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La Voz del Alma.

Katherine Tingley

¡Qué poco se habla o se enseña sobre la vida del alma y la estrecha relación que
tiene con el ser humano! Para la mayor parte de los hombres el alma es algo aparte de sí
mismos y de la que sólo se habla o se confía en ella en ocasiones especiales: en la vida
diaria no hay auténtica camaradería ni relaciones íntimas entre la mente del hombre y su
alma. Ya que en todo hombre hay un poder divino, y cuando esa divinidad -que es el ser
real- es reconocida y entendida por la mente se torna en una parte muy activa de la vida
del hombre: de hecho, en sus pensamientos, debería ocupar como mínimo la mitad de su
vida. Cuando tenemos bien en mente la identificación del hombre con su alma, nos
salimos del modo ordinario de pensar y nos encontramos nosotros mismos en un nuevo
sendero, atreviéndonos a pensar hacia lo incognoscible, lo aparentemente imposible. Y
haciendo esto, ponemos el alma en acción.

Según mi filosofía, todo niño normal cuando nace está envuelto, cubierto y
protegido -por así decir- con las fuerzas del alma. No debemos pensar del alma como
algo aparte de nosotros mismos, como algo que ocupa un compartimento especial en
nuestros cerebros o en nuestros pensamientos. Ya que cada vez que un niño nace gracias
al funcionamiento de esas leyes sagradas y maravillosas de la naturaleza que todavía los
hombres no comprenden: él tiene el respaldo, apoyo espiritual y abrazo divino del alma.
Y si el niño es correctamente entendido, esta parte espiritual será por lo menos tan
completamente reconocida como lo es la parte material.

El alma del hombre está buscando expresarse desde el momento de su encarnación


física. Ella conoce sus renacimientos, sabe más de lo que es aparente. Pero ella ha sido
lanzada al mundo bajo muy adversas circunstancias, y el niño es alimentado, cuidado,
amado y nutrido como un ser físico y como poco más, con la vaga posibilidad de tener
una vida futura en alguna parte o de alguna manera. Pero nosotros estamos sagrada y
divinamente hechos y construidos para esta vida, y únicamente si entendemos las vidas
de nuestros hijos, aproximándonos y alcanzándolos -desde el punto de vista espiritual-
puede el alma hablar.

Para mí, una de las más hermosas experiencias de la vida es retirarse al santuario
interior de nuestro propio ser, lejos de la prisa y las así llamadas satisfacciones de la
vida exterior, y en el silencio escuchar la voz del alma, oír sus peticiones, conocer su
poder. Según las enseñanzas de la teosofía, nosotros somos seres religiosos por
naturaleza, siendo la vida del alma una parte esencial de nosotros mismos: el hombre
real, eterno. El resto del hombre muere cuando el cuerpo muere, incluso la mente-
cerebro de la que dependemos tanto y de la que de hecho deberíamos depender en un
grado mayor. Todas las facultades mentales, incluso la memoria individual mueren
cuando el hombre físico muere. Pero el hombre verdadero, el hombre espiritual persiste
para siempre.

Tengamos el sentido común e iluminación suficientes para creer que somos algo
más de lo que parecemos y que en el maravilloso esquema universal de la vida hay un

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gran destino, donde nosotros estamos muy activos, donde nosotros vivimos y
trabajamos totalmente conscientes de nuestra propia divinidad esencial. Uno de los más
grandes secretos de la vida es que el hombre crea en sus propias cualidades divinas, en
su poder para vencer todas las dificultades y superar todas las condiciones:
especialmente para superar la irracional y pesimista imagen que sobre la muerte tanta
gente tiene.

Cada uno evoluciona de acuerdo a su comprensión de los hechos de la naturaleza y


según su educación y medio ambiente, así que cada uno tiene su propia manera de
aprender que es diferente de la de todos los demás porque no hay dos que tengan el
mismo grado evolutivo. Lo hermoso de la reencarnación es que da a cada hombre otra
oportunidad. Es una de las más alegres y más hermosas doctrinas que he podido siempre
exponer a cualquiera, incluso a los condenados en prisión: sí hay otra oportunidad para
todo.

