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Nombres: Diego Peña Jorquera

Fabiola Soto López


Introducción

La evolución no es un concepto innato del hombre, esto lo demuestra que muchas


culturas se hayan basado en conceptos fijistas para explicar el universo, la
evolución como teoría científica ha tenido que ser descubierta. La evolución
biológica es una teoría basada en multitud de observaciones y experiencias que
explica el estado actual de la naturaleza viva como el resultado de numerosos
procesos materiales.

Entonces la evolución biológica como teoría es un modelo que busca explicar un


patrón de interacción entre los fenómenos naturales, estos fenómenos pueden ser
secuencias de cambios discretos o continuos; estos cambios generan
modificaciones en las frecuencias génicas de una población que cambia a la vez
su expresión fenotípica a través de las generaciones. Pero esta teoría fue
resultado del encadenamiento de muchos avances intelectuales, reconociéndose
que la Tierra es muy antigua, y la existencia de una herencia común dentro de un
grupo biológico determinado. El registro fósil fue un inmenso a esta teoría, su
descubrimiento en organismos desconocidos y la localización en sitios
aparentemente no adecuadas de algunos fósiles sugirieron que la superficie de la
tierra y los organismos que en ella habitaban habían existido durante mucho
tiempo.

Siguiendo estas las teorías y la evidencia que los fósiles proporcionan es que se
ha podido saber cómo es que han surgido y evolucionado algunas especies
naturales como los reptiles, para este tipo de estudio se realizan esquemas
generales de relaciones filogenéticas de las especies que muestran sus
antepasados y sus relaciones con las demás especies. En el caso de los reptiles
se clasifican como tetrápodos, dentro de esta clasificación hay dos grupos los
anfibios y los amniontos Los amniotos comprenden reptiles (incluyendo las aves),
mamíferos, y todos los descendientes de su ancestro común más reciente
Origen y evolución de los reptiles

Hace unos 310 millones de años, en el


Devónico, apareció el primer vertebrado
sobe la tierra. Se trataba del
Ichthyostega el primer anfibio, que
había descendido de los crosopterigios,
unos peces que poseían pulmones funcionales y dos pares de aletas musculares
con deposiciones óseas similares a huesos (tetrápodos) que podían utilizar para
mover su cuerpo y aguantar su propio peso sin depender de la flotabilidad del
agua. Entonces los reptiles se originaron de la diversificación de los amniotas que
son un clado (rama del árbol genealógico) de vertebrados tetrápodos totalmente
terrestres. Se caracterizan porque el embrión desarrolla tres envueltas: el corion,
el alantoides y el amnios y crea un medio acuoso en el que puede respirar y del
que puede alimentarse. Ésta es una adaptación evolutiva que, a diferencia de lo
que ocurre con los anfibios, permitió la reproducción ovípara en un medio seco y
terrestre.

Esta características de huevo amniótico protegido por una cascara les dio la
oportunidad de no tener que reproducirse en un ambiente acuoso y permitieron
una vida completamente terrestre, el huevo provee su propio charco (“Asimilación
del medio”).

El huevo amnioto es
semipermeable y permite la
ovoposición fuera del agua.
Existe desarrollo directo sin etapa
larval libre. Las extremidades se
desarrollan mucho más temprano
en amniotos que en anfibios
Los amniotos se dividen en son todos los más cercanos a los mamíferos que a los
reptiles (Synapsida) y todos los amniotos más cercanos a los reptiles que a los
mamíferos (Sauropsida: incluye aves).

Los reptiles han proporcionado un gran número de fósiles desde el Paleozoico


tardío en adelante, siendo estos los vertebrados terrestres predominantes en la
era Mesozoica.

