Sunteți pe pagina 1din 8

COMO SER UN LIDER JUVENIL Y NO MORIR EN

EL INTENTO
Algunas notas prácticas de cómo asumir rápida, responsable,
animosa y creativamente el rol de líder juvenil
Por Giovanni y Dinora Cabrera

LOS PIES SOBRE LA TIERRA


Una pequeña introducción.

Mi nombre es Giovanni Cabrera y junto a mi esposa, Dinora,


conducimos el grupo juvenil en nuestra iglesia.
Esto no ha sido un jardín de rosas, pero tampoco ha sido un desierto
cruel e imposible de sobrevivir. Lo que sí ha sido hasta hoy es una
gran oportunidad de servir a Dios y a mis prójimos a través del servicio
del amor.
Escribo estas pequeñas notas por pedido de mi amigo Alex Valdovinos
que en requiere una guía para nuevos lideres.
Ese es tu caso.
Empecemos por lo básico...

¿Quién NO es un líder?
1. Un tirano no es un líder. La persona a quien la gente obedece
por temor a un castigo o represalia no es un líder, porque sin el
castigo nadie lo seguiría
2. Un guía de turista no es un líder. Una persona que saca a pasear
a otro grupo de personas no es un líder, porque ese paseo no
tiene objetivos concretos y directos
3. Un sabelotodo no es un líder, porque sin duda podrá dictar
majestuosas charlas llenas de sabiduría, pero ¿quién sabe si su
auditorio le escucha (si es que existe auditorio)?
4. Un político no es un líder, porque no se vale de su elocuencia y
de la simpatía que muchos le tienen para llegar a sus muy
particulares y egoístas intereses.

¿Quién es un líder?
Tras las descripciones anteriores, podemos notar algunas
peculiaridades que un líder si tiene sobre su grupo y por tales
peculiaridades, es posible, hacer que el grupo le siga.
El líder es una persona que brinda amor, teniendo objetivos claros,
concretos y directos, además de la capacidad de atraer la atención de
los demás aun cuando sus palabras no sean majestuosas o
rebuscadas, porque sabe decir las cosas en el momento indicado y que
no tiene intenciones particulares sino que piensa en el bien común de
quienes le siguen.
El líder es aquel a quien todos siguen y que con o sin palabras logra
mover a las personas hacia un objetivo, que las beneficia a si mismas.
Viene a mi mente el líder modelo: Cristo. Este hombre es capaz de
mover millares de personas hacia un objetivo y aun no ha dejado de
hacerlo.

¿Quién es un líder juvenil?


La persona que logra dirigir a los jóvenes a un objetivo que mejore sus
vidas cristianas y su comunión con Cristo. Esto logra hacerlo con
amor, seguridad y sencillez.

Quién Yo?
Ahora, la pregunta del millón: ¿Porqué yo?

Esa es una pregunta que solo Cristo puede responder. Si despiertas en


un día común y te encuentras con la “pequeña diferencia” que ahora
eres un líder de jóvenes, debo decir, que aunque la idea te abrume,
Dios tiene un propósito en todo esto.
Conozco de una persona a quien le pasó esto:

Era un hombre común y corriente que vivía modestamente, pero un día


vio una señal del Señor y le intrigó tanto que quiso saber como sucedía
esa señal, mientras lo investigaba, una voz le llamó por su nombre y él
respondió: Heme Aquí, aunque su respuesta sugería disposición, su
corazón latía a mil por hora y se llenó de temor.
Cuando el Señor escuchó la frase “Heme aquí”, la tomo como propia y
le explicó: “No creas que no me he fijado en las angustias de mis hijos
y en la opresión en la que viven a causa de los egipcios, así que, ve tú,
y habla en mi nombre a Faraón para que deje ir a mi pueblo.”
¡¡Correcto!! Estoy hablando de Moisés. El caso es que él sintió miedo,
¡¡Puso tantas excusas!!
Pero tu conoces la historia: No ha habido otro libertador tan grande
como Él (excepto Jesús, claro está) a El se le atribuye la emancipación
del pueblo de Israel y se le conoce como el fundador de la nación.
Sin embargo el no era muy distinto a ti ni a mí, le temblaban las
piernas y no creyó que fuera capaz inicialmente.
¿Cuál fue el éxito de su liderazgo?
Muy sencillo: Disposición y sometimiento para Dios.
Puedes inventarte mil y una cosas pero si no tienes estos dos
elementos, estás perdido sin remedio.
Al igual que Moisés no lo sabemos todo en esta “ciencia” de dirigir,
pero estas cosas son como papel y lápiz en la escuela del liderazgo y
las únicas que necesitas para aprender en el camino.

