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bougnoux, d.

:
vivir en relaciÓn

existir es estar relacionado. ningún organismo puede desarrollarse de manera duradera


alejado de los demás, a tal punto que una red de buenas relaciones, en la medida de lo posi-
ble entretejidas desde la infancia, parece una condición sine qua non de nuestras vidas. es
necesario partir de este tema de base de nuestros estudios si queremos comprender la varie-
dad de nuestros medios de comunicación y la riqueza de nuestros juegos de comunicación.
los mensajes que intercambiamos se reducen, raramente, al lenguaje y sirven a muchas más
cosas que proporcionarnos información mutuamente. una primera distinción entre conteni-
do y relación mostrará que la comunicación no se limita a la información y que ésta sólo
constituye una parte tardía, emergente y de ningún modo indispensable.

1. el marco.
una discusión sobre las “cuestiones del marco” abre la obra de paul watzlawick, j. be-
avin y d. jackson, une logique de la communication. este libro es el primero y el principal
de una colección dedicada a la escuela de palo alto (instalada en el mental research institu-
te, cerca de san francisco, y que defiende un enfoque sistémico o comunicativo de la psico-
terapia). los autores plantean como axioma esta importante proposición: “toda comunica-
ción presenta dos aspectos: el contenido y la relación, de modo tal que el segundo encierra
al primero y, en consecuencia, es una metacomunicación.” descifrar un mensaje, o com-
prender un comportamiento, presupone que se sepa en qué marco entra, es decir, en qué
tipo de relaciones se inscribe. si una mujer se desviste delante de un hombre, el sentido no
es el mismo entre amantes, en un escenario de un teatro de revistas o en el consultorio del
ginecólogo. comprender una broma, el humor, el juego en general, supone que, cada vez, se
produce un cambio de marco o un cambio de plan de los mensajes comunes. la vida munda-
na, que multiplica nuestras relaciones, es rica en efectos de marco, que son tanto trampas o
momentos de error para el profano (como lo muestra, por ejemplo, la obra de proust). plan-
tearemos que el reconocimiento del marco es la condición elemental de la percepción de un
mensaje. buena parte de lo que se llama arte en la época contemporánea puede analizarse
como una salida del marco o un cambio de marco, un juego irónico sobre los marcos de

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nuestras percepciones. por lo tanto, la semántica de la relación o del marco precede a la se-
mántica de los contenidos de nuestras representaciones en general y las dirige. o, para de-
cirlo de otro modo, comunicarse supone, siempre, dos niveles de emisión y de recepción de
los mensajes: primero, mensajes-marco, y sobre esta base, mensajes de contenido o de in-
formación propiamente dicha. de esta manera se comportan nuestras oraciones que tienen
palabras y están acompañadas por señales “suprasegmentales” (postura, mímica, entona-
ción) para decir cómo tomar o interpretar el enunciado: como una sugerencia, una orden,
una broma, una amenaza, etc. lo que se denomina la parte meta del mensaje, su marco o su
modo de empleo, que es necesario aprehender si se quiere comunicarse apropiadamente. en
un contexto lingüístico (en el que se consideran solamente los mensajes verbales) se habla
de metalenguaje* y, con roman jakobson (1963), de función metalingüística, para designar
todas las palabras u oraciones que desde el enunciado designan y dominan la enunciación.
en resumen, comunicarse supone, siempre, una metacomunicación que indique a los otros
en qué caso, en qué nivel o dirección ordenar tal mensaje (verbal, visual o
comportamental). esta especificación del marco de nuestros intercambios no necesita expli-
citarse todo el tiempo: en la mayoría de los casos nuestras relaciones son obvias y no se ori-
ginan, por lo tanto, en ningún metamensaje particular. el marco plantea un problema cuando
la comunicación se vuelve patológica y los participantes no se entienden acerca de la “pun-
tuación” jerárquica de sus intercambios: en el caso, por ejemplo, de la escena doméstica en
la que cada uno quiere tener la última palabra, el intercambio llega a referirse, rápidamente,
al marco mismo del intercambio (“¿quién crees que sos para hablarme con ese tono?”); en
el caso de las negociaciones diplomáticas o sindicales, los futuros socios pueden dedicar
mucho tiempo previo a ponerse de acuerdo sobre la composición de las delegaciones y so-
bre la forma de la mesa; también en la enseñanza en regiones desfavorecidas en ocasiones,
antes de proporcionar el contenido de los cursos es necesario negociar la forma y el lugar
de los mismos; y se ven enfermos mentales que rechazan el tratamiento psiquiátrico y pre-
tenden curar a su médico (este conflicto de relación o esta jerarquía intercambiada se ve
burlonamente ilustrada en la película de woody allen zelig). cuanto más patológica se vuel-
ve una relación, más las cuestiones del marco y de la forma tienden a invadir el plano de la
argumentación y el contenido del mensaje.

