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DERECHO DE LAS PERSONAS

CONCEPTO DE PERSONA

ETIMOLOGIA DE LA “PERSONA”

Los actores del teatro antiguo usaban unas máscaras que les servían, tanto
para representar la fisonomía del personaje que encarnaban, como para
aumentar el volumen de sus voces. Precisamente por esta última función, la
mascara se llamaba ¨persona-ae¨, o sea, cosa que suena mucho, ya que la
palabra deriva del verbo ¨personare¨, que significa sonar mucho (de ¨sonare,
sonar y ¨per¨, partícula que refuerza el significado).

Por una figura del lenguaje se pasó a llamar persona a los actores que usaban
esas máscaras y luego el derecho tomó la palabra para designar a quienes
actúan en el mundo jurídico.

DEFINICION DE PERSONA

Entre las innumerables definiciones de persona en Derecho, podemos citar


tres, todas equivalentes: 1º Persona es todo ente susceptible de tener
derechos o deberes jurídicos; 2º Persona es todo ente susceptible de figurar
como término subjetivo en una relación jurídica; y 3º Persona es todo ente
susceptible de ser sujeto activo o pasivo –pretensor u obligado—en una
relación jurídica.

RELACION ENTRE EL CONCEPTO DE PERSONA Y OTROS CONCEPTOS

Conviene distinguir y señalar las relaciones entre el concepto de persona y los


conceptos de personalidad, capacidad jurídica o de goce, sujeto de derecho y
cosa.

Persona, personalidad y capacidad jurídica o de goce.

Persona es el ente apto para ser titular de derechos o deberes jurídicos;


personalidad es la cualidad de ser persona, o sea, la aptitud para ser titular de
derechos o deberes jurídicos. De allí que en el lenguaje ordinario se diga que
se es persona y que se tiene personalidad.

Muchos autores consideran como sinónimas las expresiones personalidad y


capacidad jurídica o de goce; pero, en sentido estricto, personalidad es la
aptitud dicha, y capacidad jurídica o de goce es la medida de esa aptitud. De
allí que pueda decirse que la personalidad no admite grado (simplemente se
tiene o no se tiene), mientras que la capacidad sí (puede ser mayor en una
persona que otra).

Persona y sujeto de derecho.

Si se entiende por sujeto de derecho aquel que actualmente tiene un derecho o


deber, el concepto de persona es más amplio porque comprende también a
quien puede llegar a tener un derecho o un deber, aunque actualmente no lo
tenga. Pero tomada la expresión, sujeto de derecho en abstracto, o sea, sin
referirla a ningún derecho o deber concreto, viene a ser sinónimo de persona.

Persona y cosa.

A las personas, o sea, a los posibles sujetos de derecho, se contraponen las


cosas, las cuales sólo pueden llegar a ser objetos de derechos. Entre esas
cosas no se incluyen en la actualidad a los seres humanos. En cambio, la
expresión comprende tanto las llamadas cosas corporales, como las
incorporales.
RELACION ENTRE EL CONCEPTO DE PERSONA FISICA O NATURAL Y
LOS DERECHOS HUMANOS

Los derechos de la personalidad pertenecían inicialmente al campo del derecho


civil, sin embargo el Código de Napoleón que sirvió de modelo para otros
muchos no desarrolló esta categoría esencial de derechos.

Los derechos de la persona física han alcanzado su reconocimiento gracias a


tratados internacionales, tales como la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de la ONU y posteriormente mediante su positivación como derechos
fundamentales en las diferentes constituciones, lo que ha impulsado su respeto
por los poderes públicos. En el caso del derecho español el más amplio
catálogo de los mismos se encuentran en el Título Primero de la Constitución
Española y, especialmente, en su artículo 10: “la dignidad de la persona, los
derecho individuales que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son el
fundamento del orden político y de la paz social”.

DETERMINACION DE LAS PERSONAS

En esta materia el derecho vigente se opone a los anteriores.