Estar dispuesto a luchar si hay alguna lucha, estar dispuesto a ser decepcionado y
dispuesto a sufrir y a ser mal comprendido: cualquier cosa en el mundo te dará la
oportunidad de arrojar toda la personalidad y demostrarte a ti mismo que la realización
del poder del alma es la única cosa que hará la vida llevadera. Tenemos solamente que
pensar sólo un poco más profundo y mirar un poco más lejos de nuestras personalidades
para comprender la fuerza de la vida y para sentir una más cercana asociación con las
posibilidades superiores de nuestras propias naturalezas y un aumento de la sinceridad.
Esto es lo que se necesita más que cualquier otra cosa para despertar a la humanidad a
un juicio más profundo y a una realización de que el hombre es en esencia una criatura
poderosa; y que un ser humano con todas sus posibilidades, con todo lo que la
naturaleza le ha dado y con todo lo que está dentro del alma le proporciona abundantes
talentos continuamente.

El hombre se infravalora a sí mismo en el sentido espiritual. Infravalora sus


responsabilidades y por lo tanto es muy propenso a infravalorar a sus vecinos. Si, por
otra parte, él comienza a valorar su vida interior y el lado espiritual de su ser, es seguro
que alcanzará una cualidad de su naturaleza que le llevará a un pensamiento más
profundo sobre sus vecinos. Llevando esta línea más lejos, nos encontraremos nosotros
mismos viendo un gran esquema de justicia para todos los hombres entre sí, y
comenzaremos a tener alguna idea de las espléndidas promesas que están escritas en
todos los momentos de nuestras vidas.

Si todos nosotros viviéramos conscientes y convencidos de nuestras propias grandes


posibilidades, nos daríamos cuenta de que somos almas y que también tenemos
privilegios divinos mucho más allá de todo lo que conocemos o incluso de lo que
podamos pensar. Sin embargo, los expulsamos fuera porque no son aceptables para
nuestros limitados, personales seres. Ellos no encajan con nuestras ideas preconcebidas.
Así que olvidamos que somos parte del esquema divino de la vida, que el significado de
la vida es sagrado y santo, y nos permitimos nosotros mismos volver al torbellino de las
malas interpretaciones, ideas equivocadas, duda, infelicidad y desesperación.

¿No estamos buscando algo mejor que lo que tenemos ahora? ¿Estás satisfecho con
la vida tal como es? ¿Estás preparado para continuar así y ver a los niños nacidos en la
ignorancia, matrimonios equivocados y trágicos divorcios, y asesinatos e innombrables
crímenes extendiéndose rápidamente (incluso en el mismo umbral de nuestras casas), y

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no volver hacia el conocimiento de estas leyes superiores? Ciertamente algo falta, y eso
que falta puede ser encontrado por cada uno de nosotros si tenemos coraje suficiente
para creer que somos algo más de lo que parecemos en nuestro aspecto meramente
físico, que somos parte del esquema divino de la vida, y que tenemos dentro de nosotros
esos poderes latentes a los que Jesús se refirió cuando nos dijo que el reino de los cielos
está dentro de nosotros.

Puede que tengáis vislumbres de una solución a los problemas de la vida con vuestra
propia actitud mental, o puede que la sintáis un poco en vuestro corazón. Pero el
mundo -o nuestra así llamada presente forma de civilización- no pretende que crezcas
espiritualmente. La opinión general de la humanidad de hoy es que el hombre es débil,
vacilante y que no tiene ninguna base espiritual sobre la que trabajar. Pero mientras es
verdad que nosotros estamos todos sujetos a las leyes del cambio en la evolución, aun
así, la vida es un magnífico desafío si uno sabe cómo enfrentarlo. La idea de que el
hombre nace en pecado y está desamparado es una tontería; no hay nada razonable en
ello. Por el contrario, el hombre es esencialmente divino, él es parte del plan eterno y
tiene dentro de sí mismo la clave a los misterios del universo y por lo tanto de su propia
naturaleza. Si él no lo tiene conscientemente, debería encontrarlo.

No hablo mucho sobre humildad; yo no creo que el hombre o la mujer deban ser
humildes en el sentido ordinario de la palabra. Yo creo que ellos deberían encontrar la
fuerza de sus propios caracteres. Ellos deberían analizarse a sí mismos con honestidad,
averiguar de dónde vinieron, para qué están aquí y lo que significa la vida. Deberían
desafiarse a sí mismos y apartarse de la tontería que les ha sido enseñada durante tanto
tiempo de que son tan horribles pecadores. ¡Deséchalo, e introdúcete en un mundo
grande de pensamiento maravilloso e ideas universales!

Nosotros o vamos hacia arriba o vamos hacia abajo, nunca permanecemos quietos.
La virtud segura y continua viene del conocimiento de la vida del alma de uno. Es la
expresión de la fuerza del hombre interior, esa parte de uno que hace cosas nobles, que
aspira a hacerlas y está siempre inquieta hasta que uno las ha hecho. El amor es el más
grande poder del mundo y el autocontrol el talismán mágico. Con amor en nuestros
corazones y autocontrol estamos en el sendero que lleva a la relativa perfección del
hombre.

