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Qué es la conciencia ecológica

Qué es la conciencia ecológica. A partir del momento en que el hombre comenzó a


apropiarse de la naturaleza para darle forma a sus necesidades y caprichos, los ecosistemas
de todo el planeta dieron su respuesta ante este tipo de abusos, a través de consecuencias
negativas como la contaminación y la pérdida de biodiversidad.

Hoy en día podemos conocer, a través de los medios de comunicación, todas las noticias
referentes al cambio climático. Pero ante la inevitable realidad ¿cuántos de nosotros nos
sentimos responsables -y actuamos en consecuencia- por los daños que estamos causando al
planeta?

Justamente, tener conciencia ecológica es entender que somos dependientes de la


naturaleza y responsables por su estado de conservación. Ignorar esta verdad equivale a
autodestruirnos, porque al degradar el medio ambiente estamos empeorando nuestra calidad
de vida y poniendo en peligro el futuro de nuestros descendientes.

Al contrario de lo que se podría pensar, desarrollo económico y conciencia ecológica no tienen


por qué ser antónimos. Se puede producir de manera sustentable, fomentar la generación
de energías limpias, reducir y reciclar la basura y reutilizar un gran número de materiales que
producirán nuevos productos útiles para el día a día del hombre moderno.
Es cierto que la conciencia ecológica debe comenzar en el seno del hogar, pero debe
extenderse a todos los ámbitos de nuestra existencia: simplemente porque todas nuestras
acciones inciden -de manera positiva o negativa- sobre la naturaleza.

La Conciencia Ecológica es un Acto de Vida


Cuando hablamos de una
conciencia ecológica nos referimos
a la aprehensión real y profunda de
actitudes conscientes en beneficio
propio, de los otros y del planeta.
En ese sentido, hace algunas
semanas señalábamos que el
concepto de medioambiente
involucraba al entorno que afecta y
condiciona especialmente las
circunstancias de vida de las personas. Por ello afirmamos que, la conciencia ecológica se
forma en la familia y el papel de la educación -tanto formal como no formal- es reforzar los
valores aprendidos en el hogar. Quiere decir que la conciencia ecológica se manifiesta en
todos nuestros actos de vida y eso implica por ejemplo, el cuidado de las áreas verdes que
rodean nuestras urbanizaciones; la disposición de la basura; el mantener limpio el frente de
nuestras casas y edificios; el unirse con los vecinos para, en conjunto, tomar acciones y hacer
gestiones que mejoren nuestras condiciones de vida en la comunidad a la que pertenecemos.

Sin embargo, con preocupación observamos sucio en las calles, producto de nuestra acción
directa. Ayer, por ejemplo, Salí con mi esposo y mi nuera a caminar en una reconocida
urbanización de nuestra ciudad, la cual está habitada por personas de clase media. Es un
lugar que se presta porque el tráfico de autos no es tan intenso hay muchas personas y niños
caminando y jugando y además tiene grandes estacionamientos donde se puede andar
tranquilamente. Pero, allí se observa que existe un gran descuido con la limpieza y cuidado de
áreas comunes. El monte que rodea todas las caminerías esta altísimo, hay basura regada
por todos lados, las matas sembradas en las entradas de los estacionamientos sin podar y
agua estancada -producto de las lluvias- en la redoma central, lo cual se convierte en un
criadero de zancudos y alimañas que pueden afectar considerablemente la salud de los
vecinos.

Entonces, ¿cuál es la preocupación? Que


definitivamente la acción directa de la familia sobre
el cuidado del medio ambiente, está fallando. Me
preocupa que, a lo mejor usted entra en esos
edificios, en esos apartamentos y los verá limpios,
acomodaditos… pero los alrededores descuidados y
sucios. Eso corrobora que, un aspecto tan
importante de la conciencia ecológica no se ha
logrado como es asumir que el problema es nuestro;
nada hace usted con mantener su casa limpia y
echar la basura para la calle. El sentido de
pertenecía surge aquí como un componente bien
importante, porque esa es su urbanización y ella es un reflejo de usted. Siempre recuerdo un
mensaje ecológico que se encontraba en uno de los puentes de la Circunvalación Uno de
Maracaibo que decía: un papel no ensucia… pero somos muchos. Y es tan común observar
como desde los carros en marcha -niños y adultos indistintamente- lanzan la basura que
genera la ingesta de chucherías o de comida rápida. Es como decir, mi carro limpio y la
basura no es mi problema.

Pero hay una ley de vida que es la ley del retorno o retribución la cual está referida a que lo
que lanzamos, decimos, pensamos hacia los demás se nos devuelve y eso incluye el todo de
manera holística. Si siembras una semilla que cuidas con gran cariño y amor, germinará y
crecerá una planta que te bendecirá con sus flores y frutos. Recuerda, la basura no es solo
física, es también energía y si la generación de basura y el manejo que de ella hacemos en la
vida personal es inapropiada, las energías serán pesadas e inapropiadas para nuestro confort
y felicidad. Quiero finalizar esta reflexión recordando a la abuela Cira Elena quien siempre nos
orientaba a mantener las papeleras de la cocina y el baño bien limpias porque la limpieza y el
orden comienzan en la casa. Nos toca en lo personal y a través de los consejos comunales,
las asociaciones de vecinos y las juntas de condominio, iniciar una labor profunda del
saneamiento ambiental.
Consejos Ecológicos

Para cambiar el mundo, todos debemos poner nuestra parte. A muchos nos preocupa el
deterioro del planeta y las consecuencias de nuestras desiguales relaciones con la
naturaleza. Pero gran parte de la gente considera que no hay nada que puedan hacer o
que los problemas son tan grandes que se escapan de sus manos. Nada más falso.

