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Dentro de poco estaremos en Fallas. La ciudad celebrará el inicio de la primavera, con una
explosión de humor e imaginación. Como siempre romperemos los moldes establecidos e iremos
un poco más allá para posteriormente destruir en segundos el esfuerzo de todo un año. Una vez
mas experimentaremos el placer de lo efímero y asombraremos a los que nos visitan.
Es muy probable que muchos de nosotros, los valencianos, aquellos que hemos nacido aquí y
aquellos que hemos elegido esta ciudad para vivir, tengamos amigos o familiares que nos visitan
en esas fechas. Seguro que lo pasarán muy bien y se irán con un recuerdo imborrable. Pero,
¿Seremos los anfitriones perfectos? ¿Estaremos a la altura de las circunstancias, o parecerá que
no conocemos nuestra ciudad? Aquí tenemos una serie de claves que sin duda impresionarán a
nuestros huéspedes y que nos permitirán enseñarles detalles insospechados de una ciudad oculta.
l) LA LONJA Y ALREDEDORES. La llamada Lonja de la Seda o de los Mercaderes es un
edificio del Siglo XV que además de Patrimonio de la Humanidad está considerado como el más
brillante ejemplo del gótico civil europeo. Además de enseñar el exterior del mismo y su
impresionante Salón de Columnas, podemos hacer ver a nuestros huéspedes las actitudes
libidinosas, licenciosas, irreverentes y esotéricas de sus gárgolas, y como no, la escatológica
figura del “cagaoret” que se encuentra esculpida en una de las ventanas del primer piso del
llamado “Consolat del Mar”.
Frente a la lonja, sobre la cúpula central del Mercado podemos observar a la famosa “Cotorra del
Mercat” que desde su puesto observa sugerente a su pareja “El Pardal de Sant Joan” que planea
con sus alas extendidas sobre el torreón de esta iglesia. Es evidente la clara referencia sexual de
ambos animales, rozando la irreverencia en el segundo de ellos, por tratarse del “pardal” de un
santo de la importancia de San Juan.
2) SANTA CATALINA Y LOPE DE VEGA. La torre de Santa Catalina es sin duda la más bella
de la ciudad de Valencia y se observa en todo su esplendor desde la calle de la Paz. Su estilo
barroco contrasta sin embargo con la sobriedad gótica de la iglesia, digna de visitar y
prácticamente invisible desde el exterior. En la plaza de Lope de Vega podemos enseñar el
edificio más estrecho de Europa. Apenas medio metro aunque sin duda muy bien distribuido.
Sería magnífico si conociéramos a alguno de sus habitantes y nos invitara a una fiesta en alguna
de sus sin duda espaciosas estancias. Pero, tampoco pidamos peras al olmo. Conformémonos con
conocer su existencia. Muy cerca tenemos la plaza redonda, con sus típicos comercios de sabor
añejo y sus mercadillos del Domingo, a justo frente a la torre que le da nombre, la famosa
chocolatería de Santa Catalina, casa con dos siglos de tradición y en cuya puerta, a modo de
lápida, podemos ver grabada y enmarcada, la “mesa de la Reina”, que se utiliza desde hace un
siglo para servir chocolate a la Familia Real, en sus visitas a la ciudad. Solamente podemos
añadir que las pilastras de piedra que hay alrededor de la Plaza Redonda son aquellas que hace
siglos sirvieron para delimitar la famosa judería y que la vecina calle de San Vicente, no es mas
que la Vía Augusta que bordeaba el Mediterráneo en tiempos del Imperio Romano.
3) LA CATEDRAL. Aunque no destaca por sus proporciones ni por su altura, la Catedral de
Valencia está llena de curiosidades que sin duda impresionarán a nuestros huéspedes. De
entrada, encontrarán el Santo Grial sin necesidad de sufrir tanto como Indiana Jones. ¡Que
búsqueda más absurda la de este personaje cuando todo el mundo sabe que el Grial está en
Valencia! Si interesante es la reliquia, también lo es la capilla que la alberga, donde el número 12
se repite de forma esotérica de acuerdo con leyendas que vienen de la Edad Media, y en cuyas
paredes cuelgan las cadenas del puerto de Marsella, traídas como trofeo por Alfonso el
Magnánimo.
En la puerta de los Apóstoles, y concretamente en su rosetón, podemos contemplar el llamado
“Salomó”, o estrella de David de la religión judía. Símbolo curioso si tenemos en cuenta que nos
encontramos en un templo cristiano. Para terminar podemos visitar la capilla de los Borja,
familia valenciana también conocida como los Borgia, de gran fama en la Italia renacentista. En
dicha capilla hay varios cuadros de Goya. No olvidemos mencionar, en un alarde de erudición
que los Papas Alejandro VI y Calixto III, de esta familia, fueron arzobispos de esta catedral, y
también lo fue el hijo del primero de ellos, Cesar, famoso posteriormente por sus relaciones
incestuosas con s uh e r m a n a L u c r e c i a .
