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RELATOS DEL PARAÍSO

Aclaración para los lectores:

La persona que ha recibido estos mensajes no experimenta un fenómeno paranormal, ni es


un caso de escritura mediúmnica. La parapsicología no contiene Gracia salvífica paranormal
natural; sólo la Gracia produce Gracia. Para aquellos que quisieran atribuir este fenómeno
al subconsciente, es oportuno precisar que éste restituye lo percibido personalmente. Pero
la persona que recibe los mensajes es incapaz de expresar conceptos similares y
conocimientos con la claridad que se relata en este volumen. Se trata de Giuliana, una mujer
italiana que recibió estas revelaciones tras la muerte de su hijo de 15 años, en la década de
1980. De la imponente suma de estos dictados se recibe una enseñanza y una teología: la
teología del Dios viviente. Es una especie de teología evangélica, una enseñanza ortodoxa
perfectamente coherente a la verdad publicada. Cristo suscita almas a las cuales confía la
misión de explicar sus palabras y de revelar la profundidad escondida. El pide que se
transmita al mundo su voluntad y a menudo usa humildes y raros instrumentos. El Espíritu
Santo después de Pentecostés no ha permanecido inoperante ante las vicisitudes de la
Iglesia, que a veces se ve sofocada por la “humanidad” de los hombres. Los mensajes
suponen un verdadero testimonio, abiertos a la escucha y a la visión sobrenatural para una
recepción de esta realidad. Los mensajes son siempre para explicar para aclarar; son
gracias a las cuales se debe uno aproximar con espíritu de oración y no de curiosidad. Los
carismas extraordinarios son dones que tienen como sello de autenticidad generalmente un
enorme dolor físico y espiritual.

INTRODUCCION

Querido lector, el libro que tienes entre las manos contiene palabras con resonancia
ultraterrena: relatos del Paraíso. El Paraíso es aquello que Dios ha preparado para los
hombres; es aquella maravillosa gloria celestial reservada por el Padre a sus hijos. Muchos
profetas fueron levantados a la percepción de los secretos celestiales y después hablaron
para hacer olvidar las cosas materiales de esta tierra y levantar la mente a las cosas
realmente de lo alto. Jesús nos ha dicho cosas del Cielo, nos ha revelado secretos del más
allá, de lo más alto.

Son los ángeles los que llevan al mundo los mensajes celestiales. Ángeles, como
habitantes del cielo, son aquellos que día y noche contemplan el rostro de Dios. Ellos
conocen las cosas del Cielo porque son mensajeros enviados por Dios para dar a conocer a
los hombres las cosas del Paraíso. Uno de estos está aquí, es el narrador que os habla en
estos relatos del Paraíso. El ángel se ha acercado al oído de la persona que tiene en
custodia por medio de la cual el Señor hace conocer cosas del Cielo. “Clarus” es el nombre
celestial de este ángel. El Paraíso es tu futuro mundo porque está creado para pasar la vida
eterna en otro modo, más bello, más real, más grande, más tuyo, y tu destino está arriba, de
donde descienden estas voces.

Deja momentáneamente la materia y elévate a lo espiritual. Trasciende el mundo de acá y


penetra aquél de más allá. El ángel trae palabras del Paraíso que te hacen ver mundos
insospechados de originalidad sorprendente.
PREFACIO DE CLARUS, EL ANGEL CUSTODIO DE GIULIANA

Nosotros los ángeles somos como vosotros sois y seréis. Yo soy un ángel custodio de un
alma privilegiada de Dios, que en sí misma capta cada vibración de mi sensibilidad, me
escucha, y su mano es mía cuando escribimos aquello que oye. Existen almas especiales
que sienten la armonía del infinito, abiertas por medio del dolor, iluminadas por el espíritu. El
alma que yo custodio está iluminada del espíritu cuando escucha, cuando capta nuestros
sentimientos, maravillas y milagros. Desciende a ella una luz que nosotros vemos, cuando
escucha la voz de Dios, la palabra de Dios. Los dictados no son simples palabras; tienen
dentro una profundidad abismal, y es la Verdad. Nosotros los ángeles somos realidad y
sueño, somos amor. Sin dolor no hay privilegio, sin humildad no hay dones, sin sinceridad
no se puede escuchar el mundo de la armonía, recordadlo. Si sois puros de corazón, leed
mis mensajes “Relatos del Paraíso”.

