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Ilustración de tapa: “7.8”, por Gabriel Cebrián.

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 Fractalia

gabriel cebrián / eduardo Zapiola

FRACTALIA

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Percibir en cada fractura el infinito que subyace,

frase que se nos apareció en un curioso modo aleatorio/
imperativo, y exigía la vuelta al eterno pasado equidis-
tante. Se nos hizo asimismo perentorio recoger unidades
significativas del cúmulo de estructuras que el intelecto
impuso como la zancadilla constante de autoafirmación
sintáctica, encerrando el verdadero mensaje entre las re-
des insuperables de una vieja tautología, de la que senti-
mos necesidad de desprendernos junto con un cuerpo car-
gado de paradigmas. Migajas de inmortalidad desperdi-
gadas aquí y allá cobraron un nuevo sentido, el buceo
poético dejó de plano lo formal/significante para intentar
por fin asir los cabos según códigos de apertura en un
espacio nuevo y no sujeto a contextos ordinarios. El des-
cubrimiento que la aporía es una puerta elíptica en lugar
de una encerrona. La certeza indisputable de que somos
agua magnetizada por correlaciones astrales que buscan
afluentes hacia redes de luz más universales. La felicidad
que comporta saber que sin hipocresías el deseo se hace
uno con la tarea, y la serenidad al comprobar inequívoca-
mente que las albricias nos conducen de la mano para ma-
terializar un mensaje que nos habla de un mundo viejo y
agonizante, ahogado por sus propias incapacidades; y cu-
yo cuerpo soporta enzimas terrenales, solares y estelares
que utilizarán su cadáver para alimentar las larvas del que
viene.
Aún en la certeza de que las individualidades no
cuentan en lo absoluto, quiero agradecer a mi hermano del
alma y visionario poeta Eduardo Zapiola, quien más de
una vez me dejó pasmado con su habilidad para articular
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los fractales de un nuevo pensamiento en cadenas de sig-
nificado que de algún modo parecen sugerir la esencia es-
tocástica propia de la evolución, de modo que hoy me es
mucho más fácil pensar que lo bueno de lo inmenso es
que siempre hay mejores alternativas. Probablemente dirá
que no ha sido él, o negará sus habilidades, y seguramen-
te tendrá buenas razones para ello; lo que veo con toda
claridad es que si no hubiera estado aquí, acuñando intui-
ciones con una voracidad magnífica -solamente compara-
ble a su humilde capacidad de servicio-, me hubiera per-
dido de algo realmente valioso para llevar al eterno pre-
sente que intento constituir cada día.
Finalmente, y como ofrenda de una gratitud cierta-
mente inexpresable pero que seguramente podrán sentir,
quiero dedicar este trabajo a todos mis hermanos, entre
los que cuento entrañable y especialmente a mis hijas Ju-
lia y Gabriela.

G.C.

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A mi hermano Gabriel.
A mis hijos Pablo, Sebastián, Anabel, Belén,
Luciana, Rocío, Lisa y Jazmín.

E.Z.

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encerrado en mí
intenté develar la alegoría
proferida por Elohim en el big bang
y sólo conseguí hacer añicos el silencio
pulverizar mi nave
así
varado en la isla límbica de mi ensueño
vedada la pulsión de la sangre
debatiéndome en pos del sacrificio
que me devolviera al menos un músculo
siquiera una célula
conque responder al insondable
desde una posición real

Advierto espinas de materia coagularse

y a mi interno comenzar a disiparse
para caer otra vez en las redes del sueño

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II

Algo de lo que digas

traducirá el vértigo de la percepción inflamada de
sueños
algo de lo que digas
soplará polvo de estrellas sobre tus ojos
y decidirá por ellos
precipitarse en la pueril alegría

Todo hueco alguna vez pasa por el encanto

o bien permanece hueco. Las sombras
sombras son si nada les impide arrebolarse
el silencio
nada es si no puede asimilarse en forma estentórea

Dios es sólo un golpe eléctrico

en algún lugar de nuestro cerebro
pero estamos aquí
acechando al infinito con armas imaginarias

