Sunteți pe pagina 1din 12

He necesitado Maestro

Maestro,

he necesitado recorrer tu sacerdocio

para comprender el camino angosto

de piedras afiladas que marcan tu ciencia.

He necesitado experimentar

cada mañana en cada célula,

el costado sangrante de espinas,

que roen tu numen

y alborota mi conciencia.

He necesitado vivir cortando el tiempo,

compartir mendrugos de tu aliento,

evocar la sonrisa de los jóvenes,

para sentirme como tú, MAESTRO.

Ch. 30.XII.1994

Retazos de Tiempo
Maestro,
discordar es una tangente
que cruza dos líneas,
que partiendo de un mismo punto,
se proyecta en sentido diferente.
La diferencia
tiene origen común
en la premisa de una coincidencia.
Nosotros
somos coincidencia de una diferencia.
La vida
es un número impar en el infinito,
sucesión de experiencias inconclusas,
retorno a vientres primitivos,
renacer nuevamente a la esperanza.
La esperanza
es una interrogante sin punto
en órbita inconclusa.
Maestro,
hay puntos finitos
que pueblan en paralelo el universo.
El universo
es compendio de energía total,
sumando de constantes e inconstantes
que regulan mediante leyes
el comportamiento humano.
Peregrino
he descendido a los umbrales del miedo,
recorrido la distancia que me agita;
superado,
me he levantado de la ruina
para alcanzar la gloria del éxtasis.
El éxtasis
es un estado superior de la conciencia
en el cual los poetas dialogan con los dioses.
Programado
he viajado por mares sin puerto,
poblado de células arenales sin nombre.
Humano,
respirando vida en cada huerto ileso,
transitado entre dados curvados
por la asfixia que hiere los pulmones.
La contaminación es morir al contado,
es desandar lo andado.
Es opacar la belleza de las flores.
La vida en ciclo de espiral
oscila cual péndulo de tiempo
en límites de espacio
El espacio está regulado
por puntos cardinales
que se cruzan y entrecruzan
entre líneas paralelas.
Maestro,
desde siempre mis pasos rutinarios
han recorrido kilómetros de historia
computarizada en ADN.
Crucificado entre dudas y temores
dejé viajar el pensamiento
por caminos diferentes.
¿Si dejara de ser? ¡Pienso!
Sería deambular dentro de mí
la sabia inconmensurable de lo gris.
Lo gris
es la inercia que incita a morir.
Morir
es silenciar el canto de las aves,
es caminar sin levantar polvo,
es cargarse de energía cósmica.
¿Seré la voz de la conciencia?
¡Tal vez seré oído!
Sentiré el latido de la sangre
porque pensando sé que aún vivo.
Y en la rutina de las tardes solitarias,
he sentido temor
que mis pasos andariegos
no dejen profundas huellas
en las conciencias más oscuras
y audaces de mi pueblo.
El temor es un dardo que se clava
en el vértice del encéfalo,
alterando el equilibrio
entre el ser y no ser.
Mi temor tiene el color de la noche.
¡No temáis hermanos!
El temor es como el viento
que se disipa en la rutina.
Mis pensamientos ya divagan
con rumbo de nostalgia
por caminos de vértigo.
Viajan en la penumbra
de las tardes inciertas
bordeando el diámetro
de la conciencia
acuarelada de negro.
En el vértigo del éxtasis
me he quedado solo.
Un Cristo abandonado
a las pasiones ocultas
de los hombres.
¿Dónde están mis apóstoles?
¡No los veo!
Son sólo sombras
que se mueven con el viento.
El retumbar de un viejo camión
que alborota la tarde
impregnada de silencio ,
es una nota discordante en el
pentagrama natural de la rutina.
La sirena de una ambulancia
cortando la noche,
es una oleada de viento
que entumece los tímpanos.
La rutina es morir a plazos.
En la penumbra de las noches solitarias
mis versos adquieren la nostalgia
de las tardes mudas.
¡Oh dioses míticos!
iluminad el aura de mi gnosis.
Permitidme
descubrir la dimensión del infinito,
sin atormentar la sustancia gris
de mis neuronas.
De dendritas
con su belleza estrellada,
se han versado poemas inconclusos,
la Novena Sinfonía de Beethoven,
¨Guernica¨ de Picasso,
la ¨Divina Comedia¨de Alighieri,
los Heraldos Negros de Vallejo.
Soliloquio de múltiples yoes.
Construí puentes sobre el curso
estéril de los ríos secos.
Pentagramas con el giro
matemático de los astros.
En cada anillo negro descendí
a la dimensión desconocida,
donde moran inmortales
los poetas olvidados de la tierra.
Con poemas
levanté polvareda de millones
de átomos ionizados;
de esperanzas,
cubrí cada rincón de barrio pobre
que pueblan las orillas del universo.
Embriagado de nostalgia
hurgué en el umbral de lo ignoto,
entre notas discordantes
rescaté el eco de lo extraño.
Sin brújula
navegué en las aguas de lo incierto.
Buscando el rumbo
me reencontré a sí mismo.
Hoy,
mis versos tienen el mensaje sonoro
de las tardes silenciosas
que cortan el viento
roiéndolo a pedazos.
Viajan en la penumbra
de las noches solitarias
revestidos de nostalgia
por caminos de vértigo.
Mujer,
con mis toscas manos
palpé la dimensión desconocida.
Hombre ,
quiero volar tras el viento
en busca de la incógnita del infinito.
Maestro,
con puntos y líneas,
reconstruí la historia
en retazos de tiempo.