1º Por una parte, el derecho vigente reconoce la personalidad jurídica a todos


los individuos de la especie humana, independientemente de su edad, sexo,
salud, situación familiar y otras circunstancias. Pero no siempre fue así:
A) El derecho romano no consideraba la personalidad y la capacidad jurídica
como un atributo de la naturaleza humana, sino como una consecuencia del
¨estado¨, el cual tenía los caracteres de un privilegio o concesión de la ley. Así
en el Derecho Romano carecía totalmente de personalidad el esclavo, porque
no tenía el estado de libertad; carecía de personalidad, a los efectos del ¨ius
civile¨ ,el extranjero, porque no tenía el estado de ciudadano, y tenían limitada
la capacidad jurídica los sujetos a la potestad de otro ¨alieni juris¨ porque
carecían del estado familiar.

B) El derecho medieval, moderno incluso contemporáneo conoció la llamada


muerte civil, institución mediante la cual el individuo, como consecuencia de
ciertos votos religiosos o de ciertas condenas penales, perdía su personalidad
jurídica, por lo menos en el campo del Derecho Privado.

2º Por otra parte, el Derecho vigente reconoce personalidad jurídica a entes


distintos de los individuos de la especie humana, pero que persiguen fines
humanos (p.Ej.: Estado, sociedades mercantiles, etc.). Son las llamadas
personas jurídicas ¨stricto sensu¨ o también personas complejas, morales,
abstractas o colectivas (esas expresiones son sinónimas).

La idea de reconocer personalidad jurídica a entes que no fueran individuos de


la especie humana, sólo apareció en forma clara y distinta en la etapa bizantina
del Derecho Romano, bajo Teodosio II. El desarrollo de la institución de las
personas jurídicas fue obra laboriosa de la jurisprudencia medieval, que con
elementos de los derechos romano, germánico y canónico acertó a encontrar
soluciones prácticas adecuadas, aunque no pudo crear una doctrina coherente
en la materia. La Revolución Francesa extendió su animadversión hacia los
gremios y corporaciones a todas las personas jurídicas ¨stricto sensu¨, lo que
explica que el Código Napoleónico no las regule.

La reglamentación legislativa expresa que las personas jurídicas tienen su


origen en el siglo pasado. Fue el Código Civil chileno de 1855 el primer código
importante que reglamentó dichas personas. Le siguieron el viejo Código Civil
portugués, algunos Códigos Civiles americanos, y el Código Civil español. Pero
fue el B.G.B. el primero que incluyó una reglamentación completa en la
materia, que luego inspiró a los Códigos Civiles japonés, suizo, peruano de
1936 y venezolano de 1942. En la actualidad existe una rica y valiosa
bibliografía sobre las personas jurídicas; pero aún se discute vivamente acerca
de la naturaleza de las mismas.
3º En cambio, el derecho vigente ha corregido las desviaciones antiguas y
medioevales de reconocer personalidad jurídica a ciertos entes. En especial no
se la reconoce a los animales, a los cuales los emperadores romanos llegaron
a conceder honores y los juristas medioevales a exigir responsabilidades
penales, llegando incluso a ser sometidos a condenas penales.

Las disposiciones protectoras de los animales que existen en el Derecho


vigente no implican concesión de derechos a tales seres, sino que son normas
dictadas en protección de intereses humanos que tienen por objeto a los
animales y que pueden ser utilitarios (p. ej.: evitar la extinción de una especie),
o de otro orden.

Menos aun puede considerarse que el Derecho vigente sujete a los animales al
cumplimiento de deberes civiles o penales, aun cuando sus dueños puedan
llegar a incurrir en responsabilidad con motivo de hechos de sus animales.

Las disposiciones protectoras de los vegetales tienen el mismo carácter que las
protectoras de los animales; en realidad protegen intereses humanos que
tienen por objeto tales entes.

Desde otro punto de vista vale la pena destacar que desde hace mucho tiempo
se discute si el Derecho Positivo se limita a reconocer la personalidad jurídica
de los entes que la tienen o si la personalidad de los mismos es creada por el
Derecho Positivo. En otras palabras, se discute si la personalidad jurídica es
anterior al Derecho Positivo, que solo la declara, o si es una consecuencia de
dicho Derecho, que la constituye o crea. Sin examinar las teorías propuestas,
podemos presentar las siguientes conclusiones:

1º) El Derecho Positivo debe atribuir personalidad jurídica a los individuos de la


especie humana y a determinadas personas jurídicas (¨stricto sensu¨), porque
así lo exige la consideración racional de la naturaleza humana, mientras que,
queda en libertad para atribuirla o no a otros entes.

