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Son sus influencias judías y científicas las que unidas con pensamientos
filosóficos de otros filósofos los que llevaron a la realización de sus portes los
culés lo hace ser Considerado como el exponente moderno más completo del
panteísmo
Introducción
Supongo que tras largas horas de desgarro (porque pensar es un desgarro) por fin este
judío holandés apreció que el sentido que buscaba estaba ahí, latente en sí mismo y en
lo que le rodeaba. La posibilidad de saberse integrante del orden eterno de la naturaleza,
de a través de la actividad libre del entendimiento eternizarse a sí mismo, superando así
la contingencia que lo abrumaba, entregándole de esta manera a la vida la categoría de
felicidad, es lo que el filósofo con certeza descubrió y practicó hasta su muerte. "A la
felicidad se llega por la vía de la alegría desbordante y de la acción. Hay que saber
descartar los encuentros tristes, reconocer aquellas cosas que nos convienen y
transformar lo inevitable que nos es contrario: en definitiva, cargarse de buen humor y
gozar del conocimiento de sí y de los demás." Para Spinoza la clave de la felicidad está
en dar con aquello que nos hace crecer, y evitar aquello otro que nos empequeñece. Para
saber que nos hace crecer y que no hay que probar, experimentar. La alegría es la
prueba de que algo aumenta la potencia vital que cada uno es, la tristeza, en cambio, es
el síntoma de que lo que hago, disminuye y apoya la fuerza vital.
Sin embargo, y esto es de importancia para lo que ahora nos interesa, Spinoza no
concebía la meta como algo individual sino que, por el contrario, creía que la toma de
posesión de aquella naturaleza propia estable era posible -y, quizás, sólo gracias a ...- en
conjunto con otros hombres, por lo que la consecución y realización de ello dependía de
que muchos otros lo lograran paralelamente: "Este es, pues, el fin al que tiendo: adquirir
tal naturaleza y procurar que muchos la adquieran conmigo; es decir, que a mi felicidad
pertenece contribuir a que otros muchos entiendan lo mismo que yo". Más, al ser ésta
una tarea colectiva, el entorno, el medio en el que los hombres se desenvuelven y
despliegan, cobra una gran importancia y, por lo tanto, establecer un modo de
convivencia funcional a este fin es -junto con reformar el entendimiento - una tarea
prioritaria: "es necesario, además, formar una sociedad, tal como cabría desear, a fin de
que el mayor número posible de individuos alcance dicha naturaleza con la máxima
facilidad y seguridad". Es así como el proyecto político de Spinoza debe apreciarse
como un momento crucial de su proyecto vital; puesto que si entendemos el
establecimiento de dicha sociedad como condición de posibilidad del logro del Bien
Supremo y Verdadero, caeremos en la cuenta de que es absolutamente necesario pensar
en los fundamentos y propiedades de dicha sociedad, para completar y proyectar a la
realidad cotidiana y social la tarea vital a la que me he referido.
No cabe duda que esta suerte de estado pre-civil mantendría a los hombres inmersos en
un aparente caos, en un marco de inestabilidad y de inseguridad. Para Spinoza en este
estado, los hombres son frecuentemente dominados por un afecto de odio (por ejemplo
la ira, la envidia, etc.), lo que implica que se relacionen agresivamente, ya que al estar,
la mayoría de ellos, determinados por sus pasiones, no pueden dirigirse hacia metas o
fines comunes sino que, por el contrario, son guiados en distintos sentidos,
enfrentándose irremediablemente los unos con los otros, lo que finalmente conduce a la
destrucción y desaparición del hombre.
Ya que todo ente participa del derecho de la naturaleza, y que es en virtud de dicha
participación que la existencia y el accionar de los seres esta determinados por las reglas
de su propia naturaleza, es necesario comprender de qué modo participa el hombre de su
derecho.
Según Spinoza es un hecho que los hombres no viven únicamente guiados por la razón
sino que, como ya hemos dicho, son los afectos los que llevan a un individuo a actuar de
tal o cual manera. Es por esto que la existencia y el obrar humano están guiados tanto
por la razón como por los afectos; ambos elementos son parte de nuestra propia
naturaleza y, en esa medida, nuestras acciones, ya si están guiadas por la razón, ya por
los afectos, no hacen sino manifestar el conatus de cada hombre. Nuestro derecho
natural está, por tanto, determinado por ambos factores, lo que significa que si nuestros
actos son racionales o afectivos estaremos obrando consecuentemente en armonía con la
naturaleza.