Clarus

Cada gota de llanto será cambiada por felicidad. En la tierra vivid los segundos y no los
despreciéis. En cada momento tened un pensamiento bueno, una jaculatoria, un rezo,
haced gestos de amor y de caridad. El egoísmo está dentro de la criatura y es un mérito
combatirlo. Todas las buenas acciones tendrán su premio. En el Paraíso, que es
armonía, cada día, que no es día porque el tiempo no pasa, vienen almas felices, y
todos, ángeles y santos, están de fiesta. Yo vivo también en la armonía, aún cuando vivo
contigo, Giuliana, porque como espíritu puro no tengo el límite del tiempo ni el vínculo del
espacio. Hacemos fiestas, es siempre fiesta, y el sol resplandece siempre, y para el
alma que ama la Luna está el claro de Luna. Está todo lo que deseamos. Y es un
encanto muy grande, pero es realidad. No es encantamiento, es real, real. Quien ha
deseado estar en lo justo, aquél que nunca lo ha tenido, en la armonía que es el
Paraíso lo ha encontrado. Hay flores, ríos, casas, castillos, aguas límpidas, vientos
suaves, y nuestros queridos familiares reencontrados. Gran alegría es el volverse a
encontrar con todos los seres queridos, familiares y amigos. Está la Luz de Dios que
da vida al amor y penetra el alma, y está Jesucristo y Su Madre, que es vuestra Madre.
Un ángel os acompañará durante el camino hacia la Gloria. En la Tierra a veces tenéis
la impresión de estar en un sueño. Este sueño será dulcísimo cuando despertéis,
cuando junto a vosotros encontréis a vuestros seres más queridos, a los más
llorados. Los pensamientos vuestros serán siempre vuestros. No termina el amor con
la materia, sino que con el espíritu se exalta y aumenta. Cada lágrima será medida,
cada desilusión será medida, y cada pensamiento en la Tierra os será mostrado. En la
tierra está el misterio que solamente con la fe se penetra un poco. Vosotros no podéis
comprender el pensamiento de Dios, mas podéis comprender el amor de Dios, y a veces
tampoco esto. Debéis solamente aceptar y escuchar el pensamiento de Dios: la oración. El
alma que custodio y hacia la cual tengo mucho afecto (de ángel, no de hombre: es más
ligero y más profundo a la vez) está hecho de luz y de flores, y yo lo veo. Veo el afecto y veo
otras muchas cosas bellísimas. El Sol brilla y todo canta. Hay flores y dones para festejar la
llegada del alma feliz, de las almas que llegan a casa. Yo, tu ángel custodio, permanezco
junto a ti. Soy invisible a tus ojos materiales, pero tu espíritu me ve. (…)

Inicia tu jornada y vive las horas agradeciendo y amando a Dios, y en Dios al prójimo. Dios
te ha dado todo. Yo sugiero amor a tu pensamiento. El amor viene de Dios, que siempre ha
sido, por lo tanto el amor siempre ha existido. Nadie está solo si cree, y nosotros los ángeles
estamos para vigilar, para sugerir, para cantar una eterna canción melodiosa que es siempre
armonía. Nosotros los ángeles tenemos el rostro que vosotros habéis soñado y alas de
plata. Ahora ven conmigo por un camino del Paraíso.

Vuestros pies pisan una alfombra suave, es hierba verde y tierna. Los árboles a los lados del
camino tienen flores que jamás habéis visto. Las hojas despiden luz, los pétalos están
perfumados. En la armonía, en la sobrenaturaleza también hay mar. Ninguno está solo;
cada criatura tiene su ángel custodio. Ninguno está solo porque Dios está. La soledad es
para quien no cree. El pensamiento es como un imán que atrae y fascina. Dulcísimo
fascinación de un pensamiento de amor que vence al tiempo, al espacio, vence a la materia
y la supera. Si sabéis rezar, sabéis pensar, y si pensáis, rezáis. Nosotros os escuchamos,
Dios os escucha, ninguno está solo si cree, si ama, si vive el Evangelio, si busca vivirlo. La
humanidad es frágil, pero Dios comprende. Dios es Padre y hermano y amigo.

