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EL FUTURO DE LA FENOMENOLOGÍA

Juan Carlos Aguirre García


Universidad del Cauca

Hace ya 108 años de la publicación del primer trabajo estrictamente filosófico


de Edmund Husserl: Investigaciones Lógicas (1900-1901). El trabajo que abre
el siglo e inaugura el movimiento fenomenológico fue el fruto de un científico
de vocación que, obsesionado por los vacíos que encontró en la ciencia que
practicaba, se lanzó tras la búsqueda de fundamentos sólidos tanto para la
matemática como para cualquier empresa que ose considerarse científica. Ya
había intentado el trabajo de esclarecimiento de los fundamentos en un texto
denominado Filosofía de la Aritmética (1891), del cual se dijo que había
caído en el psicologismo (ver Frege, 1894), crítica para algunos injusta (ver
Sokolowski, 1987), pero que Husserl asumió como un llamado de atención
tan válido, que lo lleva a declarar, recordando a Goethe, que “contra nada
somos más severos que contra los errores abandonados” (Husserl, 1995:
23). Nace, entonces, la fenomenología como un intento por establecer una
teoría del conocimiento que recuperara el pleno sentido de la ciencia, no
destruyendo el proyecto científico, sino trabajando codo a codo con quienes
investigan el mundo.

Para unos, esta visión de la fenomenología de Husserl se agota en


Investigaciones Lógicas, al punto de hablar de este período como el del
‘Husserl serio’; los restantes serían desviaciones del proyecto trazado en


Ponencia presentada en el IX Foro de estudiantes y profesores de filosofía. Departamento
de Filosofía, Universidad del Quindío, Armenia, 26-28 de Noviembre de 2008.
1900. Personalmente no comparto esta tesis, considero, siguiendo a Javier
San Martín (cf. la fenomenología de Husserl como utopía de la razón), que
tanto el período de Halle (1887-1901), como el de Gotinga (1901-1916) o el
de Friburgo (1916-1928) despliegan la intención inicial, a saber, la
fundamentación de la ciencia.

Pero en 108 años la fenomenología de Husserl ha ido sufriendo enormes


variaciones; ya en los desarrollos de su más prominente discípulo, Heidegger,
se percibe una primera ruptura que, aunque conserva el ‘aire de familia’,
descuida la preocupación epistemológica del fundador de la fenomenología e
inicia su proyecto bajo categorías ontológicas. El mismo Heidegger
posteriormente tendrá que reaccionar frente a las lecturas existencialistas que
estaban haciendo de sus textos los filósofos franceses. En efecto, la
consideración de Ricoeur según la cual la historia de la fenomenología es la
historia de las herejías a Husserl, es en todo correcta. No es posible, por
tanto, hablar sin glosas de la fenomenología pues en su historia se narran
encuentros y desencuentros que impiden considerar este movimiento como un
flujo progresivo.

Por tanto, antes de hablar del futuro de la fenomenología, tendremos que


precisar brevemente de qué fenomenología estamos hablando, para no
encerrar bajo ese nombre a figuras extremadamente disímiles. Esta
presentación, intentará establecer el futuro de la fenomenología husserliana,
partiendo de la premisa según la cual entre ésta y muchas otras ramas que
se denominan fenomenología existen profundas diferencias.
1. UNA ANÉCDOTA

Hace algo más de un año, en el marco del IV Coloquio Latinoamericano de


Fenomenología, organizado por el Círculo Latinoamericano de Fenomenología
(CLAFEN) fui testigo de una interesante discusión: el fenomenólogo
norteamericano Lester Embree presentó su propuesta acerca del quinto
período de la fenomenología, propuesta que más adelante desglosaré pero
que puede sintetizarse en que: en vez de estar fomentando la erudición, los
fenomenólogos deben estar trabajando mano a mano, de modo
transdisciplinario, con investigadores de las disciplinas culturales; cabe anotar
que, consecuente con su propuesta, Embree acompañó su exposición con el
trabajo de algunas enfermeras brasileras que trabajaban las ideas de Alfred
Schutz (sociólogo alumno del Husserl tardío), así como de un teólogo
estadunidense que interpretaba mediante categorías husserlianas el fenómeno
de la transubstanciación.

