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ANÁLISIS MORFOSINTÁCTICO DE LA

NOVELA “LOS DE ABAJO” DE MARIANO


AZUELA
INTRODUCCIÓN
Sobre el trabajo

El corpus para realizar el siguiente análisis morfosintáctico lo constituye la


totalidad de la novela regionalista de Mariano Azuela, Los de Abajo. Este texto fue
elegido en virtud de su riqueza en fenómenos lingüísticos de esta índole ya que
refleja el habla cotidiana de personajes del México rural de inicios del siglo XX. Por
lo tanto, nuestro informe estudia de forma sincrónica este estadio de lengua.

Basándonos en la teoría sobre los hechos de lengua propios del español


americano, estudiados en el texto de María Donadío “Morfosintaxis del español
americano: la variación morfosintáctica”, hemos extraído una muestra
representativa de enunciados que reflejan la variante dialectal mexicana.

Consideramos que la realización de este trabajo es importante, pues así ponemos


en práctica nuestros conocimientos y nos ejercitamos en la identificación de
fenómenos, lo cual contribuye a manejar con mayor propiedad y agilidad la
temática. Asimismo, creemos que es valioso para conocer las características
lingüísticas propias de otra región de la vasta América, lo cual es un elemento
fundamental de la identidad y la cultura.

Por otro lado, esperamos que sea un componente enriquecedor al momento de la


discusión de los resultados obtenidos por nuestros compañeros para tener una
perspectiva amplia sobre las variantes morfosintácticas del español que se
presentan en el territorio americano.

En nuestro informe incluimos una explicación del el uso particular de diminutivos,


las formas verbales conjugadas, los adverbios, la gradación de los adjetivos, el
orden sintáctico de los elementos de la frase, los clíticos, entre otras variantes.
Finalmente, mostramos una breve conclusión en la que destacamos los
fenómenos más recurrentes en el corpus.

Sobre la obra

En el periódico El Paso del Norte del Paso Texas, Estados Unidos, se empezó a
publicar en forma de folletín Los de Abajo desde el 15 de octubre de 1915 al 21 de
noviembre del mismo año, La misma imprenta publicó a continuación la primera
edición en rústico. Al no conservar ejemplares, el autor la reescribió en 1920 en
una edición más cuidada. Esta novela es la quinta de sus publicaciones, las cuales
en su mayoría, abordan el tema de la Revolución Mexicana.

La novela se sitúa en el contexto de la Revolución Mexicana que sacudió ese país


entre 1910 y 1920 a partir de una serie de luchas y revueltas que intentaron
transformar el sistema político y social creado por el dictador Porfirio Díaz. Este
movimiento que contribuyó a formar el México contemporáneo, no tuvo un carácter
homogéneo, sino que consistió en una serie de revoluciones y conflictos internos,
protagonizados por distintos jefes políticos y militares que se fueron sucediendo en
el gobierno de la nación.

Azuela participó en esta revolución como médico de tropa en los estados de


Jalisco y Zacatecas por lo que escribió su novela en los campos de batalla, en los
trenes revolucionarios, en los hospitales de campaña y la terminó en un cuarto que
le ofreciera el periodista Gamiochipi, en las oficinas de El Paso del Norte.

“La mayor parte de los sucesos narrados los compuse con material que recogí en
conversaciones con revolucionarios de distintas clases y matices, sobre todo de
las pláticas entre ellos mismos… Mi cosecha la levanté en los cuarteles,
hospitales, restaurantes, fandangos, caminos carreteros, veredas, ferrocarriles y
en otras partes”, cuenta el autor. Esto se nota en la frescura de la novela: diálogos
muy vivos, personajes palpables, realismo en las escenas, alta tensión en las
situaciones en que se encuentran, originalidad en los motivos, símbolos y temas.

Los de Abajo, representados por el protagonista Demetrio Macías, han decidido


luchar contra las injusticias cometidas por “los de arriba”. Es una lucha cruenta, sin
descanso. Pero todo para quedar en la misma miseria, después de muchas
penalidades. Esta actitud pesimista del autor es quizá el elemento que da a la
novela ese atractivo por lo que, a pesar de que la revolución sea un hecho
pasado, histórico se sigue leyendo con mucha frescura porque Los de Abajo
siguen teniendo la misma vigencia.