Es verdad que si no hubiera existido el pecado sería distinta la Tierra. Dios ha creado al
hombre y lo conoce y lo ama, en sus debilidades y en sus límites. Dios quiso crear una vida
merecedora, crear el mundo infinito, y ciertamente es infinitamente más bello que el primero,
que es pasajero, pero siempre semejante a Él, porque conoce los gustos y las costumbres
del hombre y desea su felicidad. Es bellísimo volar con el pensamiento en la Tierra, y es
maravilloso volar con el alma en el infinito, donde cada sueño vive y cada deseo se
satisface. En el infinito hay todo en el Todo. En el infinito hablaréis entre vosotros, os
reencontraréis cuando queráis, y recordaréis el tiempo. ¡El tiempo! El misterio de aquél río
que va a la desembocadura, el misterio de todo aquello que pasa. En el infinito todo vive,
todo varía, todo es luz, pero el tiempo no pasa. Los rostros de las almas son jóvenes y
alegres. Los pensamientos llegan al alma por sí solos, y son del alma, usados por la mente.
Con el pensamiento se peca también en las obras, porque todo aquello que es del hombre
es del alma, que hace actuar al pensamiento en la mente. Vosotros no veis los
pensamientos; los hacéis en vosotros mismos y no podéis imaginar las acciones que
de ellos provienen y no veis los pensamientos de los demás. Si tenéis un don especial
sobrenatural podéis ver los pensamientos como nosotros los vemos: con colores, formas,
flores, etc.

Sólo Dios conoce los pensamientos futuros. Nosotros en Dios vemos vuestros pensamientos
presentes, recordamos los pasados, no conocemos los futuros. Todos los pensamientos
tienen ondas, a veces telepáticas, y entonces son llamados inconscientes. La oración es un
pensamiento consciente de llamada a Dios y a los santos y a nosotros los ángeles. La
oración puede ser contínua aunque se estén haciendo otras cosas y teniendo otros
pensamientos. Cuando estáis en el Bien y en gracia, pensáis inconscientemente en Dios, ya
que es consciente vuestra alma, y por eso es oración. Ninguno debe estar seguro de su fe y
debe pedir más fe a Dios. Hay otra vida no muy diferente a la de la Tierra, pero infinitamente
más bella, con los mismos afectos, los mismos gustos, aunque con los sentimientos muy
mejorados. Por lo tanto, todo está multiplicado en belleza e intensidad de vida, y en esta
belleza veréis a Dios en Su Luz, gozaréis el amor y el calor y observaréis a Dios en Su Hijo-
Dios. El Misterio os será revelado y sabréis por qué habéis llorado.

No os quejéis jamás con vuestros hermanos, más rogad a Dios en vuestras almas. Las
horas son pruebas, y las pruebas se superan. Los pensamientos buenos son de bellos
colores, pero el conjunto de malos pensamientos son violáceos y negros. El pecado
ha desarmonizado la Naturaleza. Nosotros sabemos, por las señales, del fin cercano
de una Era. Nosotros sabemos que un siglo es un día para Dios. Ahora los signos son
evidentes: han vuelto los verdaderos profetas y los falsos se han multiplicado. A
vosotros importe vivir solo vuestra misión y testimoniar a Dios. Él ha hecho cosas grandes
en los apóstoles de cada tiempo. Quien trabaja en Dios tiene un rayo de Su fuerza.

Te llevo conmigo ahora, Giuliana, sal de la materia, ven sólo con tu espíritu. Ahora escuchas
un sonido conocido, de guitarra. Es que tu hijo te da un beso y otro lo manda a su padre.
Ahora veis donde habita: en un bellísimo castillo con muchos salones, con cortinajes
amarillo-sol. Todo es solar en el alma de tu hijo. Para quien ama a los animales, retornarán;
forma parte de aquello que han amado. Dios ha creado todas las cosas por medio de la
materia y la supra-materia. En el infinito están los santos que reconoceréis y otros que
ninguno ha conocido en la Tierra. Tendréis mucho conocidos y seréis felices. Os puedo
decir que Dios, que os ama, os hará encontrar todo aquello que vosotros amáis. El mundo
del Paraíso es similar a vuestro mundo, pero mil y mil veces, y miles y miles de veces más
bello. Es la felicidad.

