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La feminización de las profesiones no es un sinónimo de igualdad

Hay profesiones donde las mujeres deben luchar más su lugar debido a
prejuicios culturales y no tanto a dificultades objetivas –como dentro de la
construcción o la ingeniería, por ejemplo- y hay otras que, aunque
históricamente reservadas a los hombres, han sido fuertemente “feminizadas”.

Es el caso, entre otras, de la educación, la magistratura judicial y la medicina.


No sin consecuencias sobre la representación social, la remuneración y la
estructura de estas profesiones. Sin embargo, la paridad –entendida ésta como
igual tratamiento en iguales circunstancias- no ha sido instaurada
verdaderamente.

En Francia, casi la mitad de los médicos en ejercicio son mujeres. Una


proporción que se espera que aumente en los próximos años, ya que el 64% de
los estudiantes que hoy frecuentan los bancos de las facultades de medicina
son… las estudiantes. Cada vez más representadas en los canales de la
ciencia, las jóvenes chicas tienden a elegir los estudios medicinales. “El
fenómeno aumentó considerablemente en los últimos años”, confirma el Dr.
Patrick Romestaing, Presidente de la sección Demografía Médica en el Consejo
Nacional de Medicina.

Pero la tendencia se observa también en la práctica. En el servicio de


rehabilitación física del hospital Fernand Widal de París, tres nuevos internos
fueron integrados en noviembre de 2010: tres mujeres. Ahora ellas son cinco
dentro del servicio contra dos hombres. "Todavía hay muchachos que vienen,
por supuesto, pero es cierto que empezamos a ver una mayoría de chicas que
vienen", dice el Dr. Nacera Bradai, médico del hospital en este servicio. El
resultado es el mismo en el departamento de psiquiatría en la policlínica
Gentilly (Val-de-Marne). En un año, con una sola excepción, sólo había internos
femeninos.

Las chicas, de hecho, cuentan con algunas ventajas. Para integrar los estudios
todavía selectivos de la medicina, se debe aprobar el exámen de primer año.
En ese juego, ellas parecen tener aún una gran ventaja. “Los ingresantes
apenas han salido de la escuela cuando tienen que enfrentarse a ese exámen,
y a esa edad, las chicas son más maduras”, dice el Profesor Patrick Berche,
Decano de la Facultad de Medicina de Paris V-René Descartes. “Pero también
son más propensas a inscribirse ", agrega. Ellas fueron, por ejemplo, 12. 027
de un total de 20.150 matriculados en la Universidad Paris-Descartes en
Septiembre de 2009.

Una constante confirmada por Anne-Chantal Hardy, socióloga adjunta en el


CNRS y en el labotorio de Derecho y Cambio Social de la Universidad de
Nantes. Según ella, esta tendencia se ha acelerado a partir de 1980: mientras
que el numerus clausus baja, las mujeres son más proclives a inscribirse.

¿La razón? Un desencanto progresivo de los hombres por la carrera. Los


jóvenes socialmente menos favorecidos, que habitualmente se inscribían en
medicina, ahora se han inclinado más a trabajos de finanzas, ingeniería y
negocios empresarios en general. "Las mujeres no vienen a competir con los
hombres, sino simplementea llenar los asientos vacíos que ellos han dejado",
dice la socióloga.

Otra razón: la rentabilidad a largo plazo del título de médico. “No hay ninguna
otra carrera donde puede cambiar el ritmo, reducir su actividad y luego
regresar sin perder sus posibilidades de reinsertarse en el mercado de
trabajo”, dice Anne-Chantal Hardy, quien añade que “la medicina es un
excelente lugar para las mujeres brillantes”.

“Aquellas que eligen esta profesión ", dice la investigadora, “a menudo


provienen de formaciones tradicionales, y no pretenden renunciar a su vida
familiar. Un nivel de igualdad, los hombres y las mujeres médicos tienen más
hijos que los profesionales de otras carreras. Esta voluntad de mantener
intacta la esfera personal ha provocado ciertos cambios en la organización del
trabajo, tanto para las mujeres como para los hombres", insiste la socióloga.

Las mujeres prefieren el trabajo en equipo al salario del trabajo solitario en el


ejercicio liberal de la medicina. Ellas parecen no querer reproducir los
esquemas de los médicos independientes, donde se está disponible todo el
tiempo. Ellas han impuesto una cierta flexibilización y restricción a la carrera.
“"La nueva generación, tanto chicas como chicos, ya no quiere trabajar de la
vieja forma. Ellos, obviamente, mantienen un ritmo muy alto, pero ya no
aceptan las limitaciones del pasado", dice el decano de París-V.

Desde finales de los años 1990, las mujeres están presentes en todas las
especialidades. Si tenían la tendencia a favorecer a determinadas disciplinas,
tales como ginecología o pediatría, el efecto de masa hace que también se
encuentren en sectores como rehabilitación o incluso la cirugía.

Sin embargo, todavía se enfrentan a muchos obstáculos. Una abrumadora


mayoría de los jefes de servicio del hospital sigue siendo masculina. ¿Un
resabio de los viejos tiempos? No tan así ", respondió el profesor Berche. Para
él, las mujeres jóvenes también son víctimas de una "contra-selección" al llegar
a puestos de responsabilidad. "Las mujeres vienen a la residencia en el
hospital universitario de carrera, a la edad media de 29 años, edad en la que
mayormente desean tener hijos, y por lo tanto es probable que tomen licencia
por maternidad. Aunque siempre si eligen al mejor candidato , los jefes de
departamento no pierdan de vista eso y tal vez prefieran un hombre. "
“Esta consideración del pasado bien puede hacer su reaparición dentro de la
profesión”, señala Anne-Chantal Hardy: “Refugio de valor en tiempos de crisis
económica, la medicina puede bien sufrir un retroceso y ver el retorno de los
hombres, como después de la Primera Guerra Mundial. La feminización de la
profesión médica, no parece haber ganado verdaderamente en todos los
niveles.

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