La literatura de la Revolución Mexicana es ante todo una expresión en el ámbito


de la narrativa. Fundamentalmente la novela aporta y complementa para la
comprensión del fenómeno revolucionario, aquello que fuentes documentales
como los manifiestos, planes, proclamas, leyes y demás no pueden hacer:
caracteriza, retrata de cuerpo entero a los personajes, sus ideas, sus anhelos y
sus pasiones. También capta la manera de actuar de los políticos de entonces y su
falta de sinceridad.

La lucha armada representó una oportunidad para dar noticia literaria de hechos y
de gente, para hacer creíbles acontecimientos y actitudes, para "retratar" el
lenguaje y el habla de una caótica mezcla de personas de la más diversa
extracción social, con diferentes ideas, convicciones y credos.

Los personajes de la obra se desenvuelven en medio de las batallas que tienen


como escenario las zonas rurales, por ello, en su mayoría son campesinos con
poca educación que se levantaron en armas sin un ideal bien definido

La novela refleja las siguientes características del realismo literario,


corriente a la que pertenece:

• Procura mostrar una reproducción fiel y exacta de la realidad.


• Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de
los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo
exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y
sociales.
• El lenguaje utilizado es coloquial y crítico, ya que expresa el habla común y
corriente.
• Muestra una relación mediata entre las personas y su entorno económico y
social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como
testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
• El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su
sociedad.
• Transmite ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
• En pocas palabras el realismo refleja la verdad tal y como es.
Abreviaturas empleadas

Adj. Adjetivo

art. Artículo

C.C. Complemento Circunstancial

Det. Determinante

FVC Forma Verbal Conjugada

M.D. Modificador directo

M.I. Modificador indirecto

N Núcleo

O.D. Objeto directo

O.I. Objeto indirecto

Pos. Posesivo

SNS Sintagma Nominal Sujeto

S. prep Sintagma preposicional

SVP Sintagma Verbal Predicado


Los de debajo de Mariano Azuela

DIMINUTIVOS

“El morfema de diminutivo más corriente es –ito que supone la supresión de la


vocal final del primitivo. Sus variantes con la misma forma de formación son –illo,
-eco, -uelo”. (Porro et al, 1977: 72)

En “Los de abajo” se emplean los sufijos –ito e –illo para crear los diminutivos, he
aquí algunos ejemplos:

“Ya van muy colgadas las cabrillas, compadre; no dilata en amanecer” (Azuela,
2006: 87)

Sufijo –illas para construir el diminutivo de cabras.

“y entre los triques una petaquilla con dibujos de concha...” (Id:101)


Sufijo –illa para formar el diminutivo de petaca.

“… y este querubincito del cielo no arrienda siquiera a verme…” (id: 94)


Formación del diminutivo de la palabra “querubín” a partir de la adición del sufijo
–cito.

“… una chamaquita que me cuadre…” (id: 105)


Diminutivo de “chamaca” es construido al agregar el sufijo –ita.

También notamos que a la forma sintética del diminutivo se le agrega un adjetivo


que de igual forma denota disminución:

“Ando un poco borrachito” (id: 15)

“ Una de las tantas formas de detectar a un hablante del español americano


reside, precisamente en el uso particular de sufijos que forman el diminutivo (-ico
/ica, -ingo/-inga, entre otros), en la derivación a partir de palabras que en la lengua
formal general, no permiten la creación de diminutivos (dositos, detrasito,
corriendito) y en la carga afectiva y suavizadora que se le imprime a la utilización
de formas diminutivas” Vaquero citado por Donadío (2005: 216).

A continuación, presentamos una lista de ejemplos donde se aplica el diminutivo


en palabras que la norma no lo admite:

“…le metí un navajazo a un capitancito faceto (Dios me guarde), aquí, merito del
ombligo... “ (id:47)
Merito: funciona como complemento circunstancial y el diminutivo se usa para
hacer énfasis en un punto específico.

“El cuartel está abajito de la plaza, amo” (id: 62)


El adverbio de lugar “abajo” funciona como complemento circunstancial, tal y
como le corresponde.

“…por telégrafo llamaron a los de delantito” (id:63)


Delante es una locución preposicional, y por ello no acepta el diminutivo.