Personalmente conocía con antelación el trabajo del profesor Embree, el cual


me sirvió mucho en mi trabajo de grado, cuando intentaba desentrañar qué
era eso del método fenomenológico (que, a pesar de que muchos de los
fenomenólogos reconocen que la fenomenología es método, se quedan
cortos a la hora de enseñar con claridad y distinción sus pasos); parte de mi
interés por ir al Coloquio radicaba en la posibilidad de conversar con él
algunas dudas que tenía con respecto a su propuesta del análisis reflexivo.

Luego de su exposición ocurrió algo que no hubiera imaginado: algunos


representantes de la fenomenología en Colombia, la mayoría de ellos
reconocidos no sólo nacional, sino internacionalmente y, sin lugar a dudas,
eximios intelectuales, iniciaron un apasionado debate en el que, palabras
más, palabras menos, reclamaban de Embree un respeto a la actividad a la
que habían dedicado gran parte de su vida; es decir, se resistían a considerar
que su trabajo académico fuera mera erudición. De igual modo, ridiculizaban
la propuesta del Quinto período, en tanto, según ellos, era un llamado a hacer
fenomenología de cosas triviales, a hacer fenomenología de la “taza de té”.

Quizás este hecho no pasó de ser una simple anécdota; sin embargo, para
mí significó el encuentro de dos modos de hacer filosofía que, sin cargar a
ninguno de valor, podrían denominarse el antiguo y el actual. El antiguo
puede caracterizarse como el estudio detallado de las obras de Husserl, la
exégesis profunda de sus obras, enriquecida por las nuevas publicaciones de
algunos inéditos. El actual, correspondería a lo que Embree denominó Quinto
período. Personalmente le apuesto más al segundo modo, aunque reconozco
que no son excluyentes; es decir, la práctica de la fenomenología no implica
la falta de rigurosidad en las fuentes fenomenológicas; del mismo modo, la
erudición, tan común en nuestra formación filosófica, es un punto favorable a
la hora de entrar a dialogar con otras disciplinas.

Quería comentar esta anécdota pues me permitirá mostrar que la


fenomenología, en vez de ser un mero discurso clásico en la formación
filosófica (para algunos ya superado), tiene enorme vigencia a la hora de
reflexionar sobre problemas actuales. Es más, siempre los trabajos
fenomenológicos destacados fueron los que dejaron de repetir las tesis de los
fenomenólogos precedentes y se aventuraron a indagar, apoyados en las
ciencias, problemas urgentes; destaco, a modo de ejemplo, la apropiación
de Schutz del concepto de Lebenswelt y su utilidad en los análisis
sociológicos; la nueva forma de hacer historia de la ciencia por parte de
Alexandre Koyré; el diálogo de Merleau-Ponty con la psicología de la forma;
los análisis psicológicos de Gurwitsch; los actuales análisis de Mafesoli; en
nuestro contexto, la filosofía política que brotó de las reflexiones de Dussel, la
fusión de fenomenología con neurología por parte de Varela; la búsqueda de
la unión entre fenomenología e Inteligencia Artificial. No es el momento para
juzgar la solidez de estos programas, ni para determinar hasta qué punto
siguen siendo fenomenológicos; baste afirmar que la fenomenología siempre
ha estado conversando con las disciplinas culturales y que el afán por la
erudición es un vicio que elude el llamado husserliano de “ir a las cosas
mismas”.

2. EL QUINTO PERÍODO DE LA FENOMENOLOGÍA

Como habíamos enunciado, Embree formuló la idea de un quinto período de


la fenomenología. Esta idea le surge, no de simples meditaciones casuales,
sino después de cinco años de preparar, junto con diez académicos más, la
magna Encyclopedia of Phenomenology; el trabajo de edición de esta
maravillosa obra da cuenta de las múltiples facetas que manifiestan la
vitalidad de la fenomenología. A decir de Sokolowski, en la reseña que hace a
la Encyclopedia, las 166 entradas pueden agruparse en cuatro grandes
bloques: 1. Los conceptos más tradicionales de la fenomenología, tales
como evidencia, matemática, nóema, relativismo; 2. La descripción del
desarrollo de la fenomenología en varios países; 3. En algunas entradas se
discute la vida y obras de los mayores pensadores del movimiento
fenomenológico; 4. Otras tratan de importantes controversias en áreas nuevas
tales como la inteligencia artificial, las ciencias cognitivas, la ecología y el
feminismo; o en áreas en las que la fenomenología puede ser aplicada, tales
como la arquitectura, el teatro, la danza, la música y la enfermería
(Sokolowski, 1998: 126).

