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Guías para padres

Daniel Stern
1 7. M. Viel Temperlry - En ~1 non~hredel hijo
18. R. A. Devries y A. P . de Devrics - Ark~l~~scrricia: desafío para padres
19. C . Cunningham - El síndrome de Down
20. J . Pearce - Peleas y provocaciones
21. J . Pearce - Buenr~shábitos y malos hábitos
22. B. M. Spock - Un mundo mejor para nuestros hijos
23. J. Potter - La naturaleza expli<-ddaa los niños en pocas palabras
24. P. Statman - Niños J salvo en un mundo inseguro
2 5 . F. Dolto - La causa de los niños
26. D . Fleming - Crjmo dejar de pelearse con su hijo adolescente
2 7 . F. Dolto - 2Cónio educar a nuestros hijos?
28. S . Greenspan y N . T . Greenspan - Las primeras emociones
Diario de un bebé
29. F . Dolto - Cuando los padres se separan
30. F. Dolto - Trastornos en la infancia
3 1 . R. Woolfson - El lenguaje corporal de tu hijo Qué ve, siente y experimenta el niñ
32. T . B. Brazelton - El saber del bebé
33. B. Zukunft-Huber - El desarrollo sano durante el primer año de vida en sus primeros cuatro años
34. F. Dolto - El niño y la familia
35. S . Siegel - Su hijo adoptado
36. T. Grandin - Atravesando las puertas del dutismo
37. C . S. Kranowitz - 101 actividades para entretener a tu hijo en lugares cerrados
38. F. Dolto - La educación en el núcleo familiar
39. J. C. Fitzpatrick - Cuentos para leer en familia
40. R. A. Barkley - Niños hiperactivos
41. D. S. Stern - Diario de un bebé
42. D. S. Stern y otros - El nacin~ientode una madre
43. C . Nagel - El tdo de los padres
44. P. Ekman - Por qué mienten los niños
45. R. Schwebel - Cómo tratar con sus hijos el tema del alcohol y las drogas
46. F. Dolto - Las etapas de la infancia
47. J. Natanson - Aprender jugando
48. R. A. Barkley y C. M. Benten - Hijos desafiantes y rebeldes
49. L. Britton - Jugdr y aprender. El método Montessori
51. A. Gesell - El niño de 1 a 4 años
52. A. Gesell - El niño de 5 y 6 años
53. A. Gesell - El niño de 7 y 8 años
54. A. Cesell - El niño de 9 y 10 años
55. A. Gesell - El niño de 11 y 12 años
56. A. Gesell - El niño de 13 y 14 años
57. A. Cesell - El adolescente de 75 y 16 años
58. R. Pérez Sirnó - El desarrollo emocional de tu hijo
59. M . Borba - La autoestima de tu hijo
60. P. C . Zimbardo y S. Radle - El niño tímido
61. G. Pinto y M . Feldman - Homeopatía para niños
62. L. Lipkin - Aprender a educar con cuentos
63. M. Stanton - Convivir con el autismo
64. K. Miller - Cosas que hacer para entretener a tu bebé
PAID~S
Barcelona
65. C . Rogers y C . Dolva - Nuestra hija tiene síndrome de Down Buenos Aires
México
-10 tqnp<nuno.Y Phoebe Hoss, mi correctora, creo que
Introducción
*rc.Jo la palabra y la frase, convirtiendo mediante un Los mundos en despliegue de la vida de un bebé
Iri mate en brillante y lo muerto en vivo.
m, r i m i ~ m oa Hyma Schubert y a Virginia Sofíos por
-b &Im~nuscrito.
J («Jo en que escribí este libro, mi estudio fue pa-
m Fc u n ar ('t,mmunications, Inc., Le Fonds National de
m , . 11. Muc Anhur Foundation y el Sackler-Lefcourt Este libro es el diario personal de un bebé llamado Joey. Es
diario que he inventado para contestar preguntas que todos n
Ginebra, marzo de 1990 formulamos sobre la vida interior del bebé. ¿Qué pasa por
mente de tu bebé cuando te mira a la cara u observa algo tan se
cillo como el reflejo de un rayo de sol en la pared o los barro1
de su cuna? ¿Qué siente tu bebé cuando tiene hambre? ¿Y cua
do está triste? ¿Y cuando está harto? ¿Y cuando estás jugan
con él? ¿Qué siente cuando está separado de ti?
