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Los

Ojos Del Gato


No pretendo hacer excusas por mi comportamiento, ni mucho menos
escapar de mi castigo. Lo único que pretendo hacer con esto es poder
alivianar un poco la culpa que siento después de la serie de acontecimientos
que me llevaron a este final tan trágico y horrendo el cual tortura mi alma y
no puedo pasar por alto al igual que las víctimas de este. Por lo cual les
contare en secuencia junto con la consecuencia que vienen detrás de ellos.

Desde que era pequeña muy pequeña tuve sueños y aspiraciones pase por
todas las carreras. Eso si no sobresalía por los deportes pero en lo que si
sobresalía era en que no me daba por vencida en nada de lo que hacia y
mucho menos me dejaba derrotar por mis pensamientos o las opiniones de
los demás. Este rasgo creció conmigo hasta que llegue a mi adolescencia
donde me temo decir cambie un poco, me volví un poco mas derrotista y
realista, bueno, claro sin dejar atrás mi esencia.

Tuve unos padres muy cariñosos y como todo mundo un hermano menor
algo metiche, mis primos los que sabían todo acerca de mi, mis amigos
quienes siempre me rescataban o me ayudaban con mi drama y mi novio.
Este último un muchacho de tes pálida, pelo negro color azabache,
ondulado que aveces le cubría un ojo y los ojos verdes como los de un
gato.

Mateo-pues así se llamaba el muchacho con el que yo salía, era el amor


de mi vida y mi fiel compañero del alma. El y yo hacíamos todo juntos,
compartíamos los mismos gustos y la música nos traía gran satisfacción.
Nos era imposible separarnos, pero cuando nos separábamos gracias al
Black Berry la distancia no parecía tan grande.

Nuestra relación duro varios meses, en los cuales con el transcurso del
tiempo mi temperamento y mi carácter fueron cambiando, por causa del
demonio de la abstinencia( la cocaína). Pasaban los días y yo me iba
convirtiendo poco a poco en un ser humano irritable e indiferente a los
sentimientos de los demás. En algún momento llegué a utilizar palabras
crueles y dolorosas con las personas cercanas a mí y llegué hasta volver
me violenta y utilizar la violencia física con mis seres queridos. Por
supuesto que todos sintieron el cambio en mi carácter y mi forma de ser.
No solo descuidaba mis relaciones con los demás, si no que también llegué
a lastimarlos física y emocionalmente. Pero con Mateo era diferente a él
no lo podía lastimar, lo quería demasiado como para hacerle algún tipo de
daño ya fuera físico o emocional, pero pues todo eso yo le hacía a mis
amigos, mi hermano y hasta a veces a mis padres les tocaba un pedazo de
mi mal humor. Mi adicción y mi abstinencia empeoraban -¿pero pues todos
nos preguntamos que logramos comprar o alcanzar con esta extraña
enfermedad que te come como el cáncer?-, y al final incluso llegué a
lastimar a Mateo.

Una noche en la que salimos a una fiesta llegó la hora de ir a casa, antes
de ir a buscar a Mateo hice la última línea de coca. Me pareció que Mateo
me evitaba, logré agarrarlo y el asustado me soltó una cachetada. De
pronto me entró una rabia incontrolable y ya después de eso no recuerdo
lo que hacia. Es como si de pronto mi cerebro se desconectara de mi
cuerpo y una maldad más que diabólica tomo control de mi cuerpo,
alimentada por la cocaína. Mientras que caminaba así la puerta del jardín
lo lleva va sujetado de la corbata que traía, de repente hallé un objeto lo
suficientemente filoso y deliberadamente le arranqué uno de sus hermosos
ojos verdes.

Antes de entrar a casa, empezó regresar mi conciencia sentí


remordimiento, horror al voltear a ver mis manos y el vestido todo
ensangrentado. En mi intento de sacar las llaves de mi bolsillo sentí algo
viscoso, entonces decidí sacarlo para ver que era. Lo siguiente fue lo mas
terrorífico que había visto en mi vida era el ojo de mi amado viendo me sin
vida.

