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baylon y mignot:

“¿qué es comunicar?”

1. ambigüedad de la palabra
al igual que sucede con la mayoría de las palabras de una lengua, el verbo comunicar
y el substantivo derivado comunicación son polisémicos, es decir, contienen una pluralidad
de significaciones. cualquiera que se interne en la comunicación se encuentra así, de entra-
da, ante una dificultad de envergadura, pues no se enfrenta con una operación bien determi-
nada, sino con una multitud de operaciones cuyo parecido termina por resultar incierto. el
término, al ser aplicado a cualquier clase de relación, pierde su especificidad. procederemos
también a un rápido análisis semántico para ver en qué consisten los diversos empleos. he
aquí tres ejemplos de frases en las que figura el substantivo:

1. el sistema de comunicaciones telefónicas es caro.


2. en esta región las comunicaciones son fáciles.
3. entre las dos habitaciones existía una comunicación.

en el ejemplo (3) se trata de un paso similar a una puerta o a un corredor, designado


así porque permite ir de una habitación a la otra, es decir, desplazarse. se podrá pensar en el
famoso principio de los vasos comunicantes, en el que el desplazamiento es de líquidos y
no de personas. en el ejemplo (2), comunicaciones se refiere a los transportes, es decir,
siempre a desplazamientos a gran distancia de personas o de cosas, imposibles sin una red
de vías llamadas justamente de comunicación y sin vehículos para recorrerlas; comunica-
ciones es, pues, más o menos sinónimo de medios de transporte en sentido amplio (carrete-
ras y coches, trenes, aeropuertos y aviones, etc.). el ejemplo (1) describe una operación que
no consiste tanto en relacionar a dos personas alejadas como en utilizar un artefacto a cam-
bio de una remuneración. ya no se trata de desplazar seres o cosas, sino de transferir seña-
les. en estos empleos tan diversos, el núcleo semántico consiste en la idea de reunir lo que
está separado, pero resulta demasiado vago. es preciso poner un poco de orden en todas las
posibilidades que se nos han planteado. a pesar del título muy general de este libro, los di-
versos sentidos evocados más arriba no aparecerán casi nada. por comunicar y comunica-
ción entenderemos la interrelación de las mentes humanas o, si se prefiere, de los cerebros
humanos. los campos, cercanos o alejados, que pueden ser designados con los mismos tér-
minos serán planteados únicamente en la medida en que, a contrario o por analogía, infor-
marán a propósito de la comunicación, definida ya muy ampliamente como acabamos de
ver.

2. finalidad de la comunicacion
podrá decirse que, desde nuestro punto de vista, estas restricciones no hacen olvidar
nada de lo esencial. cuando una palabra se pone de moda como sucede con la comunica-
ción, cuando las actividades o los acontecimientos que representa se multiplican, su sentido
tiende a ampliarse a causa justamente del privilegio de que goza. así, los políticos, los in-
dustriales, los artistas famosos y, en general, toda persona cuya carrera depende más o me-
nos de la opinión que el público se hace de ellos, no dudan en buscar los servicios de espe-
cialistas llamados consejeros en comunicación. por comunicación hay que entender la
transmisión de una imagen que se efectúa esencialmente a través de los medios de comuni-
cación. naturalmente, es preciso que esta imagen, es decir, la representación que nos hace-
mos de la persona en cuestión, sea a la vez fuerte y favorable (lo cual no es la misma cosa),
pues si no, se dirá que el individuo “no da la imagen, que comunica mal”. su imagen no es
la que él desearía transmitir. en vez de dejarla al azar, tiene un enorme interés en reforzarla
y en volverla positiva, si no lo es aún. no obstante, esto depende de una multitud de facto-
res, sobre todo relacionados con el vestido, con el aspecto físico, con el timbre de la voz,
elementos que a menudo tienen poco que ver con la personalidad real. se dice que jacques
chirac proyecta dos imágenes completamente distintas, según se encuentre en privado o
ante los medios de comunicación. si esto fuera verdad, su caso no sería único. pero habla-
mos de sentido fuerte de la comunicación en la medida en que esta imagen es buscada, ya
por la propia persona o por sus representantes. tal comunicación tiene, entonces, un carácter
intencional, tiene un fin.
está claro que los procesos de comunicación intencional son favorecidos o estorbados
por factores que no dependen necesariamente de la voluntad del comunicador, pero que es
preciso tener en cuenta. que ronald reagan, llamado frecuentemente “el gran comunicador”,
lograra tan hábilmente hacer comprender y aceptar por parte de los estadounidenses los
mensajes que les transmitía, no era únicamente un asunto de intención. en este terreno,
como en tantos otros, no basta querer para poder. el estudio de la comunicación engloba,
pues, el de sus condiciones para el éxito o para el fracaso. además, no se trata de negar el
nombre de comunicación al intercambio de informaciones con los demás que hacen los se-
res humanos, incluso cuando ese intercambio no es intencional. esto, no obstante, en un
sentido amplio de la palabra. privilegiaremos, pues, al menos por ahora, el examen del len-
guaje, porque es el medio por excelencia, enteramente humano, de la comunicación desea-
da.

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