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Riesgos y promesas de la TIC en la

educación
¿Qué pasó en los últimos 10 años?

Las ideas que desarrollo y comento a continuación fueron expuestas en una


interesante conferencia por Nicholas Burbules (Universidad de Illinosis, EEUU)
durante el Seminario Internacional, Las TIC, del aula a la agenda política, el 25
de abril del 2007 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La vida después de las TIC: Efectos


inesperados
Las TIC, como cualquier otra tecnología, al irrumpir en la vida social, aparecen
como grandes promesas. Pero la experiencia indica que una nueva tecnología no
siempre logra resolver los problemas que se propone inicialmente, sino que a
veces, por el contrario genera nuevas dificultades que casi nadie fue capaz de
anticipar. Además, generalmente suele ser muy difícil prever el potencial y los
efectos de las tecnologías especialmente cuando nos hacemos dependientes de
éstas. De esta forma, podría incluso parecer que cada recurso nuevo que aparece,
termina demandando otro recurso más, tan solo para contrarrestar los efectos no
deseados de la innovación. Así, por ejemplo los autos sirvieron para facilitar el
transporte, pero generaron problemas de contaminación y de congestionamiento de
tráfico, que antes no existían.

Por otra parte, existen usos naturalizados de la tecnología, que nos impiden
imaginar nuevas formas de utilización que podrían generar consecuencias no
imaginadas. Pensemos por ejemplo en un teléfono celular de última generación.
Alguien podría haber pensado que es más fácil hablar que escribir mensajes en
ellos si el objetivo básico es establecer una comunicación. Pero esta lógica se
contradice con la exitosa difusión de los SMS entre los jóvenes. La lección es clara:
la juventud no tiene prejuicios sobre el uso “correcto” o “incorrecto” de la
tecnología y elige utilizarla si así lo desea, desde otro lugar. Así, los usos
inesperados pueden devenir en consecuencias tanto positivas como negativas. En
cualquier caso, imprevistas. Los desafíos que imponen las TIC son por lo menos,
complejos.

En lo que respecta a las consecuencias en el terreno educativo, el acceso masivo a


las TIC manifiesta dos aspectos a considerar. Por un lado, observamos que los
jóvenes utilizan la tecnología para casi todo, y por el otro, que esta utilización
implica que también la usen para aquello que el sistema educativo no propone.
Consecuentemente, el sistema busca controlar algunos de los efectos inesperados
de éste uso no deseado apelando a limitar el recurso tecnológico, cuando no
prohibirlo. La experiencia nos dice que este tipo de soluciones son poco efectivas.
Toda prohibición genera siempre un camino alternativo clandestino al margen de la
norma impuesta. Esta no es una conclusión específica del contexto de las TIC pero
sin duda, sí se potencia por la naturaleza misma de los entornos virtuales. En
primer lugar, transgredir bloqueos a través del software o descubrir el modo de
sortear una prohibición no solo no es un desafío imposible (cuando no estimulante)
sino que la difusión social del logro así como la elaboración colectiva de éste saber
es algo que se facilita por las mismas características de las TIC.

La ubicuidad de las TIC


Lo cierto es que diez años marcan hoy una tendencia irreversible. Las TIC han
alcanzado un protagonismo indiscutible. Sus bajos costos han posibilitado una
expansión del acceso y con ellas la omnipresencia. Desde los teléfonos celulares
que nos avisan que debemos recordar esto o aquello, o que nos permiten tomar
una foto en cualquier momento o grabar una conferencia, hasta el GPS en el
automóvil señalando el mejor camino para llegar al hospital de la zona. Las
tecnologías de la comunicación, gracias a los sistemas inalámbricos y a la evolución
de los dispositivos, se han transformado en un aspecto esencial de nuestras vidas.

Las consecuencias no deseadas de esta comunicación permanente no nos son ya


novedosas y muchas veces han sido señaladas: el control y la vigilancia son por lo
menos, una clara invasión de la privacidad. Supone además una exposición
constante de la que deviene un agotamiento, consecuencia probable de estar
siempre disponible para los demás, que también están siempre conectados. Vivir en
red, tiene su costo.

Extensiones de la memoria: el largo camino


hacia la inteligencia colectiva
En principio, el hombre tuvo como único recurso su memoria. La escritura luego y
los sistemas de impresión aún después, le permitieron comenzar a extenderla lo
cual continuó potenciándose progresivamente a través de nuevos dispositivos
tecnológicos. La pregunta que sigue es... ¿... y hace una calculadora más
inteligente al hombre? Probablemente no, pero este tipo de herramientas sin duda
amplía nuestras posibilidades. Más aún lo hacen las TIC, porque nos permiten
pensar en red, complementar en tiempo real lo que nosotros no sabemos con lo
que sí saben los demás, resolver problemas y crear en equipo, etc, etc...