4) LAS MURALLAS VENGATIVAS. A lo largo de su historia la ciudad de Valencia ha tenido
tres murallas. La Romana, la Arabe y la Medieval. La primera y la última fueron demolidas y
ahora, rencorosas, muestran sus cimientos por todas partes. Podemos contemplar un lienzo de
muralla medieval junto a las Torres de Quart. Torres que muestran los impactos de los cañones
del ejército de Napoleón en su intento por conquistar la ciudad. También podemos contemplar
lienzos en los sótanos del IVAM, en los túneles de la calle Blanquerías y en las estaciones de
Metro de la calle de Colón. La muralla árabe la podemos contemplar en la plaza del Angel y
también en el interior de varios antiguos palacios, ahora reconvertidos en pubs, de la calle de
Caballeros. 5) LA PLAZA DE TOROS Y LA ESTACIÓN. La actual de la Plaza de Toros es la
más antigua de España. Si pasamos frente a ella podemos saber si hay o no corrida y la categoría
de la misma, simplemente mirando a su balconada superior. Si las banderas ondean en todos sus
mástiles, hay corrida de toros. Si lo hacen en mástiles alternos, de novillos, y si lo hacen en uno
de cada tres, de becerros. Si no hay banderas, no hay nada que hacer. La plaza está cerrada.
Resulta interesante el edificio de la estación, de estilo modernista y que constituye una alegoría
de la huerta valenciana. Mosaicos con mujeres ataviadas con el traje típico y guirnaldas de
naranjas y otros productos agrícolas decoran sus fachadas exteriores. En el interior, en su lujosa
recepción, los mismos mosaicos dan la bienvenida en todos los idiomas a los viajeros.
Desgraciadamente la cafetería se encuentra cerrada, en proceso de restauración desde hace varios
años.
Evidentemente hay muchas más claves que descubrir y muchos más lugares que conocer. Pero,
de momento, vamos a contentarnos con estos cinco reseñados y a utilizar nuestros nuevos
conocimientos para impresionar a nuestros huéspedes en las próximas Fallas. Un saludo y que el
buen tiempo nos acompañe en esas fechas.
FALLAS 2002
Despentant el nostre cor, Valencia, rui.
Per la senda de les flors, ja ve l'estiu. Creu al carrer la xicalla, replegant els trastos pa la falla I
manté la tradició d'esta canco: Que no hi a una estoreta velleta per a la falla de Sant Josep....
Ya estamos en Fallas. Un año más vamos a liberarnos de los malos espÌritus que hemos
acumulado a lo largo de los meses de Invierno y a despertar a la Primavera, a la vida y a la
renovaciÛn, purificados con las llamas que esa noche mágica de San José van a tomar la ciudad
rode·ndola por los cuatro costados.
Un año más vamos a rememorar las Saturnales Romanas, esas fiestas que a lo largo de todo el
Mediterráneo utilizaban los cuatro elementos, aire, agua, tierra y fuego para celebrar el cambio
de las estaciones. Esas fiestas que posteriormente se cristianizaron, y se mantuvieron en nuestra
ciudad resurgiendo en la Edad Media gracias al poderoso gremio de carpinteros que al llegar el
dÌa de San José su Patrón, limpiaban sus talleres, y junto a las virutas y restos de madera
quemaban el "Parot" o palo en el que sostenÌan los candiles que les alumbraban en las largas
noches de Invierno.
Esas fiestas que, como todo lo valenciano, fueron avanzando, progresando y haciÈndose mas y
más complejas, totalmente imbuidas del barroquismo de la ciudad y de sus habitantes. Un
barroquismo que se aprecia en nuestro carácter, lleno de matices y contrastes, amigo del lujo y la
ostentación aún en las circunstancias Más adversas y que sin duda nos han transmitido las
feraces huertas que nos rodean. Un verdadero vergel dotado de un sistema de riego milenario que
produce y produce sin cesar, cosecha tras cosecha de miles de productos que podemos encontrar
en los mercados de medio mundo. Un barroquismo representado en monumentos tan singulares
como la TORRE DE SANTA CATALINA, el inigualable pórtico del PALACIO DEL
MARQUES DE DOS AGUAS y la esplÈndida fachada de la REAL IGLESIA DE LOS
SANTOS JUANES.