2º) el Derecho Positivo puede desconocer y de hecho a desconocido ese


deber, de modo que la determinación de cuáles son los entes que gozan de
personalidad jurídica en un ordenamiento dado, la hace el Derecho Positivo.

CONCEPTO GENERAL DE PERSONA.

En toda relación jurídica, sea de derecho privado o de derecho público hay dos
elementos esenciales: el sujeto y el objeto. El sujeto es el hombre, la persona.
El objeto es aquel elemento sobre el que se manifiesta la potestad del sujeto
que varía según se trate de derechos reales, de obligación, de sucesión, de
familia, etc.

Jurídicamente se denominan persona a todo ser susceptible de ejercer derecho


y de estar sujeto a obligación. Solo el hombre (varón o mujer) puede ser sujeto
de derecho o persona. El hombre es para el derecho persona o “ente” capaz de
adquirir derecho y de contraer obligación.

CLASIFICACION DE LAS PERSONAS

El derecho distingue la persona en: naturales (como las llama el código


vigente) o físicas y en jurídicas, denominadas también colectivas, sociales o
morales.

LAS PERSONAS NATURALES O FISICAS

Son los seres humanos individualmente considerados: Pedro, Juan, María, etc.

LAS PERSONAS JURIDICAS

Son agrupaciones de hombre, conjuntos sociales con cierta permanencia a los


cuales la ley les reconoce determinados atributos de la personalidad humana.
Son personas abstractas de existencia ideal, tales como una sociedad, una
asociación, una cooperativa, el estado, etc. Se distinguen de las naturales, no
solo en la forma de su nacimiento, sino en, las finalidades que unas y otras
persiguen, pues, las personas jurídicas tienen fines que las naturales, por sus
propias limitaciones, no podrían alcanzar aisladamente.

PERSONAS NATURALES – PRINCIPIO DE LA PERSONALIDAD

La existencia de la persona natural se inicia biológica y jurídicamente con el


nacimiento y finaliza con la muerte.

PRINCIPIO DE LA PERSONALIDAD

Para responder a la pregunta de ¿Cuándo empieza la existencia de la persona


natural? Han surgido las tres teorías siguientes.

1. LA TEORIA DE LA CONCEPCION

Sostiene que la existencia de la personalidad surge desde el momento de


concepción. Desde ese instante se le reconoce capacidad para adquirir
determinados derechos. Hoy ah sido abandonada esta teoría por no ser posible
determinar, entre otras razones, con certeza cual es el momento preciso de la
concepción y, aun cuando esto fuera posible de nada serviría si la criatura
resulta expelida sin vida del claustro materno.

2. LA TEORIA DE LA VIABILIDAD
Exige que la criatura no solo nazca viva, sino que además cumpla dos
requisitos más: a) que tenga figura humana, y b) que viva un tiempo mínimo (el
código de 1852, anterior al vigente que se inspiro en esta teoría, fijaba 24
horas). Actualmente esta teoría tampoco tiene vigencia.

3. LA TEORIA DEL NACIMIENTO

Exige únicamente que el ser nazca vivo. Para esta doctrina, seguida por
nuestro código civil vigente, el nacimiento determina la personalidad. Con este
hecho biológicamente determina la personalidad. Con este hecho biológico
comienza la personalidad jurídica, si bien la ley protege también al que está por
nacer, pero a condición que nazca vivo, se considera nacido al simplemente
concebido que nazca vivo. Se considera nacido al simplemente concebido para
todo lo que le favorezca en diferentes campos del derecho civil, como los
alimentos, la filiación legítima, el derecho sucesorio.

Al efecto prescribe el art. 1º del C.C: “el nacimiento determina la personalidad.


Al que está por nacer se le reputa nacido para todo lo que le favorezca, a
condición de que nazca vivo”.