“Pero naditita que me jallo por acá...” (id:116)


El adverbio de negación “nada” no permite el uso del diminutivo. Asimismo, se
intensifica la carga semántica con la adición del afijo –ti-, además del sufijo –ita.

DERIVACIÓN DE PALABRAS:

Encontramos algunos ejemplos de derivación de lexemas para formar vocablos de


otra categoría gramatical:

¡No podían correr de tan tripones: se tropezaban con las piedras… (Azuela: 83)

Tripones es un adjetivo derivado del sustantivo primitivo “tripa”. Para su formación,


a la raíz trip- se le agrega el sufijo –ón y en esta oración se le adjunta además el
morfema de plural –es para conseguir la concordancia de número. Se percibe la
preferencia de esta forma del adjetivo frente a “tripudo”.
Tripón: adjetivo coloquial: que tiene mucha tripa.

“… de mirada dulzona…” (id:19)


Nuevamente, se utiliza el sufijo –ón, el cual se agrega al adjetivo “dulce” y además
se emplea el morfema –a para lograr la concordancia de género con el sustantivo
“mirada”.

“Un chico gordinflón” (id: 26)

El Diccionario de la Real Academia Española dice sobre este vocablo lo siguiente:


“ (De gordo, e inflar).1. adjetivo coloquial Dicho de una persona: Demasiado
gruesa” (2001:1145)
Estamos ante una palabra compuesta a partir de un sustantivo primitivo y un
verbo. Este recurso es empleado para intensificar la adjetivación de forma
despectiva.

¡Mira, tú… cuánta vieja encuerada! (id: 89)


De la palabra primitiva “cuero” se forma el adjetivo “encuerada”, gracias a la
adición del prefijo en- y el sufijo –ada. Asimismo, percibimos que hay pérdida de
los morfemas de plural, pues aunque el enunciado tiene un sentido de plural, se
conservan las palabras “cuánta”, “vieja” y “encuerada”, en sus formas de singular.

“Empréstame tu carabina…” (id: 22)

En lugar de emplear el verbo “prestar” se recurre a la forma parasintética en


desuso “emprestar”, compuesta a partir del prefijo en- que según la regla
ortográfica, se vuelve em- ante p y b.

Hallamos el uso del prefijo –re para denotar intensificación de la acción:

De quererlo, lo quero y lo requero... (id: 106)

En este caso se prefiere la adición de este morfema a la utilización del adverbio


mucho o de su forma superlativa muchísimo. El morfema -ísimo que usualmente
se usa para formar el superlativo es poco utilizado en el corpus estudiado.
Asimismo observamos que se registra un fenómeno fonético ya que se simplifica
el diptongo creciente “ie” de “quiero” y únicamente queda el fonema vocálico /e/.

Otro ejemplo es el siguiente:


“¿Usted sabe bailar los enanos? ¿Qué no sabe?... Resabe… ¡Yo lo conocí a
usted en un circo! ¡Le juro que sí sabe y muy rebién! (id: 125). (La última parte se
intensifica aún más con el empleo del adverbio “muy”.

También encontramos la utilización del morfema “re” en su acepción de prefijo que


indica repetición de la acción:

“- Desquitas bien el sueldo, hijo- le interrumpió Demetrio con mansedumbre-. A


reniega y reniega, pero a trabaja y trabaja”. (id:114)

*Asimismo, se observa que se duplican los verbos para intensificar la expresión y


denotar que las acciones se hacen con mucha vehemencia.

En el mismo sentido se presenta el siguiente enunciado:

“Y así estamos nosotros: a reniega y reniega y a mátenos y mátenos…” (id: 141)

REPETICIÓN DE PALABRAS

Anteriormente hemos señalado que en el discurso de la obra se recurre a la


repetición de ciertas palabras o expresiones para otorgarle más intensidad. A
continuación, presentamos otros ejemplos representativos de este fenómeno:

“A mí, a mí mero me lo dijo” (id: 115)


* En este enunciado no sólo se repite la construcción preposicional “a mí”, que
introduce el objeto indirecto, sino que este complemento también es denotado por
el pronombre dativo “me”, por lo cual se hace más repetitivo.
“-No le hagas caso a esa loca… Son mentiras, son mentiras…” (id: 115)

“¡Mire, mire, cuánta curiosidá pa todo!” (id: 36)

“Salió paso a paso, desapareciendo en la oscuridad impenetrable de la noche” (id:


13).

