Conventillo

Treinta ventanas a todo pulmn, bostezando un tenue fulgor amarillo, le mendigan brisa a la noche de su verano, y ms gotas en aquel tarro, pulcra labor de navaja y gomina, todo lo vigila la brasa de un cigarro, taco finito riendo aplomo en adoqun, comps en la voz de un grillo. Rojo de cartel que invade carne labial, efluvio floral que intenta brillo, la indiferencia de un gato flaco en el tapial, y su mirada color de sarro, obligan al bandonen de la esquina, a llorar realidad con sabor a barro, y el tiempo gast la tez del viejo patio, que ya revela mueca de ladrillo. El puerto que antao recibi al abuelo, con grito de vapor evoca origen, y el portn fornido con estirpe de crisol, lo saluda en rose de gozne seco, al aljibe que en las auroras con su pincel de Sol, te sola pintar de virgen. Suburbio porteo que te vio nacer, arrabal y tango esculpen tu imagen, destino duro con maquillaje de vergel, lunfardo que repercute con su eco, y la esencia de una Buenos Aires de los veinte, que an vive en tu gen.

Diego Fernando Brignone

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