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SALVACION
Segunda Parte: Introducción
Ap 5:11-13
11
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y
de los ancianos; y su número era millones de millones, 12que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13Y a todo lo creado que está en el cielo, y
sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay,
oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos
Ap 7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios
que está sentado en el trono, y al Cordero.
William Barclay, en su libro: palabras griegas del nuevo testamento, hace un estudio
detallado de los usos y orígenes de la palabra salvación, en el programa pasado
examinamos los conceptos de salvación tanto en el AT como en el NT. Ahora debemos
considerar lo que podríamos llamar elementos de Salvación en el NT, es decir, las
cosas que traen "salvación".
Salvación es algo de lo que hay que ocuparse con "temor y temblor" dice (Fil 2:12).
Debemos ser diligentes en el uso de todos los medios que llevan a nuestra salvación
perseverando en ellos hasta el fin, con mucho cuidado no sea que con todas nuestras
ventajas no lleguemos al premio del supremo llamamiento. Debemos ocuparnos en
nuestra salvación, porque es Dios quien obra en nosotros. Esto nos anima a hacer lo
más que podamos porque nuestro trabajo no será en vano; aún debemos depender de
la gracia de Dios. La obra de la gracia de Dios en nosotros es vivificar y comprometer
nuestros esfuerzos. La buena voluntad de Dios para nosotros es la causa de su buena
obra en nosotros.
(II) Salvación implica "fe" (ef 2:8; 2 Ti 3:15; 1 P 1:9). Implica aceptar a Dios, a través
de su palabra, y moldearse uno mismo en confianza cabal sobre la base de la
misericordia ofrecida por Dios. Miremos tres pasajes que nos hablan de esta fe para
salvación:
ef 2:8 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros,
pues es don de Dios”
Cuando alguien le da un regalo, ¿diría usted: «¡Qué lindo es!, ¿cuánto le debo?» No,
la respuesta apropiada es: «Gracias». Con cuánta frecuencia los cristianos, aun
después de habérseles dado la salvación, se sienten obligados a hacer algo para
llegar hasta Dios. Debido a que nuestra salvación e incluso nuestra fe son regalos,
debiéramos responder con gratitud, alabanza y regocijo
2 Ti 3:15 “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales
te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús”
Timoteo fue uno de los primeros en la segunda generación de cristianos: llegó a ser
cristiano no por medio de la predicación de un evangelista que hubiera predicado un
tremendo sermón, sino debido a que su madre y su abuela le enseñaron las Sagradas
Escrituras desde que era un niño. La labor de los padres es de una importancia vital.
Tanto en casa como en la iglesia es necesario entender que enseñar a los niños es
tanto una oportunidad como una responsabilidad. Jesús quería que los niños vinieran
a Él. hagamos nuestra parte en guiar a nuestros hijos a Cristo
Salvación implica "creencia" (Ro 1:16), esto es, la convicción de que las promesas de
Dios en Cristo son verdaderas, la complacencia en aventurar nuestra vida en la
veracidad de Jesucristo.
Ro 1:16 “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios
para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al
griego”
Es natural que los hijos confíen en sus padres a pesar de que estos algunas veces
fallan al cumplir con sus promesas. Nuestro Padre celestial, sin embargo, nunca
promete algo que después no cumpla.
(IV) Salvación implica "amar la verdad" (2 Ts 2:10). El hombre que no ama la verdad
nunca puede encontrarla. Si un hombre cierra los ojos a la verdad sobre él, no puede
ser movido al esencial arrepentimiento. Si cierra los oídos a la verdad sobre Jesús,
nunca podrá informarse ni apercibirse de la finalidad del ofrecimiento de Dios. Y
siempre será cierto que no hay ciego más grande que el que no quiere ver.