Un barroquismo que alcanza su máxima expresión en las FALLAS DE SAN JOSE verdaderos
monumentos fruto de un año de trabajo, de muchos quebraderos de cabeza y de muchas
preocupaciones que desaparecen alegremente pasto de las llamas purificadoras. Es el placer de lo
efÌmero, de lo inesperado, el ansia de sorprender que tanto nos agrada.
He ahí el quid de la cuestión. El como y el porqué de nuestra forma de ser. De esa forma que
algunos tenemos de nacimiento y que otros adquieren en cuanto nos visitan. De esa magia que
nos atrapa entre los viejos y nuevos muros de esta ciudad de contrastes que aúna
prodigiosamente, de forma imperceptible, dos milenios de tradiciones y un futuro impredecible
aunque siempre esperanzador.
Vamos a vivir días intensos. Días de 24 horas de actividad en una fiesta incesante en la que
noche y dÌa se unen y en la que todo y todos, una muestra más de barroquismo, tenemos cabida.
Desde las "Xocolatas per als xiquets" hasta las paellas en la calle a media noche. Desde las
Despertás hasta los Castillos de Fuegos, pasando por la experiencia única de las muchas
mascletaes (no sólo una) que se disparan en toda la ciudad. Desde las visitas a las Fallas hasta las
múltiples verbenas que llenan de música y alegrÌa las calles. Paradas moras, desfiles y
pasacalles, teatro, mil y una actividades que mantienen viva la Fiesta, con mayúsculas y en el
más amplio sentido de la palabra. Todo ello sin olvidar esas dos riadas de mujeres y hombres
elegantemente ataviados con nuestro rico traje regional, sin duda alguna el más vistoso de los
que existen en España, que recorren durante dos dÌas nuestras calles para depositar, con los ojos
llenos de l·grimas emocionadas, varias toneladas de flores a los pies de la venerada Patrona, la
Mare de Deu dels Desamparats.
¿Qué hacer? ¿Adónde ir? Imposible decirlo. Basta con salir a la calle e impregnarse de la fiesta.
Dejarse llevar por las riadas humanas. Recorrer la ciudad de cabo a rabo, sin prisa pero sin pausa,
con los ojos bien abiertos y con el corazÛn preparado para recibir nuevas emociones en cada
esquina, en cada plaza ...
Valencia recupera por una semana sus esencias. Por unos días se convierte en un pueblo grande
en el que cada habitante, al igual que en la Edad Media, es un vecino y en el que cada uno de
nosotros disfruta como un Romano de las milenarias SATURNALES que tras la llegada del
cristianismo se convirtieron, por obra y gracias de nuestros vecinos los carpinteros, en las
FALLAS DE SANT JOSEP.
Que el fuego de la Noche Mágica del Solsticio de Primavera, festividad de San Josó, renueve y
purifique nuestra mente y nuestro espÌritu. Y ahora, deja estas páginas, sal a la calle y como
decÌan en "La Guerra de las Galaxias" Que la fiesta te acompañe! ¿O no era asÌ? Que más da! En
este caso, ten por seguro que la realidad supera a la ficción. BONES FESTES
En el artículo del mes de Febrero, siguiendo nuestro caminar por el río, nos habíamos adentrado
por las estrechas callejuelas que integraban la famosa MANCEBIA. En este, volvemos al viejo
cauce en el punto en el que lo abandonamos, frente al IVAM, y avanzamos rumbo al mar por la
calle Blanquerías, casi escuchando a nuestra derecha los gritos de lujuria de llamado “Poble de
les Fembres Pecadrius” y a nuestra izquierda, en dramático contraste, los lamentos de los que
sufrían tortura y suplicio en el CREMADOR de la Santa Inquisición. Pero antes de continuar,
vale la pena que nos detengamos un momento a contemplar
EL PUENTE DE LAS ARTES. Construido a finales de los 90, en los albores del nuevo milenio,
por el arquitecto británico Sir Norman Foster. Destacan del mismo sus dos calzadas sujetas por
un soporte central que hace las veces de gran candelabro del que emergen sus altas y
monumentales farolas blancas. Siguiendo nuestro camino llegamos a
LA PLAZA DEL PORTAL NOU. Portal construido en 1356 y derribado en 1868 cuyos
cimientos podemos contemplar desde el túnel para vehículos que atraviesa la plaza, en cuyo
centro, sobre una columna toscana renacentista se alza la ESTATUA DE LA VIRGEN DEL
CARMEN. En uno de sus laterales contemplamos el sencillo CONVENTO DE SAN JOSE y DE
SANTA TERESA, construido en 1588 y adornado con un hermoso zócalo de azulejos
valencianos del siglo XVIII y graciosa espadaÒa de estilo castellano. Se da la circunstancia de
que es el único convento que respetaron las tropas bonapartistas cuando tomaron la ciudad en
1813, ya que la entonces abadesa del mismo mantenía gran amistad con el Mariscal Suchet, jefe
del ejercito invasor cuyos descendientes en Francia todavía ostentan el título, obviamente no
reconocido en EspaÒa, de Duques de la Albufera. Junto a la plaza encontramos la CASA
MUSEO JOSE BENLLIURE, edificio ecléctico de 1855, donde se encuentra el estudio del
famoso pintor valenciano y gran número de sus obras y avanzando unos pocos metros
encontramos la nave modernista de las HERMANAS DE LOS ANCIANOS
DESAMPARADOS, de 1853 con elaboradas vidrieras de hierro forjado y coloridos azulejos.