Me he planteado estas preguntas y he buscado sus respuí
tas durante más de veinte años. He pasado gran parte de e!
tiempo con pequeños. Como padre, he vivido con cinco de ellc
Como «psiquiatra infantil», he tratado las relaciones con sus 1
dres. Y como investigador del desarrollo, los he observado y t
tudiado.
Al principio, consideraba que la experiencia infantil plantí
ba un problema intelectual que había que resolver. Pero gradu
mente me fui dando cuenta de que mi interés se debía a algo 11-
que la simple curiosidad. Me sentía arrastrado hacia una inves
gación de los orígenes, de la naturaleza misma de la naturale
humana. Todos hemos sido bebés. Y todos hacemos suposicior
sobre la primera infancia y sobre bebés particulares. Nadie pi
de estar con un bebé, cuidarlo o estudiarlo, sin atribuirle cierl
pensamientos, sentimientos y deseos en un momento dado. :
presencia de un bebé, nos vemos obligados a inventar sus mc
dos interiores.
Lo cierto es que cuando observé a los padres y a sus pequef
vi claramente la razón de nuestra necesidad de imaginar una vi
interior para el bebé. Escuché su cháchara ordinaria, las cosas q
Penetren en el mundo primigenio de Joey y recuerden lo que
nunca olvidaron realmente. Imagínense que ninguna de las cosas
que ven o tocan u oyen tienen nombres o funciones, y que pocas
de ellas están asociadas a un recuerdo. Joey experimenta los obje-
tos y los sucesos principalmente en términos de los sentimientos
que suscitan en él. No los experimenta como objetos en sí mis-
mos, ni por lo que hacen, ni por sus nombres.
Cuando sus padres le llaman «cariño», no sabe que «cariño»
es una palabra y se refiere a él. Ni siquiera advierte concretamen-
te que es un sonido, distinto de un contacto o de una luz. Pero
presta cuidadosa atención a cómo fluye aquel sonido sobre él.
Siente que se desliza, suave y fácilmente, apaciguándole; o su
fricción, turbulenta y excitante, le pone alerta. Cada experiencia
es así, va provista de su propio tono sentimental, tanto para los ni-
ños como para los adultos. Pero nosotros le prestamos menos
atención. Nuestro sentido de la existencia no se centra en ello co-
mo el de Joey.
Ahora imagínense que el tiempo atmosférico es el único me-
dio. Imagínense que las sillas, las paredes, la luz y la gente cons-
tituyen entre todos un paisaje del tiempo, un momento especial de
un día o una noche, y que su temperamento y su fuerza se derivan
de la propia combinación de viento, luz y temperatura. Imagínen-
se que no hay objetos que puedan ser afectados por el tiempo, ni
árboles que puedan ser agitados por el viento, ni campos o puertos
donde se vierta a cántaros la lluvia. Y por último, que ustedes no
están fuera del tiempo observando lo que pasa. Son parte del tiem-
po atmosférico. El temperamento y la fuerza imperantes pueden
salir de ustedes y dar forma o color a todo lo que ven en el exte-
rior. O pueden empezar fuera y resonar dentro, en su interior. En que pasa algo. (¿Acaso nosotros lo tenemos claro?) Pero todos sus
realidad, la distinción entre interior y exterior es todavía vaga; sentidos están concentrados en cada uno de ellos y los vive inten-
puede parecer que ambos forman parte de un solo espacio conti- samente. Muchos son prototipos de momentos que se repetirán
nuo. En muchos momentos de nuestra edad adulta, los mundos in- numerosas veces a lo largo de su vida.
terior y exterior parecen influirse de forma directa, casi penetrar
libremente uno dentro del otro. Por ejemplo, el interior se mueve
hacia el exterior cuando alguien que queremos hace algo odioso y
espera ese momento intensamente desagradable. O lo de fuera se
mueve hacia adentro cuando uno sale de casa y se encuentra con
una mañana inesperadamente soleada y clara, y su ánimo se eleva
y su cuerpo se regocija. En los adultos estas brechas parciales en
la barrera interior-exterior son efímeras. En los bebés son casi
constantes.
