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Hay un maestro

…Que tiene algo de Dios por la inmensidad de


su amor, y mucho de ángel por la incansable
solicitud de sus enseñanzas; un hombre, una
mujer que siendo joven, tiene la reflexión de
una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de
juventud; un maestro y una maestra, que si es
ignorante, descubre con más acierto los
secretos de la vida que un sabio, y que al
enseñar se acomoda a la simplicidad de los
jóvenes, un maestro que enseñando, aprende
con los que ama, y que en sus enseñanzas
ofrece tesoros.

Un maestro que siendo vigoroso, se estremece


con el conocimiento y siendo débil se reviste a
veces con la bravura de un león, un maestro
que mientras vive, no lo sabemos estimar,
porque siendo niños, a su lado toda nuestra
ignorancia se olvida, pero después de adultos
daríamos todo lo que poseemos por mirarlo de
nuevo un solo instantes, por recibir de el un solo
abrazo, por escuchar un solo acento de sus
labios.

De este maestro no exijáis el nombre a mí, sino


queréis que empape en lágrimas vuestro álbum,
porque yo lo vi por mi camino.

¡Muchas Felicidades!

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