Frente a nosotros se encuentran las
ALAMEDITAS DE SERRANOS, proyectadas en 1832, de las que destaca un monumental
estanque dotado recientemente de nuevos surtidores. En la ribera opuesta, casi perdido entre el
intenso tráfico, resiste el paso de los siglos el antiguo PORTAL DE LA ZAIDIA, entrada natural
de este arrabal musulmán que posteriormente se convirtió en el Convento del mismo nombre.
Siguiendo nuestro camino y girando por la calle de Padre Huérfanos, encontramos los tranquilos
jardines del mismo nombre que forman una recoleta plaza, en la que se encuentra la FUENTE
DE LOS NI—OS del escultor Mariano Benlliure, así como el edificio de,
-EL IVAM - CENTRO DEL CARMEN. La segunda sede del Instituto Valenciano de Arte
Moderno, que acoge las exposiciones temporales de artistas de vanguardia de fama internacional,
se asienta en este antiguo Convento del Carmen, que comprende varios edificios de diferentes
estilos. Fundado en 1283 por religiosos carmelitas procedentes del Languedoc francés se
consagró la Iglesia en 1343. De ese periodo podemos contemplar la gran Sala Capitular, el
Refectorio y el Claustro Gótico repleto de esculturas fantásticas y escudos heráldicos. En la
segunda mitad del siglo XVI se construyó el Claustro Renacentista, obra de Fray Gaspar de Sent
Martí, también diseÒador de la impresionante portada de la IGLESIA DE LA SANTA CRUZ
terminada en 1681 con retoques barrocos de Juan Bautista ViÒes y esculturas de Julio Capuz.
Pocos aÒos mas tarde se dio por concluido el esbelto campanario con la colocación de la veleta
conocida como el “Angelot del Carme” que da nombre a este castizo barrio. Entre la iglesia y el
convento se alzó en 1780 la capilla neoclásica de la Virgen del Carmen, de forma oval y rica
decoración barroca. Tras visitar todos estos edificios sin duda tendremos que descansar un poco,
y para ello no encontraremos mejor lugar que la tranquila y recoleta
-PLAZA DEL CARMEN. Llamada así desde 1691. Totalmente peatonal y con la hermosa
ESTATUA DE JOAN DE JOANES que parece estar pintando la anteriormente citada fachada de
la Iglesia de la Santa Cruz, frente a la que se alza, imponente, el PALACIO DEL INTENDENTE
PINEDA, construido en 1732 y desde 1991 sede de la Universidad Internacional Menéndez y
Pelayo. Tanto en esta plaza, como en la vecina calle de Roteros, encontramos gran número de
restaurantes que en las cálidas noches del verano valenciano extienden sus agradables terrazas al
aire libre. Podemos destacar, en la misma plaza, la “Barbacoa del Carme”, con excelentes carnes
a un precio muy razonable y un generoso ofrecimiento de mistela a discreción al terminar la
cena. Ya en la calle de Roteros, “El Forcat”, con espacio suficiente para grupos numerosos, el
siempre divertido “Trafico de Bocatas” donde posiblemente encuentres las “ruedas” mas
apetitosas y exóticas de la ciudad y volviendo al río, el famoso “Bar Serranos” de toda la vida y
con la calidad de siempre. Muy cerca de esta zona, en el solar que ahora ocupa el Mercado
modernista del mismo nombre, se encontraba el casi legendario
-PALACIO DE MOSEN SORELL, uno de los más hermosos y artísticos palacios medievales de
la ciudad. La fortuna de los Sorell se inició con Don Arnaldo valeroso caballero a las órdenes del
Rey Conquistador que murió en combate en el Puig, durante el asedio de Valencia. El palacio,
sin embargo, fue construido en 1558 por su descendiente don Tomás Sorell tras encontrar un rico
tesoro de veinte mil doblones de oro escondido por piratas ingleses en el fondo de unos barriles
que fortuitamente fueron a parar a sus manos. Enriquecido a lo largo de los siglos por sus
propietarios, en 1878 sufrió un pavoroso incendio que lo dejó casi en ruinas. Afortunadamente
no todo se perdió, y en el Museo de San Pío V de nuestra ciudad se encuentra una pintura que da
idea de la grandiosidad y riqueza de su Salón de Reinos. Una de sus hermosas puertas gótico
flamígeras con las armas de los Sorell y la leyenda “Lo que tenemos fallece y el bien obrar no
fenece”, fue adquirida por un caballero inglés y se conserva en el British Museum de Londres.