FRAUDES EN EL NACIMIENTO

Como con el matrimonio se incorpora un nuevo sujeto en la esfera de las


relaciones jurídicas, tal nacimiento puede beneficiar a unos y perjudicar o
menoscabar los derecho de otros, la ley otorga garantías para evitar posibles
fraudes en el nacimiento, puestos en práctica por la malicia humana.

Estos fraudes pueden consistir:

1. En la ocultación

2. En la suposición

3. En la sustitución

La ocultación consiste en suprimir al nacido, en ocultar el parto. Tal maniobra


podría ser empleada, por ejemplo, por la cónyuge que de este modo pretende
heredar sola al marido.

La suposición consiste en simular un parto que no ah tenido lugar, presentando


una criatura cualquiera como producto de ese parto; por ejemplo: muere el
marido sin dejar hijos, quedando como herederos únicamente la esposa y los
padres del causante; la mujer por interés en toda la herencia simula un parto
para, de este modo, heredar en representación del supuesto hijo, la porción
que habría correspondido a los padres de su marido.
La sustitución consiste en cambiar una criatura nacida muerta por otra viva. Se
trata de un supuesto semejante al anterior, pues, el fraude conlleva igual
propósito.

La ley ha dictado medidas adecuadas para garantizar la realidad del


nacimiento, evitando maniobrar dolosas o fraudes en el nacimiento en perjuicio
de terceros con legitimo interés sucesorio.

FIN DE LA PERSONALIDAD

El código legisla en un solo título (título VII- libro primero), sobre el fin de la
responsabilidad. El hecho biológico de la muerte pone fin a la personalidad, en
las personas naturales (art. 61). Mientras una persona está viva, nadie puede
privarle de los beneficios que la ley acuerda a la personalidad jurídica.

Los derechos personalísimos se extinguen con la muerte del titular porque no


son trasmisibles. Solos los derechos patrimoniales se trasmiten a titulo
sucesorio a los herederos del causante.

El hecho de la muerte, así como el nacimiento se acreditan con la


correspondiente partida asentada en los registros del estado civil.

Por lo demás, la muerte de una persona natural genera una serie de


consecuencias jurídicas, especialmente en la esfera del derecho sucesorio.
Con referencia a la sepultura del cadáver, o actos sociales dedicados a la
memoria del fallecido, se cumplirá lo que este haya dispuesto, incluso sobre su
autopsia o posible utilización de su cuerpo, partes de él, sus órganos; a salta
de disposición expresa serán sus herederos o familiares los que decidan sobre
estas cuestiones.

PRINCIPIO Y FIN DE LA PERSONALIDAD – JOSE LEON BARANDARIAN

El ente humano, como individuo, por el hecho de serlo esta dotado de


personalidad, entendida ésta como estatus de índole jurídica de cada
individuo. Por tal inherencia substancial, la personalidad de cada sujeto
acompaña a este, en cuanto titular de una determinada situación de dentro del
ordenamiento jurídico en general, durante toda su existencia. Ello constituye
una nota ontológica, como tal de carácter imprescindible Por eso, el hombre
como individuo (persona natural, llamada también persona física) desde que
nace y gasta que muere tiene personalidad, o sea, el nacimiento determina
(vale decir, con el se inicia) la personalidad, y la muerte pone fin a la
personalidad.

Que la personalidad, como el conjunto de atributos jurídicos que corresponden


al ser humano, a cualquier hombre, debe acompañarle al último, es hoy una
verdad inconcusa. No se concibe que al hombre no le incumban derechos
subjetivos, y en su personalidad como tal, como el hombre, está el prius de
tales derechos.

El nacimiento es tomado por el código civil actual en su significación natural;


por lo cual y para el efecto a que se contrae el art. 1, basta con la referencia
escueta a tal hecho, sin que se agregue indicación alguna sobre una mayor o
menor viabilidad del a persona, que haya vivido cuando menos 24 horas, que
tenga figura humana, que el nacimiento se haya producido pasados seis
meses de la concepción de la persona, conforme a lo que prescribía el anterior
Código (art. 4). De acuerdo al código vigente, basta que el sujeto nazca vivo.

