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Dr. LF Linares
ARTROSIS
CONCEPTO
La artrosis es una enfermedad degenerativa del cartílago hialino articular, de curso lento
pero progresivo y cuya clínica se caracteriza por dolor articular, rigidez y limitación del
movimiento articular. Puede afectar cualquier articulación aunque es más frecuente en las
pequeñas articulaciones de la columna vertebral, rodillas, manos (articulaciones interfalángicas
distales y base del pulgar) y caderas. Las manifestaciones clínicas son variables y es frecuente
que no exista una buena correlación entre las manifestaciones clínicas y radiológicas (alrededor
de un 90% de los mayores de 40 años presentan alteraciones radiográficas mientras que solo un
30% tienen síntomas) .
EPIDEMIOLOGIA
Es la afección articular de mayor prevalencia en la edad adulta, lo que supone que sea la causa
más frecuente de consulta reumatológica y la segunda causa de invalidez después del infarto de
miocardio.
La prevalencia depende de la localización y número de articulaciones que se estudien y de que se
empleen criterios clínicos o radiológicos. Hasta los 35 años la artrosis es poco frecuente, pero su
prevalencia aumenta con la edad. En los países occidentales más de la mitad de las personas
mayores de 65 años presentan alteraciones radiográficas características de artrosis, y supera al
80% en los pacientes con más de 75 años. La incidencia por sexos es similar, en mujeres es más
frecuente la afectación de rodillas y de interfalángicas y en el hombre las caderas y
metacarpofalángicas. En ambos sexos la localización más frecuente de artrosis es en la columna
vertebral.
FACTORES DE RIESGO
Es importante señalar que menos de la mitad de los pacientes que presentan alteraciones
radiográficas de artrosis tienen síntomas. Por tanto hay que diferenciar entre los factores de
riesgo de dolor e incapacidad funcional y los factores de riesgo causantes de las lesiones
patológicas visualizadas en las radiografías. Existen varios factores de riesgo
Traumatismo y estrés reiterativo: Las fracturas y lesiones óseas que provocan una pérdida del
alineamiento articular o de las estructuras de amortiguación (Ej: meniscectomía) incrementan el
riesgo de artrosis. Por otra parte la degeneración articular también se asocia al uso reiterativo de
una o más articulaciones en algunas profesiones o deportes (artrosis de codo en operarios con
martillos neumáticos, gonartrosis en futbolistas, artrosis de hombros en jugadores de balonmano,
etc...).
ETIOPATOGENIA
Los estudios anatomoclínicos demuestran que la degeneración del cartílago, se produce
de forma gradual y se puede dividir en dos fases:
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los signos y síntomas de la artrosis están localizados en las articulaciones afecta, siendo
característico la ausencia de manifestaciones sistémicas (fiebre, cuadro constitucional,..). En
ocasiones existe una gran discrepancia entre la sintomatología y las alteraciones radiográficas
observadas.
El síntoma más frecuente es el DOLOR que tiene un ritmo mecánico (se produce después
de utilizar la articulación y se alivia con el reposo). En fases avanzadas el dolor también aparece
por un movimiento mínimo o incluso en reposo y en fases muy evolucionadas, es frecuente el
dolor nocturno. El cartílago no tiene inervación y es insensible al dolor, por lo que este proviene
de otras estructuras intra y periarticulares.
Mano. Los nódulos de Heberden son osteofito formados en la cara dorsolateral y medial de las
articulaciones interfalángicas distales (IFD). Producen una deformidad "en porra" con desviación
lateral o en flexión de la falange distal. En la mayoría de los casos, los nódulos de Heberden se
desarrollan lentamente durante meses o años y pueden ser dolorosos al inicio. La formación de
quistes gelatinosos puede preceder a la aparición del nódulo. Pese a las alteraciones estéticas
producidas por los nódulos, no ocasionan pérdida de la destreza manual. Cuando estas
alteraciones se localizan en las articulaciones interfalángicas proximales (IFP), se denominan
nódulos de Bouchard.
La afectación de la articulación trapeziometacarpiana (rizartrosis), genera dolor en la base
del primer metacarpiano, puede ocasionar dificultad para realizar los movimientos de pinza y da
un aspecto cuadrangular a la mano. La artrosis primaria de las articulaciones
metacarpofalángicas o de los carpos es rara y cuando se observa obliga a descartar otras
enfermedades.