Está claro que los reptiles dieron origen a los mamíferos, nuestra propia clase de
vertebrados así como también a las aves actuales. Para muchos evolucionistas, la
complejidad del huevo amniótico sugiere que la transición entre anfibios y reptiles
no tuvo lugar más que una vez, y que por tanto el grado evolutivo de los reptiles es
monofiletico. Desafortunadamente dado que es muy poco frecuente que los
huevos se fosilicen, se desconoce el punto en el que tuvo lugar la transición, pese
a que parece claro que debe estar presidida por los siguientes acontecimientos:

 Dado que el huevo amniótico con cascara sólo puede ser fecundado antes de la
puesta, la línea evolutiva que dio lugar a los reptiles debía haber presentado, en
algún momento, comportamiento de fecundación interna.
 El hábito de poner huevos en la tierra también debía estar desarrollado con
anterioridad, dado que el embrión protegido por los reptiles depende del
intercambio gaseoso y sumergido en el agua no habría sido capaz de obtener
oxigeno suficiente.
 Si el embrión amniótico debía nacer en la tierra, probablemente la fase de larva
acuática con branquias había desparecido.
 Un tamaño pequeño permitiría una buena tasa de intercambio gaseoso antes
que evolucionaran las membranas
amnióticas

Los Mesosauridae eran marinos y


constituyen el registro más
temprano de la reversión de un
amnioto a vivir en el agua. Sus
fósiles se han encontrado en el
carbonífero tardío y pérmico
temprano.

La clase Reptilia incluye a todos los descendientes del ancestro común más
reciente de los reptiles vivientes. Comprende tres grupos vivientes claramente
distinguibles: Testudines (tortugas), Lepidosauria (lagartos y serpientes) y
Archosauria (crocodylia mas aves).

Los primeros Reptilia no poseían aperturas craneales detrás de la órbita. Los


Lepidosauria y Archosauria descienden de formas que evolucionaron dos
aperturas craneales. Los Diapsidos modernos (Sauria) incluyen a todos los
descendientes del ancestro común de Lepidosauria y Archosauria. Las tortugas no
presentan estas aberturas craneales, por lo que se ha propuesto que representan
otra rama de reptiles de divergencia temprana (Anapsida).

Relaciones filogenéticas entre los reptiles


En la imagen se muestra un esquema general de algunas de las relaciones
filogenéticas entre reptiles, y en esta misma figura se indican los periodos
aproximados en los que se extinguieron los diferentes grupos. Al final del pérmico
y el comienzo de triásico registra un menor número de formas fósiles de anfibios
(exceptuando a los estereospóndilos), y señalan también una sorprendente
expansión de los reptiles parecidos a los mamíferos, los Terápsidos. Hacia el
periodo Jurásico habían aparecido ya casi todos los grupos de reptiles más
importantes, fenómeno que va acompañado por una caída drástica en el número
de Terápsidos, desde esta época las adaptaciones que tuvieron los reptiles
permitieron esta amplia dispersión y la ocupación de varios hábitats, entre ellos el
acuático, y durante los próximos 100 millones de años existe una autentica edad
de los dinosaurios, pterosaurios y reptiles marinos. Esta dominancia de los reptiles
se prolongó hasta el final del Cretáceo, cuando desaparecieron casi todos los
grupos de reptiles exceptuando los lagartos, serpientes, tortugas, cocodrilos y la
tuatara neozelandesa.

Para clasificar las nuevas líneas de reptiles amniotas surgidas, los científicos han
realizado una clasificación basada en un carácter, que si bien puede resultar tanto
peregrino a los no familiarizados con la taxonomía, marca unas claras diferencias
entre los principales grupos y permite su representación en los llamados aboles
filogenéticos y cladogramas; este carácter para la clasificación de los amniotas es
el número de ventanas o aberturas en la región temporal del cráneo. Hay tres tipos
de cráneos en función de ventanas.
Existe otro grupo, el euriápsido, que se caracteriza por tener una abertura igual
que el sinápsido, pero en este caso se encuentra en posición más dorsal y deriva
de la diapsida por la pérdida de la abertura inferior, se encuentra en ictiosaurios y
plesiosaurios. En función de estas características el árbol evolutivo de los reptiles
se puede representar de la siguiente forma:

Todas las formas reptiliana, tanto las extintas como las vivientes, se pueden
agrupar en dos tipos iniciales, los reptiles mamiferoides, sináptidos que se dieron
lugar a los mamíferos, y los reptiles propiamente dichos, los saurópodos. Estos
últimos, atendiendo al número de aberturas craneanas, se dividen en anápsidos
(grupo en el que no entraremos y que tan sólo comprende a las tortugas) y los
diápodos, grupo en el que se encuentran los dinosaurios. Este esquema de tres
tipos de cráneo es básico y en numerosos grupos de diápsidos existen formas
derivadas en las que se ha perdido la abertura inferior debido a la desaparición de
su arco inferior, como ocurre con los lepidosaurios más evolucionados.