La situación del que está por nacer es objeto de la preocupación que inspira la
segunda parte del art. 1. El nasciturus queda incurso en una ficción legal, al ser
reputado como si ya hubiera nacido; pero restringida esta ficción por dos
condiciones: la primera es que ella solo es valedera para todo lo que pueda
favorecer al conceptus, la segunda es que llegue ese último a nacer vivo. Por lo
primero, resulta que al concedido se le considera, únicamente para el efecto de
que pueda obtener beneficios, como sujeto activo de ellos. En conexión con
esto se puede obtener beneficios, como sujeto activo de ellos. En relación con
lo segundo, cabe decir que si se frustra la condición (de que nazca vivo),
cualquiera adquisición sobrevenida a favor del concebido, queda extinguida; y
así, quien en nombre del nasciturus hubiera recibido una asignación
patrimonial, no podrá consérvala, pues la adquisición que pueda hacer aquél
está sujeta enteramente a la circunstancia de que el concebido llegue a nacer
vivo; por lo cual se ve que antes del nacimiento el concebido no adquiere
propiamente como tal ningún derecho.

Respecto a lo que concierne a una situación de carácter hereditario. La


hipótesis es la siguiente: A)ha fallecido dejando embarazada a B);de modo que
de producirse la prevención de la segunda parte del art.1, o sea, que el
concebido C)nazca vivo, vendrá a ser hijo póstumo de A),y lo heredará. En tal
caso otras personas pueden quedar eliminadas como herederos del todo o ver
disminuido lo que importa sus derechos hereditarios, si han de concurrir con
dicho hijo póstumo. Así D), hermano de A), perdería su vocación hereditaria; y
así E), hijo de A), no heredaría toda la herencia, sino la mitad, compartiéndola
con C). de ahí, pues, el interés que existe para saber con certeza si C) llega a
nacer vivo, y a ello responde la designación de la persona que se cerciore de
tal hecho. La persona interesada en la comprobación del hecho, hace la
designación a que se refiere libremente. Pero la mujer embarazada puede
oponerse; y a esto concierne e l segundo párrafo del mismo artículo.

Esta oposición no necesita ser motivada. Cuando se le formule el pedido por la


persona interesada el juez procederá a hacer la designación. Como el mismo
precepto lo indica, la designación debe recaer en persona facultativa (medico,
obstetras), si lo hubiera en el lugar. Si no, designará el juez a otra persona.
Fuera del caso de posteridad a que se contrae también la segunda parte del
párrafo primero trata de otro caso, sobre procedencia de comprobación del
hecho de que nazca vivo un sujeto: en los casos en que se ha producido
divorcio o nulidad de matrimonio correspondiendo proceder al respecto, en el
sentido indicado, al marido.

Se trata, como se comprende sin mayor esfuerzo, de una situación en que se


haya producido la separación entre los cónyuges, por causa de divorcio o
nulidad de matrimonio, en fecha tal que sea posible que la mujer pára un hijo
atribuible al marido. De otra manera la diligencia comprobatoria sería inútil. Hay
que recordar lo que establece el código civil, que el marido que no se crea
padre del hijo de su mujer, puede negarlo cuando el hijo naciera antes de
ciento ochenta días de la celebración del matrimonio, cuando sea imposible,
dadas las circunstancias, que haya cohabitado con su mujer en los primeros
ciento ochenta días de los trescientos precedentes al matrimonio, cuando
hubiere estado judicialmente separado en la época de la concepción.

El interés del marido consistirá en que habiendo sido el que está por nacer,
gestando por el marido, quiere saber si nace vivo o no. Hay sobre el particular
la posibilidad de una suplantación, para la hipótesis de que el concebido no
nazca vivo y sea substituido por otro recién nacido. Un ejemplo en relación al
caso ahora contemplado es el siguiente: Pedro se halla casado con María ;se
divorcian o se declara la nulidad del matrimonio la separación entre los
cónyuges se produce el 1 de abril de 1962; la mujer está embarazada el
nacimiento debe producirse en cualquier día - no después de 300 día-; el
marido puede solicitar que para la fecha en que debe producirse el parto,
asista a este hecho una persona que se cerciore que ha nacido vivo el hijo
engendrado durante el matrimonio.

