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diViNA
SEñorA
I POR EMANUEL RODRÍGUEZ I
l nombre de Aurora en francés horas por la tarde, a máquina, porque des- zo, un conjuro, una biografía demasiado ella “andaba con el peronismo”) a un cruce-
E suena como si alguien quisiera
decir la palabra “horror” pero no
confía de la computadora. Reescribe muy de
vez en cuando. Casi siempre obtiene algo
seductora. ro de un año alrededor del mundo, que será
tema de una próxima novela. Es que todo lo
pudiera pronunciar la erre. A ella “pleno” y así lo deja. EVITA Y BORGES que pasa en sus obras pasó, de un modo u
le hubiera gustado llamarse Beatriz, “como Sabe que escribe bien. Sabe que siempre Aurora fue amiga íntima de Eva Perón. Tra- otro, en su vida. Ella es Las primas y es
la novia de Dante”. De hecho, cuando ganó lo hizo. Disfruta el tardío reconocimiento bajó con ella en la Fundación y esa amistad también Nosotros, los Caserta. El impu-
el concurso de Nueva Novela con Las pri- que le llegó tras el premio y la publicación le valió, después de la Revolución del 55, dor, la audacia y la ironía de esos retratos
mas, firmó el original con el seudónimo Be- en Europa. Después de años de haber paga- una tortura y un exilio en París. “La pasé familiares podrían hacer inverosímil la au-
atriz Portrinari. Dante Alighieri había baja- do sus propias ediciones (“te dan la mitad mal. Vos sabés cómo son los milicos”, dice. tobiografía: ¿quién podría hablar así de sí
do a los infiernos para buscarla, y Aurora un de los libros y la otra mitad no aparece nun- “Pero pude vivir en Francia durante la época mismo y de sus padres y hermanos? La son-
poco escribe desde allí, desde las llamas de ca –dice–, son unos sinvergüenzas”), final- del existencialismo, que fue hermosa”. risa de Aurora sirve como toda respuesta: es
un infierno personal. mente esa tortilla se dio vuelta. Una sonrisa Durante su exilio fue alumna y compa- una sonrisa malvada y desprovista de me-
“Siempre fui muy mala”. Como los perso- de oscura satisfacción se dibuja en su rostro ñera de juergas de Jean Paul Sartre, Albert lancolía, pero no hay impiedad ni odio en
najes de sus novelas. “Sí, era terrible. A mi cuando lo cuenta. Un gesto corto y divertido Camus y Simone de Beauvoir. Escribió una su gesto cada vez más complejo. El amor es
primo lo mortificaba, le decía lo peor, le de- que da paso luego a una expresión de cierto obra de teatro, La chanson, que fue puesta raro y oscuro.
cía marica”. De grande, ¿esa maldad se fue? fastidio. La fama insume tiempo y Aurora en escena por Eugene Ionesco en un gal- “Escribo mucho. He ganado varios pre-
“No, todavía está”. ¿Y cómo se manifiesta? está un poco cansada de perder la intimi- pón: “Había ruedas de autos para sentarse, mios, pero los grandes diarios no publica-
“Dando envidia. ¡Qué bronca les da cuando dad, de tener que recibir a periodistas que la gente cantaba, leía, éramos bohemios”. ron nada de mí, porque yo tengo algunas
gano los premios! Me divierte tanto... Más no saben qué preguntarle o que no han leído Pariente de Giuseppe Tomasi di Lampedu- ideas que no les gustan”. Dice que dos veces
como peronista, imagínate... Soy una ene- sus novelas. sa, Aurora cuenta que escribió la mitad de le dijo a la dueña de un importante medio
miga pública”. “Se sientan acá y me dicen que no van a Nosotros, los Caserta en la casa del autor dónde se tenía que meter el periódico.
Aurora Venturini vive en La Plata y dice hacer preguntas, que hable yo. Yo les digo de El gatopardo. Que demoró muchísimo. “Igual que a la Legrand. Cuando me invitó
que esa ciudad tiene algo de París. Algo en que no me gusta hablar de mí, entonces En cambio a Las primas la escribió de un le dije que no. Yo voy a programas serios”.
la plaza, en los árboles. Por eso le gusta. ¿qué hacemos?”. De sus años de docencia tirón, en dos meses, en la misma máquina La primera vez que Aurora publicó un poe-
Ahora que ya no viaja todos los años a Euro- conserva en su vida y en su obra esa retórica de escribir que tiene ahora a su derecha. La ma tenía 16 años. Más tarde, Jorge Luis Bor-
pa porque le tiene pánico a las escaleras me- apenas humillante que obliga al otro a ha- señala como si el artefacto la pudiera escu- ges le dio el premio Iniciación. “Yo lo cono-
cánicas, esta encantadora mujer de 89 años cer un esfuerzo especial para no defraudar- char, como si el prodigio increíble de Las cía de vista, de admiración, porque estaba
sale poco de su departamento, no cultiva de- la. Un humor luminoso e infame que rubo- primas fuera culpa de esa máquina. Es un en la Sade. En el año '48, él era bastante jo-
masiadas amistades. No cree en la soledad, riza al lector y lo desafía, y un amor opaco, ejercicio de ingeniosa arrogancia. Aurora ven, yo era una nena, jovencísima, y me
cree “en la gente zonza que pierde tiempo en pedagógico, que le abre puertas novedosas. es así. acuerdo que me pasó la mano por la cara y
otras cosas... Yo empleo mi tiempo escri- Ya tiene la voz un tanto apagada y el con- Salta de tema en tema. Las preguntas se dijo ‘sí, es la poeta’. Era una persona exqui-
biendo, leyendo. No soy sociable”. trapunto con la potencia de sus palabras reducen a excusas. De su mala relación con sita. Después fuimos amigos, aunque no
Pedalea una hora por día en la bicicleta también genera un efecto extraordinario, lo su familia (su padre era radical y la echó de pensábamos igual en la política. Pero nunca
fija y escribe tres horas por la mañana y tres que cuenta tiene el semblante de un hechi- su casa en cuanto estuvo al corriente de que se hablaba de eso. Conmigo no. Era muy >