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LA DOCTRINA DEL HOMBRE


PARTE 3: La parte inmaterial del hombre en la creación.

Comprende su origen, el concepto de imagen divina y la derivación y la perpetuación de


la parte inmaterial del hombre.

Gen 1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme
a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos,
en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
Gen 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón
y hembra los creó.
Gn 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su
nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

INTRODUCCION

La revelación más importante con respecto al hombre cuando fue creado se encuentra
en las palabras que afirman que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios, y
que esta imagen se manifiesta en la parte inmaterial, y no en la parte material.
Estudiaremos hoy, la verdad Bíblica que Dios nos ha revelado con respecto a la parte
inmaterial del hombre. Examinemos primeramente:

EL ORIGEN DE LA PARTE INMATERIAL DEL HOMBRE EN LA CREACIÓN

Con respecto a la parte material del hombre en la creación, se dejó claro en la parte 2 de
este estudio, que el hombre es creación directa e inmediata de Dios y que fue hecho del
polvo de la tierra, como esta escrito en:
Gen 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló
en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Con respecto a la parte inmaterial, espíritu y alma, del hombre en la creación, no se dice
en la Palabra que el hombre halla sido creado, ni se dice que la parte inmaterial halla
sido hecha de algún material existente, sino que se afirma que el hombre llegó a ser un
alma viviente como resultado del soplo divino en el vaso de barro; es decir, según el
original hebreo de Gn 2:7, el hombre llegó a ser un alma viviente como resultado del
“soplo de las vidas” (la palabra vida en el original es plural).

Queda claro entonces que la parte inmaterial del hombre (el espíritu y el alma), no se
originó mediante un acto de creación, sino mediante un acto de trasmisión. De esta
manera la parte inmaterial, el espíritu y el alma, del hombre es una comunicación del
eterno mientras que la parte material, su cuerpo, fue creación directa e inmediata de
Dios.

Esta distinción entre la parte material del hombre creada y la parte inmaterial del
hombre, el espíritu y el alma, trasmitida por el soplo de Dios, es de vital importancia,
por cuanto sitúa al hombre en una posición muy especial en la creación. Esto lo
podemos distinguir si consideramos el origen de los ángeles.

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Podemos leer en colosenses 1:16 la intervención de nuestro Señor Jesucristo en la


creación y especialmente podemos observar en este texto que los ángeles fueron
creados:
Col 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los
cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean
dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por
medio de él y para él.

Se puede ver claramente en el texto que los ángeles son seres creados y puesto que son
seres inmateriales, se deduce que son creación directa muy aparte de cualquier materia
existente. Los ángeles fueron creados sin más, es decir, a diferencia del hombre, a los
ángeles no se les dio vida mediante el soplo divino, sino que fueron simplemente
creados. Este hecho ubica al hombre, a la humanidad, a ti y a mí, en un lugar de
excelente dignidad y honor. El ser humano es, por señalamiento divino, el señor de la
pequeña parte del universo en que vive; y es el medio de instrucción para los seres
angélicos. Por todo esto es razonable que el hombre sea altamente ennoblecido.

Dios nos creo con sus propias manos, como un alfarero bendito, tomando con sus
manos del barro de la tierra. Esto es una muestra de cuidado y atención, por esto es que
el texto sagrado, la Biblia, esta llena de versículos que expresan claramente este
cuidado, veamos algunos:
Isaías 45:12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos,
extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.
Isaías 49:16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida;
delante de mí están siempre tus muros
Salmo 139:13-14 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre
de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
Deuteronomio 32:10 …Lo guardó como a la niña de su ojo
Salmo 17:8 Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra
de tus alas,
Zacarias 2:8 … el que os toca, toca a la niña de su ojo
Isaías 41:13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano
derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo

En realidad son grandes las implicaciones del hecho de que el hombre fue un alma
viviente por el soplo divino. El alma y el espíritu humanos fueron, pues, originados por
Dios (en hebreo Elohim), título este que implica que las tres Personas de la Trinidad
tomaron parte para garantizar el éxito de esta obra que es la corona de la creación.

