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Ateneo 2000; 1(1):15-20

LA ENTREVISTA MÉDICA EN EL CONTEXTO


DE LA RELACIÓN MÉDICO-PACIENTE

Guillermo Ruiz Rodríguez

Entrevista médica y relación médico- Y es que la electrónica, la computación


paciente, aún cuando no son términos idén- y el ciberenfoque de la realidad ha llevado a
ticos, sí conforman los procesos necesarios una alienación de tal magnitud, que con
que se materializan no sólo en el documen- absoluta sensatez pudiera plantearse que
to básico de toda acción médica, la historia hoy día a escala mundial, la relación médi-
clínica, sino en la dimensión terapéutica. co-paciente está en crisis.
Pero como el objetivo de este trabajo ¿Es que acaso se intenta que en el siglo
se dirige más bien al componente sutil de XXI la pauta científica del enfoque médico
esta interrelación, comencemos subrayan- sea la relación “médico-realidad virtual”?
do que la entrevista médica constituye un ¿Será que el interés por la dramática
“coloquio singular y único”, que siempre y cotidianeidad del ser humano no forma par-
a lo largo de la historia ha reflejado las con- te del tratamiento “científico”, y mucho me-
diciones de vida del entorno donde tiene nos importante para el diagnóstico clínico,
lugar. Por tanto, el tipo de relación que se la terapéutica, el pronóstico y la evaluación?
establezca, estará signada, entre otras, por ¿No se estará validando entonces una rela-
las condiciones sociales concretas en las que ción más bien médico-órgano que médico-
tiene lugar. paciente, y en muchos casos, hasta de ma-
Obviemos, por conocidas, las diferen- nera indirecta?
tes connotaciones que ha tenido la salud a Muchos autores de prestigiosos artícu-
lo largo de las formaciones económico-socia- los científicos , señalan los siguientes facto-
les: desde la salud integral de la comuni- res que influyen más en ver “el caso” que a
dad primitiva hasta la salud “mercancía”, la persona:1,2
magnificada hoy día en los ámbitos
neoliberales. − el “cientificismo” a ultranza a expensas
Intentemos centrarnos pues, con agudo de despreciar los valores subjetivos,
refinamiento, en aquellas circunstancias que − el modelo médico que pondera los he-
pudieran contribuir al rescate del hombre, chos (los signos),
que devenido en paciente, lamentablemente − el esquema flexneriano basado en la
en múltiples ocasiones se “disuelve” en imá- ciencia biomédica, linealreduccionista,
genes, en datos numéricos o en “casos”. donde la dimensión humana no se

