Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
1
Ver en Planteo en el Módulo I del Presente Curso, “Crisis de la Modernidad”.
1 Claudio Alvarez Terán
La Posmodernidad
Estos hombres proteicos viven en el mundo de la hiperrealidad y la experiencia
momentánea. Para ellos importa el acceso y estar desconectado es morir.
El carácter terapéutico del hombre posmoderno se evidencia en que, ya sin Historia, la
gente no se preocupa tanto de su lugar en el tiempo, sino de su propia historia personal.
La vida posmoderna no vale el sacrificio, porque debe realizarse ahora. El Hombre
Terapéutico vive el presente y abandona cualquier pretensión histórica.
La edad moderna estaba obsesionada por la producción y la revolución, la edad
posmoderna lo está por la información y por la expresión.
Por eso la era posmoderna es diferente de la posmoderna, en palabras de J. Rifkin, “la
era posmoderna está ligada a un nuevo estadio del capitalismo basado en la
mercantilización del tiempo, la cultura y la experiencia de vida; mientras que la era
anterior correspondía a un estadio anterior del capitalismo, basado en la mercantilización
de la tierra y de los recursos, la mano de obra humana y la fabricación de bienes”.
2
Entendemos “deseo” como “concupiscencia”, es decir el deseo de satisfacer necesidades urgentes y
materiales, no incluimos aquí deseos profundos del espíritu humano como el deseo de trascendencia.
3 Claudio Alvarez Terán
La Posmodernidad
aspira el Hombre posmoderno no solo es interna sino esencialmente exterior, coincidente
con la celebración de lo externo y lo superficial y la valorización de la imagen; la segunda
es que se trata de la propia belleza, lo cual revela un grado de individualismo creciente,
en el que la importancia está en UNO MISMO, individualismo al que Lipovetsky llama
“personalismo”, y que Maffesoli entiende como pasar del individuo indivisible y único de la
modernidad y a la persona plural y diversa de la posmodernidad.
El narcisismo es el detonante del culto a la juventud, junto con la idea de que solo hay un
tiempo, el presente. Si la belleza primordial es la exterior para ella no hay nada más
amenazante que el paso del tiempo, un tiempo que la posmodernidad se empeña en
ocultar, siendo la preservación (por todos los medios) de la eterna juventud el medio
adecuado para esconderlo.
Como expresáramos en la introducción de este apartado, el marco conceptual y de
pensamiento resulta necesario para preparar la construcción de un nuevo ordenamiento
económico, social y político. La posmodernidad cumplió esta tarea a partir del deseo,
narcisismo y hedonismo que son fuerzas concurrentes que alimentan los principales
objetivos dinamizadores del nuevo orden: el consumo de un mundo convertido en
mercancía y la posibilidad de hacer de la propia vida un abanico inacabable de
posibilidades sin más límites que la propia responsabilidad.
Relativismo y Multiculturalismo.
Los propios analistas posmodernos rechazan la misma idea de una realidad fija y
cognoscible, es decir, la realidad es cambiante y difícilmente abordable, por lo tanto
incierta, caótica y solo probable.
Hay que recordar que la modernidad se basaba en la poderosa estructura de la certeza
científica apoyada en el uso de la razón.3
Pues bien, esta estructura de certidumbre comenzó a quebrarse a partir de las nuevas
teorías sobre la materia y la energía que anularon el principio de la física clásica que
consideraba a la materia impenetrable. Con los estudios sobre el átomo se revela que en
realidad lo que se consideraban objetos físicos sólidos simplemente son patrones de
energía. El átomo ya no era una cosa sino un haz de energía operando en interrelación,
por lo cual nada puede existir con independencia del tiempo en que se desarrolla un
proceso. Hoy todo es proceso y movimiento.
Las ciencias físicas siempre han sido un referente fundamental de la filosofía (baste
relevar el panorama de la filosofía griega clásica como ejemplo), y hoy día la teoría del
caos, la teoría de la incertidumbre o la teoría de la incompletud reflejan la importancia
creciente de conceptos tales como indeterminación, contingencia, codeterminación y
diversidad, es decir, todos conceptos opuestos a los de certeza y verdad.
El Universo ya no es el reloj estable y determinado de Newton, sino un “modelo caótico de
evolución”.