Los sinápsidos; la aparición de los mamíferos

Los reptiles senápsidos, actualmente


extinguidos, dieron origen a los mamíferos a
finales del Cretácico. Los primeros reptiles
sinápsidos son como Pelicisaurios y sus
principales novedades eran un aumento de
cráneo y de los dientes, especialmente de
los caninos, el grupo más conocido de Pelicosaurios son los Esfenacodontos,
caracterizados por largas espinas neutrales conectadas por una membrana que, a
modo de vela, estaba destinada a controlar el calor corporal, indicando por tanto,
que estos sinápsidos primitivos eran ectotermos.

Estos Pelicosaurios fueron desplazados por


otros reptiles sinápsidos, los Terápsidos, en los
que comienza aser evidente cómo se produce la
transformación hacia el oído propio de los
mamíferos; los reptiles tienen un hueso en el
oído medio y varios en la mandibula inferior,
mientras que los mamifros tienen tres en el oído
medio y uno en la mandibula inferior. Por tanto,
durante la transición de reptiles a mamíferos, la
articulación de la mandíbula al cráneo ha ido
pasando de unos huesos a otros, a la vez que
algunos huesos del cráneo migraban para formar una segunda articulación
funcional diferente a la de los reptiles, por lo que al final del proceso, que duro
unos cuarenta millones de años, el resultado fue que quedaron tres huesos libres
que formaron el oído medio de los mamíferos, y un solo hueso, el dentario
reptiliano, que formo el maxilar en
los mamíferos. En concreto, fueron
los huesos angular y articular de la
mandíbula del reptil y el cuadrado
de su cráneo los que dejaron de
articularse y se convirtieron en el
martillo, el yunque y el estribo. Los
Terápsidos más cercanos a los
mamíferos pertenecen al grupo de
los Cynodontia, que aparecieron
en el Pérmico superior y en los que
ya se comienzan a apreciar los
diferentes caracteres que
posteriormente definirían a los mamíferos; presentan, tal como los mamíferos
modernos , dientes con múltiples cúspides, frente a la dentición unicuspidada de
los sinápsidos más primitivos; además, comienza a perfilarse el cráneo típico de
los mamíferos, con una bóveda lisa abombada y con una arcada saliente por
debajo de las órbitas; incluso en algunos cinodontos se presenta una alta tasa
matebolica correspondiente a la endotermia. Esta serie de cambios en la
arquitectura craneana conlleva el desarrollo de los músculos de la masticación, los
meseteros y los músculos temporales. Se considera al pequeño insectívoro
nocturno Eozostrodon, del triásico superior- jurásico inferior, como el primer
mamífero.
Los diápsidos; el origen de los tecodontos

Estos reptiles se diversificaron a finales del Triásico originando cuatro grupos


principales:

Lepidosaurios, que significa reptil con


escamas y comprende serpientes y lagartos.
Es el grupo actual de reptiles que más
especies tiene, unas 6500, de las que 2500
son serpientes y los restantes son lagartos.
Se caracterizan por un importante número de
novedades evolutivas que hacen diferentes entre el resto de los diápsidos; así, los
huesos de las patas tienen un crecimiento limitado y también presentan
modificaciones de los huesecillos del tobillo que se fusionan en un único elemento.
También desarrollaron la capacidad de desprenderse de la parte posterior de la
cola.

