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Cinco tesis sobre la vanguardia

Primera tesis: un concepto ambiguo

La vanguardia es un fenómeno ambiguo. Es una formación artística de choque y ruptura, que


en las dimensiones estéticas de una nueva forma y concepción nueva de la sociedad y la
civilización rivalizaban con contenidos político-revolucionarios, las vanguardias aparecen hoy
ligadas a una practica institucional, académica y aun burocrática, asumen una voluntad
esteticista, y se confunden con los fenómenos de las modas mercantiles y de la comunicación
de masas.
Los artistas de vanguardia se distinguieron por una visión negativa de la civilización.
El mismo nombre arropa bajo sus connotaciones a la vez estéticas y sociales la esperanza de
una regeneración de la sociedad industrial y la expresión de su decadencia, la voluntad
decidida y radical de una crítica social, y la obediencia a las instancias de poder político y
administración cultural. Negación radical de la autonomía del arte, se ha convertido, al mismo
tiempo, en la forma contemporánea de un renovado esteticismo. Ayer revolucionaria, hoy una
de las manifestaciones de un establishment artístico-burocrático de carácter conservador.
El titulo Avantgarde apareció por primera vez en una revista militar del periodo de la Revolución
Francesa. Luego, en la primera mitad del siglo XIX, se apropiaron del concepto los círculos
radicales del socialismo utópico y revolucionario.
En la segunda mitad del siglo, la idea de vanguardia se introdujo progresivamente en la jerga
artística y literaria.
A partir de 1900 el titulo de vanguardia ya aparecía en tantas revistas, manifestaciones
artísticas y artículos literarios. El uso artístico del término se volvió más y más corriente.
En torno a la primera guerra mundial, se le otorgo al concepto de vanguardia su status estético
y político-social más amplio y consistente. Se convirtió en una categoría no solo estética sino
política y social, en un valor revolucionario en el sentido más fuerte de la palabra.
Las vanguardias aspiraban a un principio de transformación de la sociedad o la civilización
como un todo. Una sociedad nueva a partir de cero.
A partir de 1945, las vanguardias se convirtieron en establishment. Su papel elemental, critico,
paso a ser normativo. Sus valores estéticos se confundieron progresivamente con los valores
del mercado. Su intención lingüística y social derivo progresivamente hacia las estrategias
administrativas y políticas del nuevo “Estado Cultural”.

Segunda tesis: la visión apocalíptica

La visión apocalíptica de la destrucción de las formas y la desintegración de la cultura se


comprendía como un impulso reorganizador y reconfigurador. Las vanguardias asumieron la
crisis europea como un proceso de regeneración que debía comenzar por las formas artísticas.
A partir de esta dialéctica de destrucción y regeneración formal se articulo su objetivo
revolucionario en un sentido apocalíptico o escatológico, que no atañe meramente a las formas
políticas y jurídicas, o las instituciones sociales, sino al mismo principio constitutivo del orden
de la civilización como un todo.
Las vanguardias fueron apocalípticas en este sentido porque afirmaron y construyeron
idealmente un orden radicalmente diferente y nuevo frente a la crisis de las culturas históricas
europeas.
Nace una nueva moderna identidad del artista: un nuevo papel mesiánico, su estilización como
agente normativo de la regeneración cultural.

Tercera Tesis: arte como producción

Lo que la vanguardia entendió por mimesis era un significado más propio de la palabra
simulacro.
En lugar de la experiencia mimética de lo real, las vanguardias proclamaron lo real como
producción estética. El nuevo arte no reproduce los datos de la percepción sensible de la
realidad sino que produce los elementos formales de la composición plástica a partir de si
mismo e independientemente de los datos de la percepción sensible.
El arte es visto como un factor autónomo y espontáneo de producción.
Existen dos postulados antagónicos: la negación de la mimesis y la defensa de una creación
autónoma o independiente de la forma artística.
Trae consigo dos consecuencias: el rechazo de la mimesis se convirtió en la condena de la
obra de arte como experiencia de lo real en la prohibición de la experiencia estética como tal
experiencia.
El concepto de lo real que el nuevo arte concibe es ajeno a la realidad de cualquier experiencia.
El arte es elevado ala dignidad teológico-escatológica de potencia creadora, y a la altura
metafísico-política de principio constitutivo de la nueva realidad del mundo, considerado como
la producción artística de un nuevo orden civilizatorio, de una segunda naturaleza de artefactos
o como la creación de un nuevo mundo tecnológico.
El arte asumía como principio de producción de lo real. Las vanguardias celebraron la síntesis
del arte abstracto, el maquinismo industrial y los valores de la nueva cultura tecnológica, el gran
mito del siglo XX.