Señor, ¿qué quieres que yo haga?


Un plan de trabajo efectivo es aquel que se apega lo más que se puede
a la Voluntad de Dios.

Aun cuando Saulo de Tarso, tenía enormes capacidades como la


elocuencia, altos conocimientos y el extraordinario celo por las “cosas
de Dios”, eso no lo era todo. Faltaba una cosa: LA VOLUNTAD DE DIOS
en su ministerio.

Asimismo, tu puedes tener muchas capacidades y destrezas para


explotar en tu grupo juvenil, sin embargo, es necesario empezar con el
principio.
Si ya entendiste que Dios te ha llamado, ahora es momento de hacer
la sabia pregunta que hizo Saulo: ¿Señor, qué quieres que yo haga?
Con esto te pones a disposición de la voluntad de Dios.

El ministerio que ahora diriges empezará a ser guiado por el Espíritu


Santo, los resultados serán reales, aunque puede que no sean los que
tu esperabas, y eso es normal, porque este árbol dará los frutos del
Espíritu Santo y no los que tu habías pensado.

Ahora que entiendes esto, es tiempo de tomar papel y lápiz, poner tus
rodillas sobre el piso y pedirle al Señor que te ayude a diseñar un buen
plan de trabajo adecuado a los propósitos que Él tiene con sus jóvenes.
Alguien dijo que un buen plan de trabajo es como un buen mapa para
el buen viajero: siempre te indica por donde debes ir, y siempre llegas
al lugar indicado.

S.O.S.
Hablemos un poco de lo que harás en las reuniones juveniles.
Un plan de trabajo necesita actividades y las actividades deben ser
guiadas por el Espíritu Santo para que surtan efectos positivos.
Algunas ideas que nos han funcionado y que tu puedes adaptar para
las actividades juveniles son:

1. Nunca avergüences a ningún joven en público. Si alguien hizo


algo incorrecto y necesitas llamarle la atención, hazlo siempre en
privado.
2. En la reunión juvenil acomoda a los jóvenes en círculo, para que
cada uno este sentado “en primera fila”.
3. Trata que cada reunión sea distinta a las anteriores.
4. Titula tus actividades con nombres creativos y llamativos.
5. No invites a hermanos adultos que se encarguen de criticar las
actitudes de los jóvenes, si has de invitarlos, asegúrate que sean
personas adultas que apoyarán la actividad y que no harán sentir
mal a los jóvenes.
6. Toma en cuenta a cada joven en la reunión y llámales por su
nombre.
7. Haz publicidad, anuncia anticipadamente las reuniones juveniles
en un cartel llamativo y si es posible, haz una invitación
personalizada con el nombre de cada joven para la reunión de
jóvenes.
8. Sonríe siempre, no dejes que se noten tus problemas, toma un
tiempo con Dios para relajarte y poner sobre Él tus cargas y
luego ve a la reunión juvenil.
9. Conversa con todos los que puedas antes y después de la
reunión juvenil.
10.Visita a quienes faltan si es posible.
11.Apóyate en un par de jóvenes que tengan deseos de colaborar
contigo y compárteles el objetivo que Dios te ha dado.
12.Dirige tú la reunión, no permitas que el grupo la dirija, sin previa
planificación.
13.No permitas que tu reunión juvenil sea solo un sitio recreativo,
sino además conviértelo en un momento de reflexión y
ministración.