Mientras que pasaban los días el muchacho iba mejorando, solo quedaba el
horrible aspecto de la cuenca del ojo, pero aquella parte iba cubierta con un
parche para que la gente no se aterrorizar al ver el aspecto de esta. El se
paseaba por los pasillos de la escuela al ver me el huía de mi, pues quien
no lo haría después de lo sucedido. Aun quedaba mucha de mi antigua
forma de ser como para no sentir me afectada por lo sucedido. Pero es
sentimiento empezó a convertir se mas en irritación que otra cosa. Sin
embargo presente en mi derrota ante este sentimiento perverso, muchas
veces me pregunto ¿Quien no se a sorprendido después de hacer una
acción estúpida o malvada solo por la simple razón de que sintió la
necesidad de hacer la? Este sentimiento de perversidad se presentó en mi
última caída, me sentí obligada a violentar mi espíritu, a causar el mal por
el mal. Un mañana me lo encontré en el parque cerca de la casa y a
sangre fría, le pase un alambre(que encontré en el piso) por el cuello y lo
apreté hasta que se puso morado/rojo. Lo ahorcaba mientras las lágrimas
brotaban de mis ojos y el mas amargo de los remordimientos se comía a
mi corazón vivo. Lo ahorque por que alguna ves lo había querido y el a mi,
nunca me había dado motivos para matarlo; lo ahorque por que sabía que
al hacer lo habría la posibilidad de que mas allá del alma habría un dios
misericordioso y terrible como para perdonar me por este pecado.

La noche del día siguiente hubo una fuga de gas en mi casa, me


despertaron con gritos de “¡Fuego!” Todo ardía en llamas. Logramos salir
con gran dificultad de la casa mi mama, mi papa, mi hermano, las criadas y
yo. Todo quedo destruido, ya no teníamos nada.

Al día siguiente del incendio fui a visitar la casa, solo quedaba una de las
paredes de la casa, era la pared de la casa donde se encontraba mi cama.
El yeso de la pared había aguantado el fuego, algo que se había atribuido a
su reciente aplicación. Una muchedumbre se había juntado enfrente de la
pared parecían examinar la, al examinar se escuchaban las palabras
“¡extraño!”, “¡curioso!” y otras parecidas a estas palabras despertaron mi
curiosidad. Al acercar me mas vi que en la blanca superficie, grabada en
bajorrelieve, aparecía la figura de un muchacho. El contorno tenía una
nitidez verdaderamente extraordinaria. Había algo alrededor del cuello del
muchacho, al parecer era una corbata que le apretaba mucho.

Al descubrir esta aparición el asombro y el terror me dominaron. Pero la


razón vino ayudar me, recordé que lo había ahorcado en el parque cerca
de la casa. Cuando se produjo la alarma todo el mundo paso cerca del
parque. Lo mas seguro es que yo me haya llevado el cadáver hasta la
casa arrastrando lo.

Probablemente la de las paredes comprimió a la víctima contra el yeso


recién encalado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco
del cadáver, produjo la imagen que veía.

Esta explicación dejo satisfecha a mi razón, pero no a mi conciencia, lo


ocurrido impresiono a mi imaginación. Durante meses no puede librar me
del fantasma de mi amado y en ese tiempo busque en todos los bares,
antros, conciertos y fiestas alguien de la misma naturaleza, un parentesco
con su físico, ya fuese el color de piel, carácter, gustos, color de pelo, ojos
o forma de ser similares a las de el.

Una tarde, con mi abstinencia bien en alto por la cocaína para distraer me
de mi abstinencia esa tarde decidí salir a comprar cigarros, pero mi plan se
vio interrumpido al ver que el perro de uno de los vecinos de nuestro nuevo
condominio salió corriendo, al parecer a este le agrade por que me empezó
a ladrar y a jugar con las mangas de mi chamarra(yo no estaba muy
contenta del todo) pero entonces salió disparado un muchacho con la
correa del perro en mano el lo llamaba pero este corría hacia el y
regresaba a donde yo estaba. Cuando me agache acariciar al perro, el ya
estaba lo suficientemente cerca como para hacer contacto visual, al
momento en que levanto mi mirada veo al muchacho que venia detrás del
perro. Era un muchacho no muy alto, con tes oscura, pelo castaño oscuro
y ojos verdes como los de mi amado. Este muchacho no se parecía nada
a mi amado pero era lo mas cercano que había encontrado a el.

