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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES. FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN. ESCUELA DE LETRAS.

DEPARTAMENTO DE HISTORIA DEL ARTE. ASIGNATURA: TALLER DE LITERATURA Y CINE

María Isabel Castillo Bohórquez.


C.I: 15989187.

“El Ángel Exterminador”: dos soportes, dos lecturas. La visión nostálgica de


Fernando Vallejo en la Virgen de los Sicarios

1. La Nostalgia en el Papel

En Abril de 1994, Fernando Vallejo, saca al mercado su novela corta “La


Virgen de Los Sicarios”, una historia que de vírgenes, tiene pocas referencias,
Medellín es el gran escenario de esta narración, la cual se ha interpretado como
una autobiografía del autor, aunque no es así. El último gramático de Colombia
Fernando Vallejo, es un personaje ficticio, que regresa a morir a su ciudad natal
Medellín aun cuando no estaba enfermo, ni viejo. A Fernando se le habían
agotado las ganas de vivir, ya lo había alcanzado todo en la vida, no le queda
nada por hacer. De tanto deambular por las calles de la ciudad se encuentra con
Alexis, un joven sicario, que tiene unos valores muy diferentes a él, desempleado
por la muerte del “Gran capo” este se dedica a matar por venganza y por
aburrimiento, ambos establecen una relación que va a estar marcada por el amor
y la violencia, de una ciudad que ya no es la de su infancia.

El autor estructura su novela como un gran monólogo. Al escribir en primera


persona, Vallejo, nos inserta de lleno en su historia, nos hace parte de ella,
aparecen las voces de los otros personajes, como sus amantes Alexis o Wílmar
cuando él lo decide, el lector, es cuestionado, despreciado y educado incluso en
un mismo párrafo:

“…Un rombo de ciento veinte pliegos inmenso, rojo, rojo, rojo


para que resaltara sobre el cielo azul. El tamaño no me lo van a
creer, ¡pero qué saben ustedes de globos! ¿Saben qué son? Son
rombos o cruces o esferas hechos de papel china deleznable, y
por dentro llevan una candileja encendida que los llena de humo
para que suban. El humo es como quien dice su alma, y la
candileja el corazón…” (Vallejo. 1994: 7-8).
El argumento narra la relación que surge entre Fernando y Alexis, es una
relación abiertamente homosexual mostrada de una manera cotidiana, alejado de
la idea errada de “loca” que aun persiste en nuestra sociedad, es una relación
entre un hombre y un joven que aman de la misma manera que una pareja de
heterosexuales. Enamorarse de un sicario es enamorarse de la violencia misma,
es compartir la anarquía por el sistema, es la nostalgia de la libertad. Desligar el
amor de Fernando y Alexis de la violencia que convulsiona una ciudad como
Medellín no tiene sentido, el de ellos es también un amor convulsionado, es
aquella soledad que desaparece junto al otro igual de desdichado, Alexis mata con
su “Tote”, en cambio Fernando ya se había desecho de la humanidad entera con
sus palabras. El gramático representa fielmente la voluntad de vivir ciertamente
negativa, propuesta por Schopenhauer , tiene ganas de morir porque ya no
soporta este mundo y aún así continúa, se apega a la vida, vive con Alexis por él,
es paradójico que alguien que quiera morir aprenda a amar con tanta intensidad o
¿es la única manera en que se puede hacer?.

Es posible calificar el discurso de Vallejo como misógino, frases como: “…el


pobre es el culo de nunca parar y la vagina insaciable…” (Vallejo, 1994:97), “…La
relación carnal con las mujeres es el pecado de la bestialidad, que es cuando se
cruza un miembro de una especie con otra, como por ejemplo un burro con una
vaca….” (Vallejo, 1994:25), “…De tanto en tanto una vieja preñada, una de esas
perras putas paridoras que pululan por todas partes con sus impúdicas barrigas en
la impunidad más monstruosa…”. (Vallejo,1994: 92), estas han despertado las
más destructoras críticas y han ofendido a más de un fémina, pero no deben
entenderse como un ataque al género femenino, es un ataque a la humanidad,
aquella que se reproduce sin cesar, sin importarle las consecuencias. Su narrativa
más que herir pretende llamar a la reflexión, no debemos olvidar que en esos
niños incontaminados de mujer, los sicarios, la figura de la madre siempre esta
presente, es más bien el padre quien es el gran ausente en “La Virgen de Los
Sicarios”, ni Alexis, ni Wílmar, ni siquiera algún otro personaje de este relato habla
de su padre, de la figura masculina, entonces Vallejo vendría incluso a transgredir
al género masculino, no es un ataque a la mujer es un bombazo a género
humanidad, a la reproducción, de la cual no se ha oído el primer caso, a parte de
La Virgen María, de una mujer que quede embarazada sin recurrir al elemento
masculino.

