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Comunicación de
fallecimiento e inicio del
duelo
5. Bibliografía................................................................................................................... 31
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1. Objetivo y Justificación del trabajo
El objetivo de este trabajo es hacer un planteamiento general de los conocimientos
y habilidades necesarias para que un psicólogo realice una intervención en crisis
en la comunicación de fallecimiento e inicio de duelo.
Revisemos algunos datos sobre duelo, recogidos del Grupo de Estudios de Duelo
de Vizcaya, de Atención Primaria, en su Guía Clínica de Duelo (2004):
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b) Creciente demanda social, política y mediática de apoyo psicológico.
En mi opinión, hay que añadir que nos encontramos ante una sociedad del
“Estado del Bienestar”, una sociedad hedonista, que huye y evita el dolor, una
sociedad “tanatofóbica”; es de observar que los rituales que acompañan al
hecho de la muerte han ido acortándose o desapareciendo; a los niños se les
evita el conocimiento de la muerte incluso en los animales (“el pollito se ha
ido”). Es por ello que, cuando la catástrofe ocurre (y no olvidemos que, para el
familiar afectado, la muerte de un ser querido cercano es una catástrofe), los
individuos no están preparados para ello, y recurren a todo lo que pueden para
continuar evitando ese dolor.
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c) Presencia en consulta de Pacientes con duelo mal elaborado como variable
disposicional.
Por último, no es raro encontrarse en consulta con pacientes que vienen con
demandas diferentes, pero tienen como una de las variables disposicionales un
duelo mal elaborado. Si el paciente no ha realizado las “tareas de duelo”
adecuadamente, uno de los objetivos terapéuticos tendrá que ser la elaboración
de ese duelo, lo que será más difícil por lo cronificado y “enquistado” que pueda
estar.
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2. Intervención en Crisis
El primer aspecto a considerar es que el fallecimiento de un ser querido es una
crisis; y por tanto, es importante tener en cuenta algunos aspectos relevantes sobre
las crisis y la intervención en las mismas.
Una situación de estrés se convierte en negativa cuando la persona evalúa que sus
recursos son inferiores a las demandas del ambiente. Cuando esto sucede, la
persona es susceptible de entrar en lo que conocemos como situación de crisis.
Hay muchas definiciones de crisis. Slaikeu (1996) define una crisis como “un
estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por
una incapacidad del individuo para manejar situaciones particulares utilizando
métodos acostumbrados para la solución de problemas y por el potencial para
obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.” Se caracteriza por una gran
desorganización emocional, perturbación y un colapso en las estrategias previas de
enfrentamiento.
Existen muchas formas de clasificar las crisis. La más común incluye dos
categorías: crisis evolutivas y crisis circunstanciales.
- Embarazo y nacimientos.
- Infancia.
- Adolescencia.
- Crisis de identidad sexual.
- Crisis de madurez.
- Jubilación.
- Envejecimiento.
- Muerte.
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Todos estos momentos son normales dentro de la vida de cualquier
persona, pero tienen la característica de producir cambios en ella. Estos cambios
amenazan la vida, puesto que la modifican y el individuo debe adaptarse a la nueva
situación y aprender nuevas conductas más útiles para la situación actual.
Es a este segundo tipo en el que se enmarca el tipo de crisis al que se refiere este
trabajo.
R
E
A
C
C
I
Ó
N
E
M
O
C
I
O
N
A
L Fase de Impacto Fase de Reacción Fase de Reorientación
Incidente
Crítico
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• Fase de Impacto: Las reacciones en esta fase comprenden todo aquello que
sucede inmediatamente después de la experiencia traumática. Las personas
que pasan por esta fase no saben muy bien qué es lo que les está pasando
y reaccionan de manera extraordinaria. Es una fase que puede durar desde
minutos a días.
DESORDEN
SUCESO
NEGACIÓN
INTRUSIÓN
TRANSLABORACIÓN
TERMINACIÓN
Estas dos etapas pueden ser simultáneas; algunos individuos omiten la fase de
negación y se desplazan directamente a la de intrusión. Otros oscilan de un lado a
otro entre estas dos etapas.
SUCESO
NEGACIÓN
Fase de Reacción
INTRUSIÓN
TRANSLABORACIÓN
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2.3. Intervención en Crisis
• Otorgar apoyo
• Reducir el peligro de muerte (por ejemplo en casos de maltrato
infantil, violencia doméstica, suicidio, e ideas autolíticas de posible
aparición en crisis graves)
• Enlace con recursos de ayuda: Informar sobre los distintos recursos,
y remitir a orientación psicológica.