Un paisaje del tiempo humano es un momento único de senti-
mientos en movimiento. No es estático como una fotografía. Tie-
ne duración, como un acorde o varias notas o incluso una frase
musical. Puede durar desde una fracción de segundo hasta muchos
segundos. Y durante el tiempo que llena un momento, los senti-
mientos y las percepciones de Joey cambian a la vez. Cada mo-
mento tiene su propia secuencia de sentimientos en movimiento:
un súbito aumento del interés; una ola creciente seguida de otra
decreciente de dolor producida por el hambre; una marea de pla-
cer. Así es como Joey experimenta la vida, como una secuencia de
estos momentos ligados.
En los cuatro capítulos de la primera parte describo cuatro de
estos momentos tal como se suceden en una sola mañana, cuando
Joey tiene seis semanas. En el primero, Joey está mirando la luz
del sol proyectándose en la pared («El reflejo de un rayo de sol»).
Entonces mira los barrotes de su cuna y, entre ellos, la pared de
enfrente («Canciones de espacio»). Tiene hambre y grita («Una
tormenta de hambre»), y por último, le dan de comer («Pasa la tor-
menta de hambre»). Como las secuencias de una película, puede
haber continuidad entre un momento y el siguiente, o fundirse
aquél con éste, o ser cortado bruscamente, o quedar separados los
dos por una pausa en blanco. Joey no distingue con claridad cómo
pasa de un momento al siguiente, ni lo que ocurre entre ellos, si es
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cia muy lejos o hacia el pasado. O mejor aún, elija un punto en una moverse hacia atrás. Por eso Joey tiene la impresión de que la man-
página en blanco y mírelo fijamente. Al cabo de un rato, cuando es- cha luminosa avanza hacia él, mientras que el espacio inmediato
to le aburra, su foco de atención, pero no sus ojos, empezará a des- que la rodea parece alejarse. El espacio tiene un centro que se acer-
viarse fuera de aquel punto fijo hacia otras áreas de alrededor. Y al ca, sin cesar, como una nota que se hace lentamente más alta pero
centrar la atención en las nuevas áreas, éstas parecerán cambiar, in- que nunca se sitúa fuera de su alcance, y una zona circundante que
cluso desaparecer. Los colores pueden empezar a transformarse. Lo retrocede despacio. Este centro, animado por el espectáculo de las
que al principio parecía absolutamente blanco tiene ahora un matiz fuerzas danzantes, parece acercarse constantemente a él pero sin al-
verde o rojo. Y estos dos colores pueden alternarse. O el brillo y la canzarle nunca. El reflejo del sol que avanza contra la pared que se
sombra de las áreas pueden variar como un lento juego de luz en aleja parece que continuamente vaya de dentro a afuera.
la falda de un monte con el paso de las nubes. O la página lisa pue- En esta interacción con el reflejo solar, Joey siente que todo se
de parecer cambiar de forma alrededor de aquel punto: puede com- alza «para ir a su encuentro», una especie de promesa («sigue vi-
barse o fundirse o torcerse. Estas ilusiones se producen cuando niendo»), y finalmente una «disminución» de la «emoción» de sus-
nuestra atención focal y nuestra fijación visual se separan y cada pense. El juego de ilusiones y sentimientos fascina a Joey. Es un es-
una actúa por su cuenta. pectáculo de luz que atrae no solamente a sus ojos sino a todo su
También Joey se aburrirá pronto de mirar siempre al mismo si- sistema nervioso. Los niños pequeños disfrutan con experiencias en
tio, el borde de la mancha luminosa. Probablemente, su visión focal las que crecen el estímulo y la excitación, si no es de forma dema-
se fija en un sitio, mientras su foco de atención empieza a apartarse siado rápida o elevada. (Cuando uno quiere captar y retener la aten-
de él. Comienza a explorar, con su atención, el interior del reflejo ción de su bebé, levanta intuitivamente la voz y acentúa las expre-
del sol que aparece en su visión periférica. Y en cuanto lo hace su- siones faciales.) Y tienden a cansarse y alejarse de situaciones
fre imaginaciones como un adulto. El reflejo de la luz del sol em- donde el estímulo es bajo o monótono. Así, al cabo de un rato, Joey
pieza a «cobrar vida» para él. Se mueve, cambia de color y de for- se cansa de ese juego de apariencias que ve en el reflejo solar. Su in-
ma. Él no sabe que sólo son engaños de la mente causados por la finito acercamiento deja de ser nuevo y emocionante. Su atención
tensión entre visión y atención. Y el reflejo de la luz del sol, al co- se extingue de repente y busca una experiencia diferente en otra
brar vida, revela a Joey un juego de fuerzas. Las ve bailar. Estable- parte. Entonces aparta la vista de la pared iluminada por el sol.
ce una relación dinámica con el reflejo de la luz del sol, cada uno
actúa sobre el otro. Todas las percepciones de Joey son así. Allá
fuera no hay objetos «muertos», inanimados. Solamente hay dife-
rentes fuerzas en juego. Cuando Joey entra en contacto con ellas, el
reflejo del sol se vuelve dinámico e inicia una lenta danza giratoria.