Es que al verdadero Fernando Vallejo, no le interesa agradarle al lector,


pretende exponer mediante su discurso una realidad igual de cruda que sus
palabras, la violencia, la soledad, la perdida de valores, el ruido y la confusión de
la Medellín del siglo XX, ese sueño de Basuco que es nuestra caótica realidad. Es
una crítica social, en medio de la nostalgia de un Gramático que consigue una
prueba de la felicidad con un adolescente sicario, la denuncia a una sociedad
detrás de una máscara, de la desigualdad de las clases sociales, de la
homosexualidad asumida abiertamente, de una degeneración de instituciones,
como la familia, la maternidad, la iglesia y el mismo Dios, “…Mire parcero no
somos nada. Somos una pesadilla de Dios que es loco...” (Vallejo, 1994: 56). La
violencia descarada de estos jóvenes asesinos puede ser abrumadora, pero no se
ve la otra cara de la moneda, la de su abandono, la de sus carencias, cómo no va
a convertirse en asesino un niño que le falta todo en la vida. Todos los muertos
que caen en “La Virgen de Los Sicarios” están justificados, nuevamente
podríamos añadir que es la nostalgia de Vallejo por un mundo mejor, armónico y
sobre todo apacible. Alexis sí tiene corazón, aunque sólo lo demuestre cuando no
fue capaz de matar a un perro mal herido.

Por otra parte las iglesias son un símbolo importante dentro de la novela, el
autor hace descripciones detalladas de todas las que visitan los personajes. Se
dirigen a ellas cada vez que tienen la necesidad de pedir o de escuchar el silencio,
en una ciudad cuyos ritmos, no paran nunca, el ruido de la gente, de los carros, de
los radios a todo volumen, de los televisores, el ruido de “Metrallo” que es el más
ensordecedor de todos. La iglesia representa la nostalgia por el silencio. Fernando
no cree en Dios, pero encuentra alguna paz en aquellos templos corruptos por los
personajes asociales que la han profanado, ahora el humo de la marihuana se
mezcla con el del incienso, pero, ¿no era acaso la iglesia durante la edad media el
refugio de todos los marginados?, aún en la Virgen de los sicarios es así. Es
además el umbral que permite a Fernando regresar a su niñez, a la vida que había
dejado atrás en Medellín, por ejemplo la iglesia de Sabaneta, donde ahora María
Auxiliadora, era venerada por los sicarios, es allí donde Fernando se dirige a ella
como cuando era niño, “…Virgencita niña que me conoces desde hace tanto: Que
mi vida acabe como empezó, con la felicidad que no lo sabe…” (Vallejo, 1994: 21),
con estas palabras deja entrever que aún siente que hay algo superior a él, algo
que lo conoce más que nadie, es el recuerdo de una infancia que no va a regresar.

El manejo del Lenguaje en la “Virgen de los Sicarios” acentúa la nostalgia, la


lengua materna es expresión de un contexto en particular, de una cultura, de la
comunidad. Fernando Vallejo emplea un lenguaje coloquial que más que
empobrecer el discurso, le otorga un extrañamiento, en el mejor sentido del
formalismo ruso, que lo enriquece. La oralidad antioqueña se ve transformada en
lenguaje poético, para hacer soportable, algunas realidades narradas por Vallejo
que de otra manera sería imposible. A través de la narración podemos ver cómo
el gramático se va involucrando con los personajes, su propio lenguaje comienza
a transformarse hasta llegar a emplear es mismo el argot de los sicarios:

“…Bueno parcero, aquí nos separamos, hasta aquí me acompaña


usted. Muchas gracias por su compañía y tome usted, por su lado,
que yo me sigo en cualquiera de estos buses para donde vaya,
para donde sea.

"y que te vaya bien,


que te pise un carro
o que te estripe un tren"…” (Vallejo. 1994. 174).
Para Bourdieu la estilización del lenguaje coloquial “…Se trata, nada menos, de
escribir la realidad (y no de describirla, de imitarla, sino de dejarla en cierto modo
que se produzca a sí misma)…” Bourdieu (citado por Rosas, 2003). Es por ello que
Fernando Vallejo, expone el alma de Medellín y sus habitantes con una sola
palabra devenida del argot paisa: METRALLO. “La Virgen de Los Sicarios” es una
novela que trata el amor entre dos hombres, el perdón, la violencia, Colombia,
Medellín, pero es sobre todo una novela que trata La Nostalgia.

2. La Nostalgia en el Video.

La Virgen de los Sicarios

Dirección: Barbet Schroeder.