Vallejo el Centenario
¡CESAR VALLEJO ESTA VIVO!
cantaron las rocas y las flores.
El mundo convirtióse en mundo.
La vida cobró vida,
en la inmensidad de tiempo,
espacio.
Mi voz se hizo silencio
en la eternidad de la tarde,
la acampasaron el eco,
el murmullo del viento,
el silbido de las cruces rotas
de algún oscuro cementerio
abandonado en el camino
de la vieja historia.
Una voz, dos voces, varias voces,
despertaron de un letargo
indefinido.
A mis oídos llegó etereo,
universal, en corcel alado,
el dolor de Vallejo el centenario.
¡Basta de rodar rodando,
sin dejar más huellas en la arena!
Retumbaron los bemoles de mi
canto.
La injusticia se hizo hombre.
El dolor se encarnó en el dolor.
Los gemidos fueron más fuertes.
El heraldo negro se hizo humo.
Los muertos levantáronse de sus
tumbas
por sus huesos húmeros, tarsos,
y metatarsos ausentes.
¡Ah! El mundo siguió rodando.

¡VALLEJO NO HA MUERTO!
Lo dicen las montañas, los desiertos,
los árboles, los pájaros, el gran río.
¿Pero el hombre?
Se alejó de la diestra de Dios Padre.
El poeta universalizó su canto.
El hombre sólo, recogió
los harapos de su vientre.
Levantóse como Lázaro el resucitado.
Miró a Vallejo el Poeta de los Andes.
Inmensidad de soledad de
sufrimiento.
El poeta retomando sus pasos calmos
se fue tras los sueños de la dulce Rita
inmersos en las páginas del tiempo.
Ch.16.III.92

¡Milenio!
La Tierra abrió su vientre de edad incierta
¡Y no me alarma!
Génesis o epílogo de una Era,
que amplió el horizonte finito del tiempo.
En la espiral,
sus días se vistieron de siglos,
estampando en cada huella
la fuerza telúrica de la natura,
la épica hazaña de los guerreros,
la sustancia gris de los amautas.
ADN: Memoria colectiva de las naciones.
Y se alzaron éstas, viriles,
desde la sima a las cumbres,
de un extremo a otro del continente,
exhibiendo su fuerza, sus costumbres,
tradiciones, raza, su historia.
¡Perú y México!
Incas, mayas o aztecas.
Dos naciones pristinas, de linaje;
surgidas míticas entre las brumas
con Cuauhtémoc y Pachacútec
adalides de América autóctona;
cuna de César Vallejo y Octavio Paz
Premio Nobel de Literatura.
¡Aguilas o cóndores! Permitidme,
retomar mis pasos olvidados
en algún recodo de mis vivencias.
Viajero del tiempo, procesé al hombre
en su espacio geográfico
en su entorno matemático.
Y esperanzado, esperé al nuevo milenio
junto al numen de los gigantes.
Humano, simple mortal,
transeunte de la vida;
aspiré de las rosas su aroma deletéreo,
expulsé el laurel marchito de mi miedo
y alcé vuelo con destino a mis sueños.
Entonces, de mis raíces ancestrales,
brotó el canto quimérico
de las múltiples razas
que pueblan mi yo incomprendido.
Sensibilizado de morir tantas muertes,
sufriendo por cada poro de la epidermis
que laceran el costado de mi pecho
decidí vivir eternamente.
¡Milenio!
¿Fin o comienzo de una nueva Era?
Espero que las tardes sean menos grises,
y las mañanas,
un canto auroral a nuevos despertares.
Ch. 13-14.VI.1999