En la Tierra, la prueba es la escalera para este mundo que yo describo y que vosotros no
comprendéis completamente. Vosotros no conocéis los designios de Dios. Sin embargo
debéis saber que todo es para bien de vuestra felicidad. Allá se vive para siempre, mientras
que la Tierra pasa. Después sabréis más. Ahora aceptad y llevad los pesares, que en el
infinito serán felicidad para el alma. Ahora, en el peregrinar de la tierra, aceptad vuestras
penas y ofrecedlas a Dios. Confiad en Dios para vivir en la Tierra y más allá. En el Paraíso
todo está iluminado de luz de felicidad, de armonía. Todo aquello que amáis vuelve, pero
mucho más bello. La belleza está multiplicada, y vosotros veréis a los que ahora lloráis.
Ellos sonríen y no recuerdan el dolor. Es difícil creer verdaderamente cuando no se quiere
comprender, y también es difícil sufrir, pero si el sufrimiento es aceptado, Dios se
muestra, ayuda y compensa.

Hay ángeles a la espera de custodiar a un ser humano, y cuidar de él antes de que vea la
luz. Buscan hasta el último momento ayudarlos para su salvación. Nosotros conocemos sólo
una parte de vuestro futuro. Íntimamente conocemos vuestro yo, vuestro carácter y vuestros
gestos. Te custodio, salto sobre tus pensamientos, que van de aquí para allá. Vuestros
pensamientos se asemejan a nuestras vibraciones. Creamos de inmediato aquello que
queremos ver vibrando. Te explico una gota del infinito; no te puedo hacer comprender todo.

En la Tierra debéis amar a los hermanos, aún cuando esto sea difícil. Aprended a no
juzgarlos, y a encontrar en ellos el bien, a comprenderlos y a compadecerlos. En el
instante que cerráis los ojos de la materia, si habéis sido justos, buenos, y algo más, hasta
incluso sido santos, se abren los ojos del espíritu, y entonces se vive. Para no temer a la
muerte, basta con ser buenos, justos, santos, según el modo de ser, según la voluntad y el
carácter. Dios desea el amor recíproco; por eso, no juzguéis. Tener paciencia, comprender,
soportarse, ayudarse, darse al prójimo según el modo de ser de cada uno, es el único
camino a recorrer para alcanzar el infinito donde todos se aman. Es necesario ejercitarse en
la Tierra para llegar a este amor. La eternidad es vida que se vive, que transcurre, no pasa.
Seréis vosotros con vuestro modo de ser mejorado, con los recuerdos y el amor a todos y a
aquellos que habéis amado más en la Tierra, con los cuales viviréis en el no-tiempo y en la
vida que transcurre y no pasa. Flores, agua, música, prados verdísimos, casas que os
imagináis con vuestros seres queridos, la belleza de volverse a encontrar. Reiréis y
lloraréis de alegría. En el infinito se pueden hacer tantas cosas bellísimas como todo
aquello que habéis deseado hacer y no lo habéis podido hacer en la Tierra. La vida
será un sueño real. La supramateria del espíritu hace que cada uno pueda hacer
aquello que le place.

Jesús os quiere justos, puros y sinceros, sinceros. Jesús os desea leales, no miedosos.
Para vosotros lo que cuenta es Su Juicio, el único que vale. Somos fantasía en la realidad,
nuestras palabras son un don de Dios. Yo vivo vibrante y parlante en el silencio de tu alma
clara. Claridad no quiere decir perfección, pero es hermosa. En ella brilla la luz, y la luz hay
que llevarla a la oscuridad.