Países: Francia/Colombia/España.
Año: 2000.
Duración: 97 min.
Intérpretes: Germán Jaramillo (Fernando), Anderson Ballesteros, Juan David Restrepo, Manuel Busquets.
Guión: Fernando Vallejo, adaptado de su novela homónima.
Fotografía: Rodrigo Lalinde.
Montaje: Elsa Vásquez.
Música: Jorge Arragada.
Decoración y vestuario: Mónica Marulanda.

Leer una novela y ver una película son dos cosas distintas, cada una
emplea sus propios recursos y soportes, es por eso que no se pretende
comparar la novela de Vallejo con la película de Schroeder, es darle su puesto
a cada una donde le corresponde. Lo primero que llama la atención de la
película es su formato, en este caso digital, le otorga a la imagen una veracidad
de documental, apropiado para narrar la realidad de un país. Se emplean bellos
planos generales de la ciudad de Medellín, y sobre todo los primeros planos,
porque es una película cargada de filosofía, cada quien decidirá de que tipo,
algunas escenas parecieran ser tomadas con la cámara al hombro, acentuando
el efecto de documental.

La economía de la imagen esta presente siempre si observamos que en unas


cuantas escenas se nos presentan, cantidades de páginas de la novela. La
virgen de los sicarios es una película de hombres, la ausencia de lo femenino
es trascendental para mostrar la relación homosexual entre Fernando y Alexis,
y posteriormente con Wílmar, sólo aparece con la virgen y con la madre de
Alexis al final.

Pero nuevamente la nostalgia se apodera de la muestra, las escenas del bar


Bombay y del bar del tango lo demuestran y siempre se encuentra ligada a la
música, muestra aquella ciudad que ya no es la de la infancia del gramático.
Ahora es una Medellín atestada de taxistas con Vallenato a todo volumen y los
radios que entonan sin cesar salsa, rock, además del silencio perturbado de la
noche, por el constante ritmo de la batería del punkero. Tambien esta presente
la música sinfónica que aflora la interioridad de Vallejo, muestra una cara de
alegría cuando la escucha, abre sus brazos mientras le explica a Alexis que eso
es lo que vale la pena escuchar.

En la producción cinematográfica, la homosexualidad es mostrada más bien


como la relación entre un padre o un hijo, una relación entre grandes amigos,
solo algunas escenas la muestran abiertamente, o por comentarios como los
que hace el personaje de la plaga cada vez que se encuentra con Fernando y
Alexis. En la escena del cuarto de las mariposas, en cambio, se nos muestra
decadente, la cópula se observa a través de un espejo en medio de una
decoración Rococó, es como sucumbir ante la pasión de un momento. En
contraposición sería la escena en la cual Vallejo, lleva a Wílmar a un motel,
este mientras el gramático esta sentado en el baño pensando, prende el
televisor en un canal porno, Vallejo sale del cuarto y le pide que lo apague, es
así como el declive en aumento del cuarto del motel queda silenciado.
Las actuaciones de los sicarios no son las mejores, pero hay que entender
que Schroeder, busco actores naturales para su interpretación, sacados del
mismo contexto de Medallo. Pero eso quizás acentúa la realidad que quería
expresar. El humor forma parte fundamental de la película, aunque
sinceramente se trate de un humor bastante irónico, pero este suaviza la
violencia de algunas escenas, Schroeder además no recrea todas las escenas
de violencia que son frecuentes en el libro, quizás con tanta sangre la película
hubiese sido muy pesada para el espectador. Uno de los elementos que le
agrega tensión a la trama es La figura del “Difunto”, es representada como una
suerte de aparición sobrenatural, es como la materialización del ángel de la
muerte que aparece para anunciarla, este elemento irreal solo se podría lograr
con una narración visual, como la que ofrece el soporte cinematográfico.

La Virgen de los Sicarios más que ser una adaptación de un mismo autor sobre
su obra, expresa todo en sentimiento de una ciudad donde sus habitantes se
aniquilan continuamente, para coexistir en ella, la vida es menos segura que la
muertes, pero cómo el mismo Fernando Vallejo apunta, era el ángel
exterminador, los sicarios son ángeles de la muerte en Medallo.
Referencias

• CRESPO, E (2003) La virgen de los sicarios como extensión de la


narrativa de la transculturación. Consulta del 20 de noviembre de 2004.
Disponible en: www.ucm.es/info/especulo/numero24/virgen.html
• SOLANILLA, C (2001) La Virgen de Los Sicarios: el sagrado infierno de
Fernando Vallejo. Consulta del 20 de Noviembre de 2004. Disponible
en: www.utp.edu.co/~chumanas/ revistas/revistas/rev26/valencia.htm
• VALLEJO, F (1994) La Virgen de Los Sicarios. Editorial Aguilar: España.

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