decidido, a favor de mantener en la escuela la
tradición cultural y los criterios de ciencia y tecnología existentes.
Hemos visto que se ha pasado de una posición normalizadora,
tecnológica a una academicista.
En la actualidad los docentes se debaten entre cual es su rol, ¿el de
sacerdote como fue al principio, el de un obrero o el de un profesional?
Es un problema sin solución aun, ya que hay un problema de identidad
social y laboral, como nos dice Tudesco, (2001), sin embargo llueven las
exigencias al maestro de este tiempo, pero sin reconocérsele, ya que se
le atribuye una labor vocacional y sacrificada.

2.2 Y las Universidades, ¿Qué Hacen, Como Forman y Como


Deberían Formar?
La dominante en el pensamiento docente de la Universidad lo
constituye una visión netamente positivista del conocimiento, en cuanto
las ciencias de la naturaleza, de carácter eminentemente experimental,
son el modelo a seguir. La sustantividad pedagógica de la enseñanza
queda reducida simplemente a que los docentes dominen sólidamente la
disciplina que enseñan.
Los aportes de las ciencias de la educación, en especial los
conceptos que proveen los marcos y tendencias pedagógicas y la
instrumentabilidad de la tecnología didáctica son considerados como
poco importantes, dada la evaluación que se hace de ellas como poco
serias, escasas del verdadero rigor científico del que gozan las ciencias
experimentales. Asimismo comparte similitudes con el paradigma
tecnológico, en el sentido de la rigurosa eficiencia que se persigue en
tanto reducen al aprendizaje como un producto a obtener, mediante la
aplicación sistemática de una metodología didáctica sustentada en
criterios científicos.
Es así como este paradigma concibe al alumno como un eminente
procesador de información, por lo cual el docente considera que su
objetivo es brindarle toda la información contenida en la currícula. Este
paradigma impide el desarrollo real del docente para la comprensión de
los fenómenos por el mismo y así pueda ser capaz de fomentar lo mismo
en sus alumnos.
En nuestras Universidades, se manejan los hechos científicos y
tecnológicos como acabados y solo repetibles, en las asignaturas se
separan aun las teorías de las practicas y en muchas ocasiones no son
compatibles, en esas condiciones dicha formación se queda solo en lo
académico y ese docente no podrá responder a su perfil, ya que le
faltarán las competencias que solo el trabajo sistemático, critico,
innovador y consiente lo hace posible.
Siendo las Universidades las que tienen el encargo social de la
formación de profesionales científicos, críticos, constructivos,
transformadores y verdaderos profesionales de la época, sin embargo
son muchas las que aun no conocen el enfoque CTS para integrarlo a la
formación de esos profesionales. Dicho enfoque surge como un gran
movimiento, para que reflexionemos sobre el papel que jugamos y el
para qué lo debemos hacer y cómo debemos actuar en un mundo ligado
cada día a la ciencia y a la tecnología, pero que cada día posee mas
hambre, pobreza, sinrazón, alianzas malévolas, guerras, ataques, en fin
un mundo sin equidad.

Y en la Formación Docente, ¿Qué haremos?


La formación de maestros se debe hacer a través de estrategias
pedagógicas que involucren el diálogo y que propongan situaciones en
las cuales sea importante el ejercicio de la solidaridad y el
reconocimiento de los sentimientos del otro. La formación permanente
debe ocuparse de dar a los maestros las posibilidades de cambiar sus
puntos de vista iniciales y de establecer espacios de reflexión sobre el
saber y sobre el modo de hacerlo interesante y comprensible. En el
proceso de formación de los docentes se debe reflexionar sobre los
efectos de los medios y sobre las facilidades que brindan. Sería útil crear
espacios para investigar y para discutir las relaciones entre educación y
comunicación. La comunicación, como fundamento de la competencia
pedagógica, parece ser la clave de la formación de los docentes. No sólo
como práctica sino como espacio de reflexión sobre sus condiciones de
posibilidad y sobre sus problemas. Es necesario promover la
investigación en las distintas ocasiones en que el maestro enfrenta
procesos de formación.

¿Para que los docentes universitarios puedan innovar que habrá que
hacer?
La propuesta de Tudesco es clara y nos dice que es necesario
democratizar la capacidad de innovar así como promover las
innovaciones asociadas con la equidad; de allí que el fortalecimiento
institucional es la clave de una política pública para las innovaciones.
Es necesario apoyar institucionalmente a los innovadores y, para
ello, propone trabajar en torno a tres dimensiones:
a) la autonomía institucional acompañada de la creación de redes y de
servicios centrales de apoyo;
b) la profesionalización de los docentes; y
c) una política de incentivos materiales y simbólicos.

2.4 ¿las creencias y sus implicaciones?


Como hablaremos de las creencias en cuanto a lo que los docentes
plantean de sus percepciones de su rol, haremos un breve análisis de
trabajos anteriores sobre el caso, para que apreciemos su importancia
en toda práctica humana y más en educación.
Se han realizado muchos estudios sobre las creencias de los
maestros (en algunos estudios denominadas como “teorías implícitas”)
en los cuales han intentado entender de mejor manera la práctica
educativa. Puesto que el docente es en definitiva el que desarrolla el
currículo que cree y puede realizar con las condiciones que se les brinde
para ello y las competencias para las que fue formado.
El término “creencias” surge en la investigación educativa como un
constructo para comprender e interpretar las acciones de los maestros
(De Witt, Birrell, Egan, Cook, Ostlund & Young, 1998; Knowles & Cole,
1994; Holt-Reynolds, 1992).
El hilo conductor de todos estos trabajos ha sido conocer y
comprender para propiciar el cambio. Esto es, explicitar lo que
tradicionalmente se ha mantenido implícito con una primera intención
de desarrollar estrategias conducentes a cambiar creencias y una
segunda y final intención de lograr cambios duraderos y de fondo en la
educación (Maxson & Sindelar, 1998).