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considera ciencia y el factor económico cia de ver cómo un paciente que desea mo-
y simplificador hace que aquel internis- rir, muere a pesar de todo? ¿O cómo a aquél
ta de ayer, se convierta en el cateterólogo que diagnostica y trata de un cáncer, final-
de hoy, luego de haber pasado por mente se salva porque quizá su personali-
“organólogo” y endoscopista respectiva- dad o su actitud sean diferentes?
mente. Por lo tanto, no es suficiente postular
la integración biopsicosocial en el discurso,
Y es que en los llamados países desa- es necesario que cobre vida en la práctica.
rrollados, este “ilustre” cateterólogo gana Lo que mueve a una persona a ir al
mucho dinero en menos tiempo y quizá con médico, invariablemente va más allá de la
menos responsabilidades que aquel clínico necesidad inmediata “tecnológica” de bus-
o internista que consumía en un solo pa- car un diagnóstico y un subsiguiente trata-
ciente gran parte de su tiempo con menor miento médico. Todo ser humano que asu-
recompensa financiera. me el rol de paciente, está indisolublemente
Advirtamos que no nos pronunciamos comprometido con las circunstancias emo-
contra los progresos tecnológicos per se, sino cionales, sociales, económicas, así como con
por el lugar en que se coloca en el quehacer las consecuencias interpersonales que se
médico. derivan de su padecimiento. Y este conjun-
Situemos a la entrevista médica en el to constituye una integración sindrómica
centro de la semiotecnia, confiémosle el pa- cualitativamente sui géneris que va más allá
pel central que desempeña en todo el uni- de lo que generalmente se concibe como el
verso semiológico y sin desdeñar la infor- diagnóstico.
mación que nos brindan los diversos colo- En consonancia con estos presupuestos,
res, texturas y ruidos de la piel y su conte- formulamos y argumentamos las siguientes
nido, valoremos esa dimensión subjetiva del 3 afirmaciones o proposiciones:
hombre que se da en ese “coloquio singu-
a) La relación médico-paciente que se ge-
lar”... pero no sumando a, sino integran-
nera al calor de la entrevista médica, sólo
do con: lo que “objetivamente” se va en-
asume una acción desarrolladora cuan-
contrando a lo largo de la exploración mé-
do se establece una simetría en el des-
dica.
empeño de los roles entre el médico y el
Desde el siglo XVII en que la Iglesia consultante.
vio con agrado la puesta en práctica de los
postulados cartesianos, pues se pudo dise- Toda relación implica una inte-
car el cuerpo sin tocar el alma, y posterior- rrelación, y la relación que se establece en-
mente la física newtoniana adelantó la con- tre médico y paciente no escapa a ello. Sin
cepción mecanicista del universo, el cuer- embargo, al ser el médico la figura que so-
po era vislumbrado como el funcionamien- cialmente tiene una alto prestigio, tener ac-
to de un reloj. Si se dañaba una de sus par- ceso al cuerpo del paciente, poder interve-
tes, bastaba con restañar o sustituir ésta, y nir en su conducta, tener ascendencia en
se garantizaba su funcionamiento posterior. cuanto a su familia, y su palabra estar re-
Pero la realidad del hombre, incluyen- vestida de autoridad, lo sitúa en una posi-
do su fisiología, no es así exactamente. Los ción privilegiada en relación con su inter-
organismos vivos tienen la capacidad de locutor.
autoorganización y de reproducción; y el El paciente, por lo general, asume un
ser humano, además es consciente de todo papel pasivo. El aporte que hace a la re-
ello. ¿Qué médico no ha tenido la experien- lación no es otro que su dolor, su moles-