Rodilla. La artrosis de rodilla (gonartrosis), es más frecuente en mujeres. Suele ser secundaria a
alteraciones del eje femoral tanto en el plano frontal (genu varo o valgo) como en el sagital (genu
recurvatum o flexum). El dolor suele ser progresivo, se intensifica al dar los primeros pasos, con
la deambulación prolongada y al subir o sobre todo bajar escaleras. La CONDROMALACIA
ROTULIANA es mas frecuente en mujeres jóvenes, ocasiona un dolor localizado alrededor de la
rótula, que aumenta en actividades como subir cuestas o escaleras. Se caracteriza por
reblandecimiento y degeneración del cartílago rotuliano a consecuencia de microtraumatismos
repetidos o alteraciones del movimiento rotuliano.
Cadera. La artrosis de la cadera (coxartrosis), en el 80% de los casos, suele ser secundaria a
trastornos congénitos o anomalías del desarrollo óseo (displasias, epifisiolisis, necrosis ósea....) y
es más frecuente en los varones. Suele producir dolor de inicio insidioso que evoluciona en
ocasiones en cojera. El dolor se localiza en la ingle o en la cara interna del muslo, aunque en
ocasiones puede ser referido y notarlo el paciente en la nalga, muslo o rodilla. La exploración
física muestra pérdida del movimiento de la cadera, que al principio es más marcada en la
rotación interna y en la extensión.
Pie. La artrosis de la primera articulación metatarsofalángica (hallux rigidus) empeora con el uso
de calzado apretado. Es posible palpar irregularidades en el contorno articular. El dolor es
frecuente sobre todo si la bolsa situada en la cara medial de la articulación está inflamada.
VARIANTES DE ARTROSIS.
Clásicamente se han definido algunas variantes de la artrosis, aunque en la actualidad algunos de
ellos tienden a desaparecer o incluirse como enfermedades distintas:
a) Terapia física. Evitar el uso excesivo de las articulaciones lesionadas es una medida
importante, sobre todo en el caso de articulaciones que soportan el peso. La presión que soportan
las extremidades inferiores cuando andamos se triplica o cuadriplica al trasladar el peso de una
pierna a otra. El uso de un bastón, en casos indicados, ayuda a proteger la articulación.
La pérdida de peso es aconsejable, especialmente en los pacientes con obesidad importante. La
aplicación de calor o baños templados puede aliviar el dolor. La rehabilitación (fisioterapia,
termoterapia) alivia el dolor y la contractura muscular y mantiene y recupera el rango de
movimiento articular.
b) Terapia farmacológica. Los analgésicos como el paracetamol, administrados de forma
regular deben ser el primer fármaco en utilizar en el tratamiento del dolor artrósico y mantenerlo
si se confirma su eficacia.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), están indicados en caso de brotes inflamatorios
o en pacientes que se controlan mal con paracetamol. En los pacientes con un riego aumentado
de efectos secundarios gastrointestinales se deben asociar al AINE gastroprotectores (Inhibidores
de la bomba de protones, misoprostol) o elegir AINE inhibidores selectivos de la COX-2 .
Los analgésicos opiodes con o sin paracetamol están indicados cuando los AINE incluidos
los COX-2 son ineficaces, están contraindicados o son mal tolerados
La terapia oral o parenteral con corticosteroides no está indicada en el tratamiento
habitual de la artrosis. No obstante, las infiltraciones intraarticulares de corticoesteroides pueden
ser beneficiosas en el tratamiento de brotes articulares agudos si se utilizan con precaución. Las
inyecciones han de ser poco frecuentes, especialmente en las articulaciones que soportan peso.
Las inyecciones pericapsulares y ligamentosas (aplicadas fuera de la articulación) pueden ser
útiles y presentan menos riesgos.
En la actualidad han aparecido un grupo heterogéneo de fármacos denominados
"condroprotectores" o SYSADOA (Symptomatic slow-acting drugs for OsteoArthritis) cuya
acción es retardar la degradación del cartílago o estimular su síntesis. Entre estos fármacos se
encuentran las inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico, y la administración por
diferentes vías de sulfato de glucosamina, condroitin sulfato, diacereina y S-adenosil-L-
metionina que han demostrado su efecto beneficioso en ensayos experimentales y humanos,
aunque son precisos más estudios controlados y con un seguimiento a largo plazo para poder
confirmar su eficacia y toxicidad potencial.
c) Cirugía. La cirugia tiene su principal indicación en los casos con dolor refractario y
discapacidad y que existen alteraciones radiológicas de artrosis. Los procedimientos de cirugía
ortopédica empleados en el tratamiento de la artrosis son artroplastia, osteotomía, artrodesis y
sustitución protésica total o parcial.