Comenzamos a hablar y cuando creía que este muchacho no podía ser lo


opuesto a mi amado, pero sentía que había una química, como un
sentimiento de relleno a un vacío. Cuando vino a casa, se acostumbro
enseguida a las bromas de mi padre, a los interrogatorios de mi hermano y
a las platicas con mi madre donde le sacaba todo se volvió el favorito de la
familia.

Por mi parte, pronto empezó a nacer un sentimiento de antipatía hacia el


muchacho. Era lo opuesto a lo que había pensado mas que parecer mi
galán parecía uno de mis amigos, pero sin que pueda justificar como ni por
que su afecto por mi me disgustaba hasta me irritaba. Estos sentimientos
se convirtieron en odio. Poco a poco intentaba no salir con el; por que mi
vergüenza me evitaba matarlo como hice con Mateo. Durante unos
cuantos meses no fue la víctima de mi violencia, pero poco a poso llegue a
sentir una inexplicable repugnancia por él y intentaba huir de su odiosa
presencia.

Lo que probablemente contribuyo a que mi odio aumentara por el fue el


hecho de que tuviera una deficiencia en el ojo, a la cual me causo gran
amargura, pero ante los ojos de mis padre no fue gran cosa igualmente
aumento su simpatía por el.
El cariño del muchacho por mi crecía día con día al igual que mi aberración
hacia el. Cuando no nos veíamos me mandaba PINS todo el día, siempre
que salía por las tardes a comprar mis cigarros el me acompañaba ese era
el único momento donde podía estar sola y disfrutar de mi soledad.
Cuando quiera que estuviera en la casa o no saliera los viernes venia a
tocar a mi casa para invitar me al cine o alguna fiesta. En algunos
momentos quería soltarle un golpe y mandarlo volando muy lejos, pero me
sentía paralizada por el recuerdo de mi crimen anterior, pero por sobretodo
por temor a el.

Aquel temor no era exactamente miedo hacer algún mal físico o


emocional, no sabría como explicarlo. Me avergüenza un poco admitir
dentro de un recinto donde hay tantos criminales que el terror y el horror
que me causaba aquella persona. Mas de una vez mis padres me habían
llamado la atención por quedar me viendo a la horrenda cicatriz que tenía
en su ceja, cada vez esa ceja iba tomando mas la forma de un alambre.
Ahora no solo era algo que odiaba si, no algo que temía. Mi mente
intentaba rechazar la idea pero mi mente no podía estaba ahí en su cara la
evidencia de mi crimen.

Me sentía mas miserable que todas las miserias del mundo puestas juntas.
Pensar que un muchacho, cuyo semejante ya había destruido, era capaz
de causar tanta angustia. No había día, ni noche donde pudiera descansar
ese muchacho me asechaba si, no era por que quería dar me un beso o
una caricia, era por el Black Berry.
Bajo tanta presión de estos tormentos, sucumbí todo lo poco que tenía de
buena. Solo disfrutaba de los malos pensamientos, los mas retorcidos, los
mas perversos pensamientos. La tristeza habitual de mi mal humor terminó
convirtiéndose en aborrecimiento de todo lo que estaba a mi alrededor
junto con la humanidad. Mi hermano y mis padres se convirtieron en mis
víctimas mas habituales de mis repentinas y frecuentes explosiones de
incontrolada furia.

Un día, por una tarea domestica me acompaño al sótano de nuestra


nueva casa, el me siguió escalera abajo y casi me hace caer por que iba
muy pegado a mi, por lo que me desesperé hasta volver me loca. Alzando
un martillo y olvidando todo en mi rabia, lance un golpe que le hubiera
causado la muerte si lo hubiera alcanzado. Pero lo detuvo agarrando lo con
las manos. La intervención de sus manos me llenó aun mas de rabia, logre
soltar el martillo de su mano y esta ves logre meter le un golpe en la
cabeza. Cayó al piso muerto a mis pies, sin un quejido.