No importa que tan novedosa sea tu reunión juvenil, nunca deben


faltar la exposición de la Palabra del Señor y la Adoración a Él.

A continuación te planteo varias actividades que puedes realizar con


jóvenes:
1. Debates. Fíjate en un tema que sea polémico para los jóvenes de
tu iglesia, haz las consultas e investigaciones necesarias junto a
un par de jóvenes que te colaboren y organiza un debate con
distintos ponentes (de entre ellos, deben haber investigado
previamente el tema), y dirige al grupo hacia una conclusión.
Esto es realmente motivador.
2. Foros. Invita a un par de predicadores que dominen el tema de tu
interés para participar en un foro en una reunión juvenil y
observa como se pone de interesante.
3. Paseos. Organiza convivios en los que abunden los juegos y la
convivencia entre ellos mismos, busca un lugar apartado y un
momento para reflexionar.
4. Videos. Organiza sesiones de videos, consigue un televisor
grande, una video casetera y muéstrales una película de
preferencia corta pero con mensaje sustancial.
5. Tarde de Alabanza. Organiza una tarde de alabanza en tu
comunidad y apóyate en todos los jóvenes que puedas para las
distintas tareas que esto incluye.
6. Dinámicas y juegos. Cuida que nunca falten juegos y dinámicas
en las reuniones juveniles que ilustren el tema del cual quieres
hablar con ellos, es como una introducción perfecta para la
reflexión del día.
7. Reuniones en las casas. Organiza pequeños devocionales en los
hogares de los jóvenes con previa autorización de sus padres y
del joven mismo, llevando contigo a todo el grupo juvenil.
Puedes realizar dos o tres reuniones en una misma tarde.
8. Vigilia. Organiza una vigilia juvenil, pero sin programa
convencional, trata de que el tiempo pase de tal forma que no se
note.
9. Sketch. Organiza reuniones tipo “sketch” : Lee, investiga o
inventa una situación que ilustre tu enseñanza y dramatízala
junto a ellos.

15 minutos máximo
En esta sección hablaremos del sermón en la reunión juvenil.

El sermón es la parte dura de la reunión juvenil, tus palabras se hacen


cada vez más y más pesadas, sin embargo, siempre puede haber
reflexión y meditación sin aburrimiento.

He aquí algunas ideas claves y muy importantes para meditar en la


Palabra del Señor en una reunión juvenil, sin que los jóvenes se
duerman:

1. Nunca tardes más de quince minutos en la meditación. Lo de los


quince minutos no es ley, pero trata de ser lo más breve, preciso
y directo que se pueda. No quiero decirte que no son capaces
de escuchar atentamente un sermón de mucho tiempo, pero
para eso hace falta muuuuucha motivación. Los jóvenes se
parecen a los niños, es un arte mantenerlos quince minutos
quietos.
2. Usa una ilustración. A modo de introducción del mensaje cuenta
siempre una pequeña historia que ilustre tu punto principal,
verás como cautiva la atención de los jóvenes y en poco tiempo
antes del plato fuerte, ellos saben que vas a hablar y quieren
escuchar lo que sigue.
3. Promueve el respeto en la meditación. No permitas desórdenes a
la hora de la reflexión, porque es el momento que el Espíritu
Santo les hablará a ellos.
4. Usa preguntas. Intrígalos con una pregunta, plántales una duda
y resuélvela en el momento de la reflexión, se llevarán el
mensaje al corazón.
5. No les leas, nárrales. Cuando tu sermón se base en una historia
bíblica, no se las leas, lee en la Biblia el desenlace de la historia,
pero cuéntales con carisma la historia, cautívalos, haz sobresalir
los puntos curiosos de la historia, investiga datos que no se
detallen en la escritura sobre esa historia y cuéntaselos, ponle
sentimiento a la historia y ellos se grabarán el mensaje.

Tu, los jóvenes, tu familia y el Pastor.


El último ingrediente para la buena dirección del ministerio juvenil es
las relaciones con tu mundo próximo.

Si realmente deseas un ministerio de bendición debes promover


armonía en tu ambiente, porque el Señor mismo nos invita a la
comunión con los nuestros.

Tú y los jóvenes
Conviértete en un amigo para ellos, un confidente y consejero.
No te sorprendas de lo que te cuentan (te contarán cosas que nadie
más sabe, quizás cosas de las que ellos se avergüenzan.)
Practica la entropía, es decir, “ponte tú en el lugar de ellos.”
Corrígeles cuando sea necesario, pero hazlo con amor, no con odio o
ira. Ten cuidado, es posible amar y herir al mismo tiempo.
Confía en ellos, si te fallan, vuelve a confiar en ellos, eso es lo que les
permite la auto superación: La confianza que otros ponen en ellos,
además eso es lo que hace Cristo cuando pedimos perdón por nuestros
pecados.
Tú y tu familia
Vive en armonía con tu familia, no descuides la
comunión con ellos, porque ellos pueden ser una
valiosa herramienta que Dios use en tu ministerio,
además de que pueden apoyarte si logran entenderte.
Tu familia no son los jóvenes, sino el grupo de
personas con las que convives desde que naciste, por
ello, merecen conocer tu visión y llamado de Dios para
que se conviertan en apoyo.
Ríe y llora con ellos, ámales, minístrales y ora por
ellos.

Si eres casado(a), no descuides el amor de tu cónyuge


comparte con el / ella, tus ideas y visión, como el
llamado de Dios a tu vida, si es posible comparte tu
ministerio con tu pareja. Aparta tiempo a solas con tu
pareja y otro tiempo a solas con tu familia (pareja e
hijos)

Si eres soltero, hazle sentir a tu familia que el


ministerio no es una salida de escape ni el sustituto de
la familia, mejor dales a ellos el lugar que se merecen
y aparta un tiempo para convivir con ellos.
Recuerda que Dios creó primero a la familia.

Si tienes una familia no creyente en Cristo, apégate afectivamente a


ellos y demuéstrales así tu pasión por Cristo y el ministerio que te dio.
Dales un buen ejemplo, se buen hijo, buen vecino y ciudadano.
Tarde o temprano, ellos querrán ser como tú y llegaran a los pies de
Cristo por medio de tu testimonio, recuerda la promesa y ora por ella
“... serás salvo tú y toda tu casa.”

Nunca les prediques al estilo “sermón dominical”, es decir, no los


sientes a escuchar tus sermones teológicos, mejor acércate uno a uno
y platícales de tus logros e impedimentos para que vean la obra que
Cristo hace en ti.

No los desprecies nunca por no creer en Cristo, ámales tal cual ellos
son para que el Señor no tenga estorbo en la obra.
Cuando alguno de ellos enferme, ora por ese miembro de tu familia
con mucha fe, talvez Dios quiera hacer una obra especial en esa
enfermedad.

Tú y el Pastor
Debes recordar que una de nuestras obligaciones como creyentes es
“obedecer a las autoridades” y eso incluye al Pastor. Sin embargo, eso
no debe quedar en obediencia solamente. Hazte un amigo del Pastor,
sus labores son parecidas a las nuestras, pero no son las mismas.
Si consigues la amistad del Pastor, tienes su apoyo, pero no es esa la
razón principal de hacerse amigo de él, sino porque es más fácil
obedecer a un amigo que a un jefe.
Este principio lo vemos en Cristo, Él les dijo a sus discípulos “les
llamaré amigos” y mira todo lo que ellos hicieron por Él, más aún fíjate
en lo que Jesús mismo estuvo dispuesto a hacer por sus amigos (antes
siervos)
Es más saludable una relación así, además eso da buen testimonio de
ti como creyente.
Si tratas al Pastor como jefe, él te tratará como subalterno y si lo tratas
como amigo, él te tratará como amigo también.

S-ar putea să vă placă și