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3. Duelo y duelo patológico
El segundo aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de la Intervención en
Crisis en un fallecimiento son las específicas características del duelo. Aunque el
objetivo de la intervención en este aspecto va a ser el asesoramiento durante el
inicio del duelo, es importante conocer varios aspectos generales sobre el duelo,
las características del duelo “normal” frente a duelo “patológico” o “complicado”,
así como los diferentes predictores que permitan identificar la posibilidad de que el
duelo se complique, y por tanto poder anticiparse recomendando orientación
psicológica o ayuda profesional si se dan determinados factores o síntomas.
Hay, por tanto que distinguir entre duelo normal (o no complicado) y el duelo
complicado, patológico o anormal. En ambos casos puede ser útil la
intervención psicológica: como señala Worden (2004) en el duelo no complicado
se facilita el proceso en un marco temporal razonable; en duelos anormales se
usarán técnicas especializadas.
Worden (2004) prefiere hablar de “Tareas del duelo”, ya que entiende que es
mucho más útil para los clínicos. Las fases implican cierta pasividad, algo que hay
que pasar, mientras que las tareas implican que la persona ha de ser activa y
puede hacer algo. Define 4 tareas, e indica que es esencial que la persona las
complete antes de poder acabar el duelo; no siguen necesariamente un orden
específico; aunque las definiciones sugieren un cierto ordenamiento, es un proceso
en zig-zag, y se pueden realizar dos tareas a la vez
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• Circunstancia de la muerte: Cómo murió la persona influye mucho en cómo
se elabora el duelo. Se pueden categorizar las muertes como: Natural,
Accidental, Homicidio y Suicidio, y en este orden se aumenta la dificultad de
la aceptación y elaboración de la pérdida. Otras dimensiones asociadas son:
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• Variables sociales: Hay varias variables sociales relevantes para el duelo:
a) Duelo crónico: Aquel que tiene una duración excesiva, nunca llega a una
conclusión satisfactoria, y la persona que lo sufre es muy consciente de que
no consigue acabarlo.
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d) Duelo enmascarado: La persona experimenta síntomas y conductas que les
causan dificultades pero no se dan cuenta ni reconocen que están
relacionados con la pérdida. Pueden aparecer como síntomas físicos
(enfermedades psicosomáticas, ...), o conductas desadaptativas, (depresión
inexplicable, hiperactividad, ...).
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4. Intervención en Crisis en la Comunicación de
Fallecimiento e Inicio del Duelo.
Una vez expuestos los aspectos generales que pueden influir en el inicio del duelo,
podemos entrar a establecer los aspectos relevantes en la intervención en crisis
concreta del fallecimiento de un ser querido.
Se trata de una crisis, por lo que los objetivos de la intervención van a ser los
mismos de cualquier otra crisis, con ciertas particularidades.
a) Objetivos realistas
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QUE HACER
• Conservar la calma
• Utilizar la Comunicación no verbal para transmitir tranquilidad y confianza:
movimientos pausados, tono de voz afectuoso, bajo y sereno, uso del
contacto físico, situarse a la altura visual de la persona.
• “Aguantar” el silencio.
• Empatizar, pero con cuidado; hay que ser realista; si no se sabe lo que está
pasando la persona, no se le puede decir. Es mejor un “debe haber sido
terrible” que un “puedo imaginarme por lo que has pasado”. Y cuanto más
concreto, más creíble.
QUE NO HACER
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• No discutir con la persona si está alterada o se muestra irritada
• No mentir
FASE DE INTERVENCIÓN
a) Recogida de información:
• sobre el suceso
o Circunstancias y forma de la muerte; si ya está confirmado
el fallecimiento.
o Nombre del fallecido, sexo, edad
• sobre las personas objeto de nuestra intervención.
o Nº de personas, sexo, edad,
o Grado y tipo de parentesco con el fallecido
o Si conocen la noticia o aún está pendiente la comunicación.
o Estado psicológico de las mismas.
b) Valoración de la escena
• Evaluación de riesgos: seguridad en otros y del profesional.
Identificación de posibles objetos o vías que puedan permitir
acciones autolíticas (cuchillos, medicación, terrazas ...)
• Localización (y solicitud si es necesario) de un lugar adecuado para
la comunicación y la intervención, que favorezca la acogida y la
intimidad, para la expresión de emociones.
- ¿Qué se comunica? Una descripción sencilla y breve de los hechos del suceso,
que contenga toda la información relevante, lo más aséptico y objetivo posible,
asegurando que ha habido la mejor atención técnica y humana posible, y
finalizando con el desenlace. Una vez dada la noticia, es importante responder a
todas las dudas y preguntas que surjan, siempre que conozcamos la respuesta y
estemos seguros de la misma. Por ejemplo, en el caso de un posible suicidio
precipitándose desde una ventana, aunque todas las circunstancias induzcan a
pensar que ha sido una autolisis voluntaria, no podemos estar seguros hasta que
se realice la autopsia, por lo que a la pregunta de “¿se ha tirado
voluntariamente?” tendríamos que responder que aún no lo sabemos, que habrá
que esperar a ver qué indican los profesionales.