Este nuevo mundo no se compone de verdades sino de probabilidades. 4
Como sostiene Zygmunt Bauman, la característica más notoria de la posmodernidad es
que sospecha de la certeza y no promete ninguna garantía.
Por eso si no existe UNA realidad fija y cognoscible, UNA verdad que conocer, sino
3
Se apoyaba en las ideas de Bacon y de Newton que veían al Hombre como ser cognoscente que se desplaza
en el universo compuesto de objetos pasivos que esperan ser conocidos.
4
La primera concepción de la realidad fue la mecanicista, que la entiende como reversible y repetitiva y por
ello determinista. La segunda concepción es la realidad cuántica inaccesible, probable y relativa. La tercera
concepción es la de Prygogyne, de un universo en construcción, inestable, impredecible, únicamente
probable.
4 Claudio Alvarez Terán
La Posmodernidad
realidades individuales, muchas verdades circunstanciales, entonces no se puede
construir ningún metarrelato general (visión englobadora de la realidad) a la manera del
marxismo o el psicoanálisis, sino un conjunto de discursos (juegos de lenguaje según la
terminología posmoderna) que van creando el mundo al comunicarlo y que pueden ser
más de uno y todos igualmente válidos. La realidad por tanto está en función del lenguaje
que utilizamos para explicarla o interaccionar con ella, la realidad no es más que
“palabras”.
Por esta razón es que en el Nuevo Paradigma la semiótica (el estudio de los signos y los
significantes) es tan importante, tanto como para el viejo paradigma lo era la física.
La Historia ya no tiene importancia para la posmodernidad ya que no se considera una
referencia para comprender el presente sino una simple colección de fragmentos
narrativos que pueden reciclarse, porciones de presente ubicados en el pasado.
Por ello el arte posmoderno es a menudo un collage de estilos históricos unidos para
sorprender y estimular, eclecticismo, mezcla de códigos, derrumbe del concepto de alta
cultura, disolución de la frontera entre vida cotidiana y arte, donde TODO VALE.
En la posmodernidad todo es relativo, nada es definitivo, nada es bueno o malo, todo es
aceptable, nada es cuestionable definitivamente. Todo valor es similar a otro, por lo tanto
todo valor se disuelve.
En nuestro tiempo todo se respeta sin afectar rangos de valor. Contra la autoridad se
erige el dios de la comunicación y el diálogo del consenso.
No quedan ya las convicciones sino las identidades, y la diferencia es que las
convicciones se argumentan mientras que las identidades se afirman, por lo tanto no son
materia de discusión.
En este mundo la jerarquía equivale a opresión y todas las tradiciones son atacadas ya
que cuando se acepta toda diferencia es que todo da igual. Cuando todo es diferente se
cae en la in-diferencia. Ya que donde no hay ninguna jerarquía se cae en un igualitarismo
extremo. Al decir de Finkielkraut la defensa de la idea de la homogeneidad “no ilumina,
aplana”, tiende a la mediocridad. La indiferencia conduce entonces a la tolerancia, y la
tolerancia produce por efecto de la indiferencia, separación.
La palabra tolerar presente dos acepciones, la primera alude a “permitir lo que se
considera injusto o incorrecto” y la segunda a “respetar a los que tienen una visión del
mundo diferente”.
La sociología posmoderna enfatiza el pluralismo y la ambivalencia y predica la tolerancia.
Aunque en nuestro tiempo la tolerancia parece estar más cerca de una aceptación
forzada de la individualidad y no como celebración de la diferencia.
Así no hay régimen social ideal al que se pueda aspirar, sino una multitud de
experimentos culturales todos igualmente válidos. Como no hay ya una linealidad histórica
de progreso que conduce a las sociedades hacia su meta ideal, ahora se consideran
todas las experiencias locales como aptas e igualmente válidas.
Este concepto multiculturalista hace abandonar a la elite su vocación de guía de culturas
inferiores, y si bien ya no tendrá que soportar la carga de “elevar” a las personas de
culturas “menores” hacia una cultura superior también le permite “lavarse las manos”
acerca del futuro de esas culturas.