Por su parte, la que fue puerta de la capilla la adquirió el Gobierno Francés y puede admirarse en
el Museo del Louvre de París.
Finalizamos nuestro trayecto en la CASA DE LAS ROCAS, construida en 1477 por los Jurados
de la Ciudad para albergar en la misma a las Rocas que le dan nombre, junto a los Gigantes y
Cabezudos, las Aguilas, el Drac, la Tarasca, la Cuca Fera y demás elementos, bestiario y
vestuario de la fiesta del Corpus Christi, por aquel entonces la más importante de la ciudad y hoy
en día una de las más brillantes representaciones medievales de Europa, de la que hablaremos en
otro capítulo. Este edificio, mas bien un enorme almacén, destaca por la gran puerta que
contemplamos desde la calle antes de volver al río, junto a las históricas y recientemente
restauradas TORRES DE SERRANOS.
EL SIGLO DE ORO DE LA CORONA DE ARAGÓN
Ací estigué la casa on visqué Ausiàs March. D´aci el tragueren, mort, amb els peus per davant.
Envers la catedral. Carrer de Cabillers, La Plaça de l´Almoina...(Vicent Andrés Estellés)
En nuestro anterior número nos habíamos detenido frente a las Torres de Serranos, para tomar un
respiro y comer algo en alguno de los locales cercanos. Concretamente en el Bar Serranos, en el
que desde hace varias décadas se sirven excelentes tapas a cualquier hora del día. Ahora, con el
aliento recuperado, es tiempo de que nos pongamos en marcha nuevamente, y de que
comencemos por
-LAS TORRES DE SERRANOS. Uno de los más hermosos y representativos edificios de la
ciudad, construido en 1392 por el Mestre Pedrapiquer Pere Balaguer. Consta de dos imponentes
torreones almenados enlazados por un arco central de fina tracería gótico florida, bajo la que
están esculpidas las Armas Reales y el Escudo de la Ciudad sostenido por ángeles. En su parte
trasera podemos observar la hermosa escalera y los arcos góticos que mantienen la estructura
defensiva, así como la campana procedente del Convento de San Antonio Abad, situado entonces
en la huerta, hoy en la calle de Sagunto, que en 1363 alertó a la población del ataque de las
tropas del Rey de Castilla, don Pedro I el Cruel, en guerra contra el Rey de Aragón, don Pedro
IV el Ceremonioso. Fue colocada en este lugar el año 1394, sufriendo una mella en 1813 durante
el asedio de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia. Desde el año 1404 con el Rey
don Martín I el Humano y hasta 1976, con el Rey don Juan Carlos I han sido testigos mudos de
las primeras entradas de 22 Soberanos de la Corona de Aragón, rumbo a la Catedral. En los
duros años de la Guerra Civil fueron escogidas por su solidez como depósito de los fondos
pictóricos del Museo del Prado. Han sido retratadas y descritas por el viajero inglés Henry Cook
en sus “Annales” publicados en Londres en 1585, y también por el francés Jouvín, en su
“Voyage” de 1672. Laborde, otro francés, enviado como espía por Napoleón en 1813, quedó
subyugado por la belleza y solidez de esta construcción, considerada como la más brillante obra
gótico defensiva de la Península Ibérica. Tras la contemplación de este símbolo de la ciudad,
podemos detenernos en la interesante Plaza de Los Fueros y en la calle de Serranos, con gran
número de nobles casonas recientemente restauradas, en cuyo interior aparece y desaparece la
MURALLA MUSULMANA del siglo IX y rematada por la TORRE DE LA MARE DE DEU
GROSSA, ya en la plaza de Manises, cuya base es un antiguo minarete islámico del siglo XI
posteriormente cristianado. Siguiendo río abajo unos pocos metros llegamos a la calle de Muro
de Santa Ana, en la que se encuentra la IGLESIA DE SAN LORENZO, del siglo XVI y frente a
la misma el
-PALAU DE BENICARLO o DE LOS DUQUES DE GANDIA, construido en el siglo XIV por
don Juan de Borja (o Borgia). Actual sede de las CORTES VALENCIANAS, se observan en su
fachada los cambios a los que ha sido sometido a lo largo de los siglos. En su interior podemos
contemplar salones que van del gótico hasta el modernismo pasando por el neoclásico, así como
los cimientos de un palacio de la época romana del que se conservan muros, arcos, columnas y
dos impresionantes mosaicos descubiertos recientemente. No en vano su parte trasera linda
directamente con la VIA AUGUSTA, actual calle del Salvador por la que volvemos de nuevo al
río, encontrando a nuestra izquierda, a pocos metros, la CASA DE LOS CONDES DE TRENOR
edificio de estilo ecléctico, construido en 1911 que en la actualidad alberga como el anterior
dependencias de las Cortes y frente a nosotros, en la ribera opuesta:
-LA IGLESIA DEL SALVADOR Y SANTA MONICA. Construida bajo el auspicio del
Patriarca San Juan de Ribera en 1603, de estilo barroco, destaca tanto la austeridad de su fachada
que imita las primitivas basílicas romanas, como la simplicidad de su campanario. Casi junto a
esta iglesia se encuentra la ESTACION DE MADERA, de estilo académico construida en los
últimos años del siglo XIX y actualmente punto de conexión de las diferentes líneas de tranvía.