Existen innumerables cosas que podemos hacer día a día para ayudar a conservar el
planeta y llevar una existencia más armoniosa con la naturaleza. No se trata de una lucha
muerte entre tecnología y naturaleza, entre el hombre y las demás especies. Tomando
conciencia de nuestra responsabilidad ecológica y del impacto de nuestros actos,
podemos aprender a coexistir adecuadamente con el medio ambiente. Lo único que se
requiere en muchas ocasiones es apenas una pequeña modificación en nuestro
comportamiento. Ni siquiera debemos dejar de hacer o usar las cosas que nos gustan o
nos son cómodas. Tan sólo debemos hacerlas un poco diferente y estaremos haciendo
una gran diferencia.

A continuación listamos algunas cosas simples que todos podemos hacer para que juntos
cuidemos mejor de nuestro hogar común: La Tierra.

Usa tu Propia Taza... Lleva un vaso o taza a la oficina y úsalo para beber agua o café. Así
no producirás basura cada vez que tengas sed. Piensa en la pila de vasos desechados
que acumulas al año y la cantidad de basura que se eliminaría si tú y tus compañeros de
trabajo usaran su propia taza.

Llévatelos Así... Cuando vayas de compras y te lleves sólo unos pocos artículos, no uses
innecesariamente una funda. Llévatelos en la mano y contribuye a reducir la enorme
cantidad de basura que producimos día a día.

Y si usas fundas, no las botes. Guárdalas, que son útiles para muchas cosas, desde
taparse la cabeza cuando llueve hasta forrar el zafacón para botar fácilmente la verdadera
basura.
Enseña a los niños a cuidar la naturaleza.

A ellos más que nadie les va a importar. Háblales de la importancia de un ave o de un


insecto; de por qué no tirar basura en la playa, en la calle o en el campo; de cómo todos,
animales, plantas y lo que nos rodea, nos necesitamos unos a otros. A ellos les gusta
aprender y más si son cosas importantes.

Es responsabilidad de todos, de ellos y de nosotros, ahora y cuando les llegue su


momento. Inculcar conciencia ecológica en los niños es la forma más sencilla y efectiva
de garantizar que mañana se cuide también del mundo y de que lo puedan hacer mejor
que nosotros.

¿Quieres salvar el mundo?

Empieza por ahorrar papel El papel es producido de fibra vegetal procesada que se
obtiene explotando los bosques del mundo.

Toda hoja tiene dos caras. Re-usándolas y escribiendo o imprimiendo en su reverso,


reduces tu consumo de papel. Al reducir tu consumo, reduces la presión sobre los
bosques y la cantidad de basura.

Cosas que puedes hacer con las hojas usadas. Imprimir borradores y pruebas
preliminares.

Papel para notas y apuntes. Tanto las hojas enteras, como cortándolas en 2 o en 4 para
hacer papeles de notas pequeños.

Marcadores de páginas, cortándolas en pedazos.

Mantelitos para colocar vasos y galletitas.

Hojas de garabatos para niños. Llévalas a casa y dáselas a los niños para que escriban y
dibujen en ellas. Explícales que al usar estas hojas, estamos re-usando los recursos y
aprovechándolos más. Ellos comprenderán lo importante de usar esas hojas ya escritas y
las preferirán a un cuaderno nuevo o una hoja limpia.

Avioncitos de papel y ¡¡¡diviértete en la oficina y el hogar!!!

¡Apágalo! Apaga un bombillo o la computadora, impresora, máquina de escribir o


cualquier otro aparato eléctrico que no estés usando. La energía consumida por estos
equipos se produce quemando combustible caro, importado y que contamina el medio
ambiente o explotando nuestros recursos hidroeléctricos naturales limitados y cada vez
más escasos.

No vamos a hablarte de la importancia de los árboles ni de los numerosos beneficios que


de ellos recibimos como pulmones de la atmósfera, al brindarnos sombra, al servirnos de
lugar de esparcimiento y juegos, al constituir el hábitat para aves y otras especies
animales, al evitar la erosión de los suelos al fijar con sus raíces la capa vegetal (evitando
a su vez la sedimentación de ríos, lagunas y presas), al evitar derrumbes manteniendo en
su lugar la superficie de lomas y barrancas.

Referencias

http://www.ecologismo.com/2010/12/27/que-es-la-conciencia-ecologica/

http://www.analitica.com/medioambiente/2509351.asp

view-source:http://www.educar.org/Ecologia/Naturaleza/EcoDatos/consejos.asp

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