De esta manera la apreciación que tengamos de nosotros mismos, debe dar paso a la
apreciación y el propósito que Dios tiene de nosotros, la cual como hemos visto es una
apreciación de dignidad, honor y esperanza, por esto es que jeremías 29:11-14 dice:
Jeremías 29:11-14 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis
y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por
vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas
las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré
volver al lugar de donde os hice llevar.

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Vemos claramente que el origen incomparable de la parte inmaterial del hombre, su


espíritu y su alma, tiene en Dios un propósito de excelente dignidad y honor. De
acuerdo al plan original de Dios, nosotros podemos tener esperanza y futuro. Por
consiguiente, podemos clamar a Él con toda confianza. Podemos buscar y encontrar a
Dios cuando lo buscamos de todo corazón. Tierras extrañas, tristezas, frustración o
problemas físicos, no pueden romper esa comunión. La final revelación Bíblica de este
propósito original de Dios para con su obra maestra, el hombre, la encontramos en la
persona de nuestro Señor Jesucristo, como lo expresa el apóstol Pablo en su epístola a
los romanos:
Romanos 8:35-39 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como
está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados
como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni
la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente,
ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Estos versículos contienen una de las promesas más reconfortantes de todas las
Escrituras para toda persona que tiene en su vida a Jesucristo como su Señor y
suficiente salvador. Los creyentes siempre han tenido que enfrentar dificultades de
diversas formas: persecución, enfermedad, prisión, aun muerte. Estas cosas pueden
hacer pensar que Cristo nos ha abandonado. Pero Pablo exclama que es imposible que
algo nos separe de Cristo. Su muerte a nuestro favor es prueba de su amor
inquebrantable. Nada impedirá su presencia constante con nosotros. Dios nos dice cuán
grande es su amor para que nos sintamos bien seguros en Él. Si tenemos esta seguridad
sorprendente, no temeremos. En Cristo somos más que vencedores y su amor nos
protegerá de cualquier poder que se levante contra nosotros para hacernos daño. Por eso
es que Isaías escribe con respecto a la herencia de los siervos del Señor:
Isa 55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y
vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual
será amplio en perdonar.
Isa 42:16 Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por
sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en
luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.
Isa 48:17 Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy
Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el
camino que debes seguir.
Isa 54:15 Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti
conspirare, delante de ti caerá.
Isa 54:17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua
que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de
Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.

De manera similar el libro de Deuteronomio concluye las bendiciones de la obediencia,


cuando guardemos los mandamientos del Señor nuestro Dios, y anduviéremos en sus
caminos:
Deu 28:7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un
camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

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De esta forma vemos claramente que el cumplimiento del propósito original de Dios
para con el hombre, lo encontramos confirmado en la persona de Jesucristo. Miremos
ahora el significado de la expresión: “imagen y semejanza de Dios”

LA IMAGEN DE DIOS

Esta es la mayor expresión de la dignidad y honor en que Dios colocó al hombre en la


creación. La expresión “imagen y semejanza de Dios” tienen en si mismas todo lo que
se podría decir con respecto a lo que es importante y supremo. Nada en la creación
podría llegar a ser tan alto y excelente como esto de ser creado a “imagen y semejanza
de Dios”.

En que consisten esta “imagen y semejanza de Dios”. Debemos tener presente antes
de examinar estas dos palabras que Dios es espíritu, es decir, no tiene cuerpo, por lo
tanto cualquier referencia a la parte física o material del hombre queda excluida, es
decir, que la “imagen y semejanza de Dios”, no se refiere a la parte material delhombre
sino a la parte inmaterial, es decir al espíritu y al alma del hombre. El alcance y la
profundidad y hasta incomprensión de parte nuestra de esta “imagen y semejanza de
Dios”, la podemos vislumbrar en las palabra del apóstol Pablo en Hechos 17:29, en
donde además, deja planteado que esta “imagen y semejanza de Dios” tiene un claro
propósito el cual es el arrepentimiento:
Hechos 17:28-30 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos
de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea
semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de
hombres. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia,
ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