En conexión con lo anterior tenemos, conforme al cual la madre debe dar aviso
de la proximidad del parto a los que puedan usar de la facultad. No se concibe,
por demás, una sanción adecuada sobre el particular.

Si la mujer no da el aviso a que se contrae puede ocurrir que las personas que
pueden usar de la facultad emanante , no puedan enterarse oportunamente de
la proximidad del parto y no puedan hacer que se realice la diligencia de que
se hace mención dicho precepto.

No les quedaría otro recurso que entablar una acción judicial sobre
“identificación de personalidad”, es decir, una acción tendente a demostrar que
un sujeto no es tal, pues el que se supone como existente no llego a nacer
vivo, y que el existente sustituye falsamente a ese individuo que no llegó a
nacer. Sea antes de la inscripción del nacimiento en el registro civil, sea
posteriormente, la acciona judicial es pertinente (en el último caso es una
acción que lleva consigo la anulación del apartida). De producirse juicio de
esta clase sobre “identificación de personalidad”, la prueba de suplantación de
sujeto (deriva de que el concepto respecto del cual había interés en saber si
nació vivo o no, no nació vivo), prueba a favor del actor, que niega la
personalidad atribuida al sujeto respectivo (derecho del marido en los casos de
divorcio o nulidad del matrimonio) desde que es factible recurrir a la prueba
hematológica.

Dice el Art. 2º que la mujer grávida puede solicitar que se reconozca su estado.
Como el estado de gravidez es perfectamente comprobable, cabe que se utilice
la facultad a que se refiere la disposición citada. La mujer podrá entonces
recurrir al juez, quien designará a unas personas, de preferencia facultativa,
para que reconozca el estado de preñez. Tal reconocimiento puede ser útil en
caso de que haya muerto la persona con quine la mujer embarazada tuvo
relaciones, matrimoniales o extramatrimoniales, en conexión con la filiación del
hijo, para el caso de que llegue a nacer vivo. Y también la utilidad de la
comprobación puede presentarse en el caso de divorcio o nulidad de
matrimonio, en cuanto a la misma finalidad.

Según el Art. 4º del código civil vigente los varones y las mujeres gozan de los
mismos derechos civiles, salvo las restricciones establecidas respecto a las
mujeres casadas. He aquí una declaración dogmática basada en la igualdad de
los hombre, sean varones y mujeres, por estimarse que la diferencia por razón
de sexo no importa una diferenciación trascendente en lo que respecta a la
capacidad jurídica en general, dentro del derecho privado. De aquí que por
excepción y únicamente basada en especiales motivaciones de índole
somática y también sociológica, pueda establecerse algunas diferenciaciones
en relación a una determinada situación o actividad jurídica que corresponda al
varón o a la mujer.

La muerte pone fin a la personalidad: Art. 60. Esta disposición es correlato de la


contenida en el Art. 1º sobre que con el nacimiento se origina la personalidad.
No necesita decir la ley que se trata de la muerte llamada física o natural, o
sea, propiamente tal, desde que no puede hacer otro hecho que ponga fin a la
personalidad de un modo absoluto y total, como ocurría otrora con la llamada
“muerte civil” cuando deja de existir el sujeto humano, desaparece toda
condición ontología para que posea status jurídico alguno.

La muerte origina determinadas consecuencias jurídicas en el orden


hereditario, precisamente porque al concluir la titularidad en las personas que
son sucesores del difunto.

Por lo demás, las cuestiones referentes al cadáver, al sepulcro, como a la


memoria del fallecido, vienen a incidir en las personas que son sucesores del
difunto.

