aquellas mañanas tan hermosas ni menos hacerme pensar que todo día es igual pues no toma en cuenta el manantial de felicidades que brindas fervorosas.
Un caleidoscopio es cada alba
de caricias, besos a la vida que del abandono ahora salvas.
Es una historia con compases,
con un coro de nubes y dorados rayos siendo el elixir de nuestra base aquella escrita con oleadas melosas que en el nuevo día termina insinuosa vistiendo en colores de amor nuevos sayos.
Preparados para la vida del día,
para el día de la vida y el día del amor, los senderos ya se abren a nuestra osadía.
Las cordilleras grises metalizadas
no nos logran apabullar incluso pues nuestras entes están enlazadas con las utópicas redes de armonía que forman parte de la poesía y del curso de la existencia y el desuso.