El trabajo de edición de la Encyclopedia le permite comprender a Embree las


posibilidades que se han abierto al pensamiento fenomenológico en un siglo
de existencia, y las posibilidades que se abrirán en el futuro. Su
planteamiento acerca del quinto período lo expone en el artículo: La
continuación de la fenomenología ¿un quinto período? En él, Embree plantea
una periodización del desarrollo de la fenomenología desde sus orígenes
husserlianos donde se descubren dos períodos: fenomenología realista
(eidética) y fenomenología constitutiva (epojé y reducción trascendentales);
pasando por el tercer período que denomina: fenomenología existencial
(Heidegger y la fenomenología filosófica francesa) y el cuarto período o
fenomenología hermenéutica (Gadamer, Ricoeur, Kockelmans).

Con respecto a las etapas por las que ha transcurrido la fenomenología dice
Embree: “los participantes en las diferentes tendencias tratan cada vez menos
de poner atención en el desarrollo que se lleva a cabo en las tendencias
hermanas, y a veces incluso en el trabajo de más de una o dos figuras. Se
requieren esfuerzos para recordar aspectos de un pasado que se ahonda en
el siglo” (Embree, 1999: 19).
Por “quinto período” se entiende el momento presente que vive la
fenomenología, caracterizado por la confianza en que va a continuar su
camino de la mejor manera, pues existe un movimiento cultural y unos
intereses renovados que así lo sugiere. Cabe mencionar dentro de estas
inquietudes, cuestiones de la filosofía de la tecnología, o de la filosofía del
medio ambiente que se abordan desde la fenomenología hermenéutica; de
igual forma, problemas de género, de filosofía de la religión, étnicos, éticos y
hasta políticos entran en la esfera de la propuesta fenomenológica.

Pero este “quinto período” exige de los fenomenólogos una actitud distinta;
pareciera que el llamado de “ir a las cosas mismas” se hubiera olvidado,
centrándose únicamente en el análisis de textos, alejándose del análisis de
hechos. El abuso en el análisis de textos, que concita grupos, irónicamente
asemejados por Embree a grupos de estudios bíblicos, degenera en
erudición; por el contrario, el ser fiel a las cosas mismas, la auténtica
indagación fenomenológica es llamada por él: investigación (Embree, 2003:
33). De acuerdo con esta distinción, fenomenólogo no es quien se dedica
sólo a la erudición; ser un fenomenólogo genuino exige ir más allá de los
textos y abordar las cosas mismas.

Como resultado de este cambio de actitud se plantea un nuevo estilo de


filósofo y de filosofar. El nuevo estilo filosófico exige un ser que se preocupe
por la vida humana, tanto colectiva como individual en el mundo socio-
histórico; lo que a su vez le obliga a ser creativo a la hora de adoptar sus
métodos. Para lograr esto, el filósofo–fenomenólogo romperá con la imagen
del pensador encerrado en su elevada torre y establecerá lazos cada vez más
sólidos donde la comunicación entre tendencias sea real y busque puntos de
encuentro.

Sin embargo, la mayor exigencia de este período está en el contacto que el


fenomenólogo debe lograr entre la filosofía y las disciplinas culturales. La
especialización de las distintas áreas del conocimiento ha hecho que la
filosofía entre también en esta dinámica, haciéndole perder al filósofo su
amor por la generalidad, construyendo una rigurosa disciplina en la que sólo
se habla o se escribe para quienes tengan el privilegio de comprender la
tecnicidad de su lenguaje. Recordar la presencia del filósofo como
“generalista” ayudará al contacto con profesiones no–filosóficas, las cuales
sabrán apreciar su ayuda. El fenomenólogo hoy, forma parte de
investigaciones transdisciplinarias pues

los conjuntos de cuestiones que caen bajo los rubros de arte, clase, medio ambiente,
género, moralidad, política, religión, ciencia, tecnología, y similares, son
extraordinariamente complejos y multifacéticos. Cada vez más, están recibiendo un
tratamiento multidisciplinario en las que, en conformidad con ello, pueden llamarse
«multidisciplinas». Los filósofos fenomenólogos pueden contribuir a conformar y a
desarrollar de otras formas esas multidisciplinas (Embree, 1999: 24).