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III

Debí recordar algo del viejo hechizo

quizá el ruido del hielo me habló
y su voz resonó cerca de mi antiguo

era dios
aunque perdido en las tormentas
era dios
encendía fuegos con mi lengua
era dios y a la vez infiel
eso garantizaba lo sagrado de mi alma

debí recordar pero algo

una punción en el lecho del espíritu
movió las ruedas de la agonía

ahora
urracas de eternidad graznan en mi silencio
cosmonauta arrojado a la nada
dispuesto a iluminar una esperanza

este es mi encierro
un poetizar a los granos en medio del desierto
este es mi lugar, mi terruño flotante
esculpido con el sacrificio de la sangre

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IV

En el frío de la noche
mi espíritu se amedrenta con su propio sigilo
obtiene caos a partir de nada
vísceras del sufrir de lo orgánico
destellos de gracia repetida

Afuera la tormenta arrecia

resuena en borbotones que tienen forma humana
que carcome sus cerebros pero no se manifiesta
ninguno de sus tomógrafos puede detectarlo
pero está allí
este extraño cáncer metafísico los endulza
los envuelve en una suave crisálida de placer
ilusorio
mientras la real araña afila sus agudos dientes
para devorarlos

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Aquellas inocentes emociones terminaron

tengo que prepararme
mi intelecto sólo consistirá
en una especie de juego de go
acomodado a cierta tecnología

pero me pulverizaba, recuerdo

y doxa era el carbón de la fragua que me tragaba
remolino del destino danzando
sobre los huesos de la posteridad
tan resecos y pulverizándose

y eso que krshna los ha alertado

levantan sus brazos los muertos
sobre la muerte que los ha matado
aunque sigan vanamente respirando
combustionando
acumulando imperios de necedad
sin advertir que las mareas
sostienen al flujo equidistante

si al menos hubiera sido capaz de abordar

la dinámica intermundos
la abolición del escarnio
la mansedumbre en la miseria
deliberando amargas oquedades
ascendiendo a puros golpes
de versos equívocos como su trasfondo
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hemisferio de pírricas victorias sin sangre

leyenda o no
todas las galaxias centellean en el ojo de brama
el devenir es sólo el caudal de su lágrima

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VI

Pues bien
algunos nunca sospecharon que mi ascensión
implicaba nuevos y mejores óleos.
Me abandonaron
Suponiendo que ya había dado lo mejor de mí

Jamás podrán respirar

las exquisitas imágenes de aire congelado
decididamente bellas
que me fueron conferidas
que encuentran su ritmo en sístoles lunares
y que comen de mi mano
migajas de inmortalidad

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VII

Cómo
el cansancio imprime en mi rostro
la sequedad de los caminos.
Cómo
contradije a mi piel
descalibrando al sismógrafo celeste
que trataba de medir la virtud
dentro de la realización posible.
La combustión afina mi torpe sinapsis
y la proyecta en embriones de ideas
para que germinen en el ánima del mundo
para que sostengan la cabecera de playa
frente al desparpajo somático de las sombras.
En esa simplificación de lo infinitamente complejo
o complicación de lo infinitamente simple
subyace el milagro que solamente los genios
manipulan
y lo ofrecen
en la desmesura de su generosidad
a nuestra sensibilidad adormecida.

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VIII

NO DESCALIFIQUÉIS NUESTRAS
CANALIZACIONES

Sonámbulos caminantes vi
caer bajo el impacto de la memoria
desperdigando sus afectos
con esa sonrisa adolorida
del karma conciente y creciente

entonces
un átomo giró hacia la gloria
y me dio la clave
para soltar al fin el alma
frenesí ultravioleta
violentamente eólico
que me insume en su vuelo incandescente

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IX

Mi voluntad nuevamente se extravía

tempranamente me obliga
a aferrarme compulsivamente
pero estoy ungido
por suerte
no todo es grotesco
esos chorros de energía asimétricamente atesorados,
he rugido con dorado cuerpo en el ocaso
he caminado el mundo desarraigado de mí
riendo con todas mis hojas en la brisa

recuerdo que los límites siempre rehuyen al silencio

y de eso él se vale para hendirlo todo
con la luz germinal siempre manifiesta

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no debería inscribirse lamentos

sobre los muros de lo eterno
ni el cielo reír con migajas de espanto
ni sombrear sus ojos
con lloriqueos amanuenses del imperio

encuentro ilógico
sembrar expectativas en medio del desastre
pero también arrodillarme cuando el yugo avanza
atenazando el cuello con la ilusión del confort
claroscuro del viejo que se ahoga
dentro de su último y amargo barril de soledades

entonces aullando a la luna

oigo a los dioses remedar mi lamento
pero me envían estadísticas del genocidio
cargadas bajo sus ojos lánguidos
de alcoholes
para sufrientes yo fragmentarios
víctimas de su propia necedad