“Ando un poco borrachito, por eso, y por eso, también hablo un poco ronco” (id:
15)

ADJETIVACIÓN

y para subir al cerro, se ponían como jitomates y echaban tamaña lengua!... (Id:
83)

Preferencia del adjetivo superlativo “tamaña” frente al empleo del adjetivo


superlativo “muy grande”.

Gradación de los adjetivos:

Un adjetivo está en grado superlativo absoluto cuando indica una cualidad elevada
a su más alto grado sin establecer ningún tipo de comparación. Se considera
sintético cuando, para su constitución, se le añade al lexema del adjetivo el
morfema –isimo; y es perifrástico cuando se forma anteponiéndole al adjetivo el
adverbio muy.

En la obra encontramos que para la formación del superlativo absoluto se recurre


al prefijo requete- en lugar de usar el sufijo –ísimo o el adverbio “muy”:

¡Es requeteacabao! (Id: 84)

*Además ha quedado registrada la pérdida del fonema consonántico dental


oclusivo sonoro /d/ en posición intervocálica.

Sin embargo, predomina la formación del superlativo sintético con la terminación


ísimo o ísima:

“… por cuestas empinadísimas.” (id: 25)


“¡Tiene usted un bellísimo talento!” (id: 44)
“… pronunció con debilísima voz…” (id: 45)
“No quiere ver el importantísimo papel que le toca en esta revolución.” (id:53)
“… dijo Venancio entusiasmadísimo.” (id: 53)
FORMAS VERBALES CONJUGADAS

En este apartado nos enfocaremos en identificar las principales las principales


particularidades en la utilización de formas verbales conjugadas en contraposición
con lo que dicta la norma.

Paradigma del ustedeo

El ustedeo es el empleo del pronombre personal “usted” o “ustedes” en


sustitución de la segunda persona del singular(tú) y plural (vosotros)
respectivamente. Mientras “ustedes” es empleado en todos los casos en que hace
referencia a la segunda persona del plural; usted denota un mayor grado de
respeto o un trato no tan cercano con el interlocutor.

"No corran tanto, mochitos —les grité—; párense, no me gustan las gallinas
asustadas... (Id: 83)

En este enunciado encontramos el verbo “parar” conjugado en modo imperativo


con el paradigma correspondiente al pronombre personal de la segunda persona
del plural “ustedes”; por lo tanto estamos ante el fenómeno del ustedeo que es el
uso de este pronombre personal en lugar de “vosotros”. Asimismo percibimos la
tendencia de usar de manera enclítica el pronombre reflexivo dativo “se”.

—Mi general Natera le va a dar a usté su aguilita... ¡Ándele, chóquela!... (Id:85).


En este ejemplo detectamos el fenómeno del ustedeo ya que los verbos andar y
chocar se encuentran conjugados según el paradigma correspondiente al modo
imperativo de la segunda persona del singular “usted” que en este caso sustituye
al pronombre personal tú para poner de manifiesto un tratamiento respetuoso al
interlocutor.
Además identificamos el uso enclítico de los pronombres de complemento
indirecto “le” y directo “la”. Otros ejemplos de este uso son los siguientes:

“… se acercó un cántaro y levantándolo a dos manos, bebió agua a borbotones”


(id:3)
“¡Un perón para morderlo!” (id.15)
“Anda, sargento dile al cabo que desensille” (id:15)
“después de estrecharles fuertemente las manos encallecidas” (id: 25)
“¡Mátalos!” (id: 16)
“Ella quiso detenerlos…” (id:16)
“limpióla con el dorso de su mano” (id: 18)

Uso de imperativo

El uso estricto del paradigma del imperativo, con sujeto posclítico (pronombre de
la segunda persona del singular tú), se percibe en los siguientes enunciados:
¡Mira, tú… cuánta vieja encuerada! (id: 89)

—Oye, tú, ¿qué chismes le trais a Demetrio?... (id : 112)

En estos ejemplos se presenta claramente el tuteo (hablar a alguien empleando


el pronombre de segunda persona) tratamiento propio en casi todo el territorio
mexicano. En el resto de la obra, aunque no se muestre explícitamente el
pronombre “tú”, se detecta su uso.