Ahora bien, la magnitud del derecho natural se mide según la potencia de éste. Es
evidente que si dos o más individuos unen sus derechos tendrán más poder y, por lo
tanto, más derechos de los que tenían aisladamente. El que un grupo de hombres unan
sus potencias individuales, no sólo implica que todos ellos juntos posean más derechos,
sino también, que se abre la posibilidad de que estos derechos -ahora comunes- sean
debidamente resguardados, lo que disipa en gran medida tanto el temor, como la
inseguridad propia del Estado de Naturaleza: "Concluimos, pues, que el derecho natural,
que es propio del género humano, apenas si puede ser concebido, sino allí donde los
hombres poseen derechos comunes, de suerte que no sólo pueden reclamar tierras, que
puedan habitar y cultivar, sino también fortificarse y repeler toda fuerza, de forma que
puedan vivir según el común sentir de todos".
Tanto en el ámbito personal o público, los tratados son válidos sólo en tanto que las
causas que los originaron permanezcan; así, "el pacto no puede tener fuerza alguna, sino
en razón de la utilidad, y que, suprimida ésta, se suprime ipso facto el pacto y queda sin
valor". Entonces, a diferencia de Hobbes, Spinoza considera que los pactos no son un
fundamento suficiente para el resguardo y la armonía de la sociedad civil, pues "por
derecho de naturaleza, todo el mundo puede actuar con fraude y nadie está obligado a
observar los pactos, si no es por la esperanza de un bien mayor o por el miedo de un
mayor mal".
Ahora bien, he dicho anteriormente que sólo en virtud de los dictámenes de la razón, los
individuos pueden visualizar aquello que promueve su conatus. En este sentido el pacto
o tratado social adquiere una mayor consistencia si lo entendemos como un acto
racional, como el resultado del uso adecuado de la razón, la que nos señala que si bien
el acuerdo o la decisión común significa -en principio- la renuncia a la libertad
individual, al derecho y poder propio, a determinar la propia vida según los apetitos
individuales, dicho acuerdo es la solución más propia para el estado de inseguridad y
temor al que los hombres se encuentran sometidos en la condición natural. La
contingencia, el poder ser propio de todo pacto desaparece al ser entendido como un
acto puramente racional. La razón aporta la necesidad que este pacto podría requerir.
A partir de este momento tiene lugar lo que Spinoza denomina Estado o Soberano
Imperio: "Allí donde los hombres poseen derechos comunes y todos son guiados como
una sola mente (...) derecho que se define por el poder de la multitud, suele denominarse
Estado" Con la introducción de este concepto el filósofo intenta denominar aquel
espacio en el que se concentra todo el poder que los individuos han cedido en vistas de
procurarse una vida más estable y segura. La posibilidad de una fundamentación
consistente de la sociedad civil surge así de manera más clara. En efecto, si entendemos
que los individuos, ya sea en virtud de la razón, ya por la esperanza de un bien mayor o
el temor a más grandes males, renuncian al poder de defender su propia existencia y le
otorgan dicho poder a los individuos en conjunto, y sí además comprendemos esta
renuncia como un acto de libertad (en la medida en que dicho acto no está sino
determinado por la propia naturaleza humana, la que nos conduce necesariamente a la
actividad del conatus), podremos concluir que el surgimiento de la sociedad civil, y la
consecuente existencia del Estado se fundamenta en una cuestión por demás sólida, a
saber: en la libre transferencia del poder propio de cada individuo hacia el colectivo,
guiado por las leyes eternas de la Naturaleza.
El hecho de que el hombre esté determinado por la finitud, pero al mismo tiempo por el
conatus, presenta la necesidad imperiosa para todo hombre de crear relaciones y lazos
estables entre ellos; esto porque las determinaciones externas pueden ser enfrentadas de
manera más adecuada con la unión de las potestades individuales, activando así, de
forma más efectiva el conatus de cada uno. Entonces es necesaria una comunidad de
hombres, una suma de potestades particulares, porque esa es la instancia más propicia
para la realización del conatus. Para Spinoza, por su formación matemática, es claro que
mientras más y mayores son los factores de la suma, más grande será el poder de la cosa
singular resultante, por lo que mayores serán sus derechos; es decir, que a mayor
número de hombres que conformen una comunidad más cerca estarán de identificarse
con el "poder absoluto" de la naturaleza humana, y es por ello imperiosa la formación
de ésta. Pero esta "suma" se puede efectuar de tres maneras principales, lo que va a dar
como resultado los tres tipos de Estado que Spinoza expone en el "Tratado Político": la
Monarquía, la Aristocracia y la Democracia.
