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OTRAS COMPAAS DE LA SOLEDAD

Se le trep tupida y cansina la barba hasta el labio, o se le chorre como aeja y espumante cascada, y no es que l pretendiera aparentar tener estampa de sabio, se parti la navaja y ahora, ahora nadie sabe nada. Est sentado solo, y ya tiene la tarde casi en la ltima bocanada, aprendi notas en su guitarra, pero olvid la letra de su casamiento, y las uas crecen libres, como mejor escusa para su viola idolatrada, el naranjo lo mira fijo ralo de flor, no quiere yuyos, quiere discernimiento. Su perro flaco, recostado mira a las estrellas y guia los ojos de aburrimiento, y de vez en cuando un grillo poeta, interrumpe el desatino de meloda acostumbrada, entonces aquel galgo levanta la cabeza, como soando vislumbrar un descubrimiento. La casa le hace burla con eco, cuando l en desvelo canta de madrugada, y el patio como un espejo, de algo que anda durando quiz ya sin sufrimiento, le ofrece un silln con grapa en primera fila, para disfrutar de la alborada.

Diego Fernando Brignone

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