Decadencia del futuro del indicativo

En nuestro corpus se muestra la decadencia del futuro de indicativo. “La mayoría


de los estudiosos del tema español coinciden en afirmar que el morfema –ré del
futuro de indicativo (estudiaré) es empleado por los usuarios en la forma escrita,
aunque poco utilizado en la forma oral. Es así como en el español americano
dicha forma es sustituida por la perífrasis ir a + infinitivo: voy a estudiar, e incluso
por el presente de indicativo: viajo el sábado.” Donadío (id: 204). Este fenómeno
se percibe en los siguientes ejemplos, los cuales aparecen en el texto como
diálogos entre los personajes, por lo cual pertenecen a la esfera de la lengua oral:

“A mí me va a suceder algo” (id:114) (perífrasis verbal, en lugar de sucederá)

“Hoy a mediodía llegamos a Tepatitlán, mañana a Cuquío, y luego…, a la sierra…”


(id:116) (Se emplea el presente de indicativo. El sentido de futuro está indicado
por los complementos temporales “hoy a mediodía”, “mañana” y “luego”).

No obstante, también detectamos algunos usos del futuro de indicativo:

“- No; vamos derecho a la sierra… Y veremos…” (id: 116)

“Tendrá que dejar allí la gente, y usted a Lagos, a tomar el tren de


Aguascalientes.” (id: 120)

Otros fenómenos

Según la norma, el verbo haber se conjuga “haya” en el paradigma del presente


del subjuntivo; no obstante en nuestro corpus encontramos la forma arcaica
“haiga”:

Lo que haiga con él, hay conmigo. (id: 112)

— Yo quiero de cenar con tal de que no sea chile ni frijol, lo que jaiga —pidió
Pancracio. (Id: 86)
Asimismo, en el segundo ejemplo observamos que se refleja la realización
arcaizante glotal aspirada de la “h”, que en la actualidad ha evolucionado a no
tener sonido.

Descubrimos un caso en el cual no existe concordancia entre el sujeto y el verbo


conjugado.

“Yo mesmo se los puede vender” (id: 90)


El verbo “poder” debería tomar la forma “puedo”, correspondiente a la primera
persona del singular “yo”, no obstante aparece conjugado según el paradigma de
la tercera persona del singular.

Otro fenómeno en materia de conjugación verbal es el empleo inexacto en los


tiempos verbales de la prótasis y la apódosis de un enunciado condicional. Existen
dos tipos de condicionales: reales e irreales. En los condicionales reales (formulan
una hipótesis que puede llegar a cumplirse) la prótasis va en indicativo con
cualquier tiempo verbal excepto futuro y condicional y la apódosis puede utilizar
cualquier tiempo del indicativo e imperativo. En los condicionales irreales
(expresan condiciones de difícil o imposible cumplimiento) la prótasis va en
pretérito de subjuntivo, se utiliza el imperfecto para referirse al futuro y al presente
mientras que para referirse al pasado se utiliza el pluscuamperfecto; mientras que
en la apódosis se usa el condicional simple si la prótasis va en imperfecto y el
condicional compuesto si la prótasis va en pluscuamperfecto.

En el siguiente enunciado no se cumplen estas reglas. La prótasis se encuentra en


pretérito imperfecto de subjuntivo pero las apódosis no adoptan la forma
condicional simple sino que se conjugan según el paradigma del pretérito
imperfecto del modo indicativo:

Si yo pudiera coger vivo a Pascual Orozco, le arrancaba la planta de los pies y lo


hacía caminar veinticuatro horas por la sierra... (id: 109).

“- ¿Y que fueran siendo federales?” (id:13)

Perífrasis verbal compuesta por el verbo ser, que se caracteriza por ser irregular.
En primera instancia, “fueran” se ubica en el modo subjuntivo del pretérito
imperfecto de la tercera persona del plural y se complementa con el mismo ser
pero esta vez en su forma no personal, en gerundio simple. Esta expresión
perifrástica es inusual en el español.