“Siendo, pues, linaje de Dios”, indica que esta semejanza va mucho más allá de lo
material y mucho más allá de cosas específicas. Como dijera John Howe: “Tenemos que
entender que nuestra semejanza con Él, por ser linaje suyo, reside en algo más sublime,
más noble y más excelente de lo que uno puede figurarse, así como ¿quién puede
decirnos cuál sea la figura o imagen de un pensamiento, o de la mente, o del poder de
pensar?

Con respecto a la creación, Dios dijo que era buena. No sólo cumplió su plan
totalmente, sino que le produjo satisfacción. El hecho de que la creación era buena,
como lo expresa el verso 31 del capítulo 1 de génesis: Y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Esto implica que en la creación se
incluyeron los aspectos morales, la perfecta Santidad de Dios no encontró ninguna
deficiencia en lo que Dios mismo había hecho. Esto también significa que el primer
hombre tenía una inocencia real y satisfactoria.

Hay algunos pasajes en el nuevo testamento que presentan tres aspectos que deben
tener los que se visten de Cristo, es decir, aquellos que creyendo en su corazón que Dios
levanto de los muertos a Jesús, confiesan que Jesucristo es el Señor. Estos tres aspectos
son Justicia, verdadera santidad y conocimiento. Es probable que estos tres aspectos
fueran los que el hombre perdió durante la caída por la desobediencia del primer
hombre y que ciertamente se vuelven a obtener por medio de la gracia salvadora que es
en Cristo Jesús como lo expresa Efesios 4:22-24:

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Efesios 4:22-24 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo


hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la
justicia y santidad de la verdad.

De manera similar colosenses 3:10, afirma:


Col 3:8-10 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo,
malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a
los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido
del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta
el conocimiento pleno,

Estos textos dejan claro que la regeneración, o el cambio que efectúa el Espíritu Santo
en la nueva criatura que pone su fe en Jesucristo confesándolo como su único Señor y
Salvador, le asegura Justicia, verdadera santidad y conocimiento. Aunque en estos
pasajes de Efesios 4:22-24 y colosenses 3:8-10, se afirma solamente lo que produce la
obra de la salvación que es en Cristo Jesús, el lenguaje de ellos implica claramente que
el hombre fue originalmente constituido según la imagen divina.

¿Qué significa «revestido del nuevo»? Significa que su conducta debería estar acorde
con su fe. Si usted es cristiano debería actuar en forma coherente. Ser cristiano es más
que hacer buenas decisiones y tener buenas intenciones, significa tomar el camino
correcto. Este es un paso sencillo, tan simple como ponerse su ropa. El verdadero
Cristiano es fortalecido con poder a través de la Palabra y la oración por el Espíritu
Santo, esto hace que sea arraigado y cimentado en amor y pueda llegar a ser capaz de
comprender el amor de Cristo. El apóstol Pablo describe claramente lo que significa y
para que es el poder de Dios como lo expresa claramente Efesios 3:14-19
Efesios 3:14-19 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para
que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder
en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede
a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

«La plenitud de Dios» se expresa completa y solamente en Cristo. Estamos completos


por nuestra unión con Cristo y la capacitación que el Espíritu Santo nos da. Tenemos
por entero a Dios a nuestra disposición, pero debemos apropiárnoslo por la fe y las
oraciones diarias, cada día, al vivir para Él. La oración de Pablo por los efesios es
también para nosotros. Podemos pedir que el Espíritu Santo nos llene al máximo cada
aspecto de nuestra vida. Este es el mayor propósito del poder de Dios, transformarnos y
sacarnos de cualquier prisión de oscuridad en que nos encontremos.