De lo anterior concluimos que un Estado Absoluto sólo será posible si, efectivamente,
todos los individuos que componen una sociedad cedan sus derechos al conjunto de la
comunidad y no a uno o varios representantes de ésta (que es lo que ocurre en el caso de
la Monarquía y la Aristocracia), formándose, de esta manera, una identidad entre los
derechos particulares y el de la comunidad plena. Así, gracias a esta igualdad entre los
derechos particulares y sociales, se cumple, además, con una de las leyes básicas de la
naturaleza humana, que es aquella que promueve la mantención del poder individual,
como si el hombre permaneciera en el estado natural, pero ahora en una comunidad; en
otras palabras, promueve la conservación del sí mismo que está determinado por dicho
poder. Y estos son precisamente los fundamentos que Spinoza le atribuye al Estado
Democrático, que él define como "la asociación general de los hombres, que posee
colegialmente el supremo derecho a todo lo que puede". Pero detengámonos un
momento en esta definición, para así no sólo verificar que se encuentra en completa
correlación con la estructura conceptual y las pretensiones prácticas del filósofo, sino
además, para comprender más a fondo el significado que el autor le atribuye a esta
forma de Estado, cuestión que es de mayor importancia aun.
Podemos apreciar que ella posee todos los componentes propios de lo que Spinoza
entiende por Estado se encuentra el concepto de "comunidad" ("la asociación general de
los hombres..."), y los conceptos de "derecho" y "poder absoluto" ("... a todo aquello
que puede"), pero no me detendré en ellos puesto que creo que ya los he analizado con
cierta profundidad; pero también encontramos uno nuevo, que es precisamente el que
define al Estado como "democrático", este es el de "poder colegial". Pero qué entiende
Spinoza por ello, y cuál es el alcance de esto, para la concepción de Democracia que el
filósofo pretende re-afirmar
Ya he mostrado que en la crítica a la Monarquía, uno de los argumentos sostenía que
ella es imposible de hecho porque ningún hombre estaría dispuesto a entregar sus
derechos a un sólo hombre, para que éste lo gobierne de manera absoluta, esto, por que
el hombre en la sociedad civil continúa con cierto temor -que es propio de su
impotencia, pero además, y este es el motivo de la necesidad del "poder colegial",
porque el hombre tiende a la autodeterminación, el hombre quiere ser libre (aunque ya
hemos visto que la libertad humana metafísicamente es negada), quiere poseer una
libertad aunque sea al modo humano; y por esto "toda sociedad debe tener, si es posible,
el poder en forma colegial, a fin de que todos estén obligados a obedecer a sí mismos y
nadie a su igual".
Las consecuencias de esto son radicales, pues de esta forma se da pie para la disolución
del Estado como estructura de poder jerárquica, y se promueve a la Democracia como
una forma de vida, como una efectiva comunidad política: "Como la obediencia consiste
en que alguien cumpla las órdenes por la sola autoridad de quien manda, se sigue que la
obediencia no tiene cabida en una sociedad cuyo poder está en manos de todos y cuyas
leyes son sancionadas por el consenso general; y que en semejante sociedad, ya
aumenten las leyes, ya disminuyan, el pueblo sigue siendo igualmente libre, porque no
actúa por la autoridad de otro, sino por su propio consentimiento". Entonces, la
Democracia se establece como el único "poder absoluto" que, como tal, es el único
medio en que el hombre puede realizar su libertad.
Pero Spinoza sabe que esto es prácticamente imposible, porque ello supone la absoluta
racionalización de la vida humana. Sólo el hombre que actúa racionalmente ya no estará
determinado por sus pasiones (será libre), y sabrá la verdadera causa de los hechos, por
lo tanto conocerá su bien y sabrá que este bien se encuentra en la formación de la
"comunidad política", comunidad que es el único medio en el cual el hombre podrá
efectuar su libertad, objetivo ético-político de toda la filosofía spinoceana... Pero para
esto es necesario primero "procurar que muchos reformen el entendimiento junto
conmigo, es decir, que a mi felicidad pertenece contribuir a que otros muchos entiendan
lo mismo que yo".
3. Final
El tener conciencia de esta imposibilidad originaria del hombre es lo que marca todo el
pensamiento spinoceano, y el colocar a la Democracia no como una utopía, sino como
una idea reguladora de la vida política, es su conclusión. Pero en esta tarea hasta los
grandes "ilustrados" erraron, ellos creyeron que la Democracia era posible -su visión de
la naturaleza humana era demasiado optimista-, y con esta posibilidad marcaron el
desarrollo de la vida moderna hasta nuestros días.
Por esto, creo que Spinoza estaría de acuerdo con la distinción politológica entre
"democracia ideal" (normativa, filosófica) y "democracia real" (científica). ¿Pero
podemos afirmar que una distinción salvará el abismo creado? Yo creo que, por el
contrario, marca su definitiva escisión.
Pero en definitiva ninguno de sus conceptos puede explicar y dar respuesta al problema
fundamental: ¿existe la Democracia? ¿Ella es factible? No pueden dar respuesta y ni
siquiera pueden pretender darla, pues toda su trama conceptual sólo tiende a conocer el
fenómeno político. Esta tarea sigue aun guardada para pensamientos más especulativos.
Y entonces se plantea nuevamente el problema original: el terror que ha provocado la
separación de la vida y el conocimiento; y la tarea prioritaria que involucra la
responsabilidad del saber.