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Història de les Institucions Medievals. Prof. J. I.

Padilla Textos
Tema 1: El Imperio romano y su legado institucional.

De la iugatio y capitatio: La regulación fiscal afectará particularmente a la condición


social del campesinado y favorecerá el camino hacia la generalización de la
servidumbre.

El iugum es una medida que fue definida en tiempo del rey Diocleciano; fue
determinada así: 5 iugeras de viñedo cuentan como un iugum; 20 iugeras de tierras
arables, o 225 pies de olivo en llanura o 450 pies de olivo en montaña dan igualmente la
annona correspondiente a un iugum. En terreno de menor valor, clasificado como
montañoso, 40 iugeras dan un iugum; sobre las tierras consideradas de tercera calidad,
60 iugeras hacen un iugum.

(Libro de derecho siro-romano, art. 121. Escrito a finales del siglo V).

Los emperadores Teodosio y /Arcadio/ augustos, a Rufino, prefecto del pretorio. Que en
toda la diócesis de Tracia después de la abolición perpetua de la humana capitatio, se
siga cobrando sólo la iugatio terrena. Y, temiendo que los colonos, como consecuencia
de la ruptura del lazo que establecía su inscripción en el censo, no crean haber recibido
permiso para desplazarse o marcharse según su voluntad, que dichos colonos estén en lo
sucesivo adscritos a su tierra por derecho de nacimiento; y, aunque parezcan ser de
condición libre, que se les considere, sin embargo, adscritos a la tierra en que han
nacido; que no tengan facultad para marcharse a donde quieran o cambiar de domicilio,
sino que los propietarios usen su derecho, los patronos de su solicitud, los dueños de su
poder y autoridad al respecto. Si alguno, sin embargo, acoge o retiene al colono de otro,
deberá pagar dos libras de oro al que así se ha visto privado del cultivador tránsfuga …

(Código de Justiniano, XI. 52. 1)

Nadie ignora que nuestro padre ha podido permanecer en vuestra tierra y que os hizo
una carta de precario. La renovamos, pues, en las mismas condiciones, y la signamos,
implorando humildemente de vuestra piedad permiso para permanecer en esta tierra.
Pero, con el fin de que nuestra posesión no cause ningún perjuicio a vos ni a vuestros
herederos, os enviamos esta carta de precario. Garantizamos que si alguna vez
olvidamos las cláusulas de esta carta y decimos que lo que poseemos no es vuestro,
seríamos, como usurpadores, delincuentes, sujetos al pago de composición hacia vuestra
parte según las leyes, y podríais expulsarnos de esta tierra sin intervención de ningún
juez.

(Formulae Bituricenses, 2, Precaria. M.G.H., Formulae Merovingici et Karolini


Aevi, ed. Zeumer. 1882, 1ª parte, p. 169).

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