Toma el nombre del PONT DE FUSTA que fabricado en este material se levantó frente a ella
hasta la última riada de 1957 en que tras ser arrastrado por las aguas, se substituyó por una
pasarela de hormigón armado. Y a pocos metros de distancia se levanta soberbio:
-EL REAL MONASTERIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD. Verdaderamente un edificio de
características excepcionales. No ya por él mismo, que lo es, si no por los hechos históricos que
tuvieron lugar en su interior. Sin duda, no hay otra construcción en la ciudad que en este aspecto
pueda igualársele. Fundado en 1432 por la piadosa Reina doña María, esposa de don Alfonso V
el Magnánimo e hija de los Reyes de Castilla, don Enrique III el Doliente y doña Catalina de
Lancaster, podemos decir que este Monasterio, del que contemplamos su iglesia gótica, su
hermosa portada renacentista, el Panteón Real en el que reposa su fundadora y algunas de las
CASAS DE ARTESANOS que lo rodean protegiendo la tranquilidad de la clausura, fue el centro
cultural del SIGLO DE ORO DE LA CORONA DE ARAGON, gracias a la que fue su abadesa,
Sor Isabel de Villena cuya principal obra, el Vita Christi, compendio feminista del renacimiento,
fue publicada en 1497 bajo la especial protección de la Reina doña Isabel I la Católica.
Un Siglo de Oro en el que en torno a la figura de la abadesa se encontraban Jaume Roig que
componía “El Espill”, Joan Rois de Corella, Jordi de Sant Jordi que componía “El Presoner”,
Ausias March que se encontraba en pleno proceso creativo y Joanot Martorell que ultimaba el
“Tirant lo Blanc”, considerada como la más gran novela de caballería jamás escrita, alabada años
mas tarde tanto por Cervantes en boca de su inmortal Don Quijote de la Mancha, como por
Shakespeare en “Much ado for nothing”. Un Siglo de Oro en el que contemplamos la subida al
Papado de dos Arzobispos de Valencia, de la poderosa familia de los Borja (o Borgia), Alonso y
Rodrigo que con los nombres de Calixto III y Alejandro VI pasaron a la historia, además de por
sus escándalos, por su mecenazgo de las artes, siendo concretamente el último de ellos el que
financió los trabajos de Miguel Angel en la Capilla Sixtina. Un siglo de brillantes campañas
capitaneadas por Roger de Lauria y Roger de Flor que culminan con la incorporación de Nápoles
al llamado Imperio del Mediterráneo de la Corona de Aragón, que comprendía, además de los
territorios peninsulares los Condados del Rosellón y la Cerdanya en Francia, los Reinos de
Nápoles, Cerdeña y Sicilia en Italia, los Ducados de Atenas y Neopatria en Grecia, el Reino
Latino de Jerusalén, la Isla de Malta, los territorios norteafricanos de Marruecos, Argelia y
Túnez y más de 80 plazas de soberanía y consulados comerciales en todas las costas de este mar
que en aquellos años anteriores al descubrimiento de América aún era el centro del mundo y en
el que, según dicho popular de la época, para navegar seguros hasta los peces debían lucir en sus
lomos las cuatro barras rojas de los Reyes de Aragón.
Un Siglo de Oro estrechamente relacionado con este edificio, en el que se inicia y se cierra, que
se alza en majestuosa armonía “a la vora del riu” y en el que seiscientos años después las Monjas
Trinitarias siguen cumpliendo clausura, silenciosas, conservando los secretos que guardan sus
corredores, estancias, claustros, celdas y archivos y en el que se especula podrían encontrarse los
restos de ese otro valenciano ilustre que fue don Luis de Santangel, banquero de los Reyes
Católicos que financió el viaje en el que Cristóbal Colón descubrió América, quien sabe si
tomando como garantía las valiosas joyas de la primera Reina de Castilla y Aragón.