2 Ts 2:10 “y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto
no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”
En este versículo la expresión: por cuanto, Literalmente, “En pago de”; en justa
retribución por no tener ellos, los que se pierden, amor por la verdad que estaba a su
alcance (porque la verdad pone freno a las pasiones malas) y en consecuencia porque
tenían ellos “placer en la injusticia” como dice (Rom 1:18 “Porque la ira de Dios se
revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen
con injusticia la verdad”).
Los que se pierden, están perdidos porque no aman, sino rechazan la verdad que los
salva. No recibieron, se refiere a que, “no acogieron para sí” el amor de la verdad.
Jesús, es la verdad que puede salvar como afirma (Ef 4:20-21 “20Mas vosotros no
habéis aprendido así a Cristo, 21si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él
enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús”). Esto requiere de nosotros no
que aceptemos meramente la verdad, sino que amemos la verdad como afirma el
salmista en el (Sal 119:97 “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi
meditación”).
(V) Algunas veces, Salvación implica "temor" como sugiere (Jud 1:22-23 “22A algunos
que dudan, convencedlos. 23A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened
misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne”).
Un testimonio eficaz salva a las personas del juicio de Dios. A algunos testificamos
mediante la compasión y la amabilidad; a otros, como si estuviéramos rescatándolos
del fuego eterno. Aborrecer «la ropa contaminada por su carne» significa que debemos
odiar el pecado, pero tenemos que ser testigos y amar a los pecadores. Los
incrédulos, por mucho éxito que parezcan tener en las normas mundanas, están
perdidos y necesitan salvación. No debemos dar poca importancia al testimonio. Es
cuestión de vida o muerte
Algunas veces en la salvación hay algo así como un temor limpiador como dice el (Sal
19:9 “El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre”).
El temor del Señor es el principio del conocimiento dice (Pr 1:7 “El principio de la
sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza”).
Con respecto a nuestra salvación existe lo que alguien ha llamado "el estremecimiento
celestial", el repentino temblor por miedo de lo que somos, que nos conduce a
encontrar la esperanza de lo que en Cristo podemos ser.
(VI) Salvación siempre implica "gracia", pues está fundada en la gracia y somos
salvos por gracia como dice (Ef 2:5 “aun estando nosotros muertos en pecados, nos
dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”).
Aquí Pablo enfatiza que ya no necesitamos vivir bajo el poder del pecado. Cristo
destruyó en la cruz la paga del pecado y su poder sobre nuestras vidas. La fe en
Cristo nos declara absueltos o «no culpables» delante de Dios como afirma (Romanos
3.21, 22 “21Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,
testificada por la ley y por los profetas; 22la justicia de Dios por medio de la fe en
Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia”).
Dios no nos quita del mundo ni tampoco nos convierte en muñecos, sentiremos como
que pecamos y algunas veces lo haremos. La diferencia radica en que antes de ser
cristianos éramos esclavos de nuestra naturaleza pecaminosa, pero ahora podemos
escoger vivir para Cristo
Los cristianos primitivos estaban convencidos de que eran salvos por la gracia del
Señor Jesús, y la idea que expresa el vocablo Salvación es la prueba final de que la
salvación es un don que no hemos merecido ni podíamos merecer, sino que viene a
nosotros de la pura bondad y generosidad de Dios.
(VII) Salvación implica "el mensaje de la cruz", aun cuando este mensaje parezca
una simpleza al oírlo por primera vez como dice (1 Co 1:18 “Porque la palabra de la
cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es
poder de Dios”), e implica que debe quedar impreso para siempre en nuestra memoria
como afirma (1 Co 15:1-2 “1Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he
predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2por el cual
asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en
vano”).