Las formas vivientes se agrupan en dos órdenes: los Rincocéfalos


(Rhynchocephala) y los Escamosos (Squamata). A los primeros pertenecen los
Esfenodontinos (Sphenodontidae), un grupo originario de principios del Jurásico y
del que todavía perviven dos especies del génerpo Sphenodon, los tuataras. Al
otro grupo, los escamosos, pertenecen el resto de serpientes y lagartos actuales.

Ictiosaurios: actualmente extintos,


fueron los que alcanzaron una mayor
especialización para la vida en el
medio marino, y su apariencia externa
es similar a la de un delfín.
Aparecieron en el Triásico inferior y se
extinguieron en el Cretácico. Ya que
debido a estas adaptaciones fueron
incapaces de desplazarse en tierra,
no podían poner huevos en sustrato
duro y esto conllevó la selección de formas ovovivíparas, que incubaban sus
huevos y daban a la luz pequeñas crías; los esqueletos de estas pequeñas crías
han aparecido en fósiles de individuos adultos en el sur de Chile en las Torres del
Paine.

Sauropterigios: actualmente extintos, fueron un


importante grupo que incluye un amplio rango de
reptiles marinos, de apariencia semejante a las
lagartijas, cocodrilos, ballenas de largo cuello, e
incluso el inexistente monstruo del Lago Ness.
Aparecieron al principio del Mesozoico, y al final de
este periodo se habían diversificados ya
considerablemente. Al igual que los ictiosaurios sus
relaciones evolutivas no están muy claras por lo que
a estos dos grupos en ocasiones se les funde en
uno solo.

Arcosaurios: estos fueron los


antecesores directos de los dinosaurios, y
no solo originaron dinosaurios sino que
también los cocodrilos, pterosaurios y
aves, por lo que la importancia de este
grupo es considerable. Aparecieron al final
de Pérmico, manteniéndose con pocos
cambios durante este periodo pero fue la gran extinción a finales del Pérmico la
que acabó con los grandes Terápsidos y permitió al grupo de los Proteosúquidos,
pequeños carnívoros acuáticos, ocupar el espacio que dejaron éstos y comenzar
la diversificación de los arcosauriomorfos.

Las líneas evolutivas posteriores se caracterizan por presentar una serie de


rasgos que les define como Tecondontos: presentan un pequeño orificio entre los
orificios nasales y los ojos (fenestra anteorbital) y los dientes albergadosen
alveolos; este grupo, más que una categotia taxonómica es un grado evolutivo
alcanzado por los reptiles.

Hay principalmente dos grupos de arcosaurios; los Ornithodira, que eran


insignificantes durante el Triásico, pero que radiaron en el Triásico tardío
(dinosaurios y pterosaurios) y los Crurotarsi, que eran el grupo predominante en
aquellos tiempos, e incluían un gran número de grupos puramente triásicos como
los Rauisuchia, los Phytosauria y los herbívoros Aetosauria, así como los
ancestros de los cocodrilos.

Un gran número de estos grupos de arcosaurios, sobre todo los grandes


Crurotarsi, y los antiguamente llamados Tecodontes (en libros en los que no se
usaba la cladística actual), se extinguieron hace 195 millones de años, durante la
Extinción masiva del Triásico-Jurásico. Los supervivientes fueron los dinosaurios y
pterosaurios entre los Ornithodira, y los Sphenosuchia y Protosuchia así como sus
descendientes cocodrilos entre los Crurotarsi. Los dinosaurios dominaron la tierra
y más tarde los pterosaurios dominarían el cielo hasta el fin del Cretácico, y los
cocodrilos los ríos y pantanos y algunos incluso invadieron los mares (los
Teleosauridae y los Metriorhynchidae).

Tal es la supremacía de los arcosaurios


durante el Mesozoico que no debería
ser llamada la "Era de los Reptiles", sino
más bien la "Era de los Arcosaurios".

La mayoría de estos grupos se


extinguieron hace 65 millones de años,
durante la Extinción masiva del
Cretácico-Terciario. Los únicos grupos
que sobrevivieron y que persisten hasta el día de hoy, son los dinosaurios
terópodos (concretamente las aves) y los cocodrilianos, que incluyen a los
modernos cocodrilos, caimanes y a los gaviales.
Tradicionalmente, las aves se han separadas del resto de los arcosaurios.
Recientemente, según el método cladístico, solamente los grupos monofiléticos
son válidos, y las aves son por ello incluidas dentro de la división Archosauria.