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2.”entrar en la orquesta”.
una segunda manera de aclarar nuestra pareja contenido-relación podría provenir de la frase
de gregory bateson, desarrollada por sus discípulos de palo alto: “comunicarse es entrar en
la orquesta.” dicho de otro modo, usted no se comunicará si es disonante, o si su música ar-
moniza mal con las partituras de los demás y los códigos en vigencia. entrar en la orquesta
es jugar el juego de cierto código, inscribirse en una relación compatible con los canales,
los medios de comunicación, las redes disponibles. ahora bien, esta red nos precede por de-
finición, la encontramos más de lo que la creamos. esto se llama, también, lo simbólico,
cuyo mejor modelo es el código de la lengua que hablamos. a veces sucede que este código
es rechazado, y esto puede generar el autismo pero, por regla general, comunicarse supone
que se adopte esta orquesta sin grandes modificaciones y que se integre la voz o la interpre-
tación en el juego general. intentar crear el código sería tan vano como pagar con una mo-
neda inventada: nadie puede decir más mi lengua, que mi moneda, mi cultura o mi código;
en estos campos no funciona la propiedad privada. y, justamente, se denomina simbólico
(según el psicoanalista jacques lacan) a este orden que precede a cada uno a partir de una
cantidad incalculable, cuya totalidad de piezas nadie fabrica y en la que no se puede más
que entrar. esto despliega otra restricción de la comunicación ordinaria, que es de “hacer
con”, más que de crear, componer casándose con la red disponible. tener razón marcaría
aquí cierta resonancia o una armonización en el seno de la red. la metáfora de la orquesta
tiene otra ventaja, la de oponerse a la imagen lineal del telégrafo con la que claude shannon
resumía, clásicamente, el modelo de las transmisiones: emisor-código-canal-mensaje-recep-
tor. el modelo de bateson (autor de hacia una ecología del pensamiento y uno de los padres
del enfoque cibernético en comunicación) es más sensible a las causalidades sistémicas y a
la prioridad de la relación sobre el contenido de los mensajes. en el momento de emitir un
mensaje, sugiere, comencemos a preguntarnos para quién y con qué instrumento vamos a
“tocar”. la metáfora de la orquesta nos recuerda las restricciones mediáticas y casi ecológi-
cas que pesan sobre todo pensamiento (los medios de comunicación en general hacen el
ecosistema o la orquesta de nuestras ideas).
pero si se pone demasiado el acento sobre el imperativo de comunicarse adecuada-
mente, se favorece el statu quo o el orden establecido; se puede pensar que la metáfora de la
orquesta es “demasiado conservadora” y subrayar que, a veces, hay que atreverse a cam-

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biar, incluso a crear la orquesta. puede pasar que se plantee un pensamiento muy innovador,
al margen del contenido de la doctrina, de los problemas de intendencia o de relación
¿cómo encaminar este tipo de mensaje en las mejores condiciones, por qué medios, con qué
redes? fue así que cristo no se conformó con aportarle a la humanidad un mensaje capital
(ya que dura desde hace veinte siglos) sino que fundó, concretamente, la red de sus fieles y
de sus propagandistas antes de dejarlos: “tú eres pedro y sobre esta piedra construiré mi
iglesia... “católico” quiere decir, etimológicamente, “universal”, pero, en la práctica, la igle-
sia no logra esta universalidad más que donde penetra y se mantiene la red de los canales
romanos que distribuyen la “buena nueva”. otro ejemplo a señalar, más cercano a nosotros,
es el de la doctrina de freud. varios psiquiatras de su época se ocuparon, también, del in-
consciente y de la etiología de las neurosis. ¿por qué el psicoanálisis freudiano ganó con esa
fuerza el mercado de las ideas o de los sistemas de pensamiento, aun cuando no sea más
“verdadero” que otro? independientemente de la difícil evaluación del contenido de la doc-
trina, se dice que freud se ocupó más que su maestro charcot, por ejemplo, en transformar
su doctrina en escuela, y para organizarla internamente dándole una jerarquía, revistas, con-
gresos internacionales y múltiples relevos. las ideas no crecen como las flores, y no se re-
producen fuera del suelo. las doctrinas que ganan son, en general, las que regulan, en pri-
mer término, cuestiones de intendencia, de entorno, de medios de comunicación, de redes.
sin rampa de lanzamiento o (metáfora menos guerrera) sin orquesta, el mejor de los mensa-
jes es letra muerta.

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