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XI

Creencias
que son arrastradas por el caudal de milenios
irrumpen en nuestras aldeas de criterio
anegan nuestras endebles ínsulas de semántica
mientras la fanfarria sigue
y el llanto gimotea sin cesar contra los muros

en el principio no fue el Verbo

sino un acto de voluntad colosal e impensado
una sacrificada inversión cartesiana
un reducto de poder casual de lo probable

imaginad que antes que caos

hubo tumulto

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XII

He buscado mi alimento entre las ruinas

famélico de luces que brillaron
arrastrando soledad
como quien resiste inútilmente
en su último bastión de cordura

sentía que nadaba en aguas heladas

y me entumecía
lloraba lágrimas de escarcha
segregadas con doloroso esfuerzo

quizá ya esté demasiado viejo

las agudas puntas del infinito me atraviesan
sin provocar dolor alguno
ni rebelión
ni melancolía

sólo una suerte de incertidumbre

agazapada tras una tozuda costra intelectual

si tan sólo una vez

pudiera acompasar mis anacronismos
al fin encontraría el camino
para descansar
vivo
y más allá de cualquier desquicio

pero es una espiral inconclusa

una guerra de guerrillas armada con balas de salva
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que pretende combatir

contra el monstruo de real metralla
parapetado en el centro de cada alucinación
y que constituye la continuidad de ese algo
que no sabemos que es pero que nos traga

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XIII

Vestido de sándalo y sin ningún otro equipaje

despegué hacia la ciencia precámbrica
fastidié a los pertrechos de la nueva humanidad
que se revolvían inconsistentes
víctimas de su propia ontología,
que los compelía a iniciar nuevamente
el rito de destrucción recíproca
y arrastraba en su remolino
a todos aquellos que creían manipularlos

empinado sobre una idea

me fui de bruces
traumáticamente conocí el valor de lo que está
debajo
y que cuando uno no tiene qué comer
no puede darse el gusto de perdonar a quien le roba
y que cuando no se tiene un alma
no importa lo que se haga para conseguirla

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XIV

Es muy probable que hoy despierte gelificado

y de pronto me dé cuenta
de que no hay nada por hacer que valga la pena
entonces la caravana de reencarnaciones
hará con mi cuerpo una larga fila
de monigotes de papel clonados
y tomados de la mano
cadena de siameses secuenciados bidimensionales
tan estériles como aburridos
que van estirándose a partir de extremos temporales
en expansión

es probable
que frente a este panorama
me decida a explotar mis fueros
para poder determinar a cuál cruz subirme
porque la estructura de muchas de ellas
guarda relación con la de los artefactos voladores
y la redención es un asunto personal

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XV

Únicamente fractales pensamientos

conseguirán tocar siquiera una angélica arista
del cuerno de cerbero encadenado al tobillo
del propio miembro del propio cuerpo del propio
avatar,
todo tan propio y tan todo lo contrario
que no es ajeno sino sincronicidad

Viento que congela allá donde urdo mis gemas

refractarias de un silencio brillante de cristales
que bullen y arden y no queman
sino que me sostienen
deifican mi rostro
con virtudes electroquímicas aquilatadas en sueños

Mientras la idea del nunca se agrieta

y luego se mece en su caída hacia el abismo

Torpe, pendenciero o voraz

alimenté la usina de mi adversario
y vi deslizarse la desidia de uno a otro campamento
arrastrando flaquezas como un discontinuo
metamensaje

Siquiera fuese algún día el banquete del armisticio

cuando todos seamos concientes del único fin
posible

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del hálito que inerva las nuevas viejas células

de las palabras doradas que purifican los universos
extrayéndolos
de las rojas matrices del silencio...
...fisión subatómica intramental que busca
sólo un intersticio cálido en la malla infinita
adonde recluir su humilde e imprevisible flama
descubro mi yo en multitudes que ocupan
todo el espectro lamarckiano pero extendido
mas el silencio de dios devuelve siempre al
individuo
ya que toda resonancia será su eco

yo por lo pronto clono Oms

ya sabéis de qué os hablo,

extraños fantasmas os dicen lo mismo en sueños
pero no hay problemas

estáis al día con la tarifa de TV por cable e

Internet.