Por otra parte la absolutización del valor de la diferencia anula todo debate sobre virtudes
o deméritos de las culturas y elimina todo diálogo al vaciarlo de sentido, con ello se vuelve
una poderosa fuerza conservadora, que congela las desigualdades en pos del respeto del
pobre a ser pobre y del débil a serlo.
Al decir de Ulrich Beck “se buscan soluciones biográficas a problemas sistémicos”, es
decir, frente a una problemática generada por la dinámica del sistema social, nuestro
tiempo recetas soluciones individuales, obviando las responsabilidades sociales de los
5
Gray, John, Los Límites del Multiculturalismo. Revista Ñ Nº 151
6 Claudio Alvarez Terán
La Posmodernidad
Pastiche y reciclaje cultural.
Ese término, pos-modernidad, lo único que parece explicar en sí mismo es que ha venido
a suceder a la modernidad, pero también se revela como un significado en sí mismo, ya
que el Nuevo Paradigma es el tiempo de los pos.
Es muy común observar definiciones con el prefijo pos a falta de mejores conceptos para
explicar los nuevos fenómenos: pos-industrial, pos-capitalista, pos-histórico, pos-moderno,
pos-humano.
Esto revela una incapacidad de los analistas para configurar el nuevo modelo por sus
características propias recurriendo a categorías pasadas, por ello también se utiliza el
prefijo neo recuperando ideas de un pasado anterior aún: neo-liberal, neo-nazi, neo-
cristiano, neo-imperialista, neo-comunista.
Tanto el pos como el neo revelan un cambio sustancial de la posmodernidad y es que no
es un tiempo de generación sino de conservación, es un tiempo que a falta de novedades
se alimenta de circunstancias, fenómenos y procesos ya concluidos para tratar de
insuflarle vida, pero en ese intento lo que recupera es solamente la forma exterior del
fenómeno ya que la sustancia histórica que promovió esas circunstancias ya no existe.
Por esa razón hablar hoy de nazismo resulta complejo pues ya no existen las
circunstancias históricas que le dieron sentido, y por eso ahora los seguidores del
nazismo aparecen como extraños cultores de alguna secta secreta que intenta revivir la
esencia de aquella ideología mediante extraños ritos, en este caso de extrema violencia.
Lo mismo puede decirse de la moda que carente de novedades hace renacer viejos
movimientos como los estilos de los años sesenta, pero sin el sustrato de profunda
rebelión (palabra desconocida en el paradigma posmoderno) que le daba sentido en
aquellos años.
Lo que queda entonces es simplemente un reciclaje cultural, una recuperación de
materiales y formas pasadas para construir algo diferente (no nuevo), pero sin el espíritu
que alguna vez acompañara a esas formas materiales originales.
En ese proceso de re-visita a viejos espacios y tiempos todo es válido y aceptado, no hay
límites a ninguna forma, y no los hay porque están expurgados de su espíritu vital.
Por ello pueden traerse al presente formas de vestir que en otros tiempos causaban
escozor simplemente porque su costado cuestionador o transgresor ha sido eliminado, o
convertir en un espectáculo mediático la actuación de un grupo musical que en otros
tiempos hubiera sido tildado de subversivo o satánico.
Este reciclaje cultural admite entonces cualquier tipo de material, no importa cuál haya
sido el espíritu histórico y social que le sustentase, porque para el pensamiento
posmoderno el pasado no es tenido en cuenta y el futuro no existe.
Es posible entonces unir elementos encontrados u otrora contradictorios porque han sido
previamente vaciados de contenido, y esto se puede ver en las posiciones de los partidos
políticos que en su discurso se permiten relacionar conceptos como justicia social y
libertad de mercado, por ejemplo, sin que se suponga que son contradictorios (como
efectivamente lo son), simplemente porque su sentido histórico ha sido eliminado y los
términos vaciados de su contenido transformador, o también en las expresiones artísticas
que relacio9nan estilos otrora diversos.
El arte se integra a los circuitos de consumo perdiendo la vieja distinción entre alta cultura
y cultura popular, ya que el posmodernismo involucra a los bienes culturales como objeto
de arte, cualquier cosa puede estetizarse. Mientras el diseño y la publicidad confluyen con
el arte e ingresan a los museos al tiempo que el arte se masifica y se introduce en la
industria.
“El pastiche, el retro, el derrumbe de las jerarquías simbólicas” explican, para Mike