Como en capítulos anteriores, seguimos nuestro camino rumbo al mar por las riberas del viejo
Turia, nacido Guadalaviar en los Montes Universales. Nuestra última parada la hicimos en el
REAL MONASTERIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD uno de los edificios más singulares de
la ciudad y verdadero centro religioso, espiritual y cultural del Siglo de Oro de la Corona de
Aragón y ahora, seguimos desde este punto cruzando la Calle de Alboraya, por la que entra en la
ciudad la VIA AUGUSTA del siglo I que partiendo desde Roma unía todo el Mediterráneo
europeo, encontrándonos con el
-PALACIO DE SAN PIO V, construido en 1683 y sede del MUSEO DE BELLAS ARTES y de
la REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN CARLOS. El edificio de estilo
académico, diseñado inicialmente como Seminario a instancias del Arzobispo Juan Tomás de
Rocaberti, ha sido ampliado recientemente, dotándolo de nuevas salas de exposiciones
temporales. Del mismo modo en la última década se ha reconstruido la cúpula de su entrada
principal destruida por los bombardeos de la Guerra Civil. El Museo está formado
principalmente por las Colecciones Reales que permanecían en el antiguo Palacio Real de
Valencia, y que el Rey don Carlos III donó a la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos.
Guarda en su interior obras de Velázquez, el Greco, Murillo, Goya, Vicente López, Van Eyck,
José Ribera, Francisco Ribalta, Joan de Joanes, Ignacio Pinazo, Muñoz Degrain y Joaquín
Sorolla entre otros muchos. Destaca sin embargo por una gran e interesante colección de tablas
gótico primitivas procedentes de antiguos conventos desamortizados en el siglo XIX. En el
claustro del edificio se exhiben piezas escultóricas, lápidas y mosaicos de periodos iberos,
fenicios, cartagineses y romanos y posee igualmente una digna representación de trabajos de
escultores valencianos, de entre los que destaca Mariano Benlliure. Lindando con el Museo se
encuentran los -JARDINES DEL REAL, que están plantados sobre el solar que ocupara el
antiguo PALACIO REAL DE VALENCIA, una soberbia construcción del siglo XI para
residencia del Rey Abd al Aziz en la que se alojaron todos los monarcas musulmanes de la Taifa
Valenciana, y tras la reconquista, los cristianos hasta don Carlos IV. Razones estratégicas de
defensa de la ciudad, obligaron a que este magnífico Alcázar fuera derribado antes de la llegada
de las tropas invasoras del ejército de Napoleón, comandadas por el Mariscal Suchet al que el rey
usurpador José I Bonaparte, conocido popularmente como el tuerto Pepe Botella, concedió el
título de Duque de la Albufera obviamente no reconocido en España. De acuerdo con las
crónicas de la época, posteriormente comprobadas mediante excavaciones arqueológicas, con los
restos de la edificación se levantaron dos pequeñas montañas, las únicas dentro de la ciudad, que
todavía podemos visitar y que se conocen con el nombre de LAS MONTAÑAS DE ELIO, en
honor al General Elio, heroico defensor de la ciudad en la Guerra de la Independencia.