4. LAS INDAGACIONES DE EMBREE EN EL MARCO DEL QUINTO PERÍODO:


LAS POSIBILIDADES DEL ANÁLISIS REFLEXIVO

Para superar el marco de la erudición, Embree reconstruye lo fundamental del


método fenomenológico de Husserl y lo traduce de modo práctico para las
investigaciones sobre los fenómenos culturales. A simple vista, el método
fenomenológico se difumina, quedando reducido a unos pasos simples, a
una especie de recetario que nos conduciría al saber; sin embargo, el mismo
Embree advierte que más que un método en el sentido de recetario, habría
que adoptar el término “enfoque”; tal enfoque es llamado por él: Análisis
Reflexivo. En él están presentes, si quisiera hacérsele el rastreo, las fases de
la fenomenología, tanto en su versión eidética como trascendental y
constitutiva. La ventaja (herejía para el fenomenólogo erudito), es que ahorra
a quien desea hacer investigación fenomenológica, la jerga y los intríngulis en
los que se deleita gran parte de los soi disant fenomenólogos.

Lester Embree inicia su texto Análisis reflexivo con una sentencia: “muchos
que se llaman a sí mismos «fenomenólogos» han olvidado (si alguna vez lo
supieron) que lo fundamental del enfoque fenomenológico es algo que puede
ser llamado simplemente «análisis reflexivo»” (Embree, 2003: 11). De esta
frase pueden extraerse tres consecuencias que el autor desarrolla a
profundidad tanto en lo que llama Prefacio para instructores, como en la
Introducción: 1. existe una casta de filósofos que se autodenominan
fenomenólogos pero que han olvidado su esencia. Como ya se había
enunciado, estos caen bajo el título de “eruditos”. 2. La fenomenología, más
que método, es enfoque pues no dice referencia a “recetas de cocina”, sino
que señala la necesidad de una actitud reflexiva y teórica, basada en la
observación y el análisis. 3. La esencia de la fenomenología radica en la
elaboración de análisis fenomenológicos. Si alguien quiere volverse
fenomenólogo, no será para torturarse aprendiendo una jerga compleja, su
convicción está en que “una mayor habilidad para efectuar análisis reflexivos
sobre encuentros y objetos en tanto que encontrados nos ayuda a conocer,
valorar, obrar de modo más eficaz y responsable” (Embree, 2003: 61). El
libro es una guía para realizar análisis reflexivos.

La estructura del texto está conformada por siete capítulos. Los dos primeros:
Observar e Informar, podrían tomarse como preparatorios. El capítulo tres,
Reflexionar, juega un papel preponderante pues sitúa al investigador en suelo
fenomenológico y lo persuade de que el método fenomenológico es “análisis
– reflexión”. Los capítulos cuatro, cinco y seis contienen tanto el núcleo
doctrinal (IV. Creer, valorar, querer y V. Experienciar), como la explicitación de
los tipos de análisis (VI. Analizar). El último capítulo (VII. Examinar) es “otra
demostración práctica del poder que tiene el análisis reflexivo al aplicar la
fenomenología a la vida, examinando, y así criticar si es necesario, nuestra
vida o aspectos de la misma” (San Martín, 2005: 219).

De modo jocoso Embree sostiene en otro lugar que: “es un hecho algo
desafortunado que Husserl creyera estar fundando una nueva ciencia
primordial –es decir, una filosofía primera en la que pudieran fundamentarse
todas las otras ciencias- y que, en consecuencia, nombrara su esfuerzo con
una palabra que termina en –logía” (Embree, 2008: 177). La razón del
infortunio la ubica Embree en que ese nombre, difícil de pronunciar, sugiere al
no fenomenólogo la pregunta: ¿y qué es eso? Para caracterizar de modo
pleno a la fenomenología, Embree plantea que ella es análisis reflexivo.