El reflejo del sol parece hacerse más cálido y acercarse cada vez
más, como resultado del juego de colores. Los niños de esta edad
tienen visión del color. El reflejo de la luz del sol es, desde luego,
amarillento contra la blanca pared; esta última, en comparación, pa-
rece ligeramente azulada en los sitios donde no le alcanza el sol.
Los colores «cálidos» intensos, como el amarillo, dan la impresión
de avanzar, y los colores «fríos», como el azul, parecen retirarse y
erlr manera empieza a notar que es un actor, un agente activo en los Si Joey actúa solo al mover el brazo, experimentará, incluso en
m'ontecimientos. presencia de su madre, la volición, la reacción y la visión del mo-
También empieza a percatarse de que es un ser físico separado vimiento. Esta constelación de invariables empezará a definir un
de su madre, que él y ella tienen límites diferentes y son unidades autoacontecimiento. Si la madre de Joey mueve un brazo en su pre-
separadas que actúan y sienten de modo diverso. Cuando ella se sencia, él ve el movimiento de un brazo, pero no experimenta la vo-
mueve, él no siente ninguna reacción de sus músculos; cuando ella lición ni la reacción. Así, esa constelación de invariables empieza a
habla, él no es el autor de su ritmo; cuando ella le toca, sólo se sien- definir los acontecimientos de otra persona frente a los propios. Fi-
te tocado. Pero cuando él se toca, siente al mismo tiempo que él es nalmente, si la madre mueve el brazo de Joey (como cuando le en-
el que toca y el que es tocado. seña a aplaudir), éste percibe la reacción de los movimientos de su
Y empieza a percibir que tiene estados de sentimiento, como brazo y ve que se mueve, pero no experimenta la volición que ge-
alegría o hambre, que sólo le pertenecen a él. Cuando está conten- neralmente provoca el movimiento. Esta tercera clase de aconteci-
to, siente una excitación rápida y creciente: nota que los músculos mientos se define como el «yo-con-otro)).
de su cara y de su cuerpo adquieren configuraciones familiares de Así es como empieza el bebé a diferenciarse de su madre. Anta-
tensión y relajación. Experimenta una sensación interna y un im- ño se creía que este proceso era muy lento, que los bebés vivían en
pulso para actuar inherentes a dicha clase de aceleración y a aque- un estado de fusión indiferenciada con la madre durante largo tiem-
llas tensiones faciales. Esta constelación familiar de sentimientos po, hasta el séptimo o noveno mes aproximadamente, y que, en es-
sólo se produce cuando sonríe él, no cuando sonríe su madre. te estado de fusión, no sabían qué comportamientos o sentimientos
Joey empieza a construir en su mente el mundo de las perso- correspondían a cada uno. Recientemente, hemos reconocido la ca-
nas, incluido él mismo. Lo hace reconociendo ante todo los acon- pacidad de los bebés para identificar muy pronto los invariables de
tecimientos que son siempre idénticos: por ejemplo, cuando quie- su experiencia, y creemos por ende que el descubrimiento de la dis-
re mover el brazo y lo mueve, percibe siempre la reacción de sus tinción entre el yo y el otro debe iniciarse en el tercer o cuarto mes
músculos. Las cosas que van siempre juntas y no cambian se lla- de vida.
man invariables. Joey identifica ahora los invariables que definen Tres clases importantes de acontecimientos humanos se forman
al yo y los que definen a otros. a partir de este momento: los del yo; los de otros, y los de yo-con-
Cuándo y cómo puede un niño pequeño diferenciarse de su otro. Por esto puedo emplear el yo, el nosotros, y el ella cuando ha-
madre es una cuestión que ha sido acaloradamente discutida por blo con la voz de Joey.