Precisamente en las mismas, en el lugar en el que se encuentra su monumento, fue decapitado
años mas tarde este bravo General, y no por sus enemigos franceses, sino por sus propios
compañeros de armas siguiendo órdenes del Rey don Fernando VII el Deseado en cuyo favor
tanto luchó. Avatares y vueltas que da la vida y que se resumen en ese refrán tan español de “lo
cortés no quita lo valiente”, que no nos impide decapitar a alguien, y en el mismo lugar honrarle
con un monumento. De los jardines destacan el PASEO DE LAS PALMERAS, con ejemplares
centenarios, numerosas esculturas y fuentes monumentales, una espléndida rosaleda, una casa
para pájaros levantada en el siglo XIX, un estanque y un parque infantil, así como un pequeño
Zoológico que lleva, para vergüenza de propios y extraños, 40 años de provisionalidad,
esperando un establecimiento digno y definitivo que las diferentes corporaciones municipales no
aciertan a ubicar. También encontramos en los mismos el MUSEO PALEONTOLOGICO, de
visita obligada, que alberga la colección donada por don Rodrigo Botet, insigne erudito
valenciano del siglo XIX, que reunió gran número de restos arqueológicos encontrados en sus
excavaciones en el continente americano. Destacan el enorme OSO DE LAS CAVERNAS de la
Patagonia Argentina y las huellas petrificadas de dinosaurios, junto a numerosos fósiles. Junto a
los Jardines, en el Llano del Real desde el que tenemos una espléndida vista de la TORRE DEL
MIGUELETE se alzó durante poco más de un siglo el
-PALACIO DE RIPALDA. Construido como residencia de la Condesa de Ripalda en 1857, en
estilo neogótico y coronado por una elegante torre redonda que parecía salida de un cuento de
hadas. Su elegante y romántica figura, entroncaba perfectamente con el paisaje valenciano de la
época. Un paisaje de aspecto cortesano, rodeado de jardines frente a una ciudad todavía ceñida
por sus viejas murallas. Son innumerables los documentos gráficos que aún hoy día nos lo
recuerdan, recortando su silueta frente a la FUENTE DE LAS CUATRO ESTACIONES de la
Alameda. Desgraciadamente un aciago día del mes GUIA UTIL continued
de Agosto del año de Gracia de 1969 fue vendido a un millonario americano, que enamorado del
mismo, se lo llevó piedra a piedra a los Estados Unidos. Hoy podemos contemplarlo en
California, cargado de un romanticismo que durante cien años vio el lento transcurrir de las
aguas del Turia. En su solar se levanta en la actualidad el edificio conocido como LA PAGODA
construido en la década de los 70 y ya parte integrante del paisaje valenciano. Frente al mismo,
en la otra ribera, atravesando el majestuoso PUENTE DEL REAL, contemplamos
-LA REAL IGLESIA Y PALACIO DEL TEMPLE. Cedida por el Rey don Jaime I el
Conquistador a los Caballeros Templarios por Real Privilegio del 19 de Noviembre de 1238, en
agradecimiento a la ayuda prestada durante el asedio de la ciudad. En principio estuvo unido a la
llamada Torre del Cid, también conocida como de Alí Bufat que allí se levantó hasta el derribo
de las Murallas Medievales, en este tramo coincidentes con las Musulmanas, mediante un puente
cuyas vigas aún podemos apreciar en su fachada. Edificio de estilo gótico, fue posteriormente
recubierto en su totalidad por una fachada barroca, coronada por dos torreones cuadrados y una
gran cúpula revestidos con las tradicionales tejas árabes valencianas. En el frontis destacan las
Armas Reales enlazadas con las de las Ordenes del Temple y de Montesa. Anexo a la Iglesia se
levanta el antiguo Palacio de la Orden, hoy sede y residencia del Delegado del Gobierno en la
Comunidad Valenciana. Junto al edificio contemplamos la ESTATUA DEL PINTOR RIBERA,
Obra de Mariano Benlliure, inaugurada en 1888. Acabamos nuestro camino internándonos en el
espacio que ocupara la antigua
XEREA MUSULMANA, hoy plazas de Tetuán, Glorieta y Alfonso el Magnánimo, lugar de
ferias y fiestas de la Balansiya islámica y anteriormente rambla pedregosa de la Valentia romana
por la que el segundo cauce del Turia desecado en el siglo IX, se reunía con su rama principal.
Siguiendo sus aceras contemplamos el PALACIO DE LOS MARQUESES DE MONTORTAL,
construido en 1782 y residencia de la Reina Viuda Fabiola de Bélgica en sus visitas a la ciudad,
junto al mismo el PALACIO DE CERVELLON, residencia valenciana de la Familia Real en el
siglo XIX, la CASA DE M. GOMEZ de 1891, sede del CENTRE CULTURAL BANCAIXA, la
CASA DE GOMEZ DAVO de 1932 sede del Ministerio de Propaganda durante la II República,
la CASA DE CERVERA de 1935, ya en la esquina con la calle de la Paz al final de la cual
contemplamos la TORRE DE SANTA CATALINA y frente a la misma el PALACIO DE
JUSTICIA construido en 1758 con la escultura del Rey don Carlos III obra de Ignacio Vergara
coronando sus balaustradas. Tras contemplar la PUERTA REAL del siglo XVIII, otro edificio
viajero que hasta el derribo de las murallas se encontraba frente al puente del mismo nombre y
que posteriormente se trasladó al lugar que hoy ocupa en el que se levantaba la derruida
PUERTA DEL MAR, atravesamos los jardines con sus impresionantes MAGNOLIOS
CENTENARIOS, la ESTATUA DE JAIME I erigida en 1878 y la magnífica FUENTE DEL
TRITON que Ponzanelli esculpió en 1700, hasta llegar de nuevo al río, deteniéndonos junto al
REAL CONVENTO DE SANTO DOMINGO fundado en 1238 por el Rey Conquistador.