El pensamiento crea, y crea aquello que el hombre no ve. Pero queda en el éter y nosotros
lo vemos, y lo ven todos los que están más allá de la Tierra, en Dios. Los pensamientos-
sentimientos dejan una idea espiritual que puede tener diversas formas: flores, estrellas,
esferas con muchísimos colores. En Asís hay flores y pajarillos, pensamientos de Francisco,
para dar un ejemplo. Pertenecen al espíritu de San Francisco, y nosotros los vemos, y
vemos otros bellísimos pensamientos de otras criaturas también. Las visiones paradisíacas
y el Paraíso están en cualquier lugar porque no es un sitio, sino una situación de maravilla y
de belleza. En los jardines creados por el pensamiento hay muchísimas cosas bellísimas. El
Paraíso no es un sitio, es una situación, o sea, una forma de ser del alma en Gloria.
Vuestros seres queridos ven vuestros pensamientos y los recogen. El mundo del espíritu
está hecho de todas las sensaciones bajo la forma de supramateria. Yo veo muchísimas
cosas bellísimas, sobre todo la belleza del pensamiento de Dios, y las flores de San
Francisco, las rosas de Teresa, las de Myriam, y todos los sentimientos buenos de los
hombres que han vivido en el tiempo.

Todos los días, en la Tierra, hay alguna ocasión de hacer el bien, una obra de amor.
Aunque estés encerrada en casa puedes rogar por quien tenga necesidad. En la Tierra
ya podéis comenzar vuestro sueño. Mientras tengas que permanecer en la Tierra tienes que
ayudar, dar, soñar y hacer las labores diarias. En el Paraíso no hay monotonía; la
felicidad es verdadera, profunda y distinta de aquella breve de la Tierra y hace vivir al
alma en nuevos descubrimientos, maravillosos encuentros y siempre verdadero y
recíproco amor. En la vida terrena, con la certeza de esta otra infinita, se puede descansar
mejor y uno se eleva. También en la Tierra se puede vivir más en lo espiritual que en lo
carnal, pero siempre está la materia que ata a causa de las pruebas que perturban. Es el
momento del examen más difícil, el paso terreno, pero hay momentos de serenidad si se
tiene la certeza de alcanzar la vida eterna, de reencontrarse por siempre. No podría terminar
en la Tierra la vida con la materia, siendo Dios trino el Creador del Amor eterno. Y siendo Él
mismo eterno amor, ha creado para los hombres la eternidad, o sea, la vida para siempre
del espíritu que se inicia con la prueba.

Nosotros los ángeles conocemos y vivimos con los que os han precedido, alcanzando el
Paraíso después de su peregrinar en la Tierra. Yo soy un custodio, pero estando en el no-
espacio y en las infinitas dimensiones, puedo ver también los maravillosos reencuentros. En
la vida del mundo que para vosotros vendrá, que es creado para vosotros, cada verdad de la
Revelación y aun otras no reveladas, os serán reveladas en el tiempo justo. Yo revelo el
Paraíso, el mundo que vendrá para vosotros, el infinito, la armonía. Vosotros sabéis que no
existe la muerte. Los vivientes en Dios tienen rostros radiantes de felicidad y viven con
vosotros, os esperan, os sonríen, os preparan la bienvenida con una gran fiesta.

La supramateria es ligera, apenas roza y es brisa suave al paso de un alma feliz, pues la
supramateria es como si fuese materia. La hierba del prado verde es verdísima y no sufre si
se la pisa. Vosotros podéis dar y recibir besos, también podéis teneros de la mano. Quizás
no comprendéis cómo puede ser esto, pero es así. En Emaús Jesús estuvo con el cuerpo
glorioso. Tomás no creyó hasta que le tocó. En el infinito veréis a Jesús, os sonreirá:
“Habéis llegado a casa”, la verdadera casa, aquella que no se cae, que no se quema, que
no se deteriora. La casa de la vida, la Vida eterna. Vosotros tenéis muchas pruebas largas,
vivís en medio de muchos misterios. Cuanto más vuestra alma se vuelve a Dios, más
sabia la hace Dios. Los planes de Dios para cada criatura son diversos, y son siempre
para un bien mayor. Es necesario saber ver a Dios, entonces se puede entrever también el
mundo que vendrá para vosotros si sabéis tener abiertos los ojos espirituales. Es necesario
ser puros de corazón y pobres de espíritu para poder entrever. En el infinito hay una suave
brisa, se la siente como una caricia; es el Amor universal que vive y palpita. La materia
pasa, el espíritu es eterno. No soñáis con la materia, soñáis con el alma. La ciencia quiere
explicar, pero solamente la sabiduría explica. Las cosas de materia que vienen del infinito
son de supramateria. Allá comienza la verdadera vida, allá existen todas las cosas. Las
flores que has amado no terminan en la materia, siguen viviendo y renacen y no se
marchitan más. Tu deseo se realiza. Nosotros los ángeles somos testimonio de lo
invisible. Nos manifestamos porque ha llegado el tiempo de las ayudas divinas.