ADVERBIOS

Predilección de la locución adverbial “de veras”, en lugar de su equivalente “de


verdad”
¡Uno para cada uno... y de veras descansaron! (Id: 83)

Uso del adverbio de lugar “acá” en vez del adverbio “aquí”.

¿Tú por acá? (Id:85)


-¡Yo no sé qué siento por acá que me da tanta tristeza! (id: 113)

Pero también encontramos enunciados con el adverbio aquí:

¡Dirán que por eso anda uno aquí!... (id:103)

“…salimos de aquí a mediodía…” (id:105)

Igualmente se presenta el adverbio “allá” en lugar de “allí”


“Allá voy…” (id:52)
“¡Mírenlos otra vez! Allá van” (id:57)

No obstante, también se emplea el adverbio de lugar allí.

“…allí hay muchos triques y entre los triques una petaquilla con dibujos de
concha... ¡Allí mero está lo güeno!...” (id:101)

Un rasgo característico de esta variante del español es la adverbialización de


adjetivos, lo cual se evidencia en el siguiente enunciado:

—No, yo no quiero vino ahora, ando malo —dijo el güero Margarito al mesero—
(Id: 86)

En lugar de emplear el adverbio “mal”, se hace uso del adjetivo malo.

En el texto, la locución adverbial “no más”, sustituye frecuentemente al adverbio


“sólo”:

¡No más las medias se te olvidaron! (id: 91)

"Camila, vengo no más por ti. ¿Te sales conmigo?" (id: 106)
* En este ejemplo también es evidente el uso redundante del pronombre dativo
“te”.

-No más quiero alojamiento para mí y para mi mujer. (id: 112)


* En este último ejemplo se presenta la duplicación de la preposición “para”, que
introduce los objetos indirectos. Bien se podría emplear la preposición solamente
en una ocasión y en ese caso se tendría que usar la conjunción “y”: para mí y mi
mujer, pero sonaría un tanto cacofónico.
CLÍTICOS

Loísmo

El loísmo es el empleo equívoco de los pronombres de complemento directo


masculinos lo y los en función de dativo (objeto indirecto). Este fenómeno se
percibe en el siguiente enunciado:

¡Qué maroma lo he hecho dar! (Id: 84)

“¿Y quién lo insiñó a curar?

El pronombre de objeto directo “lo” funciona en esta oraciones como un


pronombre de objeto indirecto.

Por otro lado, a lo largo de la obra observamos la tendencia a duplicar el objeto


indirecto:

-¿Por qué se escoden ustedes? (id:134)


- ¡Si viera que no le tengo amor al dinero! (id: 104)

DEQUEÍSMO

El dequeísmo es la adición innecesaria de la preposición “de” ante una cláusula


subordinada con “que”, cuando el régimen verbal no lo admite. Este
fenómeno se percibe en la siguiente oración:

— Yo quiero de cenar con tal de que no sea chile ni frijol, lo que jaiga —pidió
Pancracio. (Id: 86)

OTROS

En la formulación de preguntas observamos algunas variables. Por ejemplo, en


lugar de hacer la pregunta ¿Cuánto cuestan?, se expresa “¿A cómo los da?” (id:
90).

El siguiente enunciado carece de la preposición “con” que en este caso significaría


“juntamente, en compañía” y que le permitiría tener un significado y una
construcción más lógica.
“¿Y qué fueran siendo federales?- repuso un hombre que, en cuclillas, yantaba en
un rincón, ___ una cazuela en la diestra y tres tortillas en taco en la otra mano”
( id: 13)

SINTAXIS

Detectamos algunos enunciados en los que se trastoca el orden sintáctico usual:


Sintagma Nominal Sujeto seguido del Sintagma Verbal Predicado. Ejemplo de ello
es el siguiente extracto de la novela, en el cual el Sintagma Nominal Sujeto ocupa
la parte central de la oración:

SVP SNS SVP


“Me llama / mi mama / al almuerzo…” (id: 106)
O.I FVC M.D N C.C.
Det.
Art.
Pos.