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XVI

Juego
como los dioses y las llamas
centrifugo mi karma para que se expanda
pues si tocamos todos la misma nota
jamás produciremos armonía

Entre cojines de claridad

otra vez percibo la ventana circular
que gira en el aire tridimensional
la atravieso
cielos de níquel proyectan antropomórficas
bandadas-cardumen
puedo husmearlas y sorber la sutileza
que les permite volar y transformarse.
Como un centauro de difusa configuración
cabalgo por las tormentas
desafiando rayos de fuego frío como la nieve.

Cuando vuelvo
descubro que puedo leer las mentes como si nada.
Lo crucial en esa instancia
es conservar
la maravillosa comprensión inmediata
que permite el prodigio
y mantiene ese punto exacto de modulación
perceptual

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que me asegura eternidad

como un buddha en permanente actividad.

Aunque haya perdido la clave nirvánica

en algún repliegue
saturado de trascendentes atisbos
que tan caros son hoy a mi acervo teleológico.

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XVII

Ahora
otra vez a bordo de mi nave sigilosa
puedo inclinar las mareas bautismales
para diluir este estado ominoso de cosas
en las pre formas elementales

Con tono melifluo y desapasionado

y desprovisto de fundamentos y de fe
descerrajo introspecciones en tropel
intentando definir la topografía de mi espíritu
a través de este itinerario tentativo

Llevo sobre mis hombros

esta suerte de escapulario radioactivo
mientras mi velamen no puede contener vientos
como para atravesar los estuarios de mi karma

Entonces
varado y mientras espero por la tempestad
recito tontos e ineficaces mantras transculturizados

Si se me permitiera fisgar los antiguos códices

me atrevería a arrebatar la balandra selenita
para rellenar con éxtasis el cuenco de mi pipa
de una vez y para siempre

Ajustaría el sermón a la dimensión real

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es que suele ocurrir así

cuando la comprensión necesita de hipervínculos
y la vida soñada vivifica estas delicias acústicas
sumergidas en inmensas mareas idiomáticas
que desfallecen en su potencial
y abandonan por un momento su estado larvario

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XVIII

Ríos sin semilla abrevaron mi sopor

convirtiéndome en aquel sortilegio de energía
futurible
insospechadamente permeable a los filtros
ctónicos
que azuzaban mi renovada savia

Temple gitano
apenas derruido por fallidos símbolos
y desesperado por una tagarnina que aplaque sus
vicios

Tal vez esté buscando géisers donde sólo hay hielo

lo cierto es que disfruto tanto del camino
que seguramente perderé la directriz del recuerdo
como el omiso desterrado del cielo que soy

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XIX

Veo cómo otra vez expeditos dragones

utilizan la antigua estrategia de fuego contra fuego
pero la hoguera que encienden
seguirá creciendo
mientras encarnemos la misma bestia
que arroja combustibles heces sobre sí
y seguiremos asistiendo
a la continua inmolación
de los santos inocentes que luego
hipócritamente
veneramos

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XX

Encuentro que los mismos árboles proyectan diferentes

formas
distinta gente sueña las mismas cosas
las mismas emanaciones irradian otras partículas

Guardo solamente unos cuantos recuerdos del vía crucis.

Un ambiente psicológico recargado
Un intenso calor que provocaba profusos sudores
y mis balbuceos
justo al borde de un abismo que me atraía
a pesar de saberlo infranqueable

Caí en vorágines perceptuales

e iba reduciéndome a una tenue ceniza
que era la síntesis de la angustia
sobre los últimos vestigios de conciencia
licuándose espasmódicamente

lunático al fin
inicié una ascensión que espero que nunca se detenga

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XXI

Desde hace ya algún tiempo

sólo transito los caminos del dolor
aferrado a un bastón de ensortijado espino
tan duro como mi ánimo

si pudiera
caminaría sobre plantillas de nubes
y blandiría el uránico rayo
en un transcurrir de voluptuosa majestad
desquiciada

Mas aquí estoy

sangrando soledades
que tal vez estén preparándome
para la solipsista batalla final contra mí mismo

Sueño con gorriones que se incrustan en mi carne.

