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El pensamiento de Echeverra, Buenos Aires, Sudamericana, 1951. Prlogo de Roberto F.

Giusti: Con rigor que nada concede al lugar comn, encadenando estrechamente las razones por enxos que sacrifican en ocasiones la elegancia de la elocuencia a la lgica 10. Autoasignacin de una misin. Ruptura con las viejas generaciones. Actitud pedaggica. Intrasigencia ante una realidad pasiva. Aprendizaje de las teoras europeas. Lo que sigue no pretende tampoco ya se ve- ser un juicio crtico, una apresurada o minucioda conjuncin de alabanzas y vituperios. Especialmente, no quisiera que se viese en la comparacin del pensamiento de Echeverra con el saintsimonismo o el historicismo ningn tonto reproche que se le levantase por no haber sido ni saintisominano ni historicista. S, lo que sigue no quiere ser un juicio crtico, pero toda descripcin lleva implcito en todo caso un juicio, y cualquier juicio desgavorable que sobre el pensamiento de Echgeverra pudiera formularse sera injusto si olvidada ver tras ese mensemiento lo que fue su motor: ese serio y reflexivo volverse sobre s mismo y su destino, ese haber sabido identificar su propio deber con la exigencia siempre renovada que trae consigo el nuevo da. 29 Crticas de las abstracciones y tipologas de Echeverra. No es en eso un romntico respecto de la particularidad. Progresismo y optimismo. De all su distancia con la religiosidad romntica. Unitarismo de concepcin y creencia. En l, en sus preocupaciones ms hondas, no tena lugar alguno lo religioso. Por esto el que vemos aqu es el peor Echeverra; es un discpulo fiel y diligente que, por desdicha, no comprende. 86 Crtica del partido unitario: esa atribucin de una responsabilidad indivisa al grupo unitario es a la vez la aceptacin plena de esa responsabilidad por quienes vienen a ocupar su sitio, lo que es una consecuencia obligada de una visin del mundo presidida por la accion de unos grupos directores que a su vez se han reunido bajo el signo de un determinado sistema de creencias. 91

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