la mayoría de las escuelas de psicología durante largo tiempo. La Dicho en pocas palabras, Joey está empezando a estructurar
noción del pequeño que busca e identifica las partes invariables su mundo social. En él hay ahora personas distintas: al menos él, su
de la experiencia contribuye a dar con la solución. Imaginemos madre y su padre, pero también todos los familiares íntimamente re-
tres de los posibles elementos no cambiantes (invariables) del mo- lacionados con su vida cotidiana. Cada una de estas personas que
vimiento de un brazo. Primero: la voluntad de mover el brazo es cuidan de él tiene sus propios ademanes, ojos, expresiones, voz y
la intención (por lo general inconsciente) que precede al movi- cara, y pueden actuar además como agentes que se influyen mutua-
miento y, por así decirlo, lo determina de antemano. Segundo: la mente. También pueden emplear sus sentimientos, y los comporta-
reacción muscular se produce durante (y después de) la ejecución mientos sociales que los revelan, con el fin de cambiar los de otra
del movimiento proyectado. Tercero: el pequeño ve un brazo que persona. Una vez establecido esto, Joey es capaz de participar en la
se mueve. complicada interacción cara a cara.
Cada una de estas nuevas capacidades, que permiten las suma- 5
mente intrincadas interacciones sociales de un pequeño de cuatro Un día de caras (9.30 horas)
meses y medio, es en sí misma un paso importante en el desarrollo.
Su integración en el comportamiento social coordinado es un paso
todavía más enjundioso. Si se retrasa alguna de estas capacidades
de desarrollo, es probable que toda la interacción social se retrase.
Si una capacidad importante no se desarrolla por completo, toda la
interacción social también retrasará su aparición. Los niños autis-
tas, por ejemplo, se niegan a establecer y mantener el contacto vi- Joey está sentado en la falda de su madre, de cara a ésta. Ella le
sual. Parecen encontrarlo enojoso en vez de agradable. Aunque no mira fijamente, pero sin expresión en su semblante, como preocu-
falte nada más, esto limita por sí solo la experiencia social del bebé pada y absorta en algún otro pensamiento. Al principio, él mira par-
y la de los padres. El hecho de que la persona que cuida de aquél sea tes diferentes de su cara, pero al fin la mira a los ojos.
poco sensible o esté deprimida o excesivamente preocupada tam- Él y ella permanecen unidos por una silenciosa y recíproca mi-
bién limitará la gama de las experiencias sociales. rada durante largo rato. Por fin, ella interrumpe la situación con una
Pero las capacidades de desarrollo de Joey, a esta edad, existen ligera sonrisa. Joey se inclina rápidamente hacia delante y corres-
y están bien integradas. Y sus padres suelen responder con norma- ponde a la sonrisa. Entonces sonríen los dos a la vez, o mejor dicho,
lidad. Pero, pese a su habilidad y sensibilidad, inevitablemente ten- intercambian sonrisas varias veces.
drán fallos periódicos y cometerán errores. Aunque no sean fre- Después, la madre de Joey inicia una secuencia parecida a un
cuentes, estos fallos serán tan importantes como los éxitos en el juego. Con una expresión de exagerada sorpresa, se inclina hacia
definitivo bienestar de Joey. En los dos capítulos siguientes, descu- delante, tocando la nariz de su hijo con la suya, sonriendo y parlo-
briremos las alegrías y los peligros de su nuevo mundo social. En el teando todo el rato. Joey rebosa satisfacción pero cierra los ojos
capítulo 5, él y su madre se enfrentan a una interacción que ame- cuando se tocan las narices. Entonces ella se echa hacia atrás, se de-
naza con ponerse fuera de control, mientras que en el capítulo 6 su tiene para aumentar el suspense y vuelve a inclinarse hacia delante
padre le ayuda a enfrentarse al difuso estímulo del mundo ajeno a la para que se toquen sus narices. Su cara y su voz son todavía más di-
familia. vertidas y «fingen» una amenaza. Esta vez, Joey se muestra más
tenso y excitado. Su sonrisa queda fija. Su expresión oscila entre la
satisfacción y el miedo.
La madre de Joey parece no haber advertido el cambio que se ha
producido en él. Después de otra pausa para mayor suspense, hace
un tercer acercamiento de nariz a nariz con un mayor grado aún de
hilaridad, y suelta un < < ~ O O Oexcitante.
~!B Él cierra los ojos y vuel-
ve la cabeza. Su madre se da cuenta de que ha ido demasiado lejos
e interrumpe la interacción. Al menos de momento, no hace nada.
Después murmura algo y esboza una cálida sonrisa. Se reanuda la
relación.

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