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relaciones de inclusión (y de exclusión, que son otra cara de una misma moneda),
obliga a imaginar un ámbito en el cual "todo cabe" o "nada cabe", ámbito que por
incómodo, por poco práctico (digamos más, por inútil), se suele abandonar muy pronto
lenguajes —la música, el dibujo y la pintura, las matemáticas— han mostrado esa
consagrados, porque en ellos acaso podrá leer según la línea o según el plano; hay en
hay coordenadas precisas para el tiempo y el espacio; apenas dos dimensiones: una rosa
Los críticos del archivista no aceptarán que haya textos asituacionales, sin contexto, sin
posibilidad de adscribirse a una ciencia o a cualquier otro discurso
elusivos, y aún los no-textos, que desconocen sintagmas y paradigmas, que (otra
vez) pueden aspirar a no lugares (no por imposibles sino por impensados, por atópicos).
Por un lado, Marx demuestra que el pensamiento, que se expresa en el lenguaje a través de
del pensamiento; que como concepto, como pensamiento, es una construcción del
hombre “mediante” la cual transforma los objetos que conoce. Así, lo que se dice a
apariencial a partir del cual se requiere efectuar un trabajo de indagación mayor que el
análisis sobre lo que la realidad deja ver, para hallar determinaciones, condicionamientos,
relaciones que permitan llegar a explicaciones sobre aquello que interesa. La expresión
Freud hace notar que las representaciones que construimos sobre la realidad (conceptual,
material) no aluden a objetos que tengan un inmediato sentido referencial. Una metáfora,
1
La vecindad es reconocida por el mismo Foucault en una Conferencia de 1967, en la que se refiere a Freud, a
Marx y a Nietzsche (el texto se recibió como fotocopia sin referencias bibliográficas, en el curso Panorama de
la Sociología I).
semejante (pero posiblemente con una semejanza parcial, del tipo analogía, y no de un
oculta actos, sucesos o discursos “reales”; el sueño es una “impostura” del inconsciente
Finalmente, Nietzsche, escribiendo sobre (y contra) la “apariencia”2, dice que ésta “es la
todos los predicados existentes y que puede caracterizarse comparativamente mejor con
todos los predicados, es decir, incluso con los opuestos”. Luego señala que
En Foucault podría hallarse un intento por situar una forma del conocimiento que se funda
pensamiento.
También hay diferencias. Como los órdenes en muchos campos (saberes, disciplinas,
terrorista, el trabajo de un dinamitero que sepa situar las cargas en los puntos críticos de
las máquinas de escribir, comparado con el “orden” de los tipos en la caja del
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2 NIETZSCHE, Friedrich. Fragmentos Póstumos, Editorial Norma, Colección Cara y Cruz, Bogotá, 1992,
págs. 141142.
componedor de textos, se revela como monstruoso porque, socavado su estatuto
es puerta de acceso a otros horizontes (a planos que quizás sean el mismo plano, pero
La imagen de Proteo (la metáfora), quien podía cambiar de forma a voluntad, que en
La escritura en Foucault, por ello, es tanto método como objeto de investigación. Como
pretensión (o la compulsión) de afirmar o negar: en El Orden del Discurso dirá que “en
y redistribuida por un cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar
los terrenos que se abren ante cada fisura del discurso, donde se revela o se puede pre-
constituye un objeto privilegiado para hacer la arqueología de los saberes; pero esta