NOSTALGIA
Estoy sentado cual espectador impávido,

tratando de ser indiferente

al instante crucial que me rodea;

más no puedo evitar que la nostalgia

del ayer impulse nuevos bríos,

a mi condición de asalariado,

de un mundo cortante, móvil,

que se escapa núbil de las manos.

Es el momento crucial de lo indefinido,

que persevera mantenerse

en un mundo mutante, imperfecto;

a veces sórdido, implacable,

entre los glóbulos rojos

que recorren cada milímetro

de las arterias de mi cuerpo,

mundano y a la vez divino.

Soy, sólo un número impar

en la vastedad del universo,

con un código genético

que se repite cíclicamente.

Y en cada retorno inmaculado

vivo las experiencias

de mundos inconclusos

que coinciden en mi edad exacta.

Yo soy de este y también de otros mundos

que cortando el tiempo

se adentran en la historia;
se alargan hasta desaparecer finitos

en cada recodo de una esquina vertical

que cae en el oasis de la esperanza;

en la seguridad

de volver a renacer en cada aurora.

Y en cada línea no escrita,

sobre una hoja plana

de mi cuaderno marchito

de esperanzas rotas.

Horizontal, me levanto sobre mis huellas,

incrédulo y sorprendido;

para empezar nuevamente a navegar

en el silencio de las tardes grises.

Entonces ¡Vivo! Trato de sobrevivir

en el calvario de mis penas,

sobre mis dudas y temores,

entrelazo mis ideas vanas,

llevando sobre los hombros

canciones hechas poesía.

Y la alegría de vivir “siempre de pie

y nunca de rodillas”.

Chimbote 10.11.2008

Bobby (Mi fiel amigo)


Que tristeza,
dejas una luz dormida
de esperanza.
Un dolor tan largo
como el infinito.
Al verte caído
pasmado como el olvido.
Recuerdo
tus noches
de alaridos con la Luna,
y tus saltos, tus juegos
y mis niños.
Hoy ante tu silencio
gruesas lágrimas
surcan mis pupilas.
Ya no hay más saltos
y mis niños
han perdido años de ilusiones
ante el inerte cuerpo
de mi fiel amigo
que murió en la flor
de su natura
para envolverse
en las sombras de la nada.

Del Poemario “Horas Matinales”

Suprema Huelga
Por qué dudas mujer
que mis lentos pasos
dejan su profunda huella.
No me desnúdezmás
y en mi flaqueza,
me envíes al cadalzo
de la traición y la ignominia.
Déjame realizarme como hombre,
a plenitud de naturaleza
en esta sinfonía de la vida.
He de seguir la ruta
ansiada y escogida,
que no es de espacios siderales,
ni de cohetes, OVNIS, ni aviones,
es de nuestra tierra, de nuestro suelo.
es del siglo veinte, nuestra era
en la que modernos fariseos
se confabulan como en la historia,
con los eternos Caifases de Judea,
para clavarnos punzantes espinas,
coronarnos las sienes de olivo
como reyes del escarnio y la pobreza.
Los Poncio Pilatos a cada instante
se lavan sus nefastas manos
dejándonos como a Jesús el Nazareno
que se nos crucifique, se nos mate,
como mártires del calvario.
Pero la sangre derramada
en sus múltiples heridas,
es y será el agrio remanso
de nuestras agonías,
es y será el urticante dolor
de los numerosos Herodes
que a cada instante nos rodean,
revestidos de burócratas,
adulones y corrompidos.
¡Por eso os digo!
Por el hambre que ronda nuestros hogares
Por la desgracia que acecha nuestros pasos
He de acatar y apoyar la Suprema Huelga,
estandarte de lucha de las clases explotadas.
Porque la huelga en manos de los oprimidos
se convierte en tempestad
de justicia e ilusiones.
La Suprema Huelga es vendaval de libertades
es heroismo puro desinteresado,
es cuna de reclamos y crisol
donde se funden agonías y pasiones.
La huelga es vida y es muerte
en este valle de lágrimas
Es redención para los oprimidos del mundo.
Es la canción desesperada.
Es arco iris impreso en fuego
de múltiples fulgores.
Es realización plena del hombre.
Es el séptimo poema de mi canto.