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tia, su necesidad de alivio y en muchos Y por tanto, se retroalimentan. Al terminar, el
casos, saber lo que tiene y curarse. Sería médico se sentirá con más paciencia y el pa-
curiosos indagar si la etimología del vo- ciente no estará tan impaciente.
cablo paciente está relacionada con pacien-
cia, aludiendo así a esa dimensión de pasi- b) La relación médico-paciente debe descu-
vidad antes señalada: la persona que espe- brir los contenidos no manifiestos, implí-
ra todo o casi todo, en este caso del médico, citos, ocultos o latentes en la entrevista.
en quien ha depositado no sólo su confian-
za, sino su fe, como expresa la mayoría. ¿Y Las motivaciones que mueven a la per-
no tendrá esto un trasfondo místico-religio- sona para ir al médico, invariablemente van
so? ¿Acaso podemos desvincular esta rela- más allá de su molestia o dolor, que desde
ción de su expresión ideológica en su senti- el punto de vista profesional se percibe bajo
do más amplio?
la forma de diagnóstico y tratamiento.3,4
Pudiéramos especular que justamente
Muchos pacientes también sienten pre-
aquí se situaría la base de esa asimetría: el
ocupación por las consecuencias sociales,
médico deviene un ser todopoderoso frente
al paciente. Y ese ejercicio del poder, don- financieras, interpersonales y emocionales
de el paciente está en “desventaja”, lleva a de su padecimiento. En nuestra propia
este último a ser objeto. Por supuesto que práctica médica es común que la mayoría
no incluimos aquí situaciones de emergen- de las consultas de atención primaria estén
cia, como por ejemplo: pérdida de la con- motivadas por o sean manifestaciones psi-
ciencia por traumatismos o circunstancias cológicas de problemas emocionales.
que impidan el libre ejercicio del pensamien- Por otra parte, la relación médico-pa-
to y conducta del paciente. ciente ha sido estudiada por diversos auto-
Cuando percibimos la relación que se res empleando términos tales como: trans-
establece entre el médico y el paciente bajo ferencia y contratransferencia,5 modelos con-
otra óptica, o sea, el intercambio de 2 per- tractuales,6 espacios de negociación,7 obser-
sonalidades, en la acepción psicológica del vaciones antropológicas y transcul-turales,8 así
vocablo, se hace necesario redimensionar el como análisis sociológico.9
proceso de la entrevista médica. Doherty, partiendo del análisis sistémico
Aquí, ambos tienen mucho que apren- familiar, reconoce una relación triangular
der, que aportar, que hacer en beneficio entre el clínico de atención primaria, el
mutuo. Es esta una oportunidad donde los
paciente y la familia de éste.10 La relación que
2 pueden “crecer”. Al terminar la consulta,
se establece entre el médico y el paciente pu-
ya no serán los mismos.
diera ser un espacio donde se activan y se
Esta sería una relación médico-pacien-
ponen de manifiesto de manera latente y ocul-
te desarrolladora, pues tanto uno como otro
devienen sujeto. Y no por ello se disminu- ta, las influencias de los demás miembros de
ye la acción del médico. Es que el proceso la familia en general o de alguno en particu-
discurre bajo otros presupuestos psicológi- lar. Por lo tanto, pudiéramos extender esta
cos y sociológicos. relación a una dimensión un tanto mayor y
Sin desvirtuar un ápice el quehacer pro- vislumbrar que cuando el médico y el pa-
fesional, en este tipo de relación, el médico ciente entran en relación, ésta se amplifica
ayuda al paciente a ayudarse, lo enseña a con la presencia psicológica del entorno fa-
pensar, parafraseando al Padre Varela; convier- miliar en primer lugar, así como el laboral,
te el acto en un verdadero asiento de docencia. vecinal, comunitario, etc.

