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EVALUACIÓN DE LA COMPETENCIA.

Entendemos por competencia lo que un alumno es capaz de hacer o conocer


en relación al currículum que se desarrolla y se aplica para él. Es decir, sería la
evaluación de las capacidades (cognitivas, motrices, de relación interpersonal,
afectivas y de inserción social) en relación a los objetivos y contenidos que se
planifican y se desarrollan en su ciclo y/o nivel educativo. La evaluación del
nivel de competencia de un alumno supondría descubrir las capacidades
conseguidas para acometer nuevos objetivos educativos y aprender nuevos
contenidos de aprendizaje (dentro de una concepción constructivista del
aprendizaje). Es por esto por lo que los centros educativos, dentro de una
política de autonomía de los centros, tienen que establecer los criterios de
evaluación de ciclos o áreas tomando como punto de partida los establecidos
por las administraciones con competencias en materia educativa.

La evaluación debe comenzar con la medición de la competencia previa para


proseguir en el proceso de aprendizaje con nuevos objetivos y contenidos
partiendo de las situaciones reales de partida de nuestros alumnos.

Hay que tener presente que para evaluar correctamente una competencia no
sólo hay que analizar los contenidos conceptuales sino también los
procedimentales y actitudinales. Según esto tendríamos que tener en cuenta a
la hora de evaluar la competencia:

a) Con referencia a la evaluación de los contenidos conceptuales: éstos se


refieren a conceptos, hechos o datos.

Para la evaluación de hechos y datos podemos utilizar tareas de evocación (se


pide al alumno que recupere una información de su memoria sin darle indicios
o pistas) o de reconocimiento (el alumno marca la respuesta correcta ante
varias alternativas). Las tareas de reconocimiento son más sencillas. Es
necesario tener presente el factor olvido de forma que no se deje pasar mucho
tiempo desde la práctica y la evaluación. Para la evaluación de conceptos se
pueden presentar tareas de definición de significados, en las cuales se
reproduce una definición; tareas de reconocimiento de definición, en la que se
le pide al alumno que reconozca el significado de un concepto entre varias
alternativas; la exposición sistemática, en la que el alumno realiza una
composición oral o escrita sobre un concepto; la identificación de ejemplos o
situaciones relacionadas con un concepto; la resolución de problemas, en ella
se presenta un problema cuya resolución pasa por la utilización de un concepto
antes aprendido.

b) Con referencia a la evaluación de contenidos procedimentales: su sentido es


comprobar su funcionalidad, es decir, evaluar si el alumno es capaz de utilizar
el procedimiento en otras situaciones. Deberemos tener en cuenta como
indicadores:

- Si se tiene un conocimiento suficiente del procedimiento.

- Si lo utiliza de manera correcta y precisa.


- Si lo generaliza a otras situaciones.

- Si lo tiene automatizado.

c) Con referencia a la evaluación de las actitudes: tendremos que tener en


cuenta que las respuestas son verbales o comportamentales. Las respuestas
verbales se utilizan en la aplicación de escalas de actitudes y/o cuestionarios,
pero éstas pueden ser engañosas (el alumno contesta lo que el profesor
espera de él). Sería más importante evaluar las actitudes a partir de
comportamientos observables en los que tendremos que precisar los tres
componentes de una actitud (cognitivo o capacidad del alumno para pensar;
afectivo o sentimientos, espíritu, emociones o pasiones; y tendencia a la
acción). Estos tres componentes se pueden invalidar mutuamente ya que el
alumno puede pensar y sentir de una manera y actuar de otra.

TÉCNICAS E INSTRUMENTOS PARA MEDIR LA COMPETENCIA

Una vez que el profesor delimita la competencia, es decir, qué aspectos de los
objetivos y contenidos fijados para la etapa o el ciclo queremos evaluar, le
queda pendiente otra tarea no menos importante: seleccionar los instrumentos
y las técnicas más adecuados a lo que se pretende evaluar.

Se trata ahora de dar una visión de las técnicas e instrumentos para medir la
competencia en función de los resultados de aprendizaje de nuestros alumnos.
Una aclaración, mientras que técnica es el método que se utiliza para la
obtención de la información, el instrumento es el recurso específico que se
emplea.

1.- Técnicas de observación: mediante estas técnicas se obtiene información


sobre la conducta y el comportamiento. Se conoce mediante esta técnica el
comportamiento natural de los alumnos. Se utiliza, sobre todo, para evaluar la
competencia curricular en el dominio de procedimientos y desarrollo de
actitudes durante el trabajo diario de los alumnos en el aula. Se pueden utilizar
escalas y/o listas de control para recoger los datos de forma más sistemática.
Las escalas contienen rasgos a observar, el profesor anota la presencia o no
de dichos rasgos. Las escalas contienen un listado de rasgos en el que se
gradúa el nivel de consecución. También se pueden utilizar anecdotarios para
recoger acontecimientos que no fuesen previsibles.

2.- Técnicas de pruebas: la información se obtiene mediante el resultado de


una tarea realizada por el alumno. Las técnicas de pruebas presentan como
características las siguientes: son estandarizadas, tienen un resultado máximo,
los alumnos son conscientes de que están siendo evaluados y son fáciles de
medir. Se consideran apropiadas para evaluar capacidades referidas a
conceptos y procedimientos de tipo cognitivo. Pertenecen a este tipo de
técnicas los exámenes y demás pruebas orales o escritas. Algunas pueden ser:

- Pruebas de composición y ensayo: para evaluar ideas de temas tratados,


comentarios de texto, conferencias, etc.
- Pruebas objetivas: tienen un enunciado y una respuesta breve. Dentro de este
tipo podemos encontrarnos: de respuesta corta (una frase, un dato, una
palabra...); de texto incompleto; de correspondencia o emparejamiento; de
opción múltiple y de verdadero-falso.

3.- Técnicas de revisión de tareas: nos ofrece información de forma continuada.


Sirven para medir la competencia curricular respecto a procedimientos y
actitudes y, en menor medida, a conceptos. Como instrumentos podemos
utilizar:

- El análisis de los cuadernos de clase. Nos ofrece información sobre la toma


de apuntes, el nivel de comprensión, la expresión escrita, la utilización de
esquemas, subrayado, etc. Para ello, el profesor deberá establecer unos
criterios previos y el alumno deberá conocer cuáles serán estos criterios.

- El análisis de investigaciones, monografías, planes de trabajo... Tiene como


finalidad profundizar en algún conocimiento específico.

4.- Entrevistas: a través de ellas podemos recoger mucha información sobre


aspectos que son difícilmente evaluables por otros métodos.

5.- Autoevaluación: nos ofrece información sobre el grado de competencia


curricular que creen tener los alumnos. Requiere la elaboración de
cuestionarios y son complemento ideal para utilizarlos con otras técnicas.

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