Cuarta tesis: vanguardia y racionalidad

Las corrientes de la vanguardia histórica, desintegraron el orden formal de la perspectiva,


destruyeron la concepción homogénea del espacio, la unidad de la línea o las armonías
cromáticas.
A este proceso de disolución de las formas tradicionales le siguió lógica e históricamente la
instauración de un principio formal lógicamente consistente y necesario. La nueva estética de
las vanguardias se identifico como un principio racional del orden.
Lo racional no era un elemento ajeno a los ideales clásicos o clasicistas del arte.
La nueva racionalidad estética no era concebida como aquella necesidad interior capaz de
otorgar a la obra una unidad asimismo interior a su forma y contenido, sino como un principio
exterior y autónomo susceptible de ser definido como un canon o una norma lingüística fija y
universalmente aplicable.
El principio racional y racionalizador del arte abstracto moderno se define en primer lugar en
cuanto a sus valores plásticos y compositivos.
Este proceso de nacionalización formal supone la abstracción y desplazamiento de los
momentos expresivos, miméticos y experienciales en la forma artística.
La racionalidad formal del arte abstracto coincidía con un principio de economía o eficacia
económica de la forma e indirectamente, con aquellas condiciones de reproducibilidad técnica,
estandarización y definición mínima de la forma exigidas por el proceso de su producción y
reproducción industriales.
Racionalidad comprende aquel conjunto de leyes abstractas, formales y económico-funcionales
subyacentes y constitutivas del nuevo orden lingüístico al tiempo que civilizatorio que
representaron las vanguardias, y que a menudo fue identificado con los propios valores
funcionales o simbólicos del maquinismo.
Las vanguardias constituyeron un fenómeno o una expresión cultural de dos caras: por un lado
fueron una expresión histórica de la conciencia de las limitaciones o el fracaso del proyecto
ilustrado de secularización y racionalización sociales, y en esta medida pusieron de manifiesto
de la manera mas drástica los aspectos conflictivos y decadentes de la sociedad industrial.
Por otra parte las vanguardias asumieron la última y radical consecuencia del proyecto racional
de dominación de la naturaleza y de racionalización de las formas de vida inherentes al
principio filosófico de la ilustración. De ahí también el doble carácter que distinguió a los
portavoces mas representativos de las vanguardias históricas: por un lado, se afirmaron como
un poder critico y emancipador, y por otro la estética de las vanguardias se instauro social y
políticamente como principio normativo de racionalización social y cultural y como principio
colonizador.

Quinta tesis: arte como espectáculo

La concepción del arte como agente productor de realidad, la asuncion programática de un


papel socialmente transformador por parte de las vanguardias y la utopía de un nuevo orden
civilizatorio artísticamente definido ha conducido al artista de vanguardia más allá de la
provincia del arte.
La estética de las vanguardias es trascendente en el sentido de negar la legitimidad de la
experiencia artística como modo autónomo de conocimiento, y de extender la esfera de la
aplicación o producción artísticas al conjunto de las formas de vida, a las instituciones sociales
y políticas.
Los modelos de superación del arte y su redefinición como agente de configuración social y
política se multiplican a lo largo de los programas revolucionarios de las vanguardias.
La síntesis de danza, teatro, escultura, pintura, música y filosofía bajo el signo de una nueva
arquitectura global posibilito una enriquecedora interacción entre artistas y medios plásticos
heterogéneos. Tendía hacia una nueva organización o adaptación de la existencia humana a lo
que venia a ser la utopía de una cultura tecnológica integralmente diseñada.
El espectáculo es una obra de arte y algo mas allá, porque envuelve las formas de la
existencia, las modifica y decodifica, y en su pretensión totalizadora tiende a suplantar la propia
experiencia individual y colectiva, y el propio concepto de realidad.
El espectáculo es la realidad humana artísticamente configurada en una edad en que ya el arte
solo existe efectivamente como la capacidad técnica de reproducción y producción de las
formas culturales.

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