Del Poemario "Horas Matinales"

Los días idos de mi infancia


A orillas del mar de mis recuerdos,
evoco con cierta nostalgia
los días idos de mi infancia.
Pienso en los juguetes que de niño
durante largas horas solía utilizar, a veces,
sentado en un rincón de mi casona
o corriendo tras las olas del mar.

Raudo como el viento


o como el agua del río
que en la corriente se va.
Los años aligeraron su paso
de meses a semanas que van,
los días que airosos vienen
siempre raudos en horas se van.

Hoy,
en mitad del camino de mi vida,
me he sentado un momento a descansar,
y al evocar, los días idos de mi infancia,
pensé con cierta nostalgia
a orillas del mar de mis recuerdos,
en los juguetes hermosos que de niño
durante largas horas solía utilizar,
sentado en un rincón de mi casona
o corriendo tras las olas del mar.

(CH.25.II.1964)
Del Poemario "Evocación Chimbote"

Mi Edad de Oro
De: Víctor Unyén Velezmoro

La caleta aún dormida de pergaminos.


las orillas eran de todos y de nadie.
Remanso de bahía perdida entre las aguas,
arena soleada de tardes grises,
que enamoró a Húmboldt, Raimondi, a Nolasco Díaz;
inspiró a Tovar su "Chimbote, Tierra de Promisión",
en los albores del siglo veinte.
Candor de puerto sin más linaje
que el de sus oscuras rancherías,
diseminadas a lo largo de la Alameda;
el Malecón Grau, Bolognesi;
con sus bancas, postes y palmeras.

¡HUANCHAQUEROS!
Centauros, que venciendo la distancia en el siglo XVIII,
nos trajeron su fe inquebrantable, el misticismo;
la devoción al apóstol San Pedro,
"Patrono de Chimbote y los pescadores";
el pitar de las bolicheras, la procesión por la bahía.
La fiesta de San Juan, del Señor de los Milagros.
La peregrinación de cada año a la cruz de acero, de la Paz,
que corona la cima del Cerro Negro, de las Cabras,
como un homenaje permanente en la
Plaza del Niño al Señor de la Vida.
Religiosidad muy propia de nuestra gente.

Admiramos, la belleza de su bocana,


la simetría de sus islas: La Ferrol, la Isla Blanca;
la armonía de las lagunas, los totorales;
la esplendidez de sus formas
diseñadas por los ríos: Lacramarca, el Santa;
la riqueza ictiológica del mar,
la fuerza telúrica de sus hombres,
la arrogancia sutil de sus mujeres.

¡CHIMBOTE!
Surgiste humilde siendo noble por cuna,
tierra de reyes e indómitos guerreros,
que dejaron en adobe, dejaron en la roca, en piedra,
dejaron en la arena, la huella de tu espléndida cultura.
Quizo Túpac Yupanqui, el semidios Inca,
medir sus fuerzas con los aguerridos yungas;
testigos fueron de colosal hazaña:
la bahía El Ferrol, la Isla Blanca;
el Cerro Negro con su imponente mole
domina la Caleta Colorada.

El Padre Sol, la Madre Tierra,


decidieron cambiar el curso de su edad incierta,
renaciendo en el futuro siendo pasado
manteniendo la vigencia del presente.

Despertaron los sentidos a la luz de la Luna


un año que destaca entre los años,
en un mes con que se inicia el año,
un día, en que dos pares decidieron marchar juntos,
hacia la medianoche de mi nacimiento.
Chimbote ha tenido varios nacimientos
cada uno desempolvados en su historia,
en edades que no se miden por los años
sino por migraciones y las cicatrices marcadas en su vientre.