El Ser seguirá teniendo siempre el rostro del alma, y en la dimensión del infinito donde hay
libertad, existen infinitos sentidos para dar infinitas sensaciones de belleza y de felicidad. La
supramateria o sobre-materia tiene formas, colores, en un mundo donde todo se vive más
intensamente y con más vitalidad. Es la vida en todos los sentidos, no sólo en los cinco
sentidos; hay muchísimos más. Es la visión completa, ilimitada, la sabiduría, la experiencia,
el conocimiento, todo envuelto en amor universal.
El cuerpo glorioso es de supramateria y vence al espacio y lo domina. Puede vivir
dondequiera que lo transporte el pensamiento, porque la infinita dimensión del espíritu es
movida por el pensamiento. El pensamiento es alma y el alma es vida; vida porque no tiene
fin. En la Tierra se camina, en la gloria se cambia de lugar, ligeros, felices, sin vínculos. Esto
es la libertad, libertad de conocer, de ver, de amar, de saber, y el amor universal será
felicidad para siempre en aquellos que lo viven. El amor universal demuestra la comunión de
los santos, demuestra la existencia de Dios trino. Nosotros los ángeles somos vuestros
amigos, vuestros guías, y a veces entramos en vuestros sueños. Estamos en todas partes,
porque el pensamiento no tiene límites. Vuestra imaginación es humana, no sobrehumana, y
por eso no podéis creer si no veis.

La vida del infinito es un mundo astral, es la vida para siempre de las felices criaturas que la
habitan y de aquellas que la habitarán. Los sueños se hacen realidad. Aquel mundo es
bellísimo, no habrá más llanto ni más nostalgia, habrá juventud eterna, y la belleza será
siempre nueva. Agradeceréis a Dios por el don de la vida y veréis visible lo invisible que no
veis en la Tierra. Los ángeles estamos agradecidos a Dios por el don de la vida, pero
vosotros tendréis más felicidad porque es más grande la prueba. A mayor prueba, mayor
felicidad. Agradeceréis a Dios por las lágrimas. Cada obra de amor tiene un color. El cielo
del reino de la gloria es de un azul que en la Tierra jamás habéis visto. Cada obra de amor
tiene un color que forma un arco iris que es puente para alcanzar el Paraíso. Todo se
debe conquistar. Podréis ver y escuchar las criaturas queridas por vosotros que están
todavía en la Tierra. Haced el bien y no seáis egoístas. Y si no podéis hacer nada en
ciertas horas, rezad con el alma. Jamás se pierde la oración, hace bien. Jesús en el
huerto de Getsemaní sudó sangre. Con la parte material sufrió, pero su naturaleza
divina no sufría porque había elegido el dolor para salvar a la humanidad, y su
divinidad gozaba pensando en la salvación de muchos. Difícil para el hombre
comprender las dos naturalezas de Jesús.

Muchos se distraen con cosas vanas que creen grandes, y no las ven como regalo de Dios
sino como medio para tener más, y el egoísmo les envuelve. Es necesario pensar en Dios,
es necesario darles la luz de la fe a los hermanos. Los hijos no son nuestros, son de
Dios, pero Dios los devuelve a las madres.

