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El destructor de cabeza entr en el puerto. Todo estaba tranquilo cuando, de repente, SIG )DE LA se abati sobre l el fuego de las bateras de costa, de las VIOLENCIA ametralladoras en las "IS escarpaduras y de los fusiles desde los muelles. Esta fue la respuesta al gran interrogante: los franceses si combatiran.

N MARTIN

campaas libro n: 5

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