Otra estructura aún más enrevesada es la siguiente:

SVP SNS
“Cerca de ellos estaba, en montón, / la piel dorada de una res , /
C.C. de lugar FVC C.C. de modo M.D N M.D M.I
Det. Adj. Sintagma prep.
Art.
SVP

sobre la tierra húmeda de sangre” (id: 20)


C.C. de lugar

El enunciado se hace complejo por la gran cantidad de complementos


circunstanciales que se alternan en la estructura, alterando completamente el
orden sintáctico tradicional que sería: La piel dorada de una res estaba en montón,
cerca de ellos, sobre la tierra húmeda de sangre.

SVP SNS SVP


/ /
Por la noche regresó la Codorniz con la sotana del cura. (id:35)
C.C. tiempo FVC M.D. N C.C.
Det.

El orden usual sería: La Codorniz regresó con la sotana del cura por la noche.
Conclusiones
Al finalizar este trabajo encontramos la presencia recurrente de algunos
fenómenos, la alternancia o ausencia de otros identificados como característicos
del español americano. A continuación le presentamos cuáles son
específicamente.

 Predominio del tuteo y ausencia de voseo. Esto debido a que el voseo, en


México está restringido a Chiapas, mientras que el habla recogida en el texto
es de los Estados de Zacatecas y Jalisco.
 Presencia del ustedeo para las segundas personas de plural y singular.
 El uso del diminutivo de sustantivos y adjetivos es muy usual. Existe
alternancia entre el empleo de los sufijos –ito/-ita, -illo/ -illa pero son más
frecuentes los primeros. Igualmente se presentan en diminutivo categorías de
palabras que no lo admiten, como adverbios.
 En la mayor parte de los enunciados no hay presencia explícita del sujeto, sino
que se encuentra tácito, deducible por la desinencia verbal.
 Existe tendencia a presentar los pronombres de objeto directo e indirecto de
forma enclítica.
 En todos lo casos existe concordancia de género y número entre los
sustantivos y sus modificadores.
 Hay alternancia en el uso de los adverbios aquí/ acá y allí/allá.
 Notamos la preferencia de la locución adverbial “no más”, en lugar del adverbio
“sólo”. Además, se opta por usar “de veras”, en vez de “de verdad”.
 Se manifiesta la tendencia de derivar sustantivos primitivos a partir de la
adición de ciertos morfemas para formar palabras de otra categoría gramatical.
 Aparece el uso del prefijo re- para denotar repetición o intensificación de la
acción, en lugar de usar adverbios.
 Localizamos formas sintéticas de superlativos con el sufijo –ísimo/-ísima así
como con el prefijo requete-. También hay formas perifrásticas construidas con
el adverbio “muy”.
 Se recurre con mucha frecuencia a la repetición de palabras para intensificar la
expresión.
 Encontramos que en la mayoría de los casos se rompe con el orden sintáctico
usual de la frase española.
 Casi no se presenta el dequeísmo.
 Detectamos poca confusión en cuanto al loísmo y laísmo. El leísmo no se
refleja en ningún espacio.
 Hallamos algunos ejemplos en los que hay un uso estricto del paradigma del
imperativo, es decir, con sujeto posclítico, pero en la mayoría de los casos, el
sujeto está tácito.
 En algunos casos existe falta de concordancia entre las formas verbales
conjugadas de las oraciones que conforman los enunciados condicionales.
 En algunos enunciados se refleja la decadencia del futuro de indicativo, pero
en otros se conserva.
 Localizamos la utilización de algunos arcaísmos verbales como haiga y
emprestar.
Bibliografía

Azuela, Mariano (2006). Los de abajo. Quinta edición. Ediciones Mestas: Madrid

Donadío, María et al (2005). Manual de Lingüística hispanoamericana Tomo II


(Morfosintaxis del español americano: la variación morfosintáctica). Publicaciones
del Instituto Caro y Cuervo: Bogotá

Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española. Vigésimo


segunda edición Editorial Espasa.

Porro, Migdalia et al (1977). Forma, función y significado de las palabras de la


oración. Editorial pueblo y educación: La Habana.

Biblioweb
--------. La revolución mexicana. www.yucatan.com.mx/especiales/revolucion

--------. Realismo literario. es.wikipedia.org/wiki/Realismo_literario


---------. Principales exponentes de la literatura del siglo XX (Latinoamérica).
www.monografias.com/trabajos49/literatura-latinoamerica/literatura-
latinoamerica.shtml

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