Con respecto a la santidad debemos distinguir el hábito de la santidad con el principio


de la santidad. El hábito de la santidad no se logra mientras no este adentro de nosotros
ese principio de la santidad que actúe con ese fin. Se necesita poder de Dios para ser
santo, de la misma manera que para dar fruto se necesita un árbol que tenga la condición
para producirlo. El Espíritu Santo de Dios es el que santifica al creyente y le

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proporciona poder para vencer el pecado, es por esto que en Cristo Jesús es que somos
más que vencedores.

Hay una diferencia entre el hombre original y el hombre como nueva criatura en Cristo.
La imagen divina que obra Cristo mediante la redención es la única realización
verdadera de la imagen con que el hombre fue creado. La salvación actual no es para
que el hombre vuelva a ser como Adán antes de la caída, sino para que llegue a estar en
conformidad con el último Adán, que es Cristo nuestro Señor. Esto es a lo que se
refieren los siguientes textos:
Rom 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos.
Filipenses 3:20-21 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también
esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo
de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria
suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las
cosas.
1 Jn 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo
que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Todos estos textos dejan bien clara la provisión que Dios ha dispuesto en la persona de
su Hijo nuestro Señor Jesucristo. Pero también es cierto que el hombre hoy en día tiene
la terrible realidad de haber heredado de Adán una dura y cruel condición de pecado. La
Biblia enseña claramente y declara con insistencia que, por causa del pecado, los
hombres:
 están destituidos de la gloria de Dios (Ro 3:23)
 Los hombre no regenerados están “muertos en vuestros delitos y pecados” (Ef
2:1)
 todos están bajo pecado (Ro 3:9)
 sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef 2:12)
 Pertenecen al mundo que “está bajo el maligno” (1 Jn 5:19)

De todo lo dicho hasta aquí podemos resumir dos excelentes verdades muy importantes:
1) Que el hombre caído tiene la imagen indiscutible de Dios y
2) Que el hombre fue lesionado por causa de la caída hasta tal grado que sólo la
gracia redentora, que es en Cristo Jesús, puede rescatarlo.

Con respecto a la palabra imagen, la Escritura nunca habla de la imagen divina en el


hombre, sino que siempre dice que el hombre fue hecho a imagen de Dios. De esta
manera, la expresión “imagen divina” no se refiere a aquellos elementos que hay en el
hombre de los cuales puede deducirse una idea de Dios, sino, al contrario, se refiere a
aquellos aspectos divinos de los cuales el hombre es una copia. Teniendo siempre como
punto de partida la idea divina, el hombre es una copia creada, a diferencia de Cristo
que es una imagen esencial, es decir, de la misma sustancia del Padre, como expresa
Hebreos 1:
Hebreos 1:1-3 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro
tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por
el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el
universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su

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sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo
efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a
la diestra de la Majestad en las alturas,

Cristo es la imagen a diferencia del hombre que fue formado a imagen de Dios. En
Heb_1:3 la palabra imagen se usa metafóricamente del Hijo de Dios como «la imagen
misma de su sustancia». Esta frase expresa el hecho de que el Hijo «es a la vez
personalmente distinto de, y con todo literalmente igual a, aquel de cuya esencia Él es
la impronta adecuada». El Hijo de Dios no es meramente su imagen (su carácter), sino
que es la imagen o impronta de su sustancia, o esencia. Es el hecho de la completa
similaridad lo que este término destaca.

El hombre tiene la imagen divina en vista de los siguientes hechos:


1. Que la naturaleza humana se distingue de la de las bestias, puesto que Adán no
halló ayuda idónea para él entre los seres inferiores de la creación.
2. El hombre fue puesto sobre la naturaleza como persona libre, por el hecho de
que fue creado de tal modo que pudiera tener comunión con Dios, y porque Dios
lo escogió para que ejerciera la autoridad divina sobre los asuntos de la tierra.