Teorías Sobre Creencias


Knowles (1994) y Pajeras (1992) han reiterado que las creencias
acerca de la escuela y de la enseñanza se establecen muy temprano en
la vida de los individuos por medio de la experiencia misma de la
escolarización. Por lo tanto, son resistentes al cambio aún cuando los
maestros hayan estudiado en escuelas formadoras de docentes.
Por su parte, Hollingsworth en 1989 y Lortie en 1975 habían
señalado que las creencias, por desconocidas, pueden ser uno de los
principales factores para perpetuar prácticas educativas arcaicas y poco
efectivas.
Similarmente reiteran la necesidad de conocer las creencias de los
maestros de manera que se puedan promover cambios en las mismas
que faciliten el éxito de las reformas educativas.
La búsqueda de alternativas para favorecer el aprendizaje de los
alumnos ha llevado al desarrollo de investigaciones específicas sobre los
procesos de cambio en los docentes (<biblio>).
Las conclusiones generales de las investigaciones indican
que para que el cambio sea efectivo y repercuta en las prácticas
de enseñanza tienen que:
· partir de cómo el maestro concibe su propia práctica,
· llevar al maestro a un análisis crítico acerca de su práctica,
· que sea participe en la toma de decisiones y en la implantación del
cambio y
· responder al contexto y necesidades particulares del maestro y de
los alumnos.

3. Reflexiones Finales: ¿Cuales retos tenemos?, ¿Como


debemos enfrentarlos?
3.1 Veamos algunas Dimensiones de La Profesión y sus
implicaciones
Como el aspecto de la profesión fue privilegiado veamos que se
entiende por la misma, es una actividad en la que existe un énfasis
sobre el servicio rendido a la comunidad, por encima del interés propio
del profesional ; servicio al cual se prepara de un modo especializado,
adquiriéndose conocimientos y destrezas , asentados sobre una base
teórica ; todo lo cual confiere el derecho a ofrecer a la comunidad este
servicio con exclusividad y autonomía ; los que así están preparados
adquieren una identidad profesional y se ciñen a reglas morales , cuyo
cumplimento es controlado por los pares ; de este modo se configura un
estilo de vida y de trabajo que goza de prestigio social y de status.
Si consideramos la profesión como un camino de autorrealización.
En efecto, (Gatti 1992) el ejercicio profesional, no sólo pone en juego
capacidades propiamente humanas, tales como inteligencia, creatividad,
tenacidad, sino que ella no puede separarse de la orientación al bien.
Esta dimensión social de la profesión, está unida al hecho de que ella
implica un servicio regido por reglas de justicia y verdad, que nunca
pueden ser desplazadas por intereses que no cautelen los derechos de
las personas. Esta dimensión liga decisivamente lo profesional a lo
moral.
De hecho, toda profesión, reconociendo esa realidad, da forma a
un Código de ética, que no es otra cosa que la declaración de
una deontología profesional. (Deontología significa: discurso de los
deberes). Entonces como vemos la profesión del docente posee su
propio código y como tal esta ligada al servicio social pero no es la
única, por eso es que además de cumplir con las acciones educativas y
sus deberes también debemos recibir el pago equitativo de cualquier
profesión por el servicio que también hacemos a la comunidad.

3.2 El Poder del Docente en la Cultura y sus Cambios


Hasta la primera mitad del siglo XX los docentes gozaban de un
considerable status social como parte de la “clase pensante”. Si bien se
aceptaba que no eran sabios al estilo de un científico, la maestra y el
maestro sabían ser reconocidos como la voz de la autoridad en
cuestiones tan vitales como el desarrollo madurativo, mental y afectivo
de los niños y jóvenes, y su ascendiente social en estos asuntos se
percibía como decisivo.
Bertrand Russell decía: “¡Una generación de maestros valientes y
osados bastaría para cambiar al mundo erradicando la injusticia y el
sufrimiento para siempre!” (On Education, 1926) y John Dewey
afirmaba: “Educar es enseñar a pensar, no qué pensar”, una misión
indiscutible del intelecto, para el intelecto.
Hoy, en cambio, con el núcleo familiar inmerso en una crisis
disolutoria, el maestro se ha convertido en casi la única alternativa de
formación racional, ordenada y moral frente al otro gran actor
educativo: los medios, y a pesar de la gravedad del problema se insiste
en considerar a los educadores intelectuales de tercera clase, obreros de
la mente sin capacidad ni derecho para pensar sobre su propio trabajo o,
en el mejor de los casos, sin autoridad para expresar su sentir.
En 1994, Peter Drucker advirtió sobre el nacimiento de una nueva
clase: los trabajadores del conocimiento (“knowledge workers”). Este
grupo debe su rol social, su empleo y su modus vivendi a la educación
formal; puede poseer habilidades manuales o efectuar labores
musculares, pero éstas son totalmente dependientes del saber
específico. En primer lugar, “la educación escolarizada se convertirá en
el centro de la sociedad del conocimiento, y la escuela será su
institución clave” (Knowledge Work and Knowledge Society, The Social
Transformations of this Century, Peter F. Drucker, Mayo 4, 1994),

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