Somos muchos ángeles, miles y miles, y cada ángel custodio es una sola vez
custodio, así como el hombre vive en la Tierra una sola vez su prueba. Y cuando el
alma va a la presencia de Dios el ángel le acompaña. Y llora el ángel de un alma que
se pierde. Por eso pedimos también nosotros oraciones para las conversiones y para
hacer que los pecadores se arrepientan, conscientes del mal que han hecho. Somos
felices cuando llevamos un alma a la presencia de Dios. Jesús le abraza. El amor de
Jesús-Dios se refugia en medio de los puros de corazón, corazones de niños, de joven.
Quien es joven de corazón permanece siempre joven en el cuerpo y puro en el espíritu. Dios
envuelve todo de luz. Todos pueden ver a Jesús y a María. La vida continúa adaptada a la
nueva vida verdadera y real y continúa el amor. Viven los recuerdos y cada uno es como ha
sido porque el alma es eterna, los sentimientos son para siempre, para siempre el amor, la
personalidad. En la Armonía todos se aman.

En la Tierra están los misterios. A menudo traen dudas sobre la Fe los hechos de la Tierra.
Después veréis y sabréis, ahora es necesario creer y aceptar sin querer explicar lo
inexplicable.

Desde la Cruz, Jesús veía también los dolores de la humanidad, y como Dios, sabía el valor
y la recompensa que comportan. También por esto ha sufrido. Sin embargo, es un don que
sublima.

Para escuchar nuestras sugerencias es necesario abrir el alma. Quien cree en el poder de
un ángel es ayudado por él. Quien cree, obtiene. Jesús ha dicho que la fe mueve montañas.
Los arco iris que vosotros construís los podéis conservar en vosotros, y después, en la
Armonía, los encontrareis. En la Tierra, las obras de amor, aquello que hacéis para gloria de
Dios, será después para vuestra gloria, porque Dios os ama y os da lo que a El le habéis
dado y mucho, muchísimo más.
Lo encontrareis todo a través de los arco iris de buenas obras. Toda criatura tiene un ángel,
y cada ángel tiene una luz-estrella que da a cada criatura. Jesús es la luz del mundo y os la
manda por medio nuestro.

Continuad construyendo vuestro arco-iris, continuad rezando por quien sufre o por quien no
tiene Fe y quedaos tranquilos: las oraciones siempre son escuchadas. Nosotros los ángeles
fuimos creados en el no-tiempo por el amor de Dios, y hemos tenido la libertad de adorarlo,
y por amor a vosotros, a quienes cuidamos y custodiamos. Dios, por amor, crea lo finito e
infinito y todas las escalas descendientes o ascendentes: espíritus puros, materia pensante,
materia vegetativa. El reino animal tiene una mente mínima, pero no solo tiene instinto,
porque en cada ser viviente está el amor, y por ello tiene algo de espiritual, aunque en
mínima parte. Por ejemplo, el amor del perro al dueño no es solamente instinto, sino
amor sentido. El reino vegetal no piensa pero vive, y todo aquello que vive en cada
uno de los Reinos, vivirá, porque la eternidad del Creador se refleja en cada cosa y en
cada ser creado.

Para nosotros el tiempo no es, pero lo miramos pasar. Os vemos vivir y vemos vuestros
buenos sentimientos. La oración tiene formas bellísimas, cubre el mal, lo aniquila. Es
como una nube rosada que cubre la nube negra, como agua limpia. Nosotros, los
ángeles, tomamos las oraciones, las juntamos, hacemos coronas de flores y las
llevamos al Infinito. En la oración es necesario el equilibrio que necesitan todas las
cosas. Hay que rezar con sentimiento. Rezar es decirle cosas a Dios.

Quien tiene un don especial puede penetrar en parte del infinito. Quien penetra en el infinito
no se da cuenta, cree haberlo pensado. Vosotros no veis a vuestros seres queridos que ya
han partido, pero están felices en el infinito, y ellos os observan. La fe que es esperanza
canta en vosotros. Esa es la serenidad de espíritu. Cristo ha venido a la Tierra porque en la
Tierra se cometió el primer pecado, y El ha redimido a muchas almas. Si su número hubiese
sido pequeño, hubiera venido de todas formas. Hubiera muerto en la Cruz aunque hubiese
sido para redimir a una sola criatura. El mundo es malvado pero es también bueno.
Dios piensa en todo lo que os sirve si vosotros confiáis en Él.