Jonatán Edwards resume este asunto de la siguiente manera: “La imagen natural de Dios
consiste en gran parte en aquello mediante lo cual Dios, en su creación, estableció la
diferencia entre el hombre y los animales irracionales; es decir, aquellas facultades y
principios de la naturaleza según los cuales él hombre es un ser moral; mientras que la
imagen espiritual y moral con la cual fue hecho el hombre consiste en aquella
excelencia moral con la cual fue dotado. Esto significa que Dios dotó al hombre para
que, en una relación con Dios, el hombre llegase a satisfacer las demandas de la
santidad de Dios, para este propósito Dios mismo hizo la más grande provisión de su
poder en la persona de su Hijo Jesucristo, el cual cuando nosotros ponemos nuestra fe
en Él, Dios realiza sus propósitos de justificación, regeneración y salvación.

Es por esto que las Escrituras enseñan que Dios es Amor y que Dios es Espíritu y que
este amor es el medio de relacionarse Dios con nosotros y a través de su amor es que
realiza su propósito en nosotros, como esta escrito:
1Jn 4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
1Jn 4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y
Dios en él.
Joh 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna.

El punto principal de la psicología Bíblica es siempre el del origen divino del hombre.
El hecho de que el hombre es presentado aquí como una copia creada de Dios, hace
referencia a que el hombre también es espíritu. Es por el lado del espíritu del hombre,
por donde el hombre debe mostrar una analogía con la naturaleza divina. El espíritu del
hombre es el único elemento en la constitución del hombre que puede atribuírsele
propiamente a Dios. Él es espíritu. La existencia espiritual se afirma con respecto a
Dios en forma absoluta y suprema. Aún más, de Dios se dice que es el Padre de los
espíritus, y el Dios de los espíritus de toda carne y el Dios de los espíritus ded los
profetas. Es por demás interesante que la Palabra nos presenta a Dios como el Padre de
los espíritus en un contexto de obediencia, como esta escrito en el libro a los hebreos:

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Heb 12:9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos
disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor
al Padre de los espíritus, y viviremos?

En los siguientes textos encontramos a Dios como el Dios de los espíritus de toda carne
y el Dios de los espíritus de los profetas:

Num 16:22 Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los
espíritus de toda carne
Ap 22:6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios
de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos
las cosas que deben suceder pronto.

Esto indica que el mundo espiritual, incluyendo en él al hombre, por cuanto el hombre
tiene espíritu, guarda una relación más estrecha con Dios que el mundo de lo corpóreo.

El punto principal de la psicología Bíblica es siempre el del origen divino del hombre.
La vida del hombre, que es tanto animal, como intelectual y moral, es también
espiritual, por el hecho de que recibió el soplo especial de Dios. El “espíritu en el
hombre” es la “inspiración del omnipotente”, y el hombre es espiritual en tanto que viva
y actúe conforme a su origen divino y a la base de su vida, esto está claramente
expresado en el capítulo 8 de la epístola a los romanos cuando dice:
Rom 8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Rom 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte.
Rom 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne;
Rom 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Rom 8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
Rom 8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es
vida y paz.
Rom 8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
Rom 8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Rom 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no
es de él.
Rom 8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
Rom 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
Rom 8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos
conforme a la carne;
Rom 8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu
hacéis morir las obras de la carne, viviréis.

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Rom 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos
de Dios.
Rom 8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos:
¡Abba, Padre!
Rom 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos
de Dios.
Rom 8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos
glorificados.

Estos maravillosos y consoladores textos nos obligan a preguntarnos, en las palabra de


Mathew Henry: ¿Cuál es el principio de su andar: la carne o el Espíritu, la naturaleza
vieja o la nueva, la corrupción o la gracia? ¿Para cuál de estos hacemos provisión, por
cuál somos gobernados? La voluntad sin renovar es incapaz de obedecer por completo
ningún mandamiento.