Por sostener con firmeza esta verdad los cristianos soportan el día de la tribulación, y
se mantienen fieles a Dios. Creeremos en vano, a menos que nos mantengamos en la
fe del evangelio. Esta verdad es confirmada por las profecías del Antiguo Testamento;
muchos vieron a Cristo después que resucitó. Este apóstol fue altamente favorecido,
pero siempre tuvo una baja opinión de sí, y la expresaba. Cuando los pecadores son
hechos santos por la gracia divina, Dios hace que el recuerdo de los pecados
anteriores los haga humildes, diligentes y fieles. Atribuye a la gracia divina todo lo que
era valioso en él. Aunque no ignoran lo que el Señor ha hecho por ellos, en ellos y por
medio de ellos, cuando miran toda su conducta y sus obligaciones, los creyentes
verdaderos son guiados a sentir que nadie es tan indigno como ellos. Todos los
cristianos verdaderos creen que Jesucristo, y éste crucificado, y resucitado de entre
los muertos, es la suma y la sustancia del cristianismo. Todos los apóstoles
concuerdan en este testimonio; por esta fe vivieron y en esta fe murieron.
(VIII) El escritor de la epístola a los Hebreos tiene algo más que añadir. El diría que
Salvación también implica "la continuación de la obra de Cristo".
La visión de este escritor es que Cristo vive siempre para interceder por nosotros en
(He 7:25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan
a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”).
Nadie puede añadir a lo que Jesucristo hizo para salvarnos. Nuestros pecados
pasados, presentes y futuros han sido perdonados, y Jesucristo está con el Padre
como una señal de que nuestros pecados han sido perdonados. Si usted es cristiano,
recuerde que Cristo ha pagado el precio por sus pecados una sola vez para siempre
Con uno de los pensamientos de mayor alcance de todos los del NT, este autor ve a
Jesús defendiendo todavía a los hombres, llevando a cabo su obra sumosacerdotal,
dejando expedito el camino hasta Dios a los hombres.
Esta es la visión de un Cristo que nos amó desde el principio de los tiempos y que nos
amará hasta el final, y cuyo amor continuo es nuestra eterna esperanza de Salvación.
Mt 9:20-21 “20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía
doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; 21porque decía
dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva”
Lc 8:36 “Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el
endemoniado”
(II) Salvación es salvación del peligro. Cuando los discípulos peligraban daban
voces para ser "salvados" (Mt 8:25; Mt 14:30). Esto no significa protección de todo
peligro y daño; significa que el hombre que sabe que está dentro de la Salvación de
Dios, sabe que está, como Rupert Brooke decía, "seguro donde no hay seguridad". Es
la convicción de que nada, en vida o en muerte, puede separarle del amor de Dios.
Mt 8:25 “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos,
que perecemos!”
A pesar de que los discípulos habían sido testigos de muchos milagros, se llenaron de
pánico en esta tormenta. Como navegantes experimentados, estaban conscientes del
peligro existente; lo que no sabían era que Cristo podía dominar las fuerzas de la
naturaleza. Hay siempre una dimensión de nuestras vidas en la que sentimos que Dios
no puede obrar o no ha de obrar. Cuando comprendemos bien quién es Él,
entendemos que Él calma lo mismo las tormentas de la naturaleza que las tormentas
del corazón atribulado. El poder de Jesús que calmó esta tormenta puede también
calmar las tormentas que braman en nuestras vidas. Él está dispuesto a ayudarnos si
se lo pedimos. No es necesario excluirlo de ningún aspecto de nuestra vida
A pesar de que empezamos con buenas intenciones, algunas veces nuestra fe decae.
Esto no significa necesariamente que hemos fallado. Cuando la fe de Pedro decayó,
buscó a Cristo, la única persona que podría ayudarle. Estaba temeroso pero aún así
miró a Cristo. Cuando estamos recelosos de los problemas que nos rodean y dudamos
de la presencia o capacidad de Cristo para ayudarnos, debemos recordar que es el
único que en realidad puede ayudarnos
Mt 18:11 “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había
perdido”
Lc 19:10 “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había
perdido”
Vino a rescatar al hombre cuando éste iba camino de una situación en que perdería
cuerpo y alma. Vino a hacerle volver del camino que conduce a la más fatal clase de
muerte, para dirigirle por el que lleva a la más esencial clase de vida.