Fuimos creciendo con la edad del puerto


envejeciendo de nostalgia y de recuerdos.
Sin el viejo muelle de fierro, de madera;
la gramita del hotel Chimú,
sin las palmeras, que adornaban las orillas del Pacífico.

Las generaciones de ayer extrañamos


las filigranas de fulbito que tejimos
cada tarde en la playa soleada de su cuerpo,
reventazón de olas espumosas de aguas cristalinas
color de nieve, color de cielo;
transformada por la sinrazón del hombre
en enrocado color de piedra,
de mañanas grises con sol de lágrimas
bañadas con aguas enfermas, cloacales,
estiércol de industria que nos avejenta
en el espacio y en el tiempo
sin más gloria que vernos coronados

por lo que fuimos o pudimos ser;

sin más futuro que nuestras propias debilidades.


Con las limitaciones de nuestras esperanzas,
que debemos superar en primavera,
con los cantos de los mediodías,
de las ñustas que se fueron,
de las huanchaqueras que volvieron;
de las gaviotas, pardelas que emigraron,
de los nuevos hijos que retornaron
por las huellas de los pioneros que la fundaron.

Si los gentiles perdieron su huella


tras los pasos del Guitarrero
en el intrépido Cañón donde ruge el Santa.
Ensalzemos a los primogénitos yungas,
a los Mayao que shimbando doblegaron al gran río;
construyeron canales hidráulicos, acueductos,
con sus manos partieron el corazón de la tierra,
con andenes y cuadrículas, la fecundizaron.

Pescadores huanchaqueros,
llegaron con la simpleza de sus "Caballitos de Totora".
Sembraron en las aguas, sembraron en la arena,
el embrión de un pueblo de titanes
que dominando el mar se proyectó al
mundo como Primer Puerto Pesquero.

La Guerra con Chile en el siglo pasado


desbastó Tambo Real, emporio de riqueza;
Enrique Meiggs en singular empresa,
construyó el ferrocarril a Tablones,
que llegó a Huallanca;
su hermano Juan Gilberto,
el damero de las sesenta manzanas
del Casco Urbano del moderno Chimbote;

Al mediodía del siglo veinte,


Santiago Antúnez de Mayolo, el sabio ancashino,
con el ingenio de la ciencia y la técnica,
proyectó la Central Hidroeléctrica del Cañón del Pato,
portento de obra, que interconectó la patria
iluminándola a la luz de los nuevos tiempos.

Chimbote creciste al impulso de tus industrias


que hicieron de tí, un coloso dormido, sin más identidad
que las luchas de tus trabajadores,
forjada al calor de la sangre derramada
en las tardes tristes con gotas de lluvia.

Nosotros que vimos crecer a nuestro pueblo


como crece la tarde cuando el sol se oculta,
nos hace sentir en cada poro de nuestro cuerpo
la nostalgia de los años que se fueron.
¡Tenemos universidades, instituciones culturales!.
Valores que proyectaron sus nombres a otros tiempos.
¡Hospitales, tuberculosis, enfermos que languidecen en vida
estando muertos, sin más futuro que su propia suerte,
el deambular por el mundo como muertos estando vivos.

Y HOMBRE... Siento en cada vena que recorre mi ser,


palpitar en perfecta simbiosis de cuatro continentes,
sin más linaje que el de cada raza
que aportaron sus genes para venir al mundo.
¿Debemos presenciar el ocaso del Sol
eclipsados en nuestras agonías?
¡Levantemos la voz, para que nos escuche el viento!
Que las tempestades sean sólo brisas.
Que el odio, los rencores, sólo bellas flores.
Redimámonos hermanos, apretemos la oscuridad
con el puño evitemos que la luz se estreche entre tinieblas
y que la mediocridad reine sobre la luz de la sabiduría.
Así, cada mañana en la aurora retornemos redimidos
prestos a continuar la lucha por la vida;
que la luz resplandezca a raudales
en el ciclo biológico de la natura.
¿Qué es la vida? MAESTRO
¡La Vida! Es la esperanza.
La esperanza de un pueblo que revestido de linaje
adquirido en otros tiempos, jamás se doblega.
Hoy, la juventud estudiosa espera la posta de tu
reinvindicación definitiva, que ha de llevarte al sitial
que soñaron los padres de tu historia. ¡Chimbote, te quiero!.

S-ar putea să vă placă și