Este Espíritu de vida en Cristo Jesús es el Espíritu Santo. el Espíritu Santo estuvo
presente en la creación del mundo como lo relata el libro de Génesis 1.2 y es el que
produce el renacimiento de todo cristiano. El Espíritu Santo nos da el poder que
necesitamos para disfrutar la vida cristiana. Jesús se dio en sacrificio por nuestros
pecados. En los tiempos del Antiguo Testamento, se ofrecían continuamente sacrificios
de animales en el templo. Los sacrificios mostraban a los israelitas la seriedad del
pecado: la sangre debía esparcirse para que se recibiera el perdón. Pero en verdad la
sangre de los animales no podía quitar el pecado como lo demuestra el libro a los
Hebreos 10.4. Los sacrificios representaban el sacrificio de Cristo, quien pagó el castigo
de todos los pecados

En romanos 8 Pablo divide a la gente en dos categorías: los que son de la carne y los
que son del Espíritu Santo. Todos estaríamos en la primera categoría si Jesús no nos
hubiera ofrecido un camino de salvación. Una vez que aceptamos a Jesús, le seguimos
porque su senda nos brinda vida y paz. Cada día debemos decidir a conciencia centrar
nuestras vidas en Dios. Usemos la Biblia para ver los mandatos de Dios y sigámolos.
Preguntémonos en cada situación dudosa: «¿Qué quiere Jesús que haga?» Cuando el
Espíritu Santo le muestre lo que es bueno, hágalo confiando en la Palabra de Dios.

¿Se ha preguntado alguna vez si es cristiano de verdad o no? Cristiano es todo el que
tiene el Espíritu de Dios morando en Él. Si usted ha confiado sinceramente en Cristo
como Salvador y lo ha reconocido como Señor, el Espíritu Santo ha entrado a su vida y
ya es cristiano. Uno no sabe que ha recibido el Espíritu Santo porque haya sentido
ciertas emociones, sino porque Jesús lo ha prometido. Cuando el Espíritu Santo obra en
nosotros, creemos que Jesús es el Hijo de Dios y que la vida eterna se obtiene a través
de Él (1 Juan 5.5); empezamos a actuar bajo la dirección de Cristo (Romanos 8.5;
Gálatas 5.22, 23); encontramos ayuda en los problemas cotidianos y en la oración
(Romanos 8.26, 27); podemos servir a Dios y hacer su voluntad (Hechos 1.8; Romanos
12.6ss); y somos parte del plan de Dios para la edificación de su Iglesia (Efesios 4.12,
13).

1. La vida eterna se obtiene a través de Él (1 Juan 5.5);


2. Empezamos a actuar bajo la dirección de Cristo (Romanos 8.5; Gálatas 5.22,
23);
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3. Encontramos ayuda en los problemas cotidianos y en la oración (Romanos 8.26,


27);
4. Podemos servir a Dios y hacer su voluntad (Hechos 1.8; Romanos 12.6ss); y
5. Somos parte del plan de Dios para la edificación de su Iglesia (Efesios 4.12, 13).

Resumiendo, la Biblia, como revelación de Dios para el hombre, comienza con Dios. Y
la explicación de esta doctrina no es que esta doctrina presenta a un Dios a la manera
del hombre, sino que Dios puede revelarse al hombre, por el hecho de que el hombre
fue creado a semejanza de Dios. No es extraño que esto indique que al hombre se le
debe enseñar a pensar con respecto a Dios como Persona, como Voluntad, como
Santidad, como Amor; atributos estos de los cuales el hombre halla algunas copias en su
propia constitución, puesto que dicha constitución se estableció según el modelo divino.