(V) Salvación es salvación del "pecado". Jesús recibió este nombre porque había de
salvar a su pueblo de sus pecados como dice (Mt 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás
su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”).
El hombre solo es esclavo del pecado. No puede liberarse de él. Puede diagnosticar
fácilmente su enfermedad, pero no puede curarla. Sólo el poder salvador de Cristo
efectúa esa curación. "El quebranta el poder del invalidado pecador. Liberta al
prisionero del pecado."
(VI) Salvación es salvación de la "ira" (Ro 5:8-9 “8Mas Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9Pues mucho más,
estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”).
(VII) Una última cosa hemos de hacer constar. Salvación es escatológica. Es decir,
podemos empezar a gozar de ella aquí y ahora, pero su pleno efecto y su completa
maravilla vendrá a nosotros el día en que Jesús sea coronado Rey de todo el mundo
(Ro 13:11; 1 Co 5:5; 2 Ti 4:18; He 9:28; 1 P 1:5; Ap 12:10).
Es cierto que la segunda venida de Cristo no es una doctrina popular; pero se sigue
conservando la tremenda verdad de que este mundo va a alguna parte, y, cuando el
mundo llegue a su consumación última, la Salvación será simultánea y finalmente
perfeccionada.
Ap 5:11-13
11
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y
de los ancianos; y su número era millones de millones, 12que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la
fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 13Y a todo lo creado que está en el cielo, y
sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay,
oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos
Ap 7:10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero.
El mensaje de salvación no está limitado a una cultura, raza ni nación específica. Todo
el que acude a Dios arrepentido y con fe es aceptado por Él y será parte de su reino.
No permita que los prejuicios ni las tendencias impidan que usted hable de Cristo a los
demás. Cristo acoge a todas las personas en su reino
La canción del pueblo de Dios alaba la obra de Cristo. Él (1) fue inmolado, (2) los
compró con su sangre, (3) los reunió en un reino, (4) los hizo sacerdotes, y (5) los
escogió para reinar sobre la tierra. Jesucristo ya murió y pagó la penalidad por el
pecado. Él nos congrega ahora en su reino, haciéndonos sus sacerdotes, y en el
futuro reinaremos con Él. Adore y alabe a Dios por lo que ha hecho, lo que hace y lo
que hará en favor de todos los que confían en Él. Cuando nos demos cuenta del futuro
glorioso que nos aguarda, hallaremos las fuerzas para afrontar las dificultades
presentes
En los actos de adoración nos acercamos a Dios pero esto sólo es posible por medio
de Cristo; los pecadores no pueden aproximarse al trono de Dios si no es por un
Mediador y este mediador único se llama Jesucristo. Cuando ponemos nuestra fe en la
persona y obra de Jesucristo, somos vestidos con los ropajes de la justificación, la
santidad y la victoria.
Tal aparición gloriosa será la que hagan al final los fieles siervos de Dios, cuando
hayan peleado la buena batalla de la fe, y terminado su carrera. Con una voz fuerte
dieron a Dios y al Cordero la alabanza de la gran salvación. Los que disfrutan de la
dicha eterna deben bendecir, y bendecirán al Padre y al Hijo; lo harán en público y con
fervor.
Ap 7:10 establece que toda la alabanza por nuestra salvación se atribuye a nuestro
Dios y al Cordero. Asimismo en la entrada del Señor en Jerusalén, el grito de
salvación fue el clamor de la multitud que llevaba las palmas. Hosanna significa
sálvanos ahora; viene del Salmo 118, (vv. 14, 15, 22, 26) la misma relación ocurre
entre la salvación, los tabernáculos de los justos, y el clamor de los judíos, que ha de
ser repetido por toda la nación en la venida de Cristo, “Bendito el que viene en el
nombre del Señor.”