Sus ojillos reclinan el miedo
Hacia bandadas de pequeños misiles metafísicos
Sobre cuya interpretación me resulta imposible
especular

En su turbia oscuridad
respiro la humedad de mis recuerdos.

A base de reflejos esquivo sus efluvios

en una especie de slalom terapéutico que los
hiende
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Y créanme si les digo

que después de atravesar el infierno
no tiene ningún sentido volver la cabeza.

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XXII

La inmediatez de lo siniestro
engrillándome tras anhelos fotofóbicos
sin embargo
un espacio de leves grietas sombrías
comienza a insinuar fulgores
desde un centro rojo palpitante,
y realidades paracósmicas
en el fondo de un vaso con agua
percibidas en un repliegue
no como actividad material
sino en procesos de conciencia

cada inspiración
extiende la malla de las grietas

siquiera reventase

oxígeno ardiendo en cada partícula de carbono

mandobles del magma más sutil
recomponiendo el espectro de luz
en síntesis eruptiva

un big bang del intracuerpo

que redima de una vez y para siempre
la inmediatez de lo siniestro

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XXIII

Sres. Adyacentes
héroes de las estrellas:
la dimensión fraccionaria
comienza a desdoblarse ante nuestros ojos
todo principio es una disyuntiva
con la calavera en la mano
cuidando siempre que sea la propia
un mirar del doble sobre la curva del futuro
mandado a pelear nuestras batallas
que son espadas que más y más relucen con el tiempo

el viejo
al final del laberinto
guiñó una secuencia perfecta
de logaritmos precolombinos.
Arduamente
perseguí cada uno de sus senderos
con la fuente de mi sangre
entonces y por su gracia
a salvo de las mil fauces

la creación es elástica me dijo

todo cede hasta cierto punto
y no puede mantenerse ninguna tensión eternamente
aparte sería estúpido me dijo
sólo debes afinarte
soplarte fuera junto con la brisa
subirte a tus positrones
beber de la cola de los cometas
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no obstante
así hallarás una nueva contención
pero estarás en posesión de la primer aldaba
más te vale llamar en el momento preciso

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XXIV

Anoche
dos súcubos disturbaron mis ensueños

el más lejano dormitaba con expresión estúpida

en tanto el otro se aprovechaba de mi lúbrico inconciente

acongojada o no
mi conciencia se permitió un respiro
un estallido de brillos metafísicos
distribuidos en la espuma de la marea
hacia el punto donde la red comienza
no más causa y efecto
pensé

erizado de culpas
ejercí esa clase de sexo que envenena la sangre
tironeado de mi psique
y transido de añoranza

por un ideal hecho carne

que acechaba en la espesura del eterno gineceo
acariciándome con pistilos imaginarios

mientras me ofrecían el único vínculo saludable

con la síntesis alquímica de sus efluvios vaginales

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XXV

mi máscara enrojece hacia el poniente

sus ojos agujero absorben cada partícula de luz
y las esparce por el cuerpo volátil
que reposa en un nuevo concepto de simbiosis

disfruto de observarlo todo dentro de mí

desde un génesis paralelo
observo a lo creciente
lo que ilumina y da pavor
tierra, raíces y flores pensamiento
abonadas en el hueco de aire
que restituyo al silencio convocante
el verdadero llamador
justo en medio de mi madre y mi padre

el viento acuerda:
siento bailotear inmóviles mis raíces
y mi esférica genealogía

apenas un brote de luz

intentando germinar en la barbarie

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XXVI

He asumido los equilibrios más sutiles

sólo para desbalancearlos
para hacer con ellos lo que no son.
sacudo el cerebro y las tripas
y me devuelven un idéntico y vacío gorgoteo orgánico
sólo y solo entonces
me importan los intersticios
donde nada sucede
las cisuras
el abstracto encarnado
propulsor de densidades aparentes.

Sacudo la cabeza
el mareo es real
lo otro
únicamente
mojones absurdos del espacio tiempo
asegurando el infalible derrotero.