Cuando la Biblia afirma que la personalidad del hombre tiene alguna relación con algo
que hay en Dios, se refiere al profundo principio de la relación que hay entre Dios y el
hombre, entre Dios y la raza humana, este principio de la relación entre Dios y el
hombre se sustenta en el propósito de Dios de hacer bien al hombre para que el hombre
alcance la eternidad para lo cual fue creado. Este principio se nos presenta en algunos
pasajes que afirman que el hombre existe para Dios, que Dios es su Padre, que Dios lo
ha buscado para que lo adore a Él, que aún en la condición de caída y en las formas más
desfavorables de pecado, la escritura presenta al hombre como un ser que es linaje de
Dios, que Dios lo quiere redimir para que tenga vida eterna, la cual consiste en el
conocimiento del Padre y del Hijo. Estas verdades las vemos claramente en los
siguientes textos:
Jer 29:13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro
corazón.
Hechos 17:24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo
Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
Hechos 17:25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo;
pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
Hechos 17:26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos,
y los límites de su habitación;
Hechos 17:27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan
hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
Hechos 17:28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de
vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
Hechos 17:29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad
sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de
hombres.
Hechos 17:30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia,
ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
Hechos 17:31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con
justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle
levantado de los muertos.

No debe pensarse que la relación del hombre con Dios sea física, sino moral. La
realidad de que somos del linaje de Dios se cita para ilustrar la verdad de que la
humanidad está destinada a buscar a Dios, el cual no esta lejos de los hombres. Esto
significa que Dios se ha hecho cognoscible y concebible para los hombres. Solamente

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La Doctrina del Hombre. Parte 3. La parte inmaterial del hombre en la creación
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los seres personales, nosotros, podemos palpar y encontrar a un Dios personal; y al


hacer eso, la semejanza con Dios se afirma y se confirma.

Y con respecto a que Dios quiere redimir al hombre para que tenga vida eterna, la cual
la Biblia la define consistiendo en el conocimiento del Padre y del Hijo, como lo
expresa la primera epístola del apóstol Juan:

1Jn 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
1Jn 5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado
entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en
su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

Cualquier estudio digno sobre la doctrina de la imagen de Dios en el hombre tiene que
tomar en cuenta muy bien la relación del Señor Jesucristo con este tema. Jesucristo es el
Hijo de Dios; y la Biblia enseña que Él, junto con el padre y el Espíritu Santo, también
fue creador de todas las cosas. Así que el hombre es producto de su poder creador. Pero
la Biblia declara que Él mismo es el primogénito de toda la creación y, por tanto, el
Señor de todo. En esto hay también un paralelo entre Jesucristo y el hombre, puesto que
de Jesucristo se dice que Dios le ordenó ser Señor de todas las criaturas terrenales. Del
Hijo se dice que Él es la “imagen” expresa de Dios, es decir, que es de la misma
sustancia del Padre. La encarnación de Cristo en la humanidad caída, no le quitó nada a
esta sublime realidad. La clase de imagen que Jesucristo es, pudiera compararse con un
grabado en acero que reproduce todos los aspectos hasta el más mínimo detalle. Por otra
parte, la clase de imagen que el hombre es pudiera compararse con un perfil oscuro,
pero teniendo toda la imagen. Esta verdad no puede despreciarse. La primera creación
humana tiene su prototipo en Dios (Elohim). La Nueva Creación tiene su prototipo en el
Hijo de Dios, Jesucristo el único Señor y suficiente salvador. Por esto es que solamente
la gracia salvadora le da al hombre redimido la imagen de Cristo:
Rom 8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que
fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos.
1Jn 3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo
que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

Dios tiene un claro propósito con cada uno de nosotros y es que todos procedamos al
arrepentimiento para que ningunos de nosotros se pierda
2Pe 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza,
sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento.

Por esto la voluntad de Dios para con el hombre es la salvación eterna

1Th 5:9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por
medio de nuestro Señor Jesucristo,
1Th 5:10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos,
vivamos juntamente con él.

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2Th 2:13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros,
hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio
para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

Tit 2:11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los
hombres,
Tit 2:12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos,
vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
Tit 2:13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de
nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
Tit 2:14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y
purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

1. ¿Cómo esta constituida la parte inmaterial del hombre?


2. ¿Qué versículos demuestran que la imagen y semejanza del hombre se
manifiesta en la parte inmaterial, y no en la parte material?
3. ¿Cuál es el papel de nuestro Señor Jesucristo con respecto a lo que se denomina
la nueva creación?

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