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• Es preferible que las personas estén sentadas, especialmente por las
reacciones físicas que la noticia puede generar.
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c) Si existieran, disminución de respuestas de ansiedad elevada mediante técnicas
de respiración de emergencia, contacto físico, tono de voz bajo y tranquilizador,
normalización de síntomas.
• Hiperactividad/Movimientos compulsivos
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• Apatía/Inmovilidad: La persona afectada carece de energía, o
verbaliza ser incapaz de moverse.
- En la Fase de Impacto
- En la Fase de Reacción:
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Posibilitar el relato ordenado del Preguntas abiertas, con cuidado de no
suceso. inducir las respuestas. Fomentar que
Ayudar a reconocer y legitimar cuente lo ocurrido “como quiera”.
sentimientos y pensamientos. Normalización de síntomas
Pensamientos Reestructuración cognitiva “breve”:
disfuncionales/irracionales, con Proporcionar información
especial foco en: Pruebas de realidad
• A ideas autolíticas Inducir a la reflexión
• Aquellos que puedan estar
relacionados con posibles
mediadores del duelo:
o Suicidio, muerte
“estigmatizada”, evitable,
ambigua o incierta.
o Falta de competencia para
sobrevivir en la vida cotidiana
sin el fallecido.
o Generalizaciones excesivas
Generar y fomentar el apoyo social en Fomentar la comunicación verbal, no
el entorno habitual de la personal. verbal, el contacto físico y la
demostración física de afecto entre los
familiares y allegados.
- Contagio Emocional. Hay una parte del mismo que es complicado de gestionar,
ya que cada vez que llega una persona allegada nueva, se produce un nuevo
contagio. Hay variables socio-culturales importantes; por ejemplo, en general, las
personas de raza gitana, o procedentes de culturas latinoamericanas, tienen una
forma de expresar el dolor bastante intensa, que fomenta las respuestas
emocionales y el contagio emocional.
Sin embargo, sí es posible realizar acciones para minimizarlo: con suavidad, pero
con firmeza, retirar físicamente o separar a las personas si se está produciendo
dicho contagio, o limitar el tiempo en el que están juntos.
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puede ocasionar, si desea hacerlo, es peor evitarlo, ya que puede
desencadenar ideas e imágenes más perturbadoras (“Cómo estará que no
me dejan verlo”) o distorsionadas (“A ver si no va a ser él/ella”).
Si se decide verlo, (o es necesario por motivos legales), hay que
hacer una preparación previa; encargarse de que lo que sea visible sea lo
menos traumático posible, y hacer una descripción previa a la persona de lo
que se va a encontrar. (“No le vas a ver igual que la última vez que lo viste;
seguramente estará algo más pálido/hinchado ..”).
- Necesidades habituales
Hay una serie de necesidades inmediatas que suelen surgir en este tipo de
situaciones:
• Necesidades sociales:
o Identificación de persona/s que puedan hacerse cargo de continuar
con las labores de asistir en la ejecución de acciones concretas, y
continuar con el apoyo.
o Comunicación del fallecimiento a familiares y amigos, tanto cercanos
como más distantes.
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• Indagar qué es lo que el paciente ha intentado hasta ahora
• Examinar qué es lo que el paciente puede/podría hacer: primero llevando a
la persona en crisis a generar sus propias alternativas, y luego proponer
nuevas alternativas; se hace un análisis de pros y contras de cada
alternativa para decidir.
En esta componente, adicionalmente, contribuimos a restablecer la
sensación de control y autoeficacia; hay que procurar que la gente haga
tanto como pueda por sí mismos.
• Es posible que haya que adiestrar al paciente para considerar la idea de que
existen soluciones, así como en generar alternativas y hacer un análisis de
las mismas.
El objetivo es dar el mejor paso próximo, dada la situación. Tan importante como
eso es que el paciente haga tanto como él/ella sea capaz de hacer. Sólo cuando
las circunstancias deterioran severamente la capacidad del paciente, se debe
tomar un papel activo. Dependiendo de diferentes factores (letalidad y capacidad
de la persona en crisis para actuar en su propio beneficio), el profesional debe
tomar una actitud facilitadora o directiva.
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5. Bibliografía
Egozcue Romero, M.M. (2005) Primeros auxilios psicológicos. Colección Uno y los
Demás. Ediciones Paidós Ibérica.
Everly, G.S.,Jr and Mitchell, J.T. (1999) Critical Incident Stress Management: A new
era and standard of care in crisis intervention. Ellicot City, MD: Chevron Publishing
Corporation
Jülicher, Jocham (2004) Todo volverá a ir bien, pero nunca será como antes: el
acompañamiento en el duelo. Editorial Sal Terrae
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