Por una ficción legal, puede ser considerado como muerto quien hay dentro de
la situación de una ausencia especial. La situación se presenta cuando dos o
más personas perecen por casa de un mismo evento; por ejemplo en un
naufragio, terremoto, bombardeo o por envenenamiento. Es importante
determinar un criterio en cuanto a si ellas han muerto simultáneamente
(conmoriencia) o una ah sobrevivido a otra (premoriencia), para determinar un
criterio en cuanto a si ellas han muerto hereditarios, en el primer caso, o si la
ah habido en el segundo caso. La ley solo puede establecer una presunción, o
sea, que si se puede probar que entre las personas en cuestión una pervivió a
otra, o que perecieron al mismo tiempo, la presunción, cualquiera que ella sea,
según a lo que la ley determina al efecto, no es operante en cuanto no está de
acuerdo con lo probado. La presunción es en el sentido de la conmoriencia. No
hay, pues, en tal supuesto, transmisión de derecho hereditarios, como lo indica
el mismo precepto. Pongamos un ejemplo de las diferentes consecuencias que
se producirán, según que se considere que hay premoriencia o que hay
conmoriencia. A) Y B) son hermanos paternos solamente: A) tiene un sobrino,
C) que no lo es de B) (es hijo de un hermano materno de A): B) está casado
con D). Si se considera que A) murió primero que B), la herencia del primero se
trasmite al segundo y por la muerte de B) se trasmite su herencia a D); de
modo que el patrimonio dejado por A) no viene a corresponderle a su sobrino
considere que hay conmoriencia, no hay transmisión hereditaria de A) a B) y
consecuentemente la herencia de A) se transfiere a C).

Lo relativo a la premoriencia o conmoriencia solo tiene interés tratándose de las


personas que murieron dentro de la situación a que alude el art. 62 (que
murieran por causa de un mismo evento), habiendo posibilidad de vocación
hereditaria legal entre ellas, para el efecto de determinar a qué personas en
ultimo termino viene a corresponder el patrimonio que cualquiera de ella dejo,
con consecuencias diferentes según se considere que hay premoriencia o que
hay conmoriencia; como se advierte, por ejemplo, en el caso antes expuesto.

PRESUNCION DE PREMORIENCIA O CONMORIENCIA,

Cuando dos o más personas perecen en un mismo accidente, por Ej. Un


terremoto, un homicidio, un bombardeo, un accidente de tránsito o aéreo o un
naufragio, interesa adoptar un criterio legal uniforme que sirva para determinar
si ella han fallecido en ese siniestro al mismo tiempo, presunción propugnada
por la llamada teoría de la conmoriencia, o si uno ah sobrevivido a otro y otros,
propugnada por la teoría de la premoriencia; esto siempre que no sea posible
probar o conocer si alguna o algunas personas murieron antes o después que
otra u otras.

La adopción de cualquiera de las dos teorías a que nos referimos cuando dos o
más personas perecen en un mismo siniestro, servirá de base para precisar si
hay o no sucesión hereditaria entre unas y otras.

La ley (art. 62) inspirada en la teoría de la conmoriencia, no hay sucesión


hereditaria entre estas personas. La cuestión es de interés práctico. Veamos
con un ejemplo: Héctor y Eduardo son hermanos paternos. Héctor tiene un
sobrino, Adolfo, el cual no es sobrino de Eduardo. Este último está casado con
Juana. Si se considera que Héctor muere antes que Eduardo, la herencia se
trasmitiría del primero al segundo; como Eduardo también muere, la herencia
pasara en definitiva a Juana. O sea que con la teoría de premoriencia, la
herencia de Héctor no pasa a su sobrino Adolfo, sino a su cuñada Juana. Ahora
si, como nuestra ley, se presume que Héctor y Eduardo han muerto al mismo
tiempo, no habiendo transmisión hereditaria entre ellos la herencia de Héctor,
pasara a su sobrino Adolfo.

BIBLIOGRAFIA

• ALBALADEJO, Manuel. La Persona Jurídica. Librería Bosch, de la


Colección Fundación Rojas Astudillo. 1961. Barcelona, España.

• ANGARITA, GÓMEZ, Jorge. Derecho Civil. Editorial TEMIS, Tomo I, 2da


edición. 1988. Bogotá, Colombia.

• AGUILAR, GORRONDONA, José, Luís. Derecho Civil. Personas. Fondo


de Publicaciones UCAB., 12ª edición. 1995. Caracas, Venezuela.

• LEÓN BARANDARIAN, José. Manual de derecho civil. U.N.M.S.M.

• PALACIO PIMENTEL, H. Gustavo. Elemento de derecho civil


• Palacio Pimentel, H. Gustavo.Manual de derecho civil Lima : Huallaga,
2004

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