Vosotros, haced útiles las horas rezando y amando. Preparaos felices para el vuelo. Toda
cosa material termina, pero vive, transformada, en el Infinito. Por eso, lo que se llama
finito es realidad; no tiene fin, sino que se transforma. Nosotros los ángeles estamos
donde nos lleva nuestro pensamiento, donde nos llama nuestro deber, donde nos transporta
el amor. Los santos viven como nosotros los ángeles, pero aún gozan más, y por haber
sufrido pruebas en el tiempo, y haberlas aceptado viven donde desean y ven lo que aman, y
lo mismo para todos los del infinito en la luz que proviene del pensamiento creador de Dios.
Las fuerzas cósmicas en el Universo, que es pensamiento y creación de Dios Trino para la
vida universal y la creación contínua, son fuerzas espirituales que emanan de todo aquello
que vive y vivirá en el espíritu. Dan vida al universo material y también a los hombres y dan
fuerza al universo invisible. Están siempre en acción y os mantienen con vida, como si
fuesen cargas eléctricas. Son ondas vitales que hacen vivir.

Para no ser destruidos en el espíritu, es necesario defenderse con la Gracia, la caridad, la


pureza, la lealtad y, en definitiva, con el amor. La vida tiene un solo origen: Dios. Dios
mantiene la vida a través de Su pensamiento, que atraviesa todo y penetra en la inmensidad
y en lo inmensamente pequeño. El pecado es contrario al amor. Lleva a la oscuridad que
choca con la luz. La Gracia es la sola fuerza. Es bellísima por ser obra de Dios. El amor es
el principio de la vida. Lo eterno no se detiene; vive y hace vivir. El tiempo es medido por su
ritmo. El ritmo es armonioso y armonía universal material, porque fuera del tiempo nada es
medido. La eternidad es estática y al mismo tiempo es contínua, como un tiovivo que gira
pero sigue estando en el mismo lugar. En la eternidad ya no hay más ritmo. Las cosas
espirituales no tienen ritmo sino eterna armonía. El ritmo se puede contar. Se cuenta todo
aquello que tiene límite. Es inútil contar aquello que no termina. El pecado puede romper el
ritmo porque el pecado lleva en sí mismo. El pecado es desarmónico. En vosotros
pasa la fiebre del pecado a medida que os purificáis. Entonces os renováis por dentro.
Aquello que veis sabréis distinguir si es bueno o es malo según vuestro grado de
perfeccionamiento. La Gracia enciende al alma e irradia luz, y la luz disipa las
tinieblas. Quien hace la voluntad de Dios está en el ritmo, es armonía material y
espiritual. El ritmo es paz interior, es estar en sintonía con todo y con el propio espíritu. El
ritmo del hombre es el 7. Dios ha creado en siete días. La creación ha sido hecha para el
hombre. El hombre ha sido creado para la creación eterna. El ritmo es del alma, lo escucha
el alma: es la paz del alma en gracia. La fiebre del pecado pasa con el arrepentimiento. Vivid
en el amor y estaréis en el ritmo. La Gracia tiene su música, que es el ritmo. También las
estaciones, los meses, los días, los años, están en el ritmo del tiempo. En el no-tiempo
habrá para vosotros mucha armonía y las flores de aquellos jardines os mandan sus
perfumes: la ESPERANZA. Nosotros los ángeles nos adecuamos a vuestra mente
entrando en vuestro ritmo y os pedimos y os exhortamos a que conservéis la Gracia.
El hombre liberado de la materia, santificado por la Gracia, tiene infinitos sentidos
para gozar de todo, todo lo percibe. Son los sentidos del espíritu. La materia está
limitada a los cinco sentidos, pero el espíritu no tiene límites.

Quien sigue a Jesús está salvado. En la Tierra ha dejado su Presencia, ha venido para
vosotros, ha venido para salvaros. Nosotros los ángeles os ayudamos. Pedid con fe y
obtendréis. Los milagros los hace Dios. Los santos interceden. Jesucristo os alimenta
con la gracia por medio de la Comunión. Permaneced en gracia y alcanzaréis la
Gloria, el Paraíso, la eterna felicidad.

CLARUS

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