Si aún aparece la cara de estupefacción, podría agregarse dos cosas más: a.


a diferencia del científico, cuyo trabajo tiene un carácter altamente
argumentativo y, frecuentemente busca producir un sistema, el fenomenólogo
produce análisis, con mayor propiedad, pues genera principalmente
secuencias de distinciones más o menos bien clarificadas mediante
ejemplos. Esto no significa, aclara Embree, que los fenomenólogos no
ofrecen argumentos o que sus resultados fenomenológicos no pueden ser
organizados como sistemas deductivos; lo que quiere decirse es que “la
argumentación y la sistematización deductiva no son para la fenomenología
asuntos tan centrales como lo son para otros enfoques” (Embree, 2008:
177). b. Consideremos, ahora, lo relacionado con la reflexión: “los
fenomenólogos analizan y describen los encuentros de cosas y,
correlativamente, de cosas-en-cuanto-encontradas, acompañando lo dicho
con algunos ejemplos de correlaciones encuentro-encontrado, tal como la
que hay entre el valorar y la cosa-en-cuanto-valorada, incluyendo el amar y
las personas en tanto que amadas” (Embree, 2008: 178). Por consiguiente,
la fenomenología incluye la epistemología, la axiología y la ética y se emplea,
asimismo, allende la filosofía, como en la sociología y la psiquiatría.

El profesor Embree ha explorado distintos fenómenos culturales a partir de su


propuesta del método fenomenológico como análisis reflexivos, dando más
solidez a su concepción de quinto período. Entre sus estudios se abordan las
diferencias generacionales, la etnofobia norteamericana, las actitudes de
clase, la dialectología de género, las ficciones de la cortesía (todos los
anteriores agrupados en el libro Fenomenología continuada; contribuciones al
análisis reflexivo de la cultura); además, la fenomenología del ambiente, la
constitución del vegetal, los problemas en torno al valor de la naturaleza, la
fundamentación no mundana del ambientalismo, la constitución de la cultura
básica, la racionalidad de la tecnología científica, acción indirecta y
tecnología, cuándo el fin no justifica los medios, etc. (agrupados en el libro
por salir: Ambiente, tecnología y justificación; investigaciones
fenomenológicas).

En tanto propuesta en desarrollo, podrá discutirse algunos presupuestos en


los que se apoya Embree* o, quizás el resultado de sus descripciones; sin
embargo, hay que admitir que unas nuevas posibilidades se están abriendo a
la fenomenología, las cuales le obligan a superar la vuelta a los textos y a
proponerse ir a las cosas mismas; en síntesis, siguiendo a Embree, “es difícil
dudar de que los fenomenólogos científicos, así como los filósofos, se
beneficiarán más conscientemente de la interacción continuada con colegas
de otras disciplinas, al igual que recordando que no toda fenomenología es
filosófica” (Embree, 2003b).

5. EL FUTURO DE LA FENOMENOLOGÍA HUSSERLIANA

La frase con la que cerramos el apartado anterior, deja un amargo sabor de


boca, especialmente en lo que se refiere a que puede haber fenomenología
no filosófica. Personalmente, no adhiero a esta postura pues el hecho de que
el fenomenólogo incursione en grupos multidisciplinarios, no significa ni que
él se pierda en las disciplinas con las que dialoga, ni que sus dialogantes se
vayan a convertir en fenomenólogos. He visto varios escritos a los que se les
antepone la palabra fenomenología y ella no aparece por ningún lado; este

*
Por ejemplo, el profesor Harry Reader de la Universidad de Texas, critica la propuesta del
Análisis Reflexivo pues no tiene como elemento central la argumentación; esta crítica hay que
examinarla para determinar si al insertarla en la propuesta de Embree se está saltando del
campo fenomenológico en aras de compaginar fenomenología y filosofía analítica, o si
podría convertirse en un enfoque más complejo para abordar los problemas culturales.
tipo de escritos, en vez de aclarar lo que se toma por investigación
fenomenológica, lo único que hace es devaluar su significado y, por tanto,
caer en bagatelas que en nada contribuyen a comprender o comprendernos;
más bien, darían pie para acusar tales trabajos de fenomenología de la “taza
de té”.