La voz del alma está buscando manifestarse en el mundo exterior para hacer
reconocer a los hombres el verdadero espíritu de hermandad, esa espiritual unidad que
nos pertenece. Yo tengo la plena seguridad de que el hombre es esencialmente divino,
de su poder para vencer condiciones y de modernizar el mundo entero otra vez. Búscate
el conocimiento de que eres esencialmente divino, y el de tu fuerza y de tus propósitos
verdaderos, tus esperanzas y tus visiones de futuro.

La voluntad que convierte al hombre en un buen hombre y que lleva esto a la


realización es la voluntad espiritual, mientras que la voluntad que le hace perder su
camino es la voluntad de la personalidad, del cuerpo solamente y muere cuando el
cuerpo muere.

La gran belleza y encanto de la vida es tener conocimiento: no sólo creencia y fe.


Todas nuestras desilusiones, dificultades e injusticias aparentes no desaparecerán
inmediatamente, porque la base de la mayor parte de ellas fue sembrada por nosotros

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mismos, pero ellas pueden ser tan bien entendidas y tan inteligentemente enfrentadas
que podemos ser superiores a ellas y sobrepasarlas y después recalcar ante el mundo el
más rico y profundo significado de nuestra vida.

Es grande saber que hay leyes tan infinita y divinamente verdaderas y que si
aspiráramos a ellas, nos encontraríamos nosotros mismos en un nuevo mundo de
pensamiento; y cuando estamos desalentados o desesperando, podemos llenar nuestras
vidas con un optimismo majestuoso. Pues podemos abarcar lo grandioso, la belleza, la
misericordia y, sobre todo, la magnífica justicia de la vida. Podemos investigar en
nuestros corazones y volver a las aspiraciones de nuestra juventud, cuando estábamos
tratando hacer algunas de las grandes cosas que la vida en la tierra nos da la oportunidad
de hacer y nos alejamos de la concepción limitada de una corta vida en la tierra y vemos
la visión de otra oportunidad, y otra oportunidad, en repetidas encarnaciones.

En sentido más profundo no existen las oportunidades en la vida, sino que todo es
parte de las leyes universales. Tan pronto como escogemos trabajar con ellas, estrechar
nuestras manos con ellas aunque no las veamos, las sentimos en lo más íntimo de
nuestras naturalezas, en nuestros corazones y su luz brilla en nuestros ojos. Así,
nosotros trabajamos en armonía con las divinas cualidades que hay dentro de nosotros
mismos y hacemos que la gran rueda de la evolución humana se mueva más
rápidamente hacia adelante hacia la meta de la última perfección. El hombre es algo
más de lo que la mayor parte de nosotros soñó nunca que es, y las divinas cualidades del
hombre están buscando expresarse ellas mismas en todas las horas que vivimos, casi en
cada una de las respiraciones que hacemos. Pero una cantidad muy grande de personas
han dependido tanto tiempo del intelecto solamente, que lo espiritual, el conocimiento
ha sido en gran medida ignorado.

La mente del hombre es de hecho un poder maravilloso. Cuando es correctamente


usada puede ser una guía y una ayuda, pero no es la parte más alta de la naturaleza del
hombre. Cuando esta parte superior influye en nuestro pensamiento con esas
inspiraciones que distinguen a los hombres y mujeres verdaderos de los seres humanos
ordinarios, trae alegría a la vida que sustituye a la parodia de vida real que vemos
alrededor de todos nosotros. Entonces uno puede hablar de la voz del alma. Entonces
uno puede saber qué hermosas, qué magníficas, qué grandes realmente son las cosas
espirituales en la vida. Entonces uno se da cuenta que hoy es una experiencia y mañana
otra experiencia, así es el transcurso de nuestra vida: sólo una experiencia en el progreso
del alma del hombre hacia la perfección. No es la única; hay más y más, y todavía más.
Así el alma avanza, se vuelve fuerte, crece poderosa y por fin ella ve que se está
dirigiendo a su propio destino. Si un hombre pone sus pies firmemente en el sendero de
la evolución autodirigida creyendo en las eternas verdades que dan a la vida alegría, que
dan a la vida paz y fuerza. Sólo entonces empezará a oír la voz del alma.

[Condensado de "The Splendor of the Soul" (El Esplendor del Alma)].

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