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De ser así, ¿podríamos hablar legíti- ser una consecuencia inevitable de lo que
mamente entonces de una relación médico- hemos aprendido a lo largo de la vida al
paciente-familia-comunidad? diferenciar el “yo” del “otro”. 12
Hahn y colaboradores, postulan un tipo Pero junto a esa desagradable sensación
de relación médico-paciente-familia como no siempre consciente, surge a veces como
un espacio donde se ponen de manifiesto lo un deseo de ir más allá de los límites del
que ellos denominan “alianzas compensa- ser, de sentirse conectado a las personas y
torias”.11 al universo. Suchman13 denomina este sen-
Estos autores han observado con fre- timiento con la palabra “significado”. Esa
cuencia cómo muchas familias comprome- necesidad de conexión y significado no es
ten al médico a través de un patrón en don- usualmente reconocida en nuestra cultura
de un miembro, que presenta un síntoma occidental, aún cuando todo el mundo la
físico (el paciente identificado), intenta re- experimenta. Y es precisamente a través de
clutar al médico en una alianza que com- esa experiencia que se satisface esa necesidad.
pense la disfunción existente en el sistema Es muy común que a la mayoría de los
familiar. clínicos les guste compartir momentos de
Por ejemplo, una mujer de mediana mayor acercamiento o intimidad con mu-
edad, vista en varias ocasiones por síntomas chos de sus pacientes. Esos momentos tie-
vagos de de dolor abdominal acompañado nen (aunque no se haga deliberadamente),
de retardo psicomotor y depresión. La pa- un marcado sabor terapéutico de incalcula-
ciente describe al cónyuge como una per- ble valor.
sona fría, que la rechaza, quisquillosa, que Esta relación, cualitativamente diferen-
lo que ha hecho es convertirla en una már- te del espacio reservado a la consulta mé-
tir. Al expresar que “ya no sabe qué hacer”, dica, apunta a un espacio donde se borran
intenta dejar al médico con un sentimiento en cierta forma los límites entre el “yo” y los
de que es él el que debe encontrar la solu- “demás”. Ahora están en una casa , en un
ción. restaurant, en la playa, etc. y los “espacios”
En este caso, es necesario reconocer separados correspondientes a “médico” y
cuándo se ha formado o intentado formar “paciente”, comienzan a fundirse, y confor-
una “alianza compensatoria” disfuncional, man una dimensión que desborda la díada.
de manera que pueda descubrirse el patrón Como el cloro y el sodio, que bajo determi-
básico de la interacción médico-paciente- nadas condiciones se convierten en otra cosa
familia, y pueda manejarse adecuadamente. cualitatativamente diferente de sus
caracterìsticas individuales aisladas para ser
c) La relación médico-paciente debe hacer sal común.
sentir al médico y al paciente, como par- Este tipo de relación, en cierto sentido,
te de una relación transpersonal. borra esa sensación de sentirse separado,
consecuencia inevitable de lo que hemos
Esta afirmación, va un tanto más allá aprendido a lo largo de la vida; esto es, a
de los enfoques tradicionales y clásicos que diferenciarnos de los demás: lo que los
se han estudiado acerca de la relación mé- psicoanalistas denominan el “yo” y el
dico-paciente. “otro”.
Hay autores que plantean que dentro En esas circunstancias, uno se siente
de cada uno de nosotros existe como una formando parte de una totalidad mayor,
sensación de separatividad que parecería que inclusive escapa a nuestros procesos de
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intelectualización. Resultaría difícil descri- Esta experiencia puede sentirse como
bir esos estados . universal y engrandecedora. El paciente
En los enfoques orientalistas de la me- también se siente profundamente compren-
dicina tradicional sí es común encontrar dido y ya no está tan desvalido y solo en su
esas circunstancias, cercanas a experiencias sufrimiento. Ambos experimentan un mo-
místicas, yogas o trascendentales, donde se in- mento de paz y disfrute en la medida en
cluye la acción de sanadores, médicos y que también comparten el sufrimiento.15
shamanes, y donde se han podido ver aconteci- La experiencia transpersonal se carac-
mientos que escapan a toda lógica formal. teriza por una extraña, única e inusual sen-
Barnard señala: “La base de la resis- sación de conectividad o unión con algo o
tencia de los médicos al rol del sacerdote,
con alguien, que puede ser una persona,
no es más que su total incapacidad de co-
un grupo, una melodía, un aspecto de la
nocer en última instancia los miedos y an-
naturaleza o una actividad. Es algo más que
helos más profundos de las personas”.16
el experimentar gusto o bienestar cuando
Recientemente, un grupo de clínicos ha
intentado caracterizar lo que han denominado compartimos. Es como un darse cuenta o
“experiencias conectivas” con pacientes. “despertar” a un sentimiento de profunda
Tales momentos se pueden distinguir armonía y resonancia. Esto puede suceder
por una intensa comprensión de los senti- en múltiples circunstancias: cuando “senti-
mientos de la otra persona, del acercamien- mos en nosotros” lo que está sucediendo a
to mutuo, el cual se acompaña con frecuen- un paciente, amigo o familiar; cuando es-
cia de una peculiar sensación física, tal cuchamos una determinada melodía musi-
como ponérsele a uno la “carne de gallina” cal; cuando expresamos algo muy profun-
o sentir un estremecimiento extraño. Este do y sabemos que somos comprendidos y
momento puede estar seguido de una fuer- sentimos que estamos en “sintonía” con nues-
te sensación de afecto, de cercanía, de totali- tro interlocutor, o cuando “algo” escapa al
dad, una sensación de privilegio por intelecto y “le dice” al terapeuta lo que tie-
habérsele permitido acceder tan íntimamen- ne el paciente y la conducta a seguir.
te a la vida del paciente, así como una indes- En resumen, pudiéramos preguntarnos:
criptible sensación de que uno es parte de ¿será esta tercera afirmación la base de lo que
algo que va más allá de uno mismo.14 se le atribuye de “arte” a la medicina?

REFERENCIAS

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14.Ibid.
15.Ibid.
16.Barnard D. The physician as priest revisted. J Relig Health 1985;24:272-86.

Guillermo Ruiz Rodríguez


Psicólogo, Profesor Titular.
Instituto Superior de Ciencias Médicas.
Facultad “Miguel Enríquez”.
Ramón Pintó y Ensenada. Luyanó, Ciudad de La Habana.

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