En el espíritu del quinto período, es decir, con el interés de superar la


erudición y volver a las cosas mismas, aunque orientados por las sugerencias
del fundador de la fenomenología, se reunieron varios investigadores
fenomenólogos para conversar acerca del futuro de la fenomenología
husserliana; tal evento tuvo lugar el 2005, en la New School of Social
Research en Nueva York. En no más de cinco páginas, los investigadores
dieron sus opiniones de las cuales, a modo de conclusión y sugerencia,
resalto las siguientes:

a. Uno de los textos más completos lo escribe el fenomenólogo Nam-In


Lee. Su escrito titulado Sobre el futuro de la sociología fenomenológica, es
un estado del arte donde reconoce tres principales tendencias en esta rama:
la sociología fenomenológica empírica, la sociología fenomenológica
ontológica y la sociología fenomenológica trascendental. Entre estas tres
tendencias se han dado interesantes debates, al punto que muchas
posiciones parecieran estar más preocupadas por aquello que las divide, que
lo que realmente las une en sus fundamentos. A decir de Lee: “en orden a
desarrollar sistemáticamente la sociología fenomenológica, es necesario
aclarar la distinción entre las tres dimensiones distintas de la sociología
fenomenológica. Sin embargo, en los debates sobre sociología
fenomenológica, esta distinción no ha sido investigada suficientemente.
Cuando se examinan con rigor, puede verse que cada dimensión de la
sociología fenomenológica tiene abundantes posibilidades de desarrollo en
múltiples direcciones”. De acuerdo con la exposición de Lee, una provechosa
labor del fenomenólogo en el futuro será aclarar los modos en los que la
sociología fenomenológica se va desarrollando de acuerdo con su dominio de
objetos. De igual modo, al lado de los sociólogos de inclinación
fenomenológica, contribuir a explorar caminos en los que cada tendencia
tendría un alto impacto.

b. En el texto: El futuro de la fenomenología husserliana, Biagio Tassone


concluye que “el principal valor de los escritos de Husserl en la actualidad,
descansa precisamente en las posibilidades que ese enfoque ofrece al
conocimiento científico o positivo como conocimiento de las entidades
contingentes constituyendo vis-à-vis su relación con un sujeto en el mundo.
Sin preocuparse por la constitución del conocimiento por parte de un sujeto
cognoscente, los problemas del significado y la referencia, necesarios para
una epistemología válida filosóficamente, nunca podrían sacarse adelante.
La fenomenología fue un intento, un tanto infructuoso, en la filosofía moderna
por restaurar unas condiciones viables para justificar nuestro conocimiento
absoluto. El enfoque de Husserl de la teoría del conocimiento aún puede
servir como una alternativa posible ante cualquier enfoque que indague sobre
los problemas epistemológicos y de la filosofía de la ciencia, llámense
naturalistas, convencionalistas o pragmáticos”.

c. El fenomenólogo Sebastian Luft, en su escrito Sobre el futuro de la


filosofía husserliana, luego de situar el lugar de Husserl en la historia de la
filosofía posterior al postmodernismo, analiza la relación de Husserl y las
ciencias bajo dos categorías: La fenomenología como disciplina fundacional
o “filosofía primera”: esta categoría suena chocante a muchos filósofos y
sobre todo a los científicos, pareciera que hace parte del sueño romántico en
el cual el filósofo tiene la luz que el ciego científico ignora. Planteado así, el
discurso fenomenológico sería pretensioso e incluso alejado de la realidad.
La categoría de “filosofía primera” es aclarada por Luft, dándole un sitial más
modesto pero importante. Según él: “La filosofía y la ciencia no deberían
estar opuestas, como si no tuvieran relación una con otra –como pretenden
Heidegger y muchos filósofos, sin dar buenas razones para tal
distanciamiento. Más aún, la filosofía necesita permanecer informada acerca
del progreso de las ciencias y el nivel actual de la investigación, con el fin de
participar de un modo significativo y relevante en los debates
contemporáneos […] Y las ciencias necesitan ser confrontadas, examinadas
y criticadas por los “expertos en generalidades”, apelativo dado a los
filósofos, casi desde el momento en el que irrumpieron en la historia de la
filosofía de Occidente. Husserl está comprometido con este tipo de
colaboración con las ciencias ‘aplicadas’”. La segunda categoría corresponde
a la fenomenología y las ciencias cognitivas, la cual esbozaré recurriendo al
fenomenólogo que mejor representa la tradición husserliana en lo que
actualmente se conoce como filosofía de la mente.