Consumada por el horrible asesinato, me dediqué urgentemente y a sangre


fría a la tarea de ocultar el cuerpo. No podía sacarlo de la casa por que los
vecinos me verían. Se me ocurrieron varias ideas, por un momento pensé
en cortar el cadáver y quemar los trozos. Después se me ocurrió cavar le
una tumba en el piso del sótano. Por fin, di con lo que me pareció la mejor
opción para desaparecer la evidencia. Se me ocurrió abrir un hueco en la
pared meterlo ahí y después volverlo a cubrir ya que teníamos yeso en la
casa.

El sótano se prestaba perfectamente para este propósito. Las paredes
eran de un material poco resistente. Además los ladrillos se podrían quitar
fácilmente, introducir el cadáver y tapar el agujero, de forma que nadie
descubriría nada o mucho menos sospecharía.

No me había equivocado, mis cálculos no fallaron. Con un martillo tire la


primera capa de la pared, después con una palanca saque fácilmente los
ladrillos, coloque el cadáver cuidadosamente contra la pared interior, lo
mantuve en esa posición mientras colocaba los ladrillos en su forma
original. Después con mucho cuidado prepare un yeso que no se distinguía
del anterior. Cuando acabe la tarea me sentí satisfecha conmigo misma.
La pared no mostraba ninguna señal de alteración. Recogí del suelo los
últimos pedazos que quedaban del yeso anterior. Por primera vez desde mi
llegada a la casa pude dormir tranquilamente y profundamente; si pude
dormir con todo y el peso del asesinato encima.

Pasaron el segundo y el tercer día y yo me sentía libre mi atormentador


nunca jamas regresaría.¡ El monstruo que me aterrorizaba se había ido
para siempre! Grande era mi felicidad que la culpa de mi negra acción no
me preocupaba. Me hicieron algunas preguntas que me resultaron difíciles
de contestar, incluso registraron la casa, pero naturalmente no encontraron
nada.

Al cuarto día después del asesinato, vino un grupo de policías entraron a la


casa para hacer otra vez una rigurosa inspección. Segura de que nadie
descubriría mi escondite, no sentí la menor inquietud. Los agentes me
pidieron que los acompañara al sótano en su registro. Me sentía tranquila
mi corazón latía como normalmente lo hacía. Yo me paseaba
tranquilamente por el lugar mientras que inspeccionaban sin dejar un solo
rincón sin revisar. Después de la cuarta o quinta vez que revisaron se
dieron cuenta de que no encontrarían nada. Recogieron sus cosas y se
fueron satisfechos, pero yo ardía de deseos de al menos decirles unas
palabras de prueba ante mi triunfo y de asegurar mi inocencia.

-Agentes- dije por fin cuando encontré las palabras,-me alegro de haber
disipado sus sospechas. Les deseo una vida muy placentera y un poco
mas de cortesía. Por cierto, agentes, esta casa esta muy bien construida
(no podía oír mis propias palabras de tanta felicidad). Estas paredes son
de gran solides.

Y entonces siendo empujada por mi euforia, golpeé fuerte mente la pared


donde se hallaba el cadáver del muchacho. Lo que vino después fue
terrorífico apenas cesaron los ecos de mis golpes. Se oyó un sonido como
de ultratumba, como si las puertas del infierno se abrieran y dejaran salir a
todas las almas en pena, era una especie de grito que era inhumano, pero
a la vez tenía un toque de horror y triunfo como solo puede salir de la
garganta de alguien condenado.

Hablar de lo que pensé seria una locura. Una mezcla de terror y vértigo
que me empujaron a la pared de enfrente. Por un instante el grupo de
agentes que se hallaba ahí se paralizo del miedo en la misma habitación
que yo. Luego entro un grupo de hombres musculosos que atacaron a la
pared con sus brazos, que cayó de un golpe. El cadáver, ya comprimido y
cubierto de sangre coagulada, a pereció ante los ojos de los espectadores
y los míos.

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