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Son muchas las preguntas que el ser humano se ha hecho desde que es ser humano,
como consecuencia de no entender cómo había ido a parar de repente al mundo
desconocido en el que se encontraba. Desde entonces, preguntas como ¿De dónde
surgió todo? o ¿Quiénes somos? siguen sin poder ser respondidas lógicamente.
En esta cadena de preguntas, se llega una que engloba a las demás, y esta es: ¿Cuál es la
razón de la existencia? Es decir ¿Por qué existe ALGO a lo que hemos llamado
universo? Tras este afán por saber, subyace el INSTINTO humano de darle un
SENTIDO a las cosas, hacerse preguntas y responderlas de forma ordenada, LOGICA,
como fin último de alcanzar la verdad, esto es, la razón última, el último porqué a la
última pregunta sobre nuestro mundo. Este instinto humano, está provocado porque es
un ser racional. Su mente está preparada para razonar los fenómenos y ORDENARLOS
de forma COHERENTE. La ciencia, actual precursora y defensora de esta razón, tiene
como fin descubrir las leyes, principios o causas de la realidad del mundo. Resulta
irónico que esta misma razón que aspira a alcanzar la verdad, sea la causante de que no
pueda alcanzarse. Me explicaré.
El ser humano ordena y clasifica su mundo, su entorno y a ellos mismos. Así surgen
formas de ordenación como las creencias y la fe para explicar el lugar del individuo en
el universo; la ética, para organizar su comportamiento; la ciencia, para explicar su
mundo y las fuerzas que lo rigen; o la búsqueda de la personalidad, que es un intento de
darle sentido a uno mismo. Toda esta organización es fruto de la razón, de la búsqueda
de sentido. La razón se apoya en la lógica. La ciencia, en particular, utiliza esta razón,
dando como argumentos válidos, los que son probados empíricamente, es decir,
demostrados lógicamente en la realidad. Pero ¿podemos entender realmente la
existencia, la realidad, con lógica?
El hombre tiende a crear mundos perfectos con los que ordenar su mundo como ya
hemos comentado. Estos mundos pueden ser más o menos dogmáticos. Cuantos más
probados, más se alejan del dogmatismo. Así pues las religiones fundamentan su lógica,
su orden, con la autoridad divina; mientras que la ciencia requiere pruebas intelectuales
basadas en principios lógicos y deducción. Pero, estos principios lógicos a menudo se
fundamentan en la lógica formal, representada por las matemáticas, que se caracterizan
por atender a las conexiones entre los argumentos que relaciona y no al contenido de los
mismos. Esto produce que, por ejemplo, que se tome “infinito” como elemento a
relacionar. Sin embargo, la razón humana no puede ENTENDER el concepto “infinito”.
Así pues, la mente humana engendra conceptos abstractos como infinito, caos, eterno, la
nada… pero no puede entenderlos. La razón puede darle explicación a estos términos
pero no comprenderlos. Asimismo, estos términos han sido IMAGINADOS por ella
gracias a la experiencia. En el mundo que percibimos, las cosas son finitas, están
ordenadas y son “algo”, y en contraposición la mente ha imaginado lo opuesto, aunque
no sea capaz de ENTENDERLO.
Como resultado de este proceso, la ciencia, la razón humana, esta consiguiendo escribir
una historia detallada de nuestro universo y “usar” sus fuerzas en nuestro beneficio. Sin
embargo, parece que la misma razón que huye del dogmatismo, está diseñada para
anhelarlo, ya que, ¿no sería la VERDAD un dogma, un hecho considerado innegable?
La búsqueda de sentido se materializa en una necesidad de creer, de tener fe. Fe en la
realidad, fe en nosotros, fe en la existencia, fe en la ciencia… fe en el sentido mismo.
Resulta irónico que ese “algo” que es el universo, del que sólo conocemos una parte,
haya diseñado seres que se creen individuales, separados de su entorno, y que son
capaces de imaginar lo que no pueden entender. Que la razón, aunque sin entenderla,
pueda engendrar la sinrazón, el caos. Buscamos la razón última cuando ésta, sólo está
en nosotros. Por otro lado, lo que nunca podremos, es huir de nuestra condición.