d. Dan Zahavi lanza una pregunta un tanto polémica: ¿Tiene futuro la


fenomenología (husserliana)? Y comienza afirmando que “nosotros tratamos
con una caricatura peyorativa que la reciente investigación sobre Husserl tiene
que desenmascarar. La publicación continua de Husserliana ha hecho
disponibles muchas de las investigaciones manuscritas de Husserl, y un
estudio de ellas nos revela que Husserl es mucho más complejo de lo que las
lecturas comunes han sugerido. Él frecuentemente anticipó y formuló muchos
de los movimientos críticos hechos por los fenomenólogos posteriores”.
Luego muestra todas las posibilidades que se abren a la investigación de la
mente a partir de los trabajos de Husserl, muchos de ellos leídos bajo la
óptica heideggeriana, o mal comprendidos por filósofos que, en el afán de
mostrar su originalidad, toman a la ligera las tesis fuertes del pensamiento de
Husserl (véase, por ejemplo, la polémica con el concepto de
heterofenomenología de Denett: Zahavi [2007]).

CONCLUSIÓN

He tratado de mostrar cómo la fenomenología no es un discurso acabado; he


intentado sugerir que la fenomenología no se actualiza únicamente gracias a
los desarrollos posteriores de los discípulos de Husserl (Heidegger, Merleau-
Ponty, Gadamer, Ricoeur); antes bien, quise plantear que la fenomenología
husserliana, quizás por el prematuro éxito de sus seguidores y la dificultad de
acceder a la cantidad de manuscritos de Husserl, no tuvo la lectura juiciosa
que hoy se está haciendo por parte de tradiciones generalmente alejadas de
los discursos continentales. De igual modo, casi todos los ejemplos
remitieron a la consideración de la fenomenología como filosofía que no
puede entenderse desligada de la ciencia, esto frente a gran cantidad de
discursos en los que se ve a la fenomenología como otro bastión desde
donde se critica paranoicamente el discurso científico; el tema del quinto
período está inmerso en la multidisciplinariedad en la que el fenomenólogo
tiene mucho que aprender y aportar. La presentación del método
fenomenológico como análisis reflexivo, considero que es un modo valioso de
escapar de las tradicionales controversias sobre lo que es epojé, constitución,
nóema, intencionalidad, etc., y brinda la posibilidad de hacer investigación
fenomenológica que trascienda la erudición. En fin, el programa
fenomenológico no está agotado y su aplicabilidad hace sospechar que va a
permanecer vigente por muchos años más. De la rigurosidad de las
investigaciones fenomenológicas dependerá que la fenomenología sea un
discurso pertinente para los tiempos venideros o sea, como en varios textos
puede leerse, una especulación que confunda y adormezca los espíritus en un
mundo ya de por sí confundido.

BIBLIOGRAFÍA:

Embree, Lester (en prensa) Ambiente, tecnología y justificación;


investigaciones fenomenológicas.

Embree, Lester (2003a) Análisis reflexivo, una primera introducción a la


investigación fenomenológica / Reflective Analysis, a first introduction into
Phenomenological Investigation (Edición bilingüe inglés / castellano). Morelia:
Jitanjáfora. 543 p.

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Organization of Phenomenological Organizations”. En: Chan-Fai, Ch.,
Chvatik, I., Copoeru, I., Embree, L., Iribarne, J. y Sepp, H. R. (editores)
Web-Published at www.o-p-o.net, 2003.

Embree, Lester (2007) Fenomenología continuada; contribuciones al análisis


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Embree, Lester (1999) “La continuación de la fenomenología: ¿un quinto
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Frege, G. (1894) “Review of E. G. Husserl’s Philosophy of Arithmetic”. En:


McGuinness, B. (ed.) Collected Papers on Mathematics, Logic, and
Philosophy. Oxford: Blackwell. pp. 195-209.

Husserl, E. (1995) Investigaciones Lógicas I. Barcelona, Altaya. 382 p.

San Martín, Javier (2005) La práctica de la fenomenología según Lester


Embree: comentario al libro Análisis Reflexivo. En: Investigaciones
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Sokolowski, R. (1987) “Husserl and Frege”. En: The Journal of Philosophy,


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