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XXVII

Resulta imprescindible
repetir
la fórmula del dios silente

arpegiar como un viento percusivo

sobre el tejido acústico cromático
que se abre en intervalos
articulando los quiebres infinitos
que existen entre el uno y lo diverso
ajustados a unas cuantas pautas simples
cíclicamente perfectos
desplegados en forma helicoidal
en la genética de lo trascendente

atónitos
ante el fuego congelado
ante esa ausencia fulgurante
pleamar alquímica sugerida como un mantra
fluidez infinitesimal que satura los cosmos
en su ardiente y quieta lujuria

dragones apóstatas agitan las lindes del ensueño

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XXVIII

tres oleadas de energía

tres fases de una misma eternidad
fluctuando a mi través
tocando mis cuerdas interiores
en una caja de resonancia que es galaxia

tres fluctuaciones armónicas

con sutiles variables de intensidad
gratas y reconfortantes
como café y tostadas para el alma

establecieron mi norte
dieron dulcemente a mi conciencia
la certeza del único camino
fuera de la rigidez de lo que muere

la vida sólo responderá

si mantienes tu rumbo firmemente

una tríada de hombres maduros

de quienes sólo uno hablaba
aunque lo hacían los tres

transfiguré su luz con la mía

a través del brillo en mi lágrima
que era esencia de armonía

los vi marcharse hacia la noche

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no sin antes señalarme una estrella

que podía ver a través del cielorraso

cerré los ojos y brilló aún más fuerte

y celebré la sincronía alucinante de mi vida

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XXIX

Hace exactamente un lustro

sesenta meses
mil cuatrocientos sesenta y dos días
contando bisiestos
treinta y cinco mil ochenta y ocho horas
dos millones
ciento cinco mil doscientos ochenta minutos
que subí a la sima
que ascendí a lo profundo
de mi contradicción homofónica
y todas las precisiones numéricas
jamás podrán expresarla

cálculos vagos ad infinitum

como granos de arena precipitándose
según inversiones cíclicas equivalentes
ceñidas a su cadalso con forma de embudo

el angosto pasadizo
obnubila la trama de lo eterno

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XXX

Suaves salvajismos selenitas

súcubos sonámbulos sedientos
sacuden sinuosidades
salmos susurros suspirados
seducciones seculares
eses de sexo
sudores salados sazonados
y una sola zeta
para cercenar todos los genitales
semiótica virtual irremediablemente fálica
palabras émbolo fatalmente encapsuladas
y el jadeo
el chirrido de los grillos
y las órbitas silentes estruendosas
esperando para detonarlas

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XXXI

Ahora el frío
deduce extravagancias sin conexión pedestre
ahora
cálices encontrados debajo de las rocas
huesos de escarcha
rigidez en superficie
y ventiscas
que azotan al yo gelificado de incertidumbres

temperamento bajo cero

gráfica de falanges sobre vidrios empañados
sustracción energética
visos de agonía en una personalidad que se retuerce
en esta suerte de criogénesis del dolor
incapaz de alcanzar solares descomposiciones

haces de insoluble afasia

sin el verbo todo es oscuridad

sin tal ancla comunicante
no existe contexto posible
siquiera para percibir la aseidad
de lo divino que enaltece
a estas mismas palabras que son llamas
aún tenues en su frágil combustión
pero suficientes para agrietar los glaciares

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de una mente que tiende a calosfríos

y que por este extraño filtro
vuelve a bullir
cuando se expone a la radiación de la hoguera
que sublima sin aliento
los conceptos las ideas y las formas

un epílogo razonable sería

no esperar nada
beber la cicuta como el mejor licor
sacarme la cáscara y no volver más
a este círculo escalofriante

uno coma veintiséis dieciocho

fractales fragmentaciones del superalma
eternidad en los capullos del silencio
que congela las formas obtusas de kali que domina

el oxígeno es alimento de mi artefacto

y la entropía de mis procesos superiores
es ambrosía para quienes bajan a socorrerme

pasan las eras

los años de brahma
y yo mirando al oriente
mientras espero un nuevo avatar
que me obligue a polarizar
la rigidez paradigmática contraída
en milenios de estupefacción superyoica.

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