Sunteți pe pagina 1din 4

¿Por qué el Psicoanálisis?

Elisabeth Roudinesco.
Edit Fayard.
París, 1999

"¿Por qué el psicoanálisis?" es un título que bajo la forma de pregunta resuena


como una llamada a intentar otorgar una razón de ser al psicoanálisis. Pero
también, es un cuestionamiento que señala el lugar que el psicoanálisis ha
ocupado en nuestra vida cotidiana. Siendo testigo del avance de la civilización, es
asimismo blanco de ataques por quienes pretenden substituirlo por tratamiento
químicos. Sustancias que no sabrían curar al hombre de su sufrimiento psíquico,
el psicoanálisis sostiene la idea de que el hombre es libre en su palabra y que su
destino no esta limitado a su ser biológico.

Actualmente las pretensiones cientificistas de reducir al hombre a una máquina, el


pensamiento a una neurona y el deseo a una secreción bioquímica, van
acompañadas de una concepción del sufrimiento psíquico que hoy se manifiesta
bajo la forma de depresión.

La posición de Elisabeth Roudinesco es radical: en tal sociedad depresiva, el


psicoanálisis tiene una respuesta, porque apuesta a que "el alma no es una cosa".
En tal enunciado central, nada es más urgente que la comprensión del malestar de
una época, pero nada es más difícil que descifrar los síntomas y las causas. En
dicha tarea, Roudinesco describe el estado del actual universo psíquico, de la
sociedad que denomina depresiva. La depresión, a la vez que es un sufrimiento;
es un esquema erigido en modelo de la enfermedad psíquica en la cual se intenta
reducir toda suerte de síntomas sin conocer jamás su causalidad psíquica, para
tratarlos con los mismos medicamentos: los psicofármacos.

Roudinesco muestra los rasgos extremos de esta condición, al hacer la fotografía


de una individualidad marcada por el renunciamiento a la subjetividad, a lo
evidente del conflicto, al rechazo de la causalidad psíquica, condición que al estar
adherida a la ideología medicamentosa borra el síntoma y revela la angustia, al
mismo tiempo que sustrae al sujeto de su responsabilidad. Para que se dé esta
condición han contribuido tres corrientes ideológicas: el cientificismo bajo sus
formas neurobiológica y comportamentalista, la ratio de la mas fuerte rentabilidad
que busca economizar el tiempo y el costo frente al sufrimiento psíquico y
finalmente el relativismo cultural, que quiere reducir al individuo a su etnia.

El resultado de esta condición es el hombre comportamental que se opone al


hombre trágico por el cual el psicoanálisis adquiere su estatuto específico; el
mismo que comparte la estructura de Edipo y Hamlet. Se trata del hombre
antinómico por el cual el psicoanálisis ha aportado sus descubrimientos y su
exigencia ética. Un elemento clave del libro de Roudinesco se encuentra en
señalar y marcar la diferencia entre dos condiciones: trágica y depresiva. La
primera, caracterizada por el conflicto neurótico con sus violentas contradicciones,
causas de intensos sufrimientos pero con la posibilidad de la cura por la palabra; y
la segunda condición, son las pretensiones contemporáneas que buscan convertir
la ciencia en religión y mirar al hombre como un autómata intentando sofocar el
conflicto.

En la sociedad depresiva no se tolera el dolor, pues se busca "curarlo" con


antidepresivos. Resultado: un hombre agotado por el evitamiento de sus pasiones,
avergonzado de no ser mas que el ideal que se le propone. La sociedad depresiva
conduce al hombre a una situación que sustituye: "en el lugar de las pasiones, la
calma, en el lugar del deseo la ausencia del deseo, en el lugar del sujeto, la
negación, en el lugar de la historia, la negación de la historia."

De Europa, Francia es el país donde está mas ampliamente implantado el


psicoanálisis, y simultáneamente donde más se consumen los antidepresores.
Esta situación es pensada con relación a cierto cientificismo francés que en su
aversión al psicoanálisis promueve en su lugar, los psicofármacos. Por otro lado,
la autora señala los avatares por los que ha pasado el psicoanálisis en Europa
como en América. La persecución nazi puso numerosos exiliados talentosos en
los EEUU, quienes aseguraron al psicoanálisis un peligroso triunfo; ya en los años
60, Lacan explicaba como los nuevos inmigrantes, cedieron en los principios
clínicos para asegurarse una práctica. Situación que agregada al surgimiento de
las ciencias cognitivas y las neurociencias llevan a Roudinesco a encabezar el
capitulo llamado "Freud murió en América". Roudinesco acude a la historia para
evocar el camino que permitió la emergencia del inconsciente freudiano y mostrar
en que difiere de las concepciones neurológicas y comportamentales. Recuerda la
hostilidad con la que estas concepciones atacaron al psicoanálisis por no estar en
conformidad con el modelo de la ciencia experimental. Recuerda la hostilidad.
Asimismo deconstruye esas objeciones recordando la existencia de una pluralidad
de modelos de cientificidad, de la función de la naturaleza del objeto y sobre todo,
ella regresa a ese crisol del descubrimiento freudiano, la relación indisociable
entre el fantasma y lo real, relación en la cual todo evento encuentra su verdad
para un sujeto.

La última parte consagrada al porvenir del psicoanálisis es una reflexión que


reinscribe el descubrimiento freudiano entre los discursos de la ciencia y la
filosofía de las luces. Alejada del positivismo y del ocultismo, la racionalidad
psicoanalítica, no deja de ser solidaria con lo biológico, lo psíquico y lo cultural.
Ésta se fundamenta en conceptos y modelos para dar cuenta de la complejidad de
sus interacciones a la mirada de la experiencia clínica pero sin jamás renunciar a
eso que constituye el suelo del psicoanálisis: la irreductible dignidad del sujeto
humano. Por que nada es más destructor para un sujeto, que de ser llevado a su
sistema físico-químico, y nada es más humillante para ese mismo sujeto que ver
su sufrimiento íntimo rebajado a la falsa diferencia de un origen étnico.

Este libro no se contenta de defender al psicoanálisis contra sus detractores


exteriores, su reflexión concierne también a las instituciones psicoanalíticas
esclerosadas y a sus pensamientos crónicos. Pues advierte que el psicoanálisis
cada vez se verá mas amenazado si el renovamiento institucional y teórico no
acompaña las transformaciones sociales y la crisis de su sujeto. Las últimas
páginas del libro levantan un retrato detallado de la nueva generación de
psicoanalistas; de su formación y de su práctica, de las exigencias y obstáculos a
superar.

París Marzo del 2000.


Eleazar Correa González.

S-ar putea să vă placă și