Los dinosaurios

Mientras que los Crurotarsianos se diversificaron rápidamente, los Ornitodiros


permanecieron como pequeños reptiles semejantes a pájaros. Estas clases fueron
evolucionando hacia el bipedalismo, desarrollando una gran capacidad de correr
ágilmente a pequeños saltos como conejo o lago morfo y que, aunque
conservando rasgos primitivos tenían rasgos propios de dinosaurios. Los
Pterosaurios eran reptiles
voladores, con el cuerpo
adaptado para el vuelo,
que vivieron de mediados
del Triásico a finales del
Cretácico. Presentaban
cuerpos cortos y los
huesos de la cadera los
tenían reducidos y
fusionado; la membrana
que hacía las veces de
ala y utilizaban para volar
(patagio) se soportaba con la ayuda del cuarto dedo de la mano, que se
encontraba extraordinariamente alargado y de un hueso extra (pterioide) en el
antebrazo. La cola posiblemente era utilizada de timón en el vuelo. Se cree que
eran animales de sangre caliente debido a la membrana externa aislante formada
por una especie de pelo.

El final del Triásico está marcado por una extinción que acabo con la mayoría de
los tecodontos, al igual que la del Pérmico había acabado con la mayoría de los
Terápsidos. A esta extinción sólo sobrevivieron unos Crurotarsianos, los
Sphenosuchidae, que originaron los cocodrilos actuales, los pterosaurios y los
dinosaurios. De esta forma, durante el Jurásico y el Cretácico fueron los animales
que dominaron el mundo, aunque ya entre sus patas corrían los pequeños
mamíferos de entonces, que relegados a segundo plano, a finales del Cretácico
comenzarían su explosión evolutiva con la desaparición de los dinosaurios.
Conclusión

La explicación de la diversidad actual como un proceso evolutivo lo evidencian las


especies que existieron en la antigüedad, ya que estas especies difieren mucho
de las actuales, que la edad de la tierra es muy extensa, y que los fósiles de las
especies están depositados ordenadamente según la edad de los estratos
geológicos, es decir, los fósiles más antiguos en los estratos depositados
primeros y los más modernos en los estratos recientes. Todas estas evidencias
posibilitaron relacionar filogenéticamente las especies y ordenarlas en arboles
evolutivos.

Así se pudo establecer la evolución de los reptiles que muestra su origen y


diversificación en nuevas especies, según las necesidades requeridas para
expandirse a nuevos hábitats.

Esta evolución nos demuestra la historia de las especies actuales y da evidencia


de ancestros comunes entre las especies. Los reptiles que hoy en día conocemos
representan un ejemplo muy pequeño de aquellas criaturas primitivas, la mayoría
de las cuales evolucionaron con rapidez en otras direcciones. Los registros fósiles
muestran por ejemplo que los dinosaurios y sus parientes eran descendientes de
los reptiles primitivos, y no al revés. Con el tiempo, los grupos de reptiles se
diversificaron, registrándose la presencia de reptiles parecidos a los mamíferos en
los registros fósiles, y otros dando origen inclusos a las aves actuales.
Bibliografía

FONTDEVILA, A. & A. MOYA (2003) Evolución. Origen, adaptación y divergencia


de las especies. Ed. Síntesis, Madrid.

STRICKBERGER, M. W. (1995) Evolución. Ed. Omega

FLOR MARÍA CAÑÓN MOYA (2008) Reptiles, disponible en


http://llllllllppp.blogspot.com/2008/06/reptiles.html [julio, 2010]

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Fósiles de ictiosaurios encontrados en Torres del Paine. Disponible en:


http://www.cooperativa.cl/cientificos-chilenos-y-alemanes-estudiaran-fosiles-de-
ictiosaurios-encontrados-en-torres-del-paine/prontus_nots/2009-02-
24/162600.html [julio, 2010]

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