La escuela es una heredera de la modernidad. La enseñanza moderna propone un


sistema centrado en el alumno en tanto individuo. Y desde esta lógica están
pensados la mayoría de los recursos pedagógicos. Sin embargo, en la actualidad, el
protagonismo de la inteligencia colectiva impone una nueva modalidad de trabajo.
En esta dimensión se trasluce otra vez la ubicuidad de las TIC: el contexto sugiere,
entre otras cosas... pensar en red, trabajar en equipo, acceder a información que
excede las paredes del aula y el saber del docente, incluso a la misma biblioteca...
Esta perspectiva supone aceptar que la frontera entre lo formal y lo informal se
vuelve difusa y que la escuela se transforma paulatinamente en un nodo que
cumple la función de sintetizar (como lo haría un ecualizador) los aprendizaje que
provienen de fuentes diversas. Esto habla pues, de una ruptura, no sólo respecto al
tipo de tareas que los estudiantes realizan fuera de la escuela sino también en
relación a los dispositivos tecnológicos que ingresan en el espacio mismo del aula.

Si no apaga el celular, se lo retiro


Los celulares llegaron a todos lados. Y también llegaron al aula. Pero tenemos
buenas razones para pensar que las prohibiciones de usar el celular en la escuela
seguramente fracasarán como sucede con todo enfoque proteccionista. Para ser
justos, si hacemos una revisión histórica, el celular, no es el primer ni el único
elemento con el cual el estudiante podría distraerse en clase. En todo caso el
problema no es combatir el dispositivo tecnológico (que por otra parte, no solo sirve
para comunicaciones telefónicas o SMS, sino que también es cámara de fotos,
video, grabadora, calculadora y agenda personal) sino capitalizar sus herramientas,
en todo caso. A fin de cuentas, el problema esencial sigue siendo el mismo: evitar
que los alumnos se distraigan improductivamente. El sentido común indica que no
se resolverá esto censurando el medio de distracción sino más bien proponiendo
actividades motivadoras. Y en esta línea, hay algunas experiencias en Irlanda que
proponen el uso educativo de los celulares para el aprendizaje de la lengua celta.

La importancia del celular es muy relevante especialmente porque las tendencias


indican que se transformará en el dispositivo de comunicación móvil por excelencia,
reemplazando probablemente a las notebooks. En efecto, los jóvenes prefieren la
comunicación por SMS frente al e-mail. Prueba de esto son los eventos ocurridos en
la Universidad Politécnica de Virginia en abril del 2007: la universidad
efectivamente envió advertencias del peligro por e-mail al alumnado, pero los
jóvenes, no los leyeron. Ellos utilizan sus celulares como recursos esenciales de
comunicación y consideran al e-mail una tecnología obsoleta.

Las TIC, ubicuas e instaladas cómodamente en la sociedad, ya están también


dentro de la escuela. Esto es un hecho. Ante esta realidad, es muy probable que un
enfoque proteccionista nos lleve al fracaso, provocando artimañas clandestinas para
burlar la normativa. ¿Debe la escuela permanecer indiferente entonces? Los
peligros a los que se exponen los estudiantes al lidiar con las TIC no son pocos: la
pérdida de tiempo, la información incorrecta, el error o incluso el ser víctimas de
abusos u otros delitos. El camino es sin duda ayudar a los estudiantes a moverse
con éxito en estos nuevos entornos. Nadie quiere que un niño se ahogue, por eso
es necesario sumergirse en el agua para aprender a nadar.

Entrenamiento para el cambio


Cualquier alumno en el nivel universitario sabe hoy que lo que está estudiando será
seguramente obsoleto al momento de graduarse. El sistema educativo debe
adaptarse a esta realidad de modificación permanente en la que estamos insertos.
Este saber es parte de lo que un estudiante debe aprender. La escuela ya no es la
única fuente del conocimiento y probablemente, tampoco sea el más importante.

En este contexto, el rol del docente debería transformarse. Esta transformación


implica abandonar el papel de director para asumir una más productiva función de
gerente o guía. En esta línea, otro efecto observable de las TIC en la educación es
que muchas veces los alumnos saben más que los maestros (hay un evidente
componente generacional en el vínculo con lo tecnológico). Esto pone en evidencia
los aspectos colaborativos de este nuevo contexto en el que se enfatiza la
negociación como un componente clave del proceso de enseñanza. El desafío exige,
consecuentemente, revisar el modo en que se planifica el currículo y se realiza la
evaluación.

Los cambios en la perspectiva pedagógica implican considerar la importancia del


trabajo en equipo, aun contra las resistencias que los mismos estudiantes
manifiestan. Trabajar en red es una de las competencias necesarias para poder
desempeñarse con éxito en éste nuevo contexto. La posibilidad de publicar las
producciones, es también un corolario del trabajo cooperativo ya que no solo
resulta esencial para la motivación de los estudiantes, en tanto les permite difundir
sus trabajos más allá de las paredes del aula e incluso de la institución educativa,
sino que también resulta coherente con la construcción social del conocimiento que
se hace evidente con la ubicuidad de las TIC. Reutilizar el material publicado otros
cursos, revisar los aportes de otros estudiantes, son ejemplos claros de cómo las
propuestas pedagógicas pueden pensarse desde este nuevo paradigma.

En síntesis, adaptar la escuela a las TIC no es solo una cuestión de instalar


computadoras en al aula. Se trata de una tarea mucho más compleja que exige
comprender los alcances de este nuevo contexto social-tecnológico y de aceptar